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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Ven a catar el paisaje (espectacular y sin quemar) de Sierra Bermeja

El Paraje Natural Los Reales de Sierra Bermeja.

Sierra Bermeja es un fabuloso espacio natural y cultural de la provincia de Málaga que desgraciadamente se ha hecho famoso por una tragedia. El gigantesco «superincendio» que desde el 8 al 15 de septiembre pasado arrasó 10.000 hectáreas de sus valiosos bosques. Pero aún queda mucho, muchísimo, por conocer, disfrutar, valorar y cuidar en esa comarca de leyenda.

Nos acercamos a ella para catar sus paisajes como nos gusta hacerlo, despacito y con sensibilidad. También aprovechamos para explicar qué son esos incendios «de sexta generación» y por qué se producen. ¿Te vienes a la Sierra?

Zona quemada de Sierra Bermeja. Foto: EFE

¿Por qué fue tan terrible ese incendio?

Es el primero en España de una nueva clase de fuegos incontrolables, que desgraciadamente cada vez serán más habituales. Son los incendios de sexta generación, lo más parecido a que nos explote una bomba nuclear en el bosque. Os lo explico.

  • Primera generación. Hasta los años setenta los fuegos eran pequeños y los apagaban los propios vecinos, pues entonces vivía en los pueblos todo el mundo.
  • Una segunda generación de fuegos se hizo más rápida y destructiva, así que empezamos a organizar los primeros equipos de extinción.
  • Los de tercera generación, ya en los años noventa, fueron más intensos y frecuentes. Es cuando se generalizaron los hidroaviones y helicópteros, porque solo desde tierra no éramos capaces de apagarlos.
  • Con la cuarta generación las llamas se acercaron peligrosamente a los pueblos y empezaron a matar personas.
  • Ahora son habituales los de quinta generación, los grandes incendios que calcinan extensiones superiores a las 500 hectáreas.
  • Pero los de sexta generación no se pueden apagar. Son tan brutales, veloces e impredecibles como la explosión de un volcán. Son capaces incluso de modificar la meteorología del lugar y crear auténticas tormentas de fuego, los denominados pirocúmulos, verdaderos tsunamis con llamas de hasta 30 metros de altura. Frente a ellos sólo podemos salir huyendo.

¿Y por qué surge ahora esta nueva generación de incendios?

Porque hemos cambiado el planeta, pero a peor.

Son consecuencia directa del calentamiento global, de la crisis climática que provoca sequías, terribles olas de calor, debilita los bosques y aumenta las temperaturas a niveles desconocidos.

Es el círculo infernal del fuego: los incendios forestales agravan el cambio climático y el cambio climático intensifica los incendios forestales.

Por si fuera poco, el abandono del mundo rural, la desaparición de la ganadería extensiva y de los aprovechamientos forestales están convirtiendo a nuestros bosques en auténticos polvorines.

El problema es muy complejo. Y no se arregla con soluciones sencillas.

¿Qué hemos perdido con el incendio de Sierra Bermeja?

Para que os hagáis una idea, se ha quemado un espacio natural que debería haberse declarado este año Parque Nacional junto al nuevo parque de la Sierra de las Nieves.

Se ha quemado muchísimo, pero ojo, que por suerte nos queda todavía mucho en excelente estado de conservación.

Lo más interesante es su singularidad, especialmente geológica y botánica. Allí crece el único pinsapar del mundo sobre peridotitas y serpentinas. Por supuesto, estas serpentinas no son cintas de fiesta, claro. Son unas rocas con alto contenido en hierro y magnesio que al oxidarse dan ese color rojo tan característico de la sierra, de ahí su nombre. Recordad que el bermejo es, en castellano antiguo, sinónimo de rojo.

Y el pinsapo, por si alguien no lo conoce, es un abeto exclusivo de Andalucía. De todo el mundo solo crece en tres enclaves andaluces, los malagueños de Las Nieves y Sierra Bermeja, y el gaditano de Grazalema. Pero es incapaz de rebrotar después de un fuego. Más de un millar de pinsapos de Sierra Bermeja han muerto calcinados por este incendio. Los expertos ya hablan de catástrofe ambiental.

