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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Culitos limpios, cópula (de avutarda) segura

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Una avutarda hembra examina la cloaca exhibida por el macho © Franz Kovacs / CSIC

La avutarda (Otis tarda) es un pájaro sorprendente. Tan voluminoso y pesado (hasta 18 kilos), que parece mentira que pueda volar. De ahí le viene lo de “ave tarda”. Prefiere caminar a emprender su casi imposible vuelo.

Con pinta de grandes pavos salvajes, desde niño los buscaba en las parameras castellanas, admirado de sus espectaculares paradas nupciales o “ruedas”, esas curiosas reuniones de sexo en grupo donde los machos elaboran una peculiar danza circular para atraerse el mayor número posible de hembras, en plan fiesta adolescente.

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Aceitera común (‘Berberomeloe majalis’). © WikiCommons

Espiándolas con el telescopio, nunca imaginé sus últimos secretos recientemente desvelados por científicos del Museo de Ciencias Naturales-CSIC.

Resulta que los barbones ingieren veneno a propósito en un extraño comportamiento entre automedicación y droga sexual. Cuando llega la primavera se hartan a comer dos especies de insectos muy tóxicos, la aceitera (Berberomeloe majalis y Physomeloe corallifer), cuyos componentes químicos tienen capacidad para matar a un ser humano. Pero no a ellos. Sólo los más fuertes logran consumirlos en gran número sin daño aparente y con una doble finalidad: eliminar sus parásitos intestinales y aparentar mayor fuerza y salud frente a las hembras. Animales polígamos, cuanto más puedan atiborrarse con estos indigestos coleópteros, más y mejor ligarán.

Por eso las Julietas de avutarda lo primero que miran a los Romeos es su culo, que los mozos exhiben frente a ellas con orgullo de machos alfa. Uno por uno analizan el blanco plumaje que rodea a la cloaca para garantizar que la zona por la que entrarán en contacto durante la cópula esté libre de parásitos o de síntomas de su presencia como la suciedad producida por una diarrea.

Por eso el macho asume el riesgo de ingerir un producto muy venenoso. Para mostrar a las hembras que es resistente a su toxicidad y que dicha resistencia puede transmitirla a su descendencia. Culitos limpios, cópula feliz.

Artículo científico al que hago referencia: Carolina Bravo, Luis Miguel Bautista, Mario García-Paris, Guillermo Blanco y Juan Carlos Alonso (2014). Males of a strongly polygynous species consume more poisonous food than femalesPLOS ONE. Doi: 10.1371/journal.pone.0111057

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