Dicen que la adolescencia es la etapa en que uno deja de hacer preguntas y empieza a dudar de las respuestas

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¿Sales hoy? No te drogues

No lo digo yo, lo dice la Cruz Roja en su nueva campaña para reducir el consumo de drogas entre los adolescentes, en la que ofrece a los chavales alternativas de ocio para pasárselo bien sin necesidad de ingerir ninguna sustancia adictiva.

La campaña ofrece información a los más jóvenes sobre qué son las drogas, qué efectos producen, qué consecuencias negativas pueden tener, cómo prevenir su consumo…

Lo mejor de la campaña es que no se presenta, como suele ser habitual en estos casos, con folletos -a los que los chavales no prestan ninguna atención- ni con anuncios televisivos. Qué va, se hace acudiendo directamente a las zonas de ocio más frecuentadas para hacer botellón o ir de bar en bar. Y se prolonga desde las ocho de la tarde hasta las dos de la madrugada.

La organización ofrece una dirección confidencial de correo electrónico, nolodudes@cruzroja.es, para resolver dudas relacionadas con el consumo de drogas y con algunas conductas de riesgo que pueden asociarse a ellas, como el sexo inseguro o la conducción imprudente.

La campaña se está desarrollando en Madrid -el próximo fin de semana la cita será en la zona de Moncloa- pero que tal vez debería repetirse en otras ciudades. ¿Qué opinas sobre ella? ¿crees que será más efectiva que el reparto de folletos?

«Condón, o yo pongo stop»

Comienza ella: «STOP. Tronco, yo no corono rollos con bombos. O condón, o yo pongo stop, Como fosos, como pozos. Somos dos. O con condón, o yo sobro».

Y sigue él: «Bombón, yo propongo. Condón, como modo. Lo cojo, lo toco, lo pongo. Con condón, yo floto pronto».

Ella:»Sólo con condón».

Él:»Sólo con coco».

Esta es la letra del hip hop con el que el Ministerio de Sanidad intenta concienciar a los jóvenes para que usen preservativos en sus relaciones sexuales. La campaña llega tras la publicación de los abultados datos de abortos registrados el año pasado entre las más jóvenes.

El vídeo invade desde ayer los medios de comunicación. Está en todas las webs, las cadenas de televisión… No soporto el hip hop pero si esta campaña ayuda a evitar un solo embarazo no deseado, o una enfermedad de transmisión sexual, bienvenida sea.

Sólo hace falta que en el momento crucial sean muchos los adolescentes que lo recuerden y sean capaces de ponerse o poner un condón. Parece fácil pero decenas de campañas anteriores no lo han logrado ¿Será posible esta vez?

¿Por qué abortan tanto las adolescentes?

El año pasado abortaron en España 15.000 chicas menores de 19 años, y 500 de ellas tenían menos de 15 años. El número de abortos no deja de crecer (un total de 112.000 en 2007, casi el doble que diez años antes) pero el incremento es mucho más preocupante entre las adolescentes. Lo acabo de escuchar en la radio y me parece incomprensible.

¿Sirve de algo la educación sexual que les damos? ¿habrá un solo adolescente en España que no sepa para qué sirve o cómo se utiliza un condón? No lo creo. Los jóvenes actuales han recibido más información sobre sexo que ninguna otra generación anterior: en casa, en el colegio, a través de Internet… Entonces ¿qué falla? ¿cómo es posible que alguna adolescente haya pasado no una, sino hasta dos veces por la experiencia del aborto? Ojalá tuviera la respuesta. Casi todos han vivido de cerca algún susto aunque, a la vista de los datos de abortos, parece que los olvidan con facilidad.

Además de dar a nuestros hijos toda la información sobre relaciones sexuales, de proporcionarles preservativos y de insistir una y otra vez en que los utilicen en todas sus relaciones sexuales para evitar embarazos no deseados y enfermedades de transmisión sexual no sé qué otra cosa podemos hacer.

