Archivo de octubre, 2020

‘Érase una vez’, un libro nacido del doble reto de hacer una ilustración y un microcuento cada día durante un año


‘Erase una vez, 365 ilustraciones que fueron cuentos’ es un libro nacido de un reto; es un cuento que son cientos; una agenda en la que ver, leer y soñar de la mano de las acuarelas de Esther Voltà y las breves historias con las que la cuentacuentos Patricia del Castillo las arropa. Es también un compendio de esfuerzos e ilusiones en momentos difíciles y un logro conseguido y aún creciendo en Verkami al que podemos sumarnos.

He querido traerlo para que lo conozcáis, para que comprobéis que no todo lo que nos ha traído 2020 es entre regular y malo y que desafiarnos a nosotros mismos, embarcarnos en nuevos proyectos, nos puede ayudar a alcanzar logros que ni imaginábamos, y nadie mejor para presentarlo que sus creadoras, Esther y Patricia. Os dejo con ellas.

Este es un cuento que nace de un reto, hacer una ilustración cada día. ¿Esther, por qué embarcarse en elaborar una ilustración al día? ¿Dónde encontrabas la inspiración?
En el mes de junio de 2018 conocí la historia de un ilustrador, David Litchfield, quien el 1 de julio de 2010 tomó una decisión, hacer un dibujo al día durante un año y mostrarlos al mundo a través de Internet, 365 Drawing Challenge se llamaba el reto. David, que hasta el momento se había dedicado a otra cosa, quiso hacer un cambio de rumbo en su vida, dedicándose a lo que realmente le apasionaba, la ilustración. Ocho años más tarde, el 1 de julio de 2018 me puse ese mismo reto, realizar una ilustración al día y publicarla en las redes sin saltarme ni un solo día durante un año, con este reto quería probarme a mi misma, probar mi constancia y fuerza de voluntad, y obligarme a reservar cada día una parte de mi tiempo para hacer algo creativo, aunque me dedico a la venta de productos ilustrados a veces me paso el día haciendo facturas, preparando pedidos y termina el día con la sensación de que no he creado nada… así me obligué a crear un poquito cada día, y en una técnica bastante desconocida para mí en ese momento, la acuarela

¿Patricia, por qué te sumas a escribir textos para cada ilustración? ¿Cómo nació esa necesidad?
Descubrí las ilustraciones de Esther por casualidad y al verlas sentí que esos personajes no estaban completos. Necesitaban tener una historia detrás, un pequeño cuento, que nos narrase algo más de ellos. Cada día era un reto porque no sabía con qué nos sorprendería Esther. Una vez que publicaba el dibujo lo miraba durante un momento y buscaba dentro mí lo que me gustaría que me contase y así surgían las pequeñas píldoras de cuento.

 ¿Hubo algún momento en el que el reto estuviera a punto de tambalearse? ¿Alguna anécdota?
Esther.
 Sí hubo días complicados, recuerdo uno en el que me encontraba fatal, tenía fiebre y estaba medio agonizando en el sofá diciéndole a mi marido: «¡El reto!, ¡Tengo que hacer el reto!». Y él me respondía: «No pasa nada si un día no lo haces, descansa». Pero vaya si lo hice, cuantos más días llevaba con el reto, más fuerte era mi compromiso conmigo misma para no fallar. Otro día estábamos de viaje con la familia y estábamos en una misma habitación los cuatro, recuerdo que llegó la hora de dormir de las peques y apagamos las luces para no molestar y yo sin tener mi ilustración del día, así que encendí la linterna del móvil y empecé a dibujar.
Patricia. Uf, yo tuve épocas de mucho trabajo en los colegios y algunas historias se atragantaron y fueron con retraso pero siempre tuve claro que quería acabarlo.