Mirador de Salvador Guerrero. Foto: Diputación de Málaga

CATA DE SIERRA BERMEJA

Comencemos por la vista

La Sierra Bermeja es un balcón al Mediterráneo y a la Costa del Sol. Pero es un alto balcón, pues a pesar de estar muy cerquita del litoral supera los 1.000 metros de altura.

Un lugar excepcional para descubrirla con todo el asombro es el Mirador de Salvador Guerrero. Desde allí la vista es inenarrable. A la izquierda vemos la costa occidental de Málaga y el valle del Genal, con Estepona al fondo. Hacia el oeste, en días claros se ven las famosas columnas de Hércules, el Peñón de Gibraltar y el monte Hacho de Ceuta, en la vecina África.

Pero si queremos ver algo verdaderamente único, tenemos que ir al pueblecito de Júzcar, donde nos vamos a quedar alucinados. Porque todas sus casas están pintadas de azul eléctrico ¿Y sabes por qué? Porque es el pueblo de los duendes más famosos del mundo: ¡Júzcar es el pueblo de los pitufos!

En 2011 se estrenó en esa pequeña localidad la película de Los Pitufos, y para celebrarlo se pintaron de azul todas sus casas. Al año siguiente, y por consulta popular, los apenas 200 vecinos decidieron mantener el azul en sus fachadas para aprovechar así el reclamo turístico. ¡Bien hecho!

El pueblo pitufo de Júzcar.

¿A qué suena la Sierra Bermeja?

Suena a bosque, a pajaritos. Algunos de ellos tan hermosos como singulares. Como el colirrojo real. Es una especie estrictamente forestal propia del centro y norte de Europa, muy rara en Andalucía.

Tiene una llamativa cola rojiza que no para de mover, de ahí su nombre. Y el macho es precioso. Luce un pecho naranja rojizo, garganta negra y frente blanca. Y canta como los ángeles.

 ¿A qué huele Sierra Bermeja?

Ahora mismo a cenizas y desolación. Pero queda mucha maravilla intacta. Elegir sus aromas característicos es un trabajo muy difícil. Por eso le he pedido ayuda en esta cata a un gran periodista ambiental, excepcional gourmet y buen amigo, José María Montero, director de «Tierra y Mar» y «Espacio Protegido» en Canal Sur Televisión. Nos invita a olfatear un sitio muy especial de esa sierra, el Valle del Genal.

Él lo define como “el bosque habitado”, un pedazo de la Galicia húmeda en Málaga donde el tiempo se ha detenido. Como explica muy gráficamente, «para un sureño el Valle del Genal, tan cerca de África, huele a norte, sobre todo en otoño». Y añade, maravillado y maravillándonos: «Internarse en los castañares más densos de este valle, los castañares de Bujerra o de Parauta, es recuperar el aroma de la tierra, mojada, el olor de los hongos, el olor a suelo vivo».

Pasemos al tacto. Toquemos Sierra Bermeja

Toquemos esas piedras extrañas, las peridotitas, pero con cuidado. Es un tipo de roca tóxica con muchos metales pesados, aunque su contacto no es peligroso. Solo aflora en 15-20 puntos del planeta. Y el más grande del mundo es el de Sierra Bermeja. Es una roca dura, sonora, rojiza y muy muy especial. La belleza de lo singular se palpa en sus piedras.

Finalizamos con el quinto sentido, el gusto

También por recomendación del periodista y querido disfrutón José María Montero, Monti para los amigos, nuestras papilas gustativas van a saltar locas de contentas este otoño con las setas y castañas de Sierra Bermeja. Especialmente las de ese reducto atlántico en el Mediterráneo que es el Valle del Genal.

Atención allí al creciente turismo micológico, especialmente volcado en delicias como los boletos y las setas de cardo. Y atención a su ya famosa “Primavera de cobre”, que en realidad es un otoño inolvidable entre las hojas amarillentas de los castañares.

Por supuesto, puedes y debes disfrutarlas a placer en las jornadas micológicas que ofrecen allí muchos restaurantes. ¡Yo ya estoy salivando!

A continuación te dejo la cata completa en formato podcast. Es la emisión que hice de ella en la sección «Catas de Paisaje«, en el programa dominical de Radio5 «De vuelta«, dirigido por Inmaculada Palomares.


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