Dicen que la adolescencia es la etapa en que uno deja de hacer preguntas y empieza a dudar de las respuestas

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Su primer día de trabajo

Anoche me llevé una grata sorpresa: mi hijo pequeño me dijo que iba a empezar a trabajar. Su ex entrenador de fútbol, al que conoce desde que empezó a ir al cole, le ofreció ayer mismo una ocupación veraniega: echar una mano a los profesores con los niños de 4 y 5 años que acuden al colegio durante el mes de julio mientras sus padres trabajan. Y a él le encantó la idea.

Dicho y hecho: me lo contó anoche y esta misma mañana el gran dormilón se ha levantado a tiempo para comenzar su jornada laboral a las nueve. Va a ir todas las mañanas -excepto unos días que ya tenía previsto otro trabajo como ayudante de monitor en un campamento-.

A la hora de comer le he mandado un mensaje para saber cómo le había ido. «Piruleta! y ad+ me pgan, k lgo t llmo. bso», ha sido su respuesta.

Hace un rato, ya en casa, me ha dado más detalles. Se lo ha pasado genial con los niños. Ha jugado con ellos al fútbol, al baloncesto, han hecho carreras… Han dibujado, han cantado, han hablado de los jugadores de la selección y les ha contado chistes mientras comían algo a media mañana en una gran mesa en el patio. Vamos, que ha disfrutado casi tanto como ellos.

Y cuando ha vuelto a casa ha tenido tiempo de acercarse al súper -una tarea que no le entusiasma y que hoy ha hecho sin que nadie se lo pidiera-. Eso sí, la tarde la ha pasado tirado a la bartola en la piscina con sus amigos. Se lo había ganado.

¿Pueden echarte de clase por ir rapado?

Me he encontrado con esta pregunta de mi hijo al llegar hoy a casa

-¿Estás pensando en cortarte el pelo al cero? ¿has hecho alguna apuesta?, he preguntado inmediatamente.

-No es por mi, son dos colegas que han ido hoy rapados a clase y les han dicho que les van a echar. ¿Pueden hacerlo?

-No creo, ¿por qué iban a hacerlo?

-Y yo que sé, por eso te lo pregunto.

-Si no han hecho nada más que cortarse el pelo, no. No hay ninguna ley que impida ir a clase ni salir a la calle con el pelo al cero. Salvo que demuestren ser unos cabezas rapadas violentos y se líen a destrozar las instalaciones o a pegar a alguien.

-Ya, pero no han hecho nada de eso. Sólo raparse. Y si no echan a los que llevan un piercing o un tatuaje, ni a los que llevan rastas, ¿por qué iban a echar a los que se rapan?

Llevo un rato dándole vueltas al asunto. Me han venido a la cabeza las repetidas polémicas por el uso del velo en colegios e institutos, las de los uniformes… Igual que hay centros que prohíben llevar minifalda o lucir calzoncillos y tangas por encima de los pantalones, tal vez existan normas sobre cómo llevar el pelo que yo desconozco.

En mi trabajo hay algunos que se afeitan la cabeza y nadie les echaría por eso. Pero ellos a veces llevan traje y no se sospecha de su pertenencia a ninguna tribu urbana. ¿De los adolescentes siempre se piensa peor?

Dejo ahí la pregunta. ¿Qué opinais? ¿conoceis a algún alumno al que le hayan echado por su aspecto?

La imagen pertenece a la película American History X

Poca química y mucha audiencia

La parrilla televisiva tiene una nueva serie de adolescentes. Se llama Física o química, muestra la vida en un colegio-instituto y fue el segundo espacio más visto el lunes por la noche.

Vi con mis hijos el primer capítulo por el que sentían bastante curiosidad. No les gustó mucho: no se creían ni el lenguaje de los alumnos, ni sus reacciones frente a las broncas de los profesores, ni cómo se retrataba al malote y al friki de la clase, ni las situaciones que se plantearon entre los personajes, como la de una profesora que descubre a uno de sus ligues entre sus alumnos. Empezaron echando pestes pero se quedaron hasta el final, aunque dejaron muy claro que eso no es, ni de lejos, un fiel reflejo de lo que ellos ven en clase.

Un ejemplo más de la contradicción adolescente. Tampoco se creían muchos diálogos ni las situaciones de Los Serrano en sus inicios, ni que «todos se liaran con todas», lo que no evitó que se engancharan a la serie. Estoy casi segura de que el lunes próximo estarán de nuevo ante la tele para saber si la alumna reivindicativa la vuelve a liar o si sigue adelante el ligue entre la profe y el alumno.

Hoy toca Los hombres de Paco. Ya están desgañitándose los dos con la sintonía. ¡Con estos personajes sí tienen buena química!

Rebelde en casa, en clase, en la calle…

Estuve el otro día en el colegio. Me llamó el tutor de mi hijo pequeño para contarme algunas cosas sobre su comportamiento.

-Está muy rebelde, no deja de hablar en clase, se ríe de todo y de todos, cuando le llamamos la atención hace como si no hubiese oído y luego dice que él no estaba haciendo nada… Tampoco trae firmadas las notas que le damos para los padres… iba diciendo él mientras yo sentía que mi cara empezaba a enrojecerse.

-¿Qué notas? No he recibido ninguna.

Este niño se va a enterar, pensé mientras el profesor seguía hablando, y mi cara debía estar para entonces más amoratada que roja.

-Pues llevamos algo más de dos meses, casi desde que empezó el curso, intentando tener una reunión con vosotros. Y si él sigue con esta actitud, no vamos a tener más remedio que expulsarle unos días del colegio.

A partir de ese momento me quedé lívida.

Resultado: está castigado sin salir hasta que vuelva a comportarse como debe, en casa, en clase, en la calle… A ratos lo entiende y razona casi como un adulto pero, de repente, vuelve a mostrar su rebeldía contra todo lo que le rodea y se convierte en un ser huraño, que solo se hace entender con monosílabos y gruñidos. Ay, ¡qué días me esperan con él en casa y con este humor de perros!