Dicen que la adolescencia es la etapa en que uno deja de hacer preguntas y empieza a dudar de las respuestas

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«Ya no sabría ligar»

Estaba el otro día con una amiga en un bar. La dejé un momento sola y cuando volví me la encontré hablando con un chaval de unos 18 o 20 años. Cuando él se fue me contó, entre risas, que había intentado ligar con ella mediante un curioso procedimiento: le estaba diciendo que un amigo suyo quería conocerla, que la llevaba mirando toda la noche desde la otra punta del bar y que le había mandado a él de emisario para iniciar el contacto si a ella le gustaba el chico.

Ella, que ha pasado de los treinta y tiene pareja estable desde hace diez, no daba crédito. «Ya no sabría ligar con la gente de esta generación», me dijo entre risas. «¿Tus hijos también lo hacen así?», me preguntó inmediatamente.

Tendré que preguntarles, aunque no creo que tengan la más mínima intención de contarme cómo lo hacen. Lo único que suelen decir es que ellos son los únicos que se lanzan y que ellas «se sientan a esperar a que les entre un tío» y nunca toman la iniciativa.

La fiesta más esperada del año

Ya está aquí la nochevieja. Es el primer año que mi hijo pequeño va a disfrutar de esta fiesta con sus amigos. Cenará conmigo, pero después de las uvas tiene prevista una gran juerga nocturna.

Es su gran cita, la fiesta más esperada del año y para la que lleva preparándose varios meses. Me hace gracia ver con qué expectación aguarda a que den las doce, aunque no se lo he dicho. Y creo que él está bastante nervioso aunque insista en decir que no.

Se ha comprado ropa nueva, lleva media tarde en el cuarto de baño, que si un poco de crema antigranos, que si otra ración de gel fijador para que aguante la minicresta del pelo… creo que no ha dejado un solo detalle al azar: Me recoge éste, pasamos a por aquella y en la esquina x nos encontramos con el resto de la pandilla. Todos guapísimos e ilusionados.

¿Me queda bien esto? ¿o mejor me lo pongo así? pregunta a cada rato torturándome con sus temazos de música bakala mientras yo sigo con los preparativos de la cena. Espero que de verdad sea su gran fiesta, que se divierta y que todo salga como está esperando. Os deseo lo mismo a todos.