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Un ejemplo de lo mal que se está apoyando a las deportistas de alto nivel cuando son madres

Ser madre es complicado en muchos sentidos. Uno de ellos es, sencillamente, en poder serlo cuando y como deseas y poder compatibilizarlo con el resto de aspectos de tu vida, con tus aficiones, tus amigos, tu concepcion de ti misma y, sobre todo, con tu profesión.

Os voy a contar algo que probablemente ya sabéis. Casi en la totalidad de los casos hay renuncias, parones, cambios de rumbo laboral, por mucho que planifiquemos y nos esforcemos cuando quedarnos embarazadas y de qué manera volver a un entorno laboral que aún no tiene unas medidas suficientemente igualitarias.

También hay hombres a los que les afecta, pero ni mucho menos en la misma medida. Y hasta cierto punto es lógico que así sea porque ellos, por implicados que estén y por mucho que crean y practiquen la corresponsabilidad, no tienen que embarazarse, parir, recuperarse del parto o la cesárea y lactar.

Algún día os hablaré de una amiga treintañera y recién casada a la que encontrar un trabajo se le resiste porque todos los que la entrevistan preguntan por sus circunstancias personales, asumen que será madre pronto y no la quieren en la empresa. A su marido, en las mismas circunstancias, eso no le pasa.

En el caso de las deportistas de alto nivel el hándicap de la maternidad tiene aún más implicaciones. Las implicaciones físicas son más que relevantes en una carrera profesional tan dependiente del físico.

Y a ellas tampoco se las está apoyando como debería.

Os invito a leer Isabel Macías, una mujer estupenda que es subcampeona europea, olímpica, presidenta de Mujer y Atletismo, madre, entrenadora y adoptante de una galga preciosa. A leer este hilo en el que algo se puede vislumbrar del reto extra que supone la maternidad para una deportista y las ayudas pírricas y mal pensadas de las que disponen.

Por cierto, también os animo a leer su blog Y seguirla en redes. Merece la pena.

(EFE)



La conciliación cuando tienes un hijo con discapacidad

Estoy harta de verlo, en la sala de espera de atención temprana, en distintos foros que reúnen a padres de niños con autismo, en las puertas de los colegios especiales y en las distintas terapias y actividades a las que llevamos a nuestros hijos con discapacidad. Llega un niño a la familia que resulta tener autismo u otro trastorno o enfermedad crónica que requiere una mayor atención que el niño estándar, y uno de los dos progenitores deja de trabajar. No queda más remedio, hay que atenderle, será así tal vez toda la vida de ese hijo, se echan cuentas y uno de los padres se centra en su cuidado. Normalmente la madre.

(GTRES)

Según el INE, el número de personas que han pasado a estar inactivas por cuidar a adultos enfermas y/o familiares con discapacidad se han incrementado un 44% en los últimos 5 años.

Rara vez es una elección libre, no es un camino que esa persona hubiera decidido transitar si no lo hubiera impulsado la necesidad. Y no sale gratis en muchos sentidos. Supone reducir los ingresos familiares con todo lo que ello implica, supone que esa persona deja de cotizar. Se traduce en tener menos capacidad para acceder a distintas terapias, que no son baratas precisamente, o a menos opciones de ocio y respiro familiar, que tampoco lo son. Un ejemplo, ayer mismo me llegaron de Plena Inclusión la ofertas de distintas asociaciones para que un niño con autismo fuera una semana en julio de colonias, con pernoctación, para que padres y hermanos puedan tener unos días de vacaciones en algún lugar en el que ese hijo no podría ir o no lo pasaría bien. Pues bien, cuestan cerca de unos 1.400 euros.

Y no solo tiene repercusiones económicas. Trabajar no es imprescindible, que uno de los padres decida no trabajar es totalmente respetable y puede ser enriquecedor para la persona que ha hecho esa libre elección a conciencia, pero dejar tu profesión para centrarte en el cuidado de tu hijo también puede suponer que tu mundo se haga más pequeño, que no puedas hablar con otros adultos de otros temas, que no consigas el descanso y estímulo mental que te da salir de casa a trabajar y a relacionarte con otros, que renuncies a tu independencia económica con la marejada de fondo que apareja.

También conozco bastantes casos de madres que dejaron de trabajar cuando su hijo recibió el diagnóstico y luego procuraron reincorporarse de nuevo al mercado laboral ocho, doce años después… tanto por incrementar los ingresos familiares como por esa necesidad de no estar dedicadas por completo a los cuidados. Sobra decir que no es fácil.

GTRES

Pero para los que siguen trabajando tampoco es con frecuencia un camino de rosas. Empeñarse en mantener el empleo implica también distintos caminos que no son deseables: renunciar a la conciliación familiar por no apearse de la carrera laboral por un lado o decir que no a promociones, detener o ralentizar la progresión profesional, negociar horarios, tener reducciones de jornada con reducciones de sueldo…

Hace pocos días tuvimos más datos al respecto de todo lo que os cuento. La Fundación Adecco, con la colaboración de Previsora Bilbaína, publicó por sexto año su informe Discapacidad y Familia, un análisis realizado a partir de 600 familias con miembros con discapacidad que participan en su programa Plan Familia sazonado con entrevistas a 55 consultores especializados en familias con discapacidad.

