Dicen que la adolescencia es la etapa en que uno deja de hacer preguntas y empieza a dudar de las respuestas

Archivo de enero, 2009

Jugando a ser jueces

Mis hijos han pasado toda la tarde juzgando a un hombre por el maltrato al que sometía a su hija. «¡Vaya hijo puta! Mamá, ¿has visto esto?» Cuando me he acercado a ver lo que querían enseñarme me he encontrado con un vídeo en el que una chica de 15 años explica cómo su padre la perseguía por su casa armado con un cuchillo, los puñetazos que le daba, cómo una vez le cortó el pelo para dejárselo «como a un chico» por llevar un piercing en la lengua… El vídeo forma parte de un reportaje de El mundo sobre maltrato a menores.

El padre siguió dando palizas a su hija hasta que la madre lo descubrió todo. «Es un hijo puta, aunque sea padre», ha dicho muy serio mi hijo pequeño cuando hemos terminado de ver el vídeo. «Un grandísimo hijo de puta», ha añadido el mayor. Después de lo que acababa de ver y de cómo les ha afectado no me he atrevido siquiera a afearles el lenguaje.

Entonces es cuando han empezado a jugar a ser jueces. Primero han condenado al padre a muerte -en su opinión la merecen todos los terroristas, asesinos, violadores y maltratadores-; cuando he intervenido en la conversación para explicarles que vivimos en un estado de derecho y que aquí, afortunadamente, no se aplica la pena de muerte, uno de ellos ha dicho que, como mucho, le rebajaría la pena a cadena perpetua.

Los dos están de acuerdo en que ese hombre debería dormir a la sombra el resto de sus días, «sin posibilidad de reducciones de condena ni leches de esas, ¿o la chica tiene que esperar a que salga de la cárcel cuando ella tenga 25 años y le vuelva a pegar?», ha dicho el mayor. Siguen hablando del tema, y creo que el debate va para largo.

«Ya no sabría ligar»

Estaba el otro día con una amiga en un bar. La dejé un momento sola y cuando volví me la encontré hablando con un chaval de unos 18 o 20 años. Cuando él se fue me contó, entre risas, que había intentado ligar con ella mediante un curioso procedimiento: le estaba diciendo que un amigo suyo quería conocerla, que la llevaba mirando toda la noche desde la otra punta del bar y que le había mandado a él de emisario para iniciar el contacto si a ella le gustaba el chico.

Ella, que ha pasado de los treinta y tiene pareja estable desde hace diez, no daba crédito. «Ya no sabría ligar con la gente de esta generación», me dijo entre risas. «¿Tus hijos también lo hacen así?», me preguntó inmediatamente.

Tendré que preguntarles, aunque no creo que tengan la más mínima intención de contarme cómo lo hacen. Lo único que suelen decir es que ellos son los únicos que se lanzan y que ellas «se sientan a esperar a que les entre un tío» y nunca toman la iniciativa.

¿Cuántas veces eres capaz de ver el mismo vídeo?

«He visto esa peli diez o doce veces». Lo dice orgulloso, y no parece cansarse de ver una y otra vez la misma película. En este caso mi hijo hablaba de Como Dios, protagonizada por Jim Carrey, pero podría haberlo hecho de Piratas del Caribe, 60 segundos, Enemigo público, o de su adorada Los chicos del coro, que ha debido ver más de veinte veces -tres o cuatro de ellas conmigo-.

No le pasa sólo con las películas ni se siente solo en esto. Su hermano tampoco se cansa de ver algunas series de televisión: da lo mismo la cantidad de veces que Antena 3 repita los capítulos de Los Simpson, a ellos siempre les apetece verlos.

Algo parecido les ocurre con Friends: no importa cuántas veces vean el mismo capítulo, las bromas siempre les parecen divertidas. He llegado a verles decir largas frases enteras unos segundos antes de que las pronuncie un personaje. A veces lo hacen también en inglés y creo que cuanto más veces repiten la misma broma, más les gusta.

Esta tarde han pasado un buen rato muertos de risa repitiendo sin parar un vídeo de Youtube con respuestas absurdas de los concursantes del programa de Carlos Sobera.

Sus risotadas se oían desde todos los rincones de la casa y no han parado hasta que no me he acercado al ordenador para verlo con ellos. ¿Y a ti? ¿también te gusta ver los mismos vídeos una y otra vez? ¿cuántas veces eres capaz de hacerlo?

¿Sales hoy? No te drogues

No lo digo yo, lo dice la Cruz Roja en su nueva campaña para reducir el consumo de drogas entre los adolescentes, en la que ofrece a los chavales alternativas de ocio para pasárselo bien sin necesidad de ingerir ninguna sustancia adictiva.