¿Cuándo y cómo ese reto compartido empezó a tomar forma de proyecto de libro?
Esther.
 Cuando Patricia empezó a escribir los microcuentos me enamoré de ellos pero no sabía si ella seguiría escribiendo esos textos o era algo temporal, esperé un par de semanas y al ver que sus historias eran constantes  contacté con ella y le dije que yo veía claro que de esto se podría hacer un libro, su reacción fue muy bonita y se ilusionó tanto como yo.
Patricia. Cuándo Esther me propuso terminar el reto e intentar convertirlo en libro no lo dudé ni un momento, me lancé a la piscina. Me pareció una idea fantástica desde el primer minuto.

No es un cuento convencional, a mi modo de ver son píldoras poéticas que invitan a la reflexión. ¿Cómo lo describiríais vosotras?
Son bocaditos de cuento que cada uno interpretará, dependiendo su edad y su momento de vida. Son pequeñas historias que invitan a ser tejidas por cada lector. Píldoras poéticas nos parece una definición perfecta.

¿Qué tipo de lector tenéis en mente?
Esther.
Yo siempre digo que es un libro para todas las edades, hay tanta variedad de textos y de temas que quizás en algunos un niño lo interpretará de una forma y un adulto le encontrará otro sentido, pero todos lo disfrutarán.

¿Cómo aconsejáis acercarse a este libro? ¿Tal vez disfrutando una ilustración con su texto al día?
Esther.
 Una forma divertida puede ser elegir cada día una ilustración con su texto al azar. Si no quieres que se te pase ninguna y las empiezas a leer ordenadas te aseguro que hay tantas que cuando termines de leerlas, si empiezas de nuevo, te volverán a sorprender. A mí me ha pasado, revisando ilustraciones y textos yo misma me sorprendo viendo ilustraciones de las que ya ni me acordaba y releyendo textos y volviéndome a emocionar.
Patricia. Hay tantas posibilidades como lectores. Habrá quién lo lea de salto en salto, otros lentamente deleitándose en los detalles, otros lo leerán día a día, o incluso estarán los que lo lean de una sola sentada. Todas son absolutamente válidas.

¿Hay alguna enseñanza en el libro o es tal vez en exclusiva un recorrido disfrutable por el arte?
El único fin de este libro es el de poder disfrutar de la literatura sin ninguna otra pretensión. Es un libro para degustar día a día. Un libro que invita a soñar y a perdernos entre las palabras e ilustraciones para dejar volar nuestra imaginación.

¿Hay alguna ilustración/texto que sea especial para vosotras?
Esther.
 Hay muchas ilustraciones muy especiales que siguen significando mucho para mí. Hay una luna llena con una niña y un gato encima; cuando la hice pensé «esta va a ser la protagonista de mi primer álbum ilustrado, una niña que vive en la luna» y en octubre de 2019 se publicó NONA, de Carambuco Ediciones, mi primer cuento. Otras ilustraciones las hice en función del estado emocional en el que me encontraba ese día. Sin duda la ilustración de caperucita es una de las más especiales para mí, por eso la elegí como portada del libro, esa ilustración y muchas otras con referencias de cuentos clásicos las convertí después en productos ilustrados que comercializo con mi marca.
Patricia. Hay muchas ilustraciones que tienen un gran significado para mí, las que muestran libros o la de la pizpireta Pippi. Pero si tuviera que elegir una sería la del hada.

Catorce ventanas abiertas a la diversidad del autismo

Entre abril y junio, entre el confinamiento y empezar a recuperar cierta normalidad que nunca fue tal, la asociación Autismo de Madrid estuvo recogiendo historias de personas con TEA y, sobre todo, de sus seres queridos, por la IX edición de su certamen de relatos Cuéntame el autismo. Relatos cuyo nexo en común era ‘Desde mi ventana’ y que nos ayudan a entender cómo ha sido, cómo está siendo, el tránsito por esta pandemia que tiene al mundo en jaque para las personas con autismo y sus familias.

