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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Greenpeace propone prohibir la publicidad «manipuladora» de la carne

Imagen de la campaña ‘Los siete mitos del marketing de la carne’. Foto: Greenpeace

La organización ecologista Greenpeace ha pedido a instituciones, gobiernos, empresas y medios de comunicación prohibir la publicidad, patrocinios u ofertas de carne por sus «manipuladoras» estrategias de marketing. Al mismo tiempo ha lanzado una campaña publicitaria para recordar al gobierno de Pedro Sánchez que «menos carne es más futuro«.

La ONG denuncia que «mientras la crisis climática se agrava, fomentar el aumento del consumo de carne es una irresponsabilidad que debe regularse de inmediato».

A diferencia de sectores como el alcohol o el tabaco, critican los ecologistas, la publicidad de la carne no tiene restricciones, a pesar de que su consumo excesivo no solo es perjudicial para cada persona individual sino para toda la población por su grave impacto ambiental.

La ganadería representa ya el 19% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero del planeta.

Reducir el consumo de carne y no aumentarlo

Según el responsable de agricultura en Greenpeace España, Luís Ferreirim, «en regiones como Europa debemos consumir (y producir) al menos un 70% menos de carne y lácteos y, la que consumamos, debe proceder de ganadería ecológica».

Ferreirim critica que la industria cárnica invierte enormes cantidades de dinero en campañas y, a menudo, con ayuda de dinero público. Entre 2016 y 2020, la UE destinó más de 250 millones de euros a promocionar productos cárnicos y lácteos. «Mientras la crisis climática se agrava, fomentar el aumento del consumo de carne es una irresponsabilidad que debe regularse de inmediato”, sostiene el ecologista.

Acción de Greenpeace en una macrogranja de Hellín (Albacete). Foto: Pedro Amestre

Los siete mitos de la publicidad cárnica

El informe ‘Los siete mitos del marketing de la carne‘ ha sido realizado por expertos en semiótica y estrategias de marca, que han analizado desde la lingüística hasta la simbología y los códigos culturales más de medio centenar de marcas de carne de 6 países europeos (España, Francia, Polonia, Suiza, Alemania y Dinamarca). En sus conclusiones, Greenpeace revela que la industria cárnica «manipula» al consumidor hacia el «consumo excesivo de carne».

Este estudio se puede resumir en los siete mitos publicitarios de la carne:

  • El mito verde: Los anuncios usan códigos semánticos ecológicos, diseñan envases con sellos e iconos verdes, crean un sinfín de etiquetas como “artesanal” o “de granja”, que no garantizan ninguna sostenibilidad, o reducen el plástico de sus envases para pregonar su falso compromiso ambiental.
  • El mito de la salud: Muchas personas no reducen su consumo de carne pensando que son necesarias sus proteínas, cuando el riesgo para la salud está en el exceso de proteína de origen animal. La publicidad acompaña la imagen de la carne con verduras y usa términos intrínsecos como “sin gluten” (cuando la carne no tiene) o demagógicos como “calidad 100%” (que no tiene acepción jurídica ninguna). La industria hace creer que la carne es necesaria para el crecimiento de los niños y niñas, atrayéndoles con envases divertidos, spots en programación infantil o colocando los productos a su altura en las tiendas.
  • El mito de la masculinidad: Muchas marcas recuperan la narrativa del hombre cazador. Siguiendo la línea de los estereotipos sobre masculinidad, los anuncios para hombres llevan colores negro/gris o rojo/naranja, con imágenes recurrentes de fuego, cuchillos, barbacoas o porciones grandes de carne, que se come con las manos. Se trata de hombres fuertes, que aparecen al aire libre y muchas veces compartiendo actividades para crear la imagen de que la carne refuerza vínculos entre ellos.
  • El mito de la buena mujer: Al contrario, a ellas rara vez se las ve comiendo carne (porque las mujeres “no ceden a sus impulsos primarios”) y, si lo hacen, suele ser carne blanca o finas rodajas de charcutería, como si comieran “aire”. Aparecen como cuidadoras, cuyo papel es alimentar a la familia. Para modernizar la imagen, también muestra a la mujer trabajadora, para quien la carne procesada es una buena opción por su rapidez. Usan colores claros y ambientes agradables.
  • El mito del patriotismo: Muchas marcas muestran que consumir carne del país es una forma de aferrarse a una identidad tradicional, además de proteger la economía. Usan colores de la bandera, paisajes y símbolos patrios o etiquetas de origen 100% nacional. Muestran a personas locales (como símbolo de integridad), a queridos iconos nacionales (celebridades…) y pasiones culturales compartidas (como el fútbol…etc).
  • El mito de la camaradería: La industria enseña que comer carne es un acto colectivo y ritual, que resuelve disputas y restablece la armonía. En todos los países analizados, la carne es la protagonista en los días de celebración (desde bodas a navidades…etc).
  • El mito de la libertad: En esta estrategia de marketing, la comida es menos importante que la experiencia. Muestra diversidad de edades, etnias y géneros, que rompen las reglas porque “todo vale”. Muestra un mundo moderno, con móviles, autoservicios y códigos juveniles como el monopatín o el manga.

El ejemplo del tabaco

Según Greenpeace, el tabaco es un buen ejemplo para regular las prácticas del marketing cárnico, especialmente para proteger al público más vulnerable como la infancia y la adolescencia.

La OMS exige la “prohibición de todo tipo de publicidad, promoción y patrocinio del tabaco” y varias directivas de la UE prohíben distintas formas de publicidad y patrocinio del tabaco en medios y eventos.

También se han regulado otros sectores, con conocidos efectos negativos, como el alcohol o el azúcar y los datos muestran que este tipo de regulación es eficaz para frenar el consumo, asegura la ONG ecologista.

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2 comentarios

  1. Dice ser la moderación

    Todo esto también hay que acotarlo con el mito de «lo natural».
    Lo natural no es para el ser humano no comer carne. De hecho, la evolución humana, su naturaleza, se ha desarrollado en base al consumo de carne. Otra cosa es limitar su uso, pero no demonizarla.
    Y la idea de que consumiendo productos novedosos nos va a aportar una salud más potente, también hay que cogerla con pinzas.
    El cuerpo humano no sabe de modas.
    El veneno de las arañas también es natural.
    El CAPCHA en ocasiones desquicia, mata neuronas y es más perjudicial que diez kilos de carne comidos de una sentada, y ahi está. A veces bien, otras casca.

    27 diciembre 2021 | 23:21

  2. Ningún carnivoro ha muerto antes de los 70 por comer demasiada carne.

    31 diciembre 2021 | 15:19

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