Aquí lo que se ha ofrecido laboralmente para facilitar la conciliación a los trabajadores:

Os dejo algunos de sus datos y conclusiones:

  • En la actualidad se contabilizan 107.100 profesionales que dejan de trabajar para cuidar a sus familiares dependientes y/o con discapacidad frente a los 74.300 de 2012.
  • El perfil es el de una mujer (86,3%) mayor de 45 años (88%).
  • “En nuestra sociedad sigue muy arraigado el rol femenino como cuidadora de la familia y del hogar y, además, las mujeres mayores de 45 años son las que más dificultades encuentran en el mercado laboral y, por tanto, las primeras que deciden retirarse cuando la situación familiar lo requiere”.
  • No pueden costear los servicios adecuados para el cuidado de familiares enfermos o con discapacidad y esa es la razón por la que se retiraron de su puesto de trabajo o dejaron de buscar empleo.
  • Según la presente encuesta, un 55% de los trabajadores que tiene familiares con discapacidad ha tenido que rechazar empleos (35%) o promociones (20%) porque no eran compatibles con el cuidado de su familiar.
  • Un 80% de los que tienen empleo encontraría en el teletrabajo la solución para atender a sus familiares con discapacidad, pero sólo un 12% cuenta con la posibilidad de desempeñar sus funciones de forma telemática.
  • Un 74% de los encuestados, padres de hijos con discapacidad, cree que éstos no podrán trabajar nunca en la empresa ordinaria. Sin embargo, 7 de cada 10 ve en el teletrabajo la mejor fórmula para que esto sea posible.

Aquí se puede descargar el informe entero, en el que se pone mucho el foco en la necesidad de impulsar el teletrabajo como respuesta a estas familias. Que no seré yo la que diga que no vendría muy bien, pero echo en falta más posibles soluciones. El teletrabajo no es posible en muchas ocupaciones.

Previsora Bilbaína y Fundación Adecco apuestan por “un necesario cambio de mentalidad empresarial que posibilite mayores cotas de conciliación laboral en las familias que cuentan con personas con discapacidad”.

Cierto. Pero también es preciso una mejor estructura o soporte institucional que dé respuesta a estas situaciones.

Para terminar, nada mejor varios comentarios que me han llegado por redes sociales.

@avecesmeindigno. Cuando el diagnóstico llegó a casa, compaginar trabajo, terapias y citas médicas fue imposible. Soy afortunada y pude acogerme a medidas de conciliación y optar por una excedencia.

@desafiodepablo Esta es mi historia, nuestra historia. Yo dejé mi trabajo el día después del diagnóstico porque era imposible conciliar todo y vivir lejos de toda la familia y amigos no ayudó nada. Me encantaría volver pero la única opción que veo #emprender, pero es difícil y da miedo.

@lubouzastouri. Yo combino trabajar por unas horas en invierno y más en verano con apoyo de mis padres y mi suegro, un trabajo de 8 horas imposible.solo los meses de verano 5 y porque me ayudan.

@spiramos. Yo soy padre y me ha tocado reducir jornada…no sé que me deparará el futuro en este mundo laboral que no ve con buenos ojos algo así y menos si eres hombre….pero no me arrepiento por nada del mundo.

Cristina. Rocamora Yo sigo trabajando, como tú has dicho las terapias no son baratas y además hay que seguir pagandolo todo. Me he reducido las horas y aún así siento que debería dejar de trabajar y dedicarme a el 100%, pero no se puede. Por suerte la familia está muy implicada y así saldremos bien adelante. Que vida esta… gracias por el artículo

@joseleferre. Me parece hasta poco ese porcentaje, supongo que variará en función de la patología y del grado de disfuncionalidad.

Ana Belén. Hay una prestación que se llama por Enfermedad grave en hijo menor o con cancer. Hay un listado que la seguridad social tiene y donde vienen el listado de enfermedades graves que hay. Si está dentro puedes solicitar la prestación con una reducción de jornada hasta el 99% y te pagan también.

@IreneLupion. A mí me despidieron cuando nació mi dragón, cuando llegó el diagnóstico deje de buscar y me dedico a él, nuestra economía no es la mejor, pero sobrevivimos y el enano es feliz.