Hoy se ha conocido el relato ganador, el poético El buscador de polvo de estrellas de María Elena del Río, madre de un niño con autismo de 7 años al que la arena le relaja, pero como los parques estaban cerrados, tuvieron que idear la manera de llevarle el brillo de la arena a casa.  Os dejo un pequeño fragmento:

Para que entiendas un poco sobre polvo de estrellas, coge un puñado de arena y déjala escapar de entre tus dedos. Aprende a escuchar su sonido al caer, al escaparse de tus manos, y trata de deleitarte con la relación del sonido-movimiento en cada grano caído; mira su resplandor pues refleja a las estrellas en sus innumerables cristales. A veces brilla como una piedra preciosa, y a veces es sólo opaca, pero con colores únicos en cada porción de arena que cae de tus manos, de tus dedos

Todos los relatos se han convertido en un libro para el que me pidieron escribir un prólogo que titulé  y quiero compartir con vosotros  hoy, invitándoos a leerlo para entender mejor la diversidad del autismo atisbando por catorce ventanas azules.

El libro que tienes en las manos es un recorrido multicolor, marcado por la pandemia que ha sacudido todo el mundo, que es el perfecto reflejo caleidoscópico de la variedad y complejidad de este trastorno. Las catorce vivencias que te aguardan ponen de manifiesto que la persona está antes que las etiquetas, que todos construimos nuestros propios universos y todos ellos son valiosos, algo que no deberíamos olvidar jamás.

A lo largo de sus páginas conocerás a Samanta, Javi, Petra, David, Ángel, Alicia, Ayla o Santi. También a sus familias: madres, padres, hermanos, hermanas y abuelos. Te identificarás con su forma de afrontar el confinamiento. Compartirás sus reflexiones, sus problemáticas, miedos y descubrimientos. Sobre todo comprenderás que el nexo que nos une es la búsqueda de la felicidad bajo cualquier circunstancia; una felicidad que aguarda en los pequeños detalles, en la capacidad de pararse, respirar hondo y apreciar lo que tenemos.

Así deberías afrontar también la lectura de este libro, sin prisa por terminarlo, poniéndote en la piel de aquellos que han hecho el esfuerzo de abrir sus ventanas, de dejarnos entrar en sus vidas. De esa manera podrás saborear lo distinto que es en todos los sentidos, humanos y literarios, cada hogar y cada corazón al que nos han permitido asomarnos.

Si lo haces así encontrarás textos escritos con la poesía propia de un buscador de polvo de estrellas, con la honestidad de un diario abierto bajo la luz de un faro, con la precisión de un registro de llamadas que van y vienen, con una primera persona desplazada y con el añorado sabor ‘proustiano’ de las magdalenas de los abuelos.

Solo la carencia absoluta de empatía impedirá que toda suerte de emociones germine durante su lectura.

El coronavirus lo trastocó todo. Igual que el autismo se cuela a sacudir nuestros cimientos, pero también a convertirse en maestro de resiliencia, en un aliado para entender aquello que realmente importa, que estamos aquí para aguantar a lomos del imprevisible dragón azul y disfrutar del vuelo.
Y si siete veces nos caemos, ocho nos levantaremos.

GTRES

«Necesito un mundo que se haga cargo de mi forma diferente de hablar» #SoloTartamudeo

Es causa de acoso escolar, de risas ajenas, de motes impuestos (Cacarlos), de insultos, de incomprensión y malentendidos («no estés nervioso», «tú tranquilo»), que arrastra prejuicios y estereotipos infundados («será que es un poco lento», «no podrá ser profesor»…), de discursos interrumpidos porque hacemos callar o porque terminamos por ellos.

Hablo del tartamudeo.

Hoy, 22 de octubre, es el Día internacional de la tartamudez. Y hoy os traigo una campaña de la Fundación Española de la Tartamudez que ojalá alcance toda la difusión que merece, porque ayuda a entender todo por lo que pasan las personas que tartamudean y lo importante que es que la sociedad cambie y limpie la percepción que tiene sobre ellos, una percepción con frecuencia injusta.

En el vídeo hay dos niños, Alejandro y Rocío; también una maestra, María Vigueras; y la veteranía de José Vicente Carretero. Por favor, escuchad lo que tienen que deciros. Un mensaje que es a la vez un recorrido vital y de aceptación que ojalá cale y que podría resumirse en el lema de la campaña de concienciación: «Cuando tartamudeo, solo tartamudeo», acompañado del hashtag #SoloTartamudeo.

