Dicen que la adolescencia es la etapa en que uno deja de hacer preguntas y empieza a dudar de las respuestas

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Deportes y crucigrama, lo primero que lee en los periódicos

«¿Me has traído el Marca?», dice mi hijo a modo de saludo cuando me oye llegar. «Sí, lo he traído. Y también El País, ¿lo quieres?», respondo sabiendo que no va a hacer ni caso a otro periódico que no sea deportivo.

A mi hijo pequeño de El País sólo le interesa el crucigrama, así que en cuanto llego viene a por su periódico deportivo y a arrancar el trozo de página que contiene el crucigrama. Durante la primera media hora sólo se le oye hablar de futbolistas y entrenadores: que si uno ha dicho esto, que si otro ha negado aquello. Si hay algo relacionado con el Sevilla o su querido Atleti además de contármelo me canta el himno de ambos equipos.

Después empieza con su retahíla de preguntas sobre el crucigrama: ¿Letra sinuosa?», «Están en Cádiz, de dos letras…», «¿Cadmio?…

Nunca leo la prensa deportiva y hace tiempo que dejé de hacer crucigramas, pero me estoy poniendo al día en ambas materias. ¿Y tú? ¿qué es lo primero que lees en los periódicos? ¿también empezaste por los deportes y el crucigrama?

Fútbol, fútbol y más fútbol


Torrés, Torrés, Fernando Torres Liverpool’s number nine, ná ná, ná ná….

Este estribillo resuena en mi cabeza desde hace días. Da igual que esté concentrada ante el ordenador, en la ducha o en una terracita tomando unas cañas. Tampoco importa que de fondo suene otra cosa: la cancioncilla consigue hacerse un hueco en mis pensamientos, empiezo a tararearla mentalmente y no logro quitármela de encima. Una compañera me ha dicho que incluso muevo la cabeza a izquierda y derecha sin darme cuenta (y sin la música).

Mi hijo empezó a canturrearlo hace días, supongo que coincidiendo con la victoria de la selección y con el gol del niño Torres, uno de sus ídolos. Y se ha ido animando. Ahora no se conforma con cantarme la canción enterita varias veces al día sino que cada vez que me acerco a su cuarto pone el vídeo de Youtube a todo volumen con la versión rotulada del temazo futbolero en plan karaoke.

Parece que le ha sabido a poco la victoria en la Eurocopa, la juerga interminable de esa noche, las celebraciones de los días siguientes, los programas de radio y televisión (de deportes, de actualidad, de corazón…) con mil y un detalles de los jugadores de la selección, sus fichajes, sus novias… ¡Qué tortura!

Quiero ser deportista de éxito

Es el sueño de casi todos los chavales. Ser como Ronaldo, Beckham, Nadal o Alonso. Jugar como ellos, triunfar como ellos, vestir como ellos, ligar como ellos. Cuando mis hijos eran pequeños no había en casa otro objeto más preciado que la camiseta del Real Madrid con el número 7. Les duró muchos años, primero con Butragueño y después con Raúl. Durante años Raúl fue para ellos un dios. Querían vestirse de blanco, meter tantos goles como él. Era el cromo que no les importaba que les saliera mil veces repetido, siempre lo celebraban.

Más tarde, el pequeño tuvo una camiseta firmada por unos cuantos jugadores blancos, que mostraba orgulloso cada vez que alguien venía a casa. Ahora se ha hecho del Atleti, no se pierde un partido, me tortura sin parar con el himno del club, que también suena en su móvil, y se arrepiente de ese tiempo que él llama su «oscuro pasado».

Entre sus ídolos del balón está el Kun Agüero, Messi y Maniche, entre otros. Aunque por delante de todos ellos sitúa a Zidane, «a años luz del resto», asegura tajante. Dice que no es mitómano, pero se sabe vida y milagros de todos ellos, recuerda detalles de un gol que a mi me pasarían completamente inadvertidos, analiza las jugadas una y otra vez, y le encanta pasar horas y horas con el Pro Evolution Soccer, su videojuego favorito, con sus cracks en miniatura y al alcance de la mano.

Pero lo que a él le gusta realmente es jugar. Con su equipo del colegio, con sus tíos, primos, los amigos de su hermano… o con cualquiera que pase por allí dispuesto a darle al balón. Y no lo hace nada mal. Su sueño, aún hoy, sería convertirse en futbolista profesional. Por eso se le ponen los dientes largos cada vez que surge un nuevo deportista de éxito de una edad parecida a la suya, aunque no sea futbolista. A él, como a casi todos, también le gustaría pasar de fan a ídolo.

Ellos no entienden…

… que no me diviertan los videojuegos

… que tenga el mismo móvil desde hace tres años

… que no me gusten las discotecas

… que sea capaz de quedarme en casa una tarde de sábado

… que prefiera el cine en versión original

… que me gusten «todos los feos», como Adrien Brody o Robert de Niro

… que no me gusten sus pantalones caídos

… que quiera tocarles los granos

… que prefiera una buena ensalada a una pizza barbacoa

… que escuche a Manolo García

… que no me interese el fútbol