María. En mi caso tengo 2 hijos con discapacidad y conciliar trabajo y atención es difícil,menos mal que los abuelos nos ayudan. Las terapias son caras y por encima solo saben pedir papeles para poder solicitar las ayudas, además de esperar 1 año entre que te reconocen la minusvalía y las ayudas otro año.
Nadie te informa en mi caso yo hecho en falta la falta de información

@andersmum. Nosotros por el contrario hemos tenido que hacer horas extras(en horarios impensables)para poder pagar todas las terapias!yo trabajo de madrugada y mañana y mi marido de tarde y noche!sin vernos entre semana y casi sin dormir…y aquí seguiremos, hasta que el cuerpo aguante 😔

Noemi. A mi me pasó eso… Estuve una temporada fuera del mercado laboral para atender a mi niño. Ahora trabajamos los dos, mi marido de mañanas y yo de tardes. Sigue siendo muy difícil conciliar y con un niño con discapacidad, que requiere más atención, sino fuera por la ayuda de familiares, sería un sin vivir. Gracias por darle visibilidad

@pavefra Yo no solo me quedé sin trabajo si no que por cada parto de los 3 me mandaron al paro hasta que una becaria q hacía el doble de horas por menos sueldo ocupó mi puesto, no encuentro un trabajo que se adapte, tampoco me quieren con mi perfil, trabajar por mi cuenta no pierdo la fe

Bea. Deje de trabajar al poco de recibir el diagnóstico de mi hijo cuando tenía 2 años. Llevaba 11 en la misma empresa y un trabajo estable.
Estuve 4 años y medio dedicada a sus cuidados (lo que duro la prestación por desempleo, la ayuda familiar y el prepara), luego tuve que reincorporarme al mercado laboral (y tuve suerte que encontré trabajo) porque sin ese extra que cobraba no salían las cuentas. Ahora tengo que pagar a alguien para que se haga cargo del peque hasta que yo salgo del trabajo, y se me va más de medio sueldo en ello, pero estoy cotizando, y además trabajar me viene bien a nivel de salud mental (puedes dejar de ser «la mama de…» por unas horas). Tengo suerte porque trabajo de auxiliar de transporte escolar y tengo las mismas vacaciones y puentes que ellos, porque si tuviera que pagar entonces porque me los cuidarán en esos periodos, sería imposible.

@emraboso Yo me quedé sin trabajo en el 2011 y no pude buscar para atender las necesidades de nuestro hijo.

Lorena. ¡Cuanta razón! Yo trabajo normalmente d lunes a viernes por las mañanas pero las tardes son un no parar, lunes a dos sitios, martes a uno … es agotador pero todo sea por el bien d mi hijo. Si dejase d trabajar, ¿cómo pago sus terapias?

Mejor hubiera sido pedir disculpas por exigir esos tests de embarazo antes de hacer el contrato

Creo que es algo común a muchos padres. Cuando tu hijo hace una trastada y le pillas, lo que más valoramos es una disculpa sincera. Uno de esos «lo siento, no lo haré más». Si el niño intenta salirse por la tangente, negar lo evidente, echar la culpa a otro o al menos compartirla, la cosa es peor.

No pasa nada por reconocer que has metido la pata, por asumir la culpa, aprender de ello y avanzar procurando no meter la pata. Todos lo hacemos. Nadie pasa por esta vida sin errar unas cuantas veces.

Algo que también es aplicable a los adultos. Algo que también es aplicable a las empresas.

Ojalá Iberia hubiera obrado de esa manera tras recibir la multa de 25.000 euros por una infracción grave al exigir una prueba de embarazo a las mujeres antes de contratarlas. «Nos hemos equivocado. Ha sido un error. Nuestras disculpas».

La empresa en cambio ha reaccionado alegando que lo hacía por el bien de las mujeres a las que iba a contratar, por su salud y la del niño:

Hola. En relación con lo publicado en vuestra edición online, en Iberia abogamos por la protección de nuestros trabajadores y así mismo, del personal a contratar. La inclusión de este tipo de pruebas se hacía con el objetivo de no asignar tareas que pusieran en riesgo la salud de la aspirante ni la del bebé que espera (aplicando el caso) sin limitar las posibilidades de ingresar a nuestra compañía. De hecho, nunca se ha dejado de contratar a una mujer por estar embarazada, y tenemos ejemplos que lo demuestran. Sin embargo, se ha tomado la decisión de no incluir a partir de ahora dicha prueba durante el reconocimiento médico, confiando en la responsabilidad de cada mujer contratada el comunicarlo si se le asignan tareas que involucren riesgos durante el embarazo, para que se le cambien temporalmente las funciones. Un saludo.

Muy mal. ¿O es que acaso hacía electrocardiogramas a todos los potenciales empleados? ¿Les pedía historiales médicos completos a todos? ¿Análisis de sangre? ¿Exámenes del estado de su oído interno? Hay muchos motivos por los que subir a un avión puede ser un problema. Pero parece que solo hay uno en el que no basta con la palabra dada.

Es más, me gustaría saber si en esas entrevistas no cayeron las típicas y lesivas preguntas, aún tan frecuentes, sobre el estado civil, el deseo de ser madre o la edad de los hijos que ya se tienen.

Con lo fácil que es pedir perdón…
Espero que, al menos, haya aprendido del error.

