Las normas de vestimenta que deberíamos recuperar de nuestros abuelos

Me encanta que vivamos en la comodidad constante en lo que a prendas se refiere. Lo de ir una vez a la redacción de 20 Minutos con ropa del gimnasio (quería ir a entrenar después) y que nadie me dijera nada, fue una auténtica maravilla.

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Pero por otro lado me da un poco de urticaria interior pensar que ya nos da absolutamente igual lo que cogemos de la percha por la mañana. Vale que la mayoría de nosotros vamos con el ojo pegado, pero ¿ya esta? ¿No hay vida más allá de los vaqueros y zapatillas de todos los días?

No pido volver a la camisa almidonada y a que los hombres no salgan de casa sin sombrero (que ojalá porque me encantan los complementos masculinos) pero, ¿qué tal un punto medio?

Parece que desde que usamos zapatillas de cordones las 24 horas del día, y no solo para hacer deporte, han desaparecido el resto de zapatos de la vista y de la memoria. Especialmente en el de ellos. Creo que quitando alguna boda y graduaciones, no he visto a mis amigos con zapatos.

Nuestras abuelas no tenían ni la mitad del armario que tenemos nosotras, eran más ecológicas, se comían mucho menos la cabeza y las prendas eran buenas, de esas que todavía tendrás alguna colgada (si las has tratado con cuidado).

Me encantaría que volviera no solo esa calidad por las prendas en vez de las fibras, sino esa conciencia colectiva de no gastar en cada temporada un pastizal. No hablo de volver a lo de tener un vestido en todo el año, pero encontrar un punto medio que no le pese al planeta.

Lo que antes era elegancia, el largo de una falda, un color oscuro o un maquillaje discreto para no empañar la belleza natural, ha evolucionado ahora a cosas extrañas que difícilmente puedo considerar elegantes (no, por mucho que todas mis coetáneas opten por el hialuránico me negaré a ver esas bocas de pato como algo fino, ni a las pestañazas postizas de muñeca de porcelana una cosa bonita).

El “saber estar” adecuando las prendas a las circunstancias es algo que también hemos perdido, Incluso puedo recordar un compañero diseñador de mi escuela que acudió en chandal negro y gorra a su propia graduación.

Echo de menos (y eso que no lo he vivido) el concepto de “vestirse de domingo”, ese que me cuentan mis padres de cuando eran pequeños, la idea de arreglarte una jornada a la semana porque