El Ministerio de Sanidad va a poner en marcha mañana mismo una nueva campaña para promover el uso del preservativo entre los adolescentes. Y van… Si resulta ser cierta esa famosa frase de que a los chavales sólo hay que decirles las cosas una vez, le auguro a esta campaña tan poco éxito como las anteriores.

Un cómic porno entre las toallas


_Lleva esa ropa a tu cuarto y yo dejo las toallas en el baño.

_Vale, mamá, déjalo ahí que ya voy.

_¿Qué es esto? ¿qué hace esta revista entre las toallas?

Gran silencio. Mi hijo pequeño se quedó mudo durante unos segundos. Mientras tanto me dio tiempo a ver que lo que había visto entre las toallas no era exactamente una revista sino un cómic porno -la chica de la portada era demasiado perfecta para ser real-.

Cuando volví a preguntarle ya había recuperado el habla: «No tengo ni idea, ya sabes que a mí no me gustan esas cosas. ¿Yo mirando a tías en bolas? ¿qué dices?», dijo con ese tono chulesco que últimamente le gusta tanto.

Siguió durante un rato en plan vacilón, primero haciendo como que no le importaba que hubiera encontrado el cómic, después intentando hacerme creer que eso sería cosa de su hermano…

No es la primera vez que encuentro una revista porno en casa. La primera de ellas fue durante una mudanza: cuando los dos musculosos jóvenes que se ocupaban de cargar los muebles más pesados levantaron uno de los colchones del cuarto de mis hijos quedaron a la vista un par de revistas. Dejaron el colchón en el suelo, me miraron y sonrieron mientras uno de ellos me decía: «Esto pasa en las mejores familias, no es la primera vez que lo vemos».

En otra ocasión encontré una revista porno en su habitación mientras ordenaba una estantería, estaba entre el Marca, el Cuore y un suplemento dominical. «A mi me gusta leer de todo», respondió el mayor en esa ocasión. Ahora todo apunta a que el cómic es del pequeño, creo que esta vez tampoco va a ser necesario llamar a los de CSI para averiguarlo, aunque ninguno de los dos está dispuesto a confirmarlo. Una vez más se alían dos contra una.

¿Y tú?, ¿también leías revistas porno a escondidas?, ¿has encontrado alguna escondida por tu casa?

La foto pertenece a la película Pirates II. Stagnetti’s Revenge.

¿Sólo les preocupa el sexo?

Tenía interés en ver No es programa para viejos, un programa sobre jóvenes presentado por Patricia Gaztañaga en Antena 3. Había leído que iba a abordar los problemas que afectan a los jóvenes, desde la vivienda hasta la relación con sus padres y sus amigos, sus estudios y su futuro laboral.

Parecía una apuesta diferente e interesante, con 100 adolescentes dispuestos a contar sus vivencias en directo. Pero me he encontrado con un gallinero de jóvenes vociferantes. No sé si se ha hablado de vivienda, de amigos o de padres. En el rato que he aguantado ante la pantalla sólo he oído hablar de sexo, con los dos bandos clásicos: tres jóvenes -un chico y dos chicas- que valoran la virginidad por encima de todo y han decidido mantenerla hasta el matrimonio, frente a otros tres -en este caso dos chicos y una chica- que hablaban abiertamente de sus relaciones sexuales.

Una chica del primer grupo ha dicho cosas como «Si las mujeres tenemos algo físico que entregar es nuestra virginidad». Mi hijo no ha podido evitar sonreír y tratar de cambiar de canal. Le he pedido que lo dejara y todavía ha tenido tiempo de ver a un chaval que explicaba su primera experiencia sexual, a los 14 años. «Pues no tiene pinta de fuck master», ha dicho entre risas antes de irse a su cuarto.