Un buen profesional lo es independientemente de su situación personal o su género, a ver si nos entra en la cabeza

GTRES.

GTRES.

La presidenta del Círculo de Empresarios, Mónica de Oriol, que ya ha protagonizado con anterioridad otras polémicas por decir lo que piensa sin aplicar filtros, se ha desmarcado este jueves durante su intervención ante la XXV Asamblea Plenaria del Consejo Empresarial de América Latina (CEAL) con la siguiente declaración:

Las regulaciones, en vez de favorecer a la mujer, la están condenando. Si una mujer se queda embarazada y no se la puede echar durante los once años siguientes a tener a su hijo, ¿a quién contratará el empresario? Prefiero a una mujer después de los 45 años o antes de los 25, porque por el medio, ¿qué hacemos con el problema?

En su discurso también ha añadido que para que las mujeres lleguen a altos cargos directivos no hace falta regulación, sino «entender que un puesto directivo requiere sacrificios».

Así nos va, así nos crece el pelo.

Todas las madres recientes cogemos la reducción de jornada durante once años. Por supuesto. Todas las madres futuras estamos de baja desde el tercer mes de embarazo fingiendo dolor de espalda. Claro que sí. Todas llegamos tarde y nos ausentamos por tener que atender a nuestros hijos pequeños, enfermos y con actos escolares. Efectivamente.

Sigamos favoreciendo que se crea eso cuando la realidad no es así. Y sé de lo que hablo. Llevo ya un par de años controlando bajas, permisos y enfermedades de más de medio centenar de personas de ambos sexos. Sigamos extendiendo esa idea errónea para que las mujeres nos veamos entre la espada profesional y la pared personal, para que asumamos dócilmente renuncias en uno u otro sentido.

mujer trabajadora

(GTRES)

Un buen profesional lo es independientemente de su situación personal  o su género. La responsabilidad, el pundonor profesional, el talento, la capacidad de integrarse en un equipo, una personalidad que no sea tóxica… son muchos los factores que hacen que un trabajador sea un valor para la empresa y muchas mujeres de entre 25 y 45 años los tienen. Mónica de Oriol y los que son como ella tienen un problema muy grave de miopía en la gestión de su personal.

Lo que habría que hacer no es criticar una legislación que protege a los niños y el derecho de ser padres (padres, ambos, no solo las mujeres), sino criticar un sistema, unas estructuras y un modo de pensar y obrar muy arraigado que considera que esa legislación es un atentado contra los empresarios. De hecho, ojalá esa legislación aún contemplara en mayor medida la conciliación de la vida familiar y personal.

Lo que habría que intentar también es que las mujeres y los hombres en cargos directivos no tengan que asumir que su cargo conlleva sacrificar su vida personal y familiar. Debería lucharse por que tomen las decisiones y hagan su trabajo en sus horas y puedan acogerse al mismo derecho que cualquier trabajador.

Tal vez ese sea una de claves de la cuestión. Probablemente lo que necesitamos son empresarios y directivos que respeten un horario, que concilien si miedo, para que se extienda de arriba de la pirámide a abajo, como una lluvia de derechos que empapa.

Otras entradas que he escrito relacionadas con el tema desde hace siete años:

Y para terminar os dejo con un tema de Donna Summer dedicado a las mujeres trabajadoras:

Hoy es el día de volver a casa a la hora que nos corresponde #SalPuntual

Normalmente llego a mi casa en torno a las cinco de la tarde. Llego acompañada de mi santo y de Jaime, que sale del colegio poco antes. Llegamos y encontramos ya a Julia en casa preguntando «¿Qué hacemos hoy?» «¿Dónde vamos?». «Espera un momento mi amor, que nos fuimos a las siete de la mañana y aún no nos ha dado tiempo ni de sentarnos» es lo que solemos responder. Y luego ya vemos si vamos juntos a la compra, a dar un paseo, cocinamos un bizcocho, vamos a un cumpleaños de algún compañero del cole o extendemos algún juego de mesa sobre el salón. No dará tiempo a mucho antes de que sea la hora de cenar y dormir, que al día siguiente hay cole.

(GTRES)

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Tenemos suerte. Mucha suerte. Somos conscientes de que poder disponer de tres o cuatro horas a diario con nuestros hijos es un privilegio. Claro que si lo piensas detenidamente. ¿Pasar tres o cuatro horas con nuestros hijos un privilegio? Ya solo en el coche para ir y volver de trabajar son más de dos.

Algo no está funcionando en el reparto de tiempo, sobre todo en las grandes ciudades.

En cualquier caso, hay pequeñas y grandes medidas o decisiones, algunas a nuestro alcance, que podemos hacer para intentar conciliar la vida personal y profesional. Muchas son renuncias, otras son imposibles, bien es cierto. Es cuestión probablemente de prioridades y de posibilidades. Casa caso es un mundo.

Una de esas medidas es tan sencilla como salir a nuestra hora del trabajo. No siempre es posible, no siempre es recomendable. En algunos casos es lo normal, en otros es imposible. ¿Os había dicho ya que cada caso es un mundo?