Alejandro:

Querido diario: a veces no me salen las palabras. Pensaba que le pasaba a todo el mundo, la verdad. Pero alrededor mío siempre veo alguna cara rara y alguna risita cuando hablo. Si hubiera un ‘entrenador de palabras’ me encantaría ir. Se lo voy a decir a mis padres a ver si ellos saben algo, porque cuando sea científico y tenga que dar discursos, no quiero que me pase esto.

Rocío:

Necesito un mundo que se haga cargo de mi forma diferente de hablar y un altavoz para gritar. Si tartamudeo no es porque esté nerviosa. Si tartamudeo, no pongas en duda mis capacidades. Si tartamudeo, no es culpa mía. Si tartamudeo, no me cortes las frases. Si tartamudeo, solo tartamudeo.


María:

Con 20 años, de tartamudez, uno no se muere, más bien se convive. Deja huella, marca y moldea la personalidad. No eres tú, eres lo que ella te deja ser. Durante muchos años he ocupado el último lugar de la fila. Hoy dusfruto ocupando el primero, el de maestra. Y ya no odio escucharme, ya no me esfuerzo por no tartamudear, pero necesitaría que a ti tampoco te molestara, porque tu mirada crítica aumenta mi dificultad. En cuanto a mi trabajo, tranquilos, lo puedo desempeñar con la misma eficiencia que tú.

José Vicente:

Ya no busco tu aceptación, ya no necesito tu aceptación. Al fin soy libre de mi mochila y de tus prejuicios.Y he llegado hasta aquí, después de admirar el valor de mis palabras y de elminar el deseo de cambiarlas. Esto me llega cuarenta años tarde, pero me sirve sin con ello entiendes que cuando tartamudeo, solo tartamudeo.

¿Eres la misma persona tras convertirte en madre o en padre?

Lo sé, es una de esas preguntas que no tienen respuesta. Pero también es una de esas preguntas que, al hacértela, te invita a reflexionar, a intentar conocerte. Suele pasar que la persona sobre la que menos pensamos es precisamente la nuestra. Las cuestiones sin contestación clara no son estériles.

Lo planteé en redes hace un par de semanas. ¿Eres la misma persona tras convertirte en madre o en padre? Lo hice tras charlar con una amiga embarazada de su primer hijo, tras hacerlo con un amigo padre reciente. Somos los mismos, por supuesto, pero al mismo tiempo ya en el embarazo vas descubriendo que tener un niño es como si te reprogramaran. Evolucionas de una manera imposible de comprender hasta que no lo vives. De una manera que además es diferente para cada uno, que para eso somos individuos únicos.

Desde mi punto de vista el mayor cambio, una vez ha pasado el nacimiento y algo de tiempo para asimilarlo, creo que es darte cuenta de que no eres dueña de tu tiempo, que lo que haces y cuándo lo haces depende de cómo y dónde está tu hijo, es casi como tener conciencia de dos cuerpos. Si tu hijo no está contigo, sabes con quién está y donde, haciendo qué, en cada momento. En la mayoría de los casos esa sensación termina con la adolescencia de tus hijos, en el mío probablemente será así toda la vida, dado que Jaime es y será siempre altamente dependiente.

Yo sería una persona completamente diferente si hubiera escogido la senda de no ser madre. Sé que todo en la vida nos transforma, lo que estudiemos, qué parejas tengamos, en qué trabajemos, los golpes que te dé la vida… pero de verdad creo que nada tanto como la maternidad.

Si estáis a punto de descubrirlo, bienvenidos al viaje más sorprendente. Con todos sus vaivenes, dudas, limitaciones y malos ratos, si se afronta de la manera correcta aporta tanto que lo compensa todo, en todas sus etapas. Relajaos, si podéis, y disfrutad de todas ellas.

