La terrible pandemia no solo afectó a los seres humanos. Recientes investigaciones han descubierto la presencia de anticuerpos frente al SARS-CoV-2, la COVID-19, en un ejemplar de lince ibérico salvaje, el único afectado por esta enfermedad de los 276 individuos analizados.
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Culitos limpios, cópula (de avutarda) segura
La avutarda (Otis tarda) es un pájaro sorprendente. Tan voluminoso y pesado (hasta 18 kilos), que parece mentira que pueda volar. De ahí le viene lo de “ave tarda”. Prefiere caminar a emprender su casi imposible vuelo.
Con pinta de grandes pavos salvajes, desde niño los buscaba en las parameras castellanas, admirado de sus espectaculares paradas nupciales o “ruedas”, esas curiosas reuniones de sexo en grupo donde los machos elaboran una peculiar danza circular para atraerse el mayor número posible de hembras, en plan fiesta adolescente.
Espiándolas con el telescopio, nunca imaginé sus últimos secretos recientemente desvelados por científicos del Museo de Ciencias Naturales-CSIC.
Resulta que los barbones ingieren veneno a propósito en un extraño comportamiento entre automedicación y droga sexual. Cuando llega la primavera se hartan a comer dos especies de insectos muy tóxicos, la aceitera (Berberomeloe majalis y Physomeloe corallifer), cuyos componentes químicos tienen capacidad para matar a un ser humano. Pero no a ellos. Sólo los más fuertes logran consumirlos en gran número sin daño aparente y con una doble finalidad: eliminar sus parásitos intestinales y aparentar mayor fuerza y salud frente a las hembras. Animales polígamos, cuanto más puedan atiborrarse con estos indigestos coleópteros, más y mejor ligarán.
Por eso las Julietas de avutarda lo primero que miran a los Romeos es su culo, que los mozos exhiben frente a ellas con orgullo de machos alfa. Uno por uno analizan el blanco plumaje que rodea a la cloaca para garantizar que la zona por la que entrarán en contacto durante la cópula esté libre de parásitos o de síntomas de su presencia como la suciedad producida por una diarrea.
Por eso el macho asume el riesgo de ingerir un producto muy venenoso. Para mostrar a las hembras que es resistente a su toxicidad y que dicha resistencia puede transmitirla a su descendencia. Culitos limpios, cópula feliz.
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Artículo científico al que hago referencia: Carolina Bravo, Luis Miguel Bautista, Mario García-Paris, Guillermo Blanco y Juan Carlos Alonso (2014). Males of a strongly polygynous species consume more poisonous food than females, PLOS ONE. Doi: 10.1371/journal.pone.0111057
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La increíble historia del vampiro come lenguas
Si te pregunto por un bicho llamado Cymothoa exigua te sonará a chino. Te confieso que a mí también me pilló de nuevo cuando hace unos días un profesor universitario me habló de él, un extrañísimo pero inofensivo para nosotros parásito marino.
Mi amigo el investigador está completando las colecciones de crustáceos del departamento y me pedía que abriera bien los ojos en la pescadería por si me encontraba alguno. Así me enteré de la existencia de tan raro cangrejo de comportamiento extraordinario. Un bicho capaz de entrar por las agallas del pez y adherirse a su lengua para poder beberle plácidamente la sangre cual vampiro acuático. Allí va creciendo, a golpe de chupetón, hasta que el órgano se atrofia y desaparece. En ese momento el crustáceo ocupa el lugar de la perdida lengua, de tal forma que el pez lo utiliza como si fuera la suya, pues no sufre mayor daño.
Repulsivo ¿verdad? Yo diría mejor maravilloso, sorprendente. Sobre todo si indagas un poco más en su biología. Son hermafroditas. Si hay dos machos uno se transforma en hembra antes de aferrarse a esa lengua que le garantizará alimento seguro. Sus crías son habitualmente machos, que saldrán por la boca del pez en busca de otras víctimas en las que hospedarse.
Es un animal algo raro, a pesar de estar presente en casi todos los mares, incluidos los nuestros. Aparece en peces de altura (nunca de costa ni de piscifactoría), y no solemos verlos pues dado su gran tamaño suelen ser detectados y eliminados en la lonja para no asustar al consumidor. Pero a veces se les pasa alguno y ahí aparece sonriente, poniendo cara de lengua en el interior de la boca del pescado como si fuera lo más normal del mundo, cuando en realidad se parece más al hermano pequeño de Alien, el octavo pasajero.
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En este vídeo (en inglés) cuentan de manera muy gráfica la extraordinaria vida del raro parásito marino.
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