Por eso se #mamiconcilia ha puesto en marcha la iniciativa #SalPuntual, adoptando en España una iniciativa del Reino Unido que lleva ya catorce años en marcha: Go Home on Time Day o #GHOTD.

Aquí tenéis más información.

Y, si podéis, salid a vuestra hora. Para jugar con vuestros hijos, para practicar algún deporte, hacer algún recado, quedar con algún amigo… Conciliar no es un verbo que solo podamos conjugar los padres, todos deberíamos hacerlo nuestro.

Yo ya estoy a punto de apagar el ordenador.


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¿Jornada continua o partida en los colegios? ¿Qué es lo que prefieres?

Es un tema polémico que hoy es noticia de portada en 20minutos de Madrid, ya que el 52% de los centros de la región ya la aplican. Reconozco que me ha sorprendido leer que perjudica a miles de padres. Imagino que sí. Pero también perjudica a miles de padres (y de niños), la partida. De hecho en mi entorno lo que se oye es un clamor mayoritario por la jornada continua: los que la tienen están encantados y los que no la desearíamos.

Yo siempre he dicho que la jornada partida, con los cuatro paseos de ida y vuelta al cole, prácticamente te obligan a dejar a los niños en el comedor. Pues dan un dato que refrenda lo que yo siempre he dicho, que la discontinua te obliga a tirar de comedor: el 72% de los estudiantes con jornada partida la usa frente al 38,5% de los que tienen continua. Es decir, que obliga a muchas familias a pagar por un comedor que realmente no necesitan. Y yo soy de las que cree que si se puede comer en casa a las 14, mejor.

Lo de los cuatro paseos de ida y vuelta de entre diez o quince minutos cansa a los niños (al menos a los míoas), cansa a los padres y por hace que no te dé tiempo apenas a hacer nada, te parte el día. Y los niños por la tarde sestean cuando son pequeños o tienen actividades livianas, porque después de comer la atención baja. Yo recuerdo perfectamente como una liberación cuando pasé de adolescente de la jornada partida del colegio de monjas a la continua del instituto. Los días cundían más, tenía más tiempo para estudiar y para ocio.

Por otro lado. Para los padres que trabajan la hora de salida, si los dejan a comedor, es la misma tanto si la jornada es continua como si no. La diferencia es que esas dos horas de comida y patio las tienen de 12:30 a 14:30 y luego clase de nuevo de 14:30 a 16:00, o que las tengan de 14:00 a 16:00. Y para los padres que no lleguen a tiempo de recogerles a las 16 las extraescolares son necesarias da igual la jornada que tengan. Es más, para los niños cuyos padres o abuelos puedan recogerles a las 14, supone tener mucho más tiempo a su disposición para jugar, descansar, estudiar…

En definitiva, que entiendo que haya padres que deseen jornada partida, pero yo me declaro abiertamente defensora de la continua.  Yo he sugerido por escrito al colegio de Julia que la adopte. Ojalá la tuviera. No tengo la menor duda.

Cada cual con sus circunstancias prefiere una u otra, es lógico. Nunca llueve a gusto de todos, ya sabéis… pero por lo que deberíamos luchar es por horarios más racionales en el trabajo, que nos permitan conciliar de verdad y no andar haciendo malabarismos.

Os he preguntado también en mi página de Facebook esta mañana y de los dieciseis comentarios solo uno pide la partida. Os dejo algunos:

– Continua. Nosotros hemos tenido partida y sin duda preferimos comer tranquilos sin el agobio d tener q salir corriendo. Si no me equivoco los niños cuyos padres trabajan se quedan en el comedor y salen a la misma hora, haya continua o partida

– Sin duda continua pero con la opcion de comedor y luego extraescolares para q si los padres tienen trBajos dificiles de compaginar al menos puedan seguir saliendo a horas compatibles con los padres. Mi hija es de partida y volver a las 3 da mucha pereza.

– Yo tengo continua y como alumna padecí la partida. Paso las tardes enteras con mis hijas, así que estoy contentísima.

– Continua sin duda…los niños (y yo) después de comer como que nos entra modorrilla…me imagino a los mayores dando mates a las 3 de la tarde….pa morirse.

– El primer años de cole de Alciia con un barrigón de nueve meses sufrí el periplo de la jornada partida con una niña de ters años y después con un bebé recién nacido…horrible. Acabé por no llevarla por las tardes, menos mal que ahora es continua.

– Nosotros comenzamos mañana la jornada continua, hasta ahora la hemos tenido partida, y creo que el cambio es a mejor, sin duda alguna.

– Continua, mañana empieza jornada partida (guardería) y cambia horarios de siesta y demas…y todo el dia en el camino, un ratito por la mañana y un ratito por la tarde a mi casi no me da tiempo a nada, asi que prefiero continua.