(GTRES)

@Psic_Jazz
No. Soy más fuerte, más creativa y descubrí miedos que ni creí que existían pero sin duda soy más feliz 😉

@Criando247
La maternidad me revolucionó y sigue haciéndolo. Sumado a ello, tener un niño atípico me ha convertido en activista, luchadora y ha impulsado mi creatividad. Me fuerza a revisarme continuamente, a cambiar la mirada, a ser más empática y solidaria; a aprender sin descanso.

@mercheborja
Yo creo que la misma persona sí. Mi vida es totalmente diferente y mis prioridades son muy distintas, pero en esencia -mis valores, creencias, las cosas que me gustan…- no han ambiado. A lo mejor tengo un poco de mala leche que antes no tenía, pero por lo demás….

@_Alazne_
Yo siempre digo que a todxs se nos va un pco la pinza sobre todo al principio. Cambias muchísimo y muy rápido.

@haddhar
No. Soy más más sensible, sobre todo a los dramas familiares. He desarrollado mucha paciencia, constancia y me he vuelto más pragmático y aprovecho mejor el tiempo. También soy menos divertido y creativo, más predecible y conservador, y más gruñón.

@TweetAna2
Si que cambias. Incluso antes de dar a luz. Yo intento ser mejor cada día para poder enseñar con el ejemplo, mis prioridades han cambiado y das mucha menos importancia a cosas que igual antes te preocupaban. Una parte de ti sigue siendo igual claro. En mi caso creo que soy mejor.

@GrettelGreene
Básicamente soy la misma de siempre, pero veo la vida de una manera completamente distinta y eso me ha hecho descubrir aspectos de mí, que desconocía

@PatriciaVeraG
Soy 90 por ciento distinta. Algo queda. El cambio ha ido a mejor, en mi opinión.

@VidasPixeladas
Toda experiencia te cambia un poco, un trabajo, una amistad, tener hijos, enfermar, etc. Nunca he sido la misma persona que ayer y no voy a ser la misma persona mañana, lo contrario me preocuparía, significa que no avanzo, no aprendo, no pienso. Soy la misma persona evolucionada.

@Metamorflosis
Yo creo que todo lo significativo te cambia (lo positivo y lo negativo también)… la esencia está pero uno va mutando…

@alfonsin
Eres la misma persona, lo que te cambia es la vida y el orden de las prioridades Cara sonriente con boca abierta y sudor frío

@josrame
Yo no me acuerdo, solo sé que desde los 20 años pienso en todo lo que hago, porque no estoy sola y mis actos y sus consecuencias las pueden pagar mis hijos, incluidos mis malísimas épocas de depresión y ganas de desaparecer, eran ellos los que me hacían no dar un último paso Rostro ofreciendo un abrazo

@madre_de_2
No, pero tampoco era la misma persona con 25 que con 20. Las experiencias vitales nos cambian. Si no me hubiera cambiado la maternidad me habrían cambiado otras vivencias. Quién sabe si para mejor o para peor Mujer encogiendo los hombros Yo creo que la maternidad me ha cambiado a mejor.

@justiammyself
Creo que si. Tener hijos me ha reafirmado en mis valores, en lo que le pido a la vida. No he cambiado mi forma de ser, quizas tengo mas paciencia. Eso do estoy mas cansada y a nivel mental mas lenta y mis hobbies estan en penultimo lugar. Asik modo de vida si forma de ser no

@mamaymas
Ni de coña. A veces me da una mezcla de ansiedad y lástima el haberme perdido tanto a mí misma, pero he ganado mucho a cambio. Según el día lo llevo mejor o menos mejor Cara guiñando un ojo

@elisabethmssz
No, no eres la misma persona, porque tus prioridades cambian radicalmente y tu mundo ya no gira entorno a ti o tu pareja, sino en q gira entorno a esa personita que depende de ti enteramente…

@mami_meeple
Sí. Salvo cosas. O sea que no. Se puede ser la misma persona a los 44 años que a los 29? Madurar te hace una persona distinta? O eres la misma pero más madura? Ains… qué bonitos interrogantes.

