Dicen que la adolescencia es la etapa en que uno deja de hacer preguntas y empieza a dudar de las respuestas

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Tan joven como su hija

Conozco a algunas mujeres a las que les gustaría conservarse siempre jóvenes, que están siempre al día sobre las últimas tendencias en estiramientos de piel, bótox y similares, y que se visten con el ombligo al aire o una minifalda cortísima como si fueran quinceañeras aunque ya no vayan a cumplir los 40, 50 o incluso 60. También hay algunas que se empeñan en hablar y comportarse como sus hijas adolescentes, o en robarles sus vaqueros y terminar embutidas dentro de ellos como si así fuesen a conseguir parecer tan jóvenes como ellas.

Pero hoy he leído una noticia sobre una mujer que las supera a todas. Se trata de una madre de 33 años que ha usurpado la identidad de su hija, de 15, para matricularse en un instituto y ejercer de cheerleader.

Aprovechando que la hija vive en otra ciudad con su abuela, la madre debió decidir un buen día que no tenía nada mejor que hacer que ponerse un top, una minifaldita y unos pompones en las manos para animar al equipo del instituto. Y así ha estado durante algún tiempo sin que nadie lo advirtiera.

Una vez detenida por usurpar la identidad de su hija sólo se le ha ocurrido decir que había mentido sobre su edad porque quería obtener el diploma escolar y convertirse en animadora. También ha contado que durante el tiempo en que engañó a las autoridades escolares participó en varias actividades con las otras animadoras y acudió a una fiesta en la piscina del entrenador. Vamos, como una quinceañera más.

¿Qué habrá pensado su hija al enterarse?

Secretos y mentiras en familia


Al entrar en el cuarto, el hombre empezó a desnudarla. La joven se resistió fuertemente, dando «patadas al procesado que finalmente la sujetó para penetrarla vaginalmente con la intención de satisfacer sus deseos sexuales».

Al llegar la madre, el procesado le contó lo sucedido y ésta aconsejó a su hija que «no contara nada» de lo que había pasado porque era «un secreto familiar». Le advirtió de que si decía algo le culparían de haber provocado al padre. La chica se quedó embarazada de su padrastro, por lo que la madre le obligó a abortar.

Este brutal relato es solo una parte de lo que un hombre de 47 años ha sido capaz de hacer -en colaboración con su mujer- con la hija de ella, de 13 años. Los dos hijos de ambos, de 11 y 9 años, también se llevaron algún premio en esta macabra lotería: les pegaban habitualmente con un cinturón (él) o con el cable de la plancha (ella).

¿Puede haber algo más terrible que lo que ha vivido esta adolescente?

Mi hijo pequeño leyó ayer la noticia conmigo. Y lo que más le indignó no fue la violación, sino la petición de silencio de la madre. Yo no sabría decir cuál de los dos actuó peor. Lo que hizo él se define por sí solo, una violación es algo horripilante y repulsivo, y la actitud de la madre me parece, además de inexplicable, repugnante y monstruosa. ¿Y tú qué opinas?

¿Por qué tienen hijos si luego los matan?

Estábamos viendo las noticias hace un rato. Las imágenes de un hombre que lloraba desesperado por la muerte de su hija, una niña de 6 meses a la que supuestamente ha matado su propia madre, de 32 años, han dejado de piedra a mis hijos -y supongo que a todos los que hayan visto o leído la noticia-. Ha ocurrido en la isla de La Palma. Al parecer, la madre sufría una depresión posparto que podría haberla llevado a hacer algo tan terrible. Curiosamente, la pareja se había sometido a un tratamiento de fertilidad para tener hijos, lo que hace todavía más incomprensible lo ocurrido.

No ha sido el único caso del día. Los padres de otro bebé de 5 meses han sido detenidos en Fuerteventura por intentar matar a su hijo de 5 meses tirándolo por un acantilado. El niño está vivo aunque se encuentra en estado crítico. Según los primeros indicios, ha sido su madre quien lo ha lanzado al vacío.

-¿Por qué tienen hijos si luego los matan?

¿Qué se puede responder a un hijo que te pregunta eso? No es la primera vez que me formulan esa pregunta ni la primera vez que le doy vueltas al asunto. Pero sigo sin encontrar una respuesta. ¿Alguien la tiene?

Sexo a partir de los 14

Los jóvenes se inician en el sexo a los 14 años. Las primeras relaciones sexuales completas se producen, de media, a los 16 años, lo que supone un año de adelanto respecto a los datos de 2003.

El lugar más habitual para las relaciones sexuales de los adolescentes es la casa de los padres -cuando no estamos en casa, por supuesto- ya que no pueden recurrir a un coche, durante las noches de los fines de semana y utilizando el preservativo o la marcha atrás como método anticonceptivo (de las enfermedades de transmisión sexual parece que ni se acuerdan en esos momentos).

El primer encuentro no es muy satisfactorio para la mayoría, aunque «lo suelen recordar con cariño y con humor porque por regla general ponen muchas expectativas y, una vez que pasa, lo desmitifican».

Todo esto lo sé porque lo he leído en este artículo publicado hoy en 20 minutos. Mis hijos no sueltan prenda: «¿Cómo te voy a contar a ti esas cosas? ¡Eres mi madre!».

«Hoy pagan ellos, es el día de la madre»

Pasados aquellos años de regalos escolares para el día de la madre (un cuadro con las huellas de unas pequeñas manos de 2 o 3 años, un gran collar de macarrones pintados, marcos de fotos para todos los gustos…) me acostumbré a otros días de la madre sin regalo.