  ¿Y vosotros qué opináis? ¿Os quedáis con la jornada continua o con la partida?

 

El Día Mundial contra el Trabajo Infantil y las previsiones incumplibles

Niños cargando con sacos de material reciclable en La India (EFE).

Niños cargando con sacos de material reciclable en Cachemira, India (EFE).

Hoy es el día mundial por la erradicación del trabajo infantil. Un día que, a estas alturas del desastre que es la humanidad, no debería existir.

Los niños deben jugar, deben soñar, deben recibir cariño y cuidados. Nunca trabajar. Bajo ningún concepto. Ni con condiciones dignas, ni por ayudar a su familia.

En este mundo de iPhones, turismo espacial, restaurantes con estrellas michelín y coches deportivos que valen más que ciudades enteras, deberíamos plantearnos muchas prioridades. Prioridades de verdad. De las de ahora sí que sí. Y las más importantes entre esas prioridades son las que afectan a los niños.

No digo nada que no sepamos todos. Incluso los que mandan. Por eso me resulta incomprensible que no haya un golpe de timón. Bueno, sí lo comprendo. No soy tan inocente. Pensarlo hace que se me revuelva el estómago.

En primer lugar, no tiene sentido que sigan muriendo a millones por hambre o falta de atención médica (vacunas, agua potable, control del embarazo y parto…).

Y en segundo lugar, no puede seguir habiendo trabajo infantil.

He visto varios vídeos al respecto. Os traigo el que más me ha gustado, elaborado en Ecuador. Es hermoso, con un mensaje claro, directo e indiscutible. Aplicable en todo el mundo. No por nada América Latina es una de las regiones en las que más y mejor se está luchando contra el trabajo infantil en los últimos años. Pero es un vídeo que me hace pensar en otros países en los que la situación de los niños es mucho peor.

He encontrado una noticia de 2006 en la que la Organización Internacional del Trabajo (OIT), una agencia de la ONU, se mostraba exageradamente optimista y aseguraba que el número de niños de entre 5 y 17 años que trabajan ha caído un 11% hasta los 218 millones. Decían que el trabajo infantil estaba en franco declive y que había en diez años podría estar casi erradicado.

El final del trabajo infantil está a nuestro alcance’, declaró el director general de la OIT Juan Somavia. ‘Aunque la lucha contra el trabajo infantil sigue siendo desalentadora, vamos por el buen camino’.

Los trabajos más peligrosos están en la agricultura, la minería y la construcción, pero la definición incluye la esclavitud, la prostitución y el reclutamiento forzoso en las fuerzas armadas.

‘Hemos visto un cambio radical en la sensibilización sobre el trabajo infantil en todo el mundo, y ha surgido un amplio consenso sobre la urgencia de erradicar esta plaga’, afirmó Somavia en su introducción del informe.

Pues el año pasado, seis años después de esa previsión, el dato que se daba de niños trabajando seguía siendo de 215 millones. Estaba esperando el dato de la OIT de este año sabiendo que sería horripilantemente gigantesco, pero no me esperaba la escalada con la que me he encontrado de 305 millones de niños trabajando en el mundo.

¿Lo verán nuestros ojos? ¿Los de nuestros hijos al menos? Lo dudo.

“¿Cuánto tiempo tienes para mí?”

arhoeLa Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE), cuya labor los que queremos conciliar la vida profesional y familiar deberíamos agradecer, ha organizado el IV Concurso Escolar “¿Cuánto tiempo tienes para mí?”.

El plazo para presentar los trabajos concluye el próximo viernes 24 de mayo, así que los niños de entre 6 y 16 años tienen dos semanas para intentar plasmar el concepto de conciliación de vida laboral, familiar y personal de manera creativa y optar a uno de los premios: lotes de libros de la Editorial Anaya y de la Editorial Santillana. Aquí tenéis las bases en PDF, pero os hago un resumen:

Este Concurso invita a todos los alumnos de Primaria y Secundaria a que intenten plasmar el significado, que en ellos tiene, el concepto de conciliación de vida personal, laboral y familiar. Para ello se han creado dos modalidades distintas: por un lado se anima a los alumnos de entre 6 y 12 años a que realicen un dibujo tamaño A4 y, por otro a los de 12 a 16 años a que se pongan en la piel de un periodista y realicen una entrevista a sus progenitores. En ambos trabajos debe quedar explicado el concepto tiempo y conciliación.

Hasta la fecha la Comisión Nacional ha recibido más de 50 trabajos por parte de los centros de enseñanza y los estudiantes de toda España. Este Concurso cuenta con el apoyo del Consejo Escolar del Estado, CONCAPA, ANPE y USO, así como con el patrocinio de la Fundación Independiente, el Grupo Anaya y la Editorial Santillana.

El fallo del premio se comunicará en el mes de junio.