@TreceBicis
No no lo soy. Ahora me dan respeto cosas que antes no y me fijo en cosas que antes no, no todo yo ha cambido pero si parte de mis intereses y eso me hace distinto. Además ahora duermo mucho menos con los cual soy más irascible

@ulisesolg
·Eres diferente, es como una versión nueva. Que definitivamente te hace ver TODO diferente

@neferlp
La esencia está ahí, pero intento mejorar aspectos día tras día para ser un buen ejemplo. He cambiado cosas que nunca pensé que podría cambiar. Los hijos tienen el poder de demostrarte que nada es imposible, si le echas un par, especialmente si lo haces por ellos! Bíceps flexionado

El caos de los coles

«No va mal el arranque de los coles pese a la Covid», escucho a políticos y tertulianos, que ven como un éxito la vuelta a las aulas más extraña que nadie recuerde me atrevería a decir que desde el fin de la Guerra Civil.

Hombre, no está siendo una apocalipsis vírica que haya obligado a cerrar colegios a cientos. Si nos permitimos las generalizaciones, los maestros y el personal no docente de los centros están aprobando en el manejo como buenamente pueden de la situación pese a las muchas dificultades (hace poco fue su día, ánimo para todos ellos), y los niños están teniendo un comportamiento digno de aplauso.

En ese sentido es cierto que no va mal, pero a veces me pregunto si esas declaraciones las profieren adultos que tienen que bregar con la escolarización de sus hijos, con los grupos de whatsapp del cole, las circulares informativas de los centros y los mocos y toses infantiles.

Los coles siguen abiertos, prestando su doble servicio de educar niños y permitir a sus adultos que trabajen, pero también hay un caos en los coles formado por una legión de pequeños caos personales que están gestionando las familias como mejor pueden.

Solo en mi entorno, que no es tan extenso, la jornada continua ha sido fuente de todo tipo de problemas, como que no se ponga sin permitir votar a los padres, o que se vote y se decida casi in extremis obligando a nuevos bailes para conciliar. El comedor es otro escenario de guerra, porque no caben todos los niños, porque muchos se han quedado fuera por sorteo o por el orden de solicitud. Los cambios de horarios y lugares para entregar y recoger a los niños suponen aprender un nuevo juego de malabares para conciliar, sobre todo cuando tienes a un hermano en un ciclo y a otro en otro saliendo casi simultáneamente por puertas opuestas. Extraescolares que no se hacen, o se hacen ‘aburbujando’ niños y dejando a muchos fuera, obligando a recoger a los niños cuando a ti aún te quedan dos horas currando. La adaptación de los colegios para aligerar las aulas y mantener distancias se ha traducido en algunos casos en clases montadas en lugares poco apropiados, como un gimnasio dividido por colchonetas o un espacio cedido en alguna instalación municipal fuera del centro. Clases que se dan con las ventanas abiertas de par en par por aquello de la necesaria ventilación, que a ver cómo se sostiene cuando arrecie el invierno, y niños que se resfrían. Sobre decir que a ver quién manda un niño al cole con un poco de mocos y toses, aunque esté como una rosa.

Y no entremos ya en el caos de las cuarentenas y de las pruebas PCR. Las pruebas que no mandan, las que mandan y no llegan, las que mandan y tardan tanto que no tenía sentido mandarlas, con los profesores quejándose de que no reciben instrucciones sanitarias claras, que no les cogen el teléfono siquiera. Y tu vecina del 3ºA te cuenta que como su hijo pequeño estuvo con un positivo tenía que guardar cuarentena pero el mayor podía seguir acudiendo al cole; pero a tu compañera de trabajo le dejaron a los hermanos también cuarentenados. Y tu prima solo tuvo al niño una semana sin salir, pero a ti te lo enclaustraron dos… De nuevo, a ver cómo concilias con semejante berenjenal.

No va mal el arranque de los coles este curso pese a la Covid.  Eso dicen…

(Eduardo Sanz Nieto/EP)