Un año se les olvidaba la fecha, otro se acordaban de felicitarme pero no habían tenido tiempo, o dinero, para comprar nada; al tercer año les volvía la memoria y terminaban comprando algo entre los dos para olvidarse por completo al año siguiente…

Esta mañana pensaba que ni siquiera se acordaban de qué día era. Me equivocaba: me han invitado a comer fuera de casa. Es la primera vez que hacen algo así.

Creo que todavía me dura la sonrisa que se me ha dibujado a mediodía. Uno de los mejores momentos ha sido cuando el camarero ha traído la cuenta y la ha puesto a mi lado. Mi hijo mayor la ha cogido mientras echaba mano a la cartera, ante la sorpresa del buen señor.

_»Hoy pagan ellos, es el día de la madre», he aclarado con una sonrisa.

_»Esto sí es un buen regalo y no mi corbata del día del padre», ha dicho él mientras les guiñaba el ojo a ambos.

Tenía razón: ha sido un buen regalo. Y no ha sido el único: en casa me esperaba un ramo de flores. Las ha traído mi hermana, que debía tener tan pocas esperanzas como yo en el regalo de mis hijos. ¡Qué equivocadas estábamos las dos!

Una ridícula sentencia de separación

Con las sentencias de separación nunca llueve a gusto de todos, especialmente cuando hay hijos de por medio. Las batallas legales por su custodia, la pensión alimenticia… darían para escribir varios libros.

Por si no hubiera suficiente con los desacuerdos entre los padres, algunos jueces nos sorprenden de vez en cuando con sentencias tan ridículas como la que impide a un padre «duplicar los juguetes» que sus hijos tienen en casa de su madre. Puedes leer aquí más detalles sobre la sentencia.

En opinión del juez, no se deben duplicar los juguetes ni otros enseres de los dos niños -mellizos, de 9 años- porque «durante las horas de descanso que pasan con el padre puede ser perturbador del reposo emplearlos fuera de su domicilio, donde conviven con la madre».

¿Cómo puede perturbar el reposo de dos niños jugar en casa de su padre con un barco pirata, una bici o un cuento idénticos a los que tienen en casa de su madre? ¿también creerá el juez que no deben llevarse su juguete preferido de una casa a la otra? ¿enviará a alguien a comprobar qué juguetes hay en cada casa?

Mis hijos, que tenían 9 y 11 años en el momento de la separación, tuvieron algunos juguetes duplicados -igual que ahora tienen duplicadas las videoconsolas-. Los juguetes, por si no lo sabe el juez, son una de las cosas más importantes en la vida de un niño. Y nadie debería intentar quitarles su más preciada posesión, estén en la casa que estén.

Yo con papá, tu con mamá

Ya están aquí las vacaciones navideñas y, como cada año, toca pasar unos días con papá y otros con mamá. Es ley de vida entre los hijos de padres separados. Lo habitual hasta ahora era que los dos hermanos pasasen unos días con su padre y después otros conmigo, o al contrario (desde el principio de las vacaciones escolares hasta el día 31, y desde Nochevieja hasta Reyes).

Era una buena forma de organizarse, yo trataba de encajar mis días libres en el periódico para viajar con mis hijos y pasar la Navidad con el resto de la familia. Y los días que yo trabajaba, ellos pasaban el resto de las vacaciones con su padre.

Pero han crecido, hacen otros planes para los días navideños, les llaman más las fiestas con los amigos que el turrón con la familia -para qué nos vamos a engañar- y cada vez es más complicado encajar los planes de ambos. Resultado: este año pasaré la Nochebuena y el día de Navidad con uno de mis hijos mientras el otro se queda con su padre; y en Nochevieja el que ha estado conmigo se irá con él y viceversa.

¿Cómo organizas tus vacaciones? ¿también te toca repartirte en varias casas o ciudades? ¿o eres de los que no celebran la navidad?

Tener o no tener… cara de madre

Se ha convertido en una pregunta recurrente. Ayer mismo me la volvieron a hacer con motivo de este blog:

-¿De verdad tienes hijos?

-Sí, tengo dos y son más altos que yo, contesto directamente antes de que llegue la consabida alusión a su edad.

También puedo intuir lo que viene a continuación: gestos de duda o de sorpresa, afirmaciones categóricas del tipo «No tienes cara de madre» o, en el mejor de los casos, halagos de cortesía como “Estás muy bien para haber tenido dos hijos” (odio esa frase, alguien que quiere agradar debería ahorrarse la coletilla final).

En fin, que me encuentro a menudo en la ridícula situación de tener que defenderme ante la incredulidad de los que no me ven cara de madre. ¿Será que no la tengo? ¿mi madre la tenía? No sé, eso debe ser como tener cara de hijo, de primo, de charcutero o de asesino en serie.

Y todo por tener unos hijos ya creciditos, porque cuando eran pequeños eso no me pasaba. Ni a mi ni a nadie. Es muy curioso: si a los veintipocos años llevas a un bebé en brazos o en el carrito nadie duda de tu maternidad, aunque seas «muy joven para eso» según algunos, pero pasados los cuarenta y con unos hijos que ya se pasean solos todos te ven, de repente y sin saber por qué, aspecto de no tener descendencia. No sé por qué ocurre, pero ocurre.

Ahora que lo pienso, esto debe ser sólo una breve tregua antes de que empiecen a verme con cara de abuela. Así que voy a disfrutar de la que tengo, antes de que se me llene de arrugas con otro bebé en brazos.