Los trabajos, que se entregarán por cuadriplicado para ambas modalidades, deberán ir firmados con seudónimo. Todo ello se remitirá a ARHOE en un sobre grande junto con los datos del participante y del colegio al que el alumno asiste. J

Y aquí tenéis algo de información sobre lo que hace ARHOE, que cuenta con todas mis simpatías. A ver si vemos pronto que su empeño se traduce en algo concreto.

La necesidad de unos horarios racionales tiene como objetivos prioritarios: conciliar nuestra vida personal, familiar y laboral; aumentar la productividad; apoyar el rendimiento escolar; favorecer la igualdad; disminuir la siniestralidad; facilitar la globalización; mejorar nuestra calidad de vida; cuidar y mantener hábitos saludables; dormir el tiempo suficiente, y, en definitiva, dar mayor valor al tiempo. Todo esto pasa, ineludiblemente, por racionalizar nuestros horarios, para hacerlos convergentes con los países de economías más avanzadas.

La Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles es una entidad sin ánimo de lucro cuyos fines son concienciar a la sociedad sobre el valor del tiempo y la importancia de su gestión, y promover medidas que faciliten una racionalización de los horarios en España. La Comisión Nacional esta integrada por los representantes de 116 instituciones y entidades; ministerios, comunidades autónomas, empresarios, sindicatos, universidades, sociedad civil, etc. La Comisión Nacional tiene un brazo ejecutor que es ARHOE -Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles-.

¿Cuándo dejará de ser determinante ser mujer para conseguir (o no) un empleo?

mujeresEl Parlamento Europeo, que votará un informe sobre la mujer ante la crisis el próximo 12 de marzo en el Pleno de Estrasburgo, ha elaborado con motivo del Día Internacional de la Mujer que se celebra hoy un Eurobarómetro sobre «Mujeres y desigualdades de género» en el contexto de la crisis económica. Realizado con más de 25.000 entrevistas telefónicas.

De ese Eurobarómetro se extraen diferentes conclusiones interesantes, aunque no necesariamente sorprendentes. Por ejemplo:
– El 37% de los ciudadanos españoles (7 puntos por encima de la media europea) están preocupados por la repercusión que ha tenido la crisis actual en la desigualdad salarial entre hombres y mujeres.
– Para salir de la crisis, el 85% de los españoles proponen medidas que faciliten la disponibilidad de centros para el cuidado de los niños.
– Otro 81% propone medidas que reduzcan el coste del cuidado de los niños para las madres y padres (81%).

Pero lo que más me ha llamado la atención es lo siguiente: «en esta edición del Eurobarómetro dedicado a la mujer destaca la diferencia en la percepción sobre ser madre o padre a la hora de optar a un puesto de trabajo. Mientras que un 45% de los españoles considera que ser madre es un aspecto determinante a ojos del empleador para contratar o no a una persona, solo un 9% de los encuestados cree que es un hecho relevante si la persona que opta al puesto de trabajo es un hombre».

Las mujeres siempre lo hemos tenido más difícil en términos laborales, sobre todo cuando la maternidad entra por medio. La palabra trabajo es uno de mis tags más frecuentes. Y uno de mis primeros posts en este blog, hace ya cinco años, hablaba precisamente de eso. Hoy quiero recordarlo:

Ayer tuve mi ratito de indignación a cuenta de una conversación con un familiar muy cercano. Esta persona acaba de regresar a España sobradamente preparada después de más de una década viviendo, estudiando y trabajando en el extranjero. Ha vuelto con sus dos hijos pequeños. A los tres días de llegar ya tenía una oferta trabajo.

El empresario, mientras la contrataba, le dijo que lo único que no le gustaba de su perfil es que era madre de hijos pequeños, que esperaba que no faltase al trabajo. Un comentario que sobra se mire por donde se mire. Ya le había dado el trabajo, así que calladito estaba más guapo.

Y ella ha conseguido el puesto. Cuántas habrá que se han quedado fuera por ser madres… no quiero ni imaginarlo por que se me calientan los cascos.

Y no me imagino a ese tipo de empresarios españoles, que por desgracia aún hay demasiados, diciendo a un candidato hombre cosas como: “Lo único que no me gusta de tu perfil es que tienes hijos pequeños, eres asmático, un juerguista, toda tu familia vive a 800 kilómetros, tienes a tu anciana madre enferma… espero que no faltes mucho al trabajo”

Me sulfuro. No puedo evitarlo. La mayoría de las madres trabajadoras que conozco son tan productivas o más que sus compañeros varones o que otras mujeres sin hijos. Y lo son en parte porque son muy conscientes de que las vigilan más por su condición. ¿Cuándo dejaremos de escuchar comentarios así?

Pocos meses después de aquel post Ya te Digo, que entonces era el programa despertador de Europa FM, llamó a un supermercado que había publicado un anuncio de trabajo. Primero llamó interesándose una mujer, luego un hombre. Atención:

—–LLAMA LA MUJER—–

– Llamaba por la oferta de trabajo para que me explicases.

– ¿Cuantos años tienes?