La campaña ofrece información a los más jóvenes sobre qué son las drogas, qué efectos producen, qué consecuencias negativas pueden tener, cómo prevenir su consumo…

Lo mejor de la campaña es que no se presenta, como suele ser habitual en estos casos, con folletos -a los que los chavales no prestan ninguna atención- ni con anuncios televisivos. Qué va, se hace acudiendo directamente a las zonas de ocio más frecuentadas para hacer botellón o ir de bar en bar. Y se prolonga desde las ocho de la tarde hasta las dos de la madrugada.

La organización ofrece una dirección confidencial de correo electrónico, nolodudes@cruzroja.es, para resolver dudas relacionadas con el consumo de drogas y con algunas conductas de riesgo que pueden asociarse a ellas, como el sexo inseguro o la conducción imprudente.

La campaña se está desarrollando en Madrid -el próximo fin de semana la cita será en la zona de Moncloa- pero que tal vez debería repetirse en otras ciudades. ¿Qué opinas sobre ella? ¿crees que será más efectiva que el reparto de folletos?

¡Por fin han vuelto a clase!

Han tenido que hacer un gran esfuerzo para madrugar después de tantos días de vacaciones. Y yo para conseguir sacarles de la cama. ¡Por fin mis hijos han vuelto a clase!

Creo que nunca lo había deseado tanto. Estas vacaciones han batido su récord de horas de sueño. Yo, que soy dormilona, no puedo entender cómo el pequeño ha llegado a pasar casi tres días seguidos durmiendo, por mucho que pasara la noche en vela en Nochevieja. Después de la gran fiesta, durmió durante todo el día 1, el día 2 seguía dormitando un rato en la cama y otro en el sofá, y el día 3 insistía en que todavía tenía sueño.

Su gran obsesión es ir al revés que todo el mundo. Cuando tocaba dormir ellos empezaban a ver una película o a echar una partida de cualquier videojuego, cuando yo me levantaba para ir trabajar ellos estaban casi en el primer sueño. Y a la hora de comer seguían en la cama. Así que al llegar la noche seguían sin sueño.

He intentado corregir esos horarios pero no he tenido ningún éxito. Tratar de controlarles en casa mientras estás trabajando es bastante complicado, la verdad. Y ellos aprovechaban las horas en las que yo estaba fuera para seguir en la cama, comer poco y mal, y pasar horas muertas ante una pantalla.

Después de levantarse esta mañana a las ocho creo que por fin vamos a poder dormir todos tranquilos esta noche. Aún no me lo creo.

Reyes de rebajas

«¿Hace años que no pasaba esto, no? yo no lo recuerdo», dice mi hijo mientras vamos de camino a un par de tiendas de ropa que le gustan. Se refiere a las rebajas antes de Reyes. «Yo tampoco lo recuerdo», le digo, «creo que no había ocurrido nunca». Así que allí estamos los tres -mi otro hijo tampoco ha querido perderse la visita- de paseo dominical en busca de esas prendas que ya tenían localizadas.

No encontramos todas las tiendas en rebajas, y las que ya las han comenzado están hasta arriba de gente. Aún así, la visita merece la pena, no tardan en encontrar algunas de las cosas que buscaban a muy buen precio.

Cada uno se lleva tres prendas -una cazadora con un descuento del 50% y el resto con rebajas del 30-35%-. Cuando estamos llegando a casa todavía se acuerdan de algunas otras cosas que querían tener: un cinturón carísimo que seguía al mismo precio que tenía antes de las rebajas, un jersey del que ya no quedaba su talla…

Pero no sólo piensan en ropa, qué va, la mayoría de sus peticiones son de otro tipo: videojuegos, un nuevo móvil con mp3 y pantalla táctil, una pantalla plana para el ordenador o, en su defecto, un portátil…

Por pedir, ellos piden la luna. Y nada de eso está de rebajas. Está claro que la crisis ha afectado mucho más al sector textil que al tecnológico y eso se va a notar en los regalos del día 6.

Deportes y crucigrama, lo primero que lee en los periódicos

«¿Me has traído el Marca?», dice mi hijo a modo de saludo cuando me oye llegar. «Sí, lo he traído. Y también El País, ¿lo quieres?», respondo sabiendo que no va a hacer ni caso a otro periódico que no sea deportivo.

A mi hijo pequeño de El País sólo le interesa el crucigrama, así que en cuanto llego viene a por su periódico deportivo y a arrancar el trozo de página que contiene el crucigrama. Durante la primera media hora sólo se le oye hablar de futbolistas y entrenadores: que si uno ha dicho esto, que si otro ha negado aquello. Si hay algo relacionado con el Sevilla o su querido Atleti además de contármelo me canta el himno de ambos equipos.

Después empieza con su retahíla de preguntas sobre el crucigrama: ¿Letra sinuosa?», «Están en Cádiz, de dos letras…», «¿Cadmio?…

Nunca leo la prensa deportiva y hace tiempo que dejé de hacer crucigramas, pero me estoy poniendo al día en ambas materias. ¿Y tú? ¿qué es lo primero que lees en los periódicos? ¿también empezaste por los deportes y el crucigrama?