Dicen que la adolescencia es la etapa en que uno deja de hacer preguntas y empieza a dudar de las respuestas

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Abofeteados y arruinados en el campamento


Tres jóvenes británicos, dos de ellos monitores de unas colonias de inglés en Tossa de Mar (Girona), han sido detenidos por maltratar a los alumnos que custodiaban, a quienes solían insultar e incluso abofetear y exigir pequeñas cantidades de dinero, según fuentes de la investigación.

Me quedo de piedra al leer cosas como éstas. Tres jóvenes de veintitantos y algo borrachos deciden (o no, depende del grado de embriaguez) insultar, pegar y robar el poco dinero que tuvieran a los chavales a los que se supone que deben cuidar. Los niños, de 10 a 14 años, tenían miedo y uno de ellos fue quien dio la voz de alarma.

Mis hijos ya no van de campamento. Pero el pequeño fue a uno hasta el año pasado y este verano ha estado a punto de trabajar allí como ayudante de monitor -cambió de idea cuando le ofrecieron un trabajo con chavales más pequeños y al lado de casa-. Mientras leía ésta noticia con él no he podido evitar imaginármelo primero como víctima y después como verdugo.

Estoy convencida de que estos tres agresores no habrían pegado ni robado a nadie si no hubieran bebido o si hubiesen estado solos. Pero en grupo, aunque sea tan pequeño como un trío, los jóvenes son capaces de sacar lo más sucio de sí mismos. Y lo peor es que suelen actuar así para «quedar bien» delante de sus colegas.

Su primer día de trabajo

Anoche me llevé una grata sorpresa: mi hijo pequeño me dijo que iba a empezar a trabajar. Su ex entrenador de fútbol, al que conoce desde que empezó a ir al cole, le ofreció ayer mismo una ocupación veraniega: echar una mano a los profesores con los niños de 4 y 5 años que acuden al colegio durante el mes de julio mientras sus padres trabajan. Y a él le encantó la idea.

Dicho y hecho: me lo contó anoche y esta misma mañana el gran dormilón se ha levantado a tiempo para comenzar su jornada laboral a las nueve. Va a ir todas las mañanas -excepto unos días que ya tenía previsto otro trabajo como ayudante de monitor en un campamento-.

A la hora de comer le he mandado un mensaje para saber cómo le había ido. «Piruleta! y ad+ me pgan, k lgo t llmo. bso», ha sido su respuesta.

Hace un rato, ya en casa, me ha dado más detalles. Se lo ha pasado genial con los niños. Ha jugado con ellos al fútbol, al baloncesto, han hecho carreras… Han dibujado, han cantado, han hablado de los jugadores de la selección y les ha contado chistes mientras comían algo a media mañana en una gran mesa en el patio. Vamos, que ha disfrutado casi tanto como ellos.

Y cuando ha vuelto a casa ha tenido tiempo de acercarse al súper -una tarea que no le entusiasma y que hoy ha hecho sin que nadie se lo pidiera-. Eso sí, la tarde la ha pasado tirado a la bartola en la piscina con sus amigos. Se lo había ganado.

¿Harto de tus padres? Actúa


ADOLESCENTE:

¿Estás cansado de que tus padres te den la plasta?

¡ACTÚA AHORA!

Vete de casa.

Busca un trabajo.

Paga tus propias facturas.

Hazlo mientras todavía puedas, cuando crezcas será tarde.

He leído este texto en una pegatina que mi hijo mayor tenía entre sus libros.

Las repartió en clase uno de sus amigos y dice que se la quedó «porque sabía que a mi me haría más gracia que a él». Gracia no sé si es la palabra adecuada, pero me parece muy curioso que un adolescente se dedique a repartir unas pegatinas con este texto. Y tú, ¿qué opinas?