– 29

– Verás, el trabajo es de dependiente en un supermercado pero tendrás que ir rotando por diferentes puestos según las necesidades. Igual te tocan unas horas la pescadería, la carnicería o directamente en la caja. Y también es importante las tareas de limpieza. Y hay días que te tendrás que quedar para hacer inventario para poder reponer productos.

– ¿Hay posibilidades de ascender?

– Pues no, para este trabajo no. Realmente no la hay. ¿Además tú tienes experiencia?

– Sí, he estado un par de años como encargada de un supermercado y era la encargada del resto de empleados.

– ¿Tienes pareja, hijos?

– No de momento no

– Pero supongo que tendrás planeado tener hijos algún día ¿no?

– Supongo que algún día, pero no tengo nada planeado.

– ¿Qué horario tiene?

– Son 8 horas en horario partido, ampliables a diez y con sábados rotativos.

– ¿Y no se pagan las horas extras?

– No, no se pagan. Pero ya te comenté el inventario y la limpieza que son dos horas más.

– ¿Y el sueldo cuánto es?

– 900 brutos al mes

—–LLAMA EL HOMBRE—–

– Llamaba por la oferta de trabajo.

– El puesto es dependiente pero las tareas son de estar en caja, reponedor y incluso repartidor.

– ¿Hay posibilidades de ascender?

– Siempre hay posibilidades de subir de cargo incluso de llegar a ser encargado de tienda. ¿Tu tienes experiencia como encargado ya que me preguntas?

– Tengo experiencia para el trabajo pero como encargado la verdad es que no.

– Bueno, hay cursos de formación dentro de la empresa, que los financia la empresa, por eso no te preocupes.

– ¿Y el horario?

– Son ocho horas intensivas de lunes a viernes, podrían ser de mañana o de tarde. Como tú lo veas. Como más convenga.

– ¿El sueldo me puedes decir cuánto es?

– 1.200 euros al mes.

Ojalá ahora, cinco años después de haber escrito esos dos posts, pudiera decir que las cosas pintan mejor. Para nada. De hecho la crisis está jugando en nuestra contra.

Con motivo del Día Internacional de la Mujer el Parlamento Europeo y la Comisión Europea han elaborado un vídeo sobre las respuestas de las mujeres españolas ante la crisis. Hoy solo el 30% de los empresarios europeos son mujeres. Eso también tiene que cambiar. En el vídeo se reflejan varios ejemplos innovadores de conciliación e iniciativa empresarial femenina frente a la situación económica que vivimos, en las cuatro fotos podéis ver a sus protagonistas. Se llama ‘La mujer responde a la crisis’. Valga como ejemplo de lo mucho que las mujeres somos capaces de hacer, aunque estemos pensando en tener niños o los tengamos ya.

«¿Y qué haces en el trabajo?» «¿Y qué hace papá?»

Hasta ahora, a punto de cumplir los cuatro años, Julia no había mostrado interés en saber qué hacemos exactamente su padre y yo cuando nos tenemos que ir a trabajar.  Tenía asumidísimo que es nuestra obligación acudir al trabajo salvo los días rojos del calendario y que a cambio recibíamos dinero, importantísimo para poder comprar galletas de dinosaurios o mandarinas, por ejemplo.  Aunque ella tiene más que claro desde hace más de un año que de mayor va a ser cocinera y astronauta, no había mostrado ningún interés por conocer nuestros oficios.

Justo la semana pasada sucedió:
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«¿Y qué haces tú en el trabajo, mami?»

«Soy periodista».

«¿Y qué haces?».

Obviamente mi primera respuesta no saciaba su curiosidad infantil, pero a mí me  gusta dejar abierto el que me siga preguntando. Claramente esta niña tiene alguna astilla del oficio de su madre.

«Escribo y luego la gente lee lo que escribo».

Con eso pareció quedarse conforme, al menos por la parte que me tocaba a mí.

«¿Y papá también es periodista?»

«No, papá es contable».

«¿Y qué hace papá?».

«Paga a otras personas lo que se les debe con el dinero de sus jefes».

Y ya no quiso saber más. Claro que aquella misma noche puso en práctica algo que le gusta mucho hacer, buscar la confirmación de una segunda fuente (os digo que tiene madera de periodista).

Estaba en la cama, mi santo acababa de leer el cuento de la noche y le preguntó:

«¿Papá, de qué trabajas tú?».

«Soy contable».

Julia asintió satisfecha y a continuación añadió: «claro, pagas a la gente con el dinero de los peces», dejando a su padre ojiplático.

«¿Con dinero de los peces?. ¿Qué dices?».

«Que sí, con dinero de los peces, me lo ha contado mamá».

Cuando salió de su habitación pude aclarárselo.

Y contando esto me surgen dos dudas: la primera es saber cuándo mostraron vuestros hijos interés por conocer vuestras ocupaciones, la segunda es saber si fuistéis capaces de explicárselo. Hay muchos trabajos por ahí cuyos cometidos son bastante complejos.

Es vuestro turno…