No le interesaba en absoluto lo que estaba viendo así que se ha ido al ordenador y he seguido viendo el programa yo sola. Entre ese centenar de voces previstas he escuchado la de una chica que ha explicado cómo se inicio en el sexo con una penetración anal y a otra que ha dado lecciones sobre petting. También ha hablado un padre de 5 hijos, de 7 años para abajo, que ante la pregunta de qué pensaría si su hijo mayor le dijera a los 12 años que había tenido relaciones sexuales ha respondido: «No sabría si echarle de casa o irme yo».

Tras un par de breves intervenciones de una actriz porno, y unos vídeos de Youtube con todo el sexo que supuestamente ven los adolescentes se ha generado un nuevo debate -más bien un griterío incontrolado- entre los dos bandos sobre si somos o no somos animales, si unos follan y otros hacen el amor… Y no he sido capaz de seguir ante la pantalla. ¿Habrán hablado de algo más aparte de sexo? Lo dudo.

¿No le ha venido aún?


-¿Qué pasa tío?

¿No le ha venido aún?

-¡Qué fuerte! pero habrá que esperar, ¿no?

-Tranquilo, tío, yo te llamo mañana. Un abrazo.

Esta fue, palabras más o menos, la breve conversación telefónica que mi hijo mantuvo hace unos pocos días a mi lado. Eran más de las doce de la noche cuando le llamaron, estábamos juntos en el sofá y era evidente que no quería que yo me enterase de lo que decía. Pero me bastó su cara de susto cuando pronunció ese «¿No le ha venido aún?» para ponerme en guardia.

Estaba realmente impresionado. Tanto, que no había sido capaz de levantarse para seguir hablando lejos de mi como suele hacer cuando quiere privacidad. En cuanto colgó fui yo quien empezó a hacer preguntas: ¿Qué pasa? ¿a quién no le ha venido qué?

«¿Eh?, ¿qué dices? son cosas mías», respondió intentando que le dejara en paz pero sin recuperar el color en la cara ni la capacidad de movimiento. Mi preocupación iba en aumento y seguí preguntando.

-Es una amiga. No le ha venido la regla este mes, y ya está. Eso es todo lo que pasa, me explicó.

-¿Te parece poco? hablamos de un posible embarazo de una adolescente y aún no sé si has tenido algo que ver en ello, insistí.

-Venga, ya. Es la novia de un colega. A ti no te interesa. Ni es asunto mío ni tuyo, sólo de ellos dos.

En su opinión me estaba poniendo muy pesada, pero no quise dejar pasar la oportunidad de recordarle el elevado número de embarazos de adolescentes, las consecuencias que eso tiene en sus vidas y las facilidades que tienen para evitarlos si, tanto ellos como ellas, aplican en la práctica la teoría que dicen saberse de memoria.

Afortunadamente, hoy he sabido que el episodio se ha quedado en un gran susto. La amiga de mi hijo debe estar disfrutando por primera vez en su vida de tener la regla. Espero que la experiencia les sirva a todos, sean «colegas», amigos del alma o simplemente conocidos, para evitar embarazos no deseados.

La imagen pertenece a la película Juno.

Sexo a partir de los 14

Los jóvenes se inician en el sexo a los 14 años. Las primeras relaciones sexuales completas se producen, de media, a los 16 años, lo que supone un año de adelanto respecto a los datos de 2003.

El lugar más habitual para las relaciones sexuales de los adolescentes es la casa de los padres -cuando no estamos en casa, por supuesto- ya que no pueden recurrir a un coche, durante las noches de los fines de semana y utilizando el preservativo o la marcha atrás como método anticonceptivo (de las enfermedades de transmisión sexual parece que ni se acuerdan en esos momentos).

El primer encuentro no es muy satisfactorio para la mayoría, aunque «lo suelen recordar con cariño y con humor porque por regla general ponen muchas expectativas y, una vez que pasa, lo desmitifican».

Todo esto lo sé porque lo he leído en este artículo publicado hoy en 20 minutos. Mis hijos no sueltan prenda: «¿Cómo te voy a contar a ti esas cosas? ¡Eres mi madre!».