¿El polígrafo es realmente eficaz para detectar mentiras?

3034903278_7ce5ea98f3_oLa prueba poligráfica es una de las herramientas de detección del engaño a través de patrones no verbales, en este caso fisiológicos, más populares. En España no se admite como prueba judicial y se utiliza en el programa ‘Sálvame Deluxe’ para detectar mentiras en el mundo del famoseo, pero os sorprenderá conocer que fuera de nuestras fronteras, esta prueba, tiene una relevancia muy notable en diferentes organismos oficiales de países como EEUU, según cita el prestigioso Paul Ekman en una de sus obras, este sistema está totalmente integrado en, por ejemplo, FBI, CIA, Agencia Nacional de Seguridad, Espionaje y Seguridad del Ejercito, etc. Entonces ¿cómo funciona la máquina? ¿hasta qué punto es eficaz? ¿cómo se relaciona con las emociones y la mentira?

Todo comenzó con el italiano Cesare Lombroso, que investigó la relación entre los cambios en el sistema cardiovascular y la reacción del cuerpo con la mentira. En esta tarea consideró únicamente dos parámetros: ritmo cardíaco y presión sanguínea. Posteriores progresos en el desarrollo de la técnica dieron como resultado la aparición del famoso polígrafo cuya invención es atribuida a Leonard Keeler. Y desde entonces el polígrafo ha sido y es utilizado como herramienta de ayuda para detectar engaños, quizás por ello se conozca vulgarmente como “cazador de mentiras”, “detector de mentiras” o “máquina de la verdad”.

El funcionamiento es relativamente sencillo. La persona se sienta cómodamente  y mantiene una conversación relajada con el entrevistador durante un cuarto de hora. Se le conecta a los sensores que miden cierto número de variables corporales (respiración, latidos del corazón, presión arterial y grado de conductividad de la piel) y los datos son monitorizados por ordenador en una pantalla. En un programa se marcan las respuestas y se comparan digitalmente con las preguntas de control hechas previamente (en la conversación relajada) para determinar si ha habido falsedad o no.

Siempre ha habido mucha polémica en torno a su utilización y fiabilidad y desgraciadamente existen pocas pruebas científicas sobre su precisión. Quizás por ello, en los años 80, el Departamento de Defensa Americano propuso al Congreso la valoración de su precisión por parte de la Oficina de Evaluación de Tecnología (Office of Technology Assessment). El informe de la OTA es un documento especialmente interesante, porque hace un análisis crítico, desde un punto de vista imparcial, sobre la validez científica de este método. Aunque este informe no ofrece ninguna conclusión simple, sí señala que su eficacia (como la de cualquier otra técnica para detectar mentiras) depende de la naturaleza de la mentira, del mentiroso y del evaluador.

Normalmente, las verdades se marcan en la pantalla con una línea curva (burbuja) limpia y clara, mientras que la mentira se adivina cuando dicha línea es más alta y compleja.

Normalmente, las verdades se marcan en la pantalla con una línea curva (burbuja) limpia y clara, mientras que la mentira se adivina cuando dicha línea es más alta y compleja.

Para Paul Ekman depende además del tipo de cuestionario aplicado, de la habilidad del examinador para preparar las preguntas y de la forma en que se evalúan los gráficos obtenidos por el polígrafo.
El principal problema de la prueba poligráfica es la subjetividad a la hora de interpretar los resultados obtenidos, esto es, la falta de objetividad a la hora de interpretar como señales de mentira las alteraciones que se producen en la presión arterial, tasa cardíaca, frecuencia respiratoria y conductividad de la piel, cuando el sujeto es sometido a un interrogatorio.

Para aplicar esta prueba es imprescindible la preparación de un cuestionario incluyendo preguntas de tres tipos: irrelevantes, relevantes y de control. Su utilidad se sustenta en la hipótesis de que las respuestas fisiológicas de una persona cambian de forma medible cuando miente. Pero, si el informe de la OTA ya especificaba que su eficacia dependía de una serie de variables y que había limitaciones, el informe del National Research Council del año 2003, referido también al empleo del polígrafo, puso en evidencia la validez y fiabilidad de esta herramienta a la hora de discriminar entre personas veraces y mentirosas.

 

 

 

*Fuente de consulta: Detección y medición del engaño. ¿Mienten los detectores de mentiras? de José Manuel Petisco.

 

4 comentarios

  1. Dice ser alberto ruiz

    Cuando está bien hecho y el poligrafista no miente, si, es bueno. Desgraciadamente tengo una muy mala experiencia con uno. Como en todo hay quien se vende.

    20 abril 2016 | 11:32 am

  2. Dice ser Yo misma

    Creo que en EEUU se dejó de utilizar como prueba hace ya varios años.
    Puede que se utilice en interrogatorios, pero ya hace bastante que no ae presenta como prueba xq se dieron cuenta que se podía manipular. De hecho hay bastantes casos conocidos en los que los acusados la pasaron ampliamente cuando si se usaba como prueba fehaciente y luego resultaron ser los verdaderos culpables con pruebas como el ADN.

    20 abril 2016 | 11:51 am

  3. Dice ser Marco

    Creo que el sistema funcionará cuando es utilizado en algunos países, independientemente de que tenga sus fallos…en España en vez de usarlo aprovechando sus posibilidades para asuntos importantes, se hace para ver si un famos@ se acostó con otro@..asi nos va

    20 abril 2016 | 11:54 am

  4. Dice ser marian

    Imposible, es como cuando se asegura que la persona que habla cara a cara con otra, y desvía la mirada a la derecha o a la izquierda, está mintiendo.
    ¡Mentira!, en mi caso me ayuda a recobrar la concentración sobre el tema que estoy hablando, no mintiendo.
    Controlar el valor de las emociones o el ritmo vital de un sujeto, considero no es posible.

    20 abril 2016 | 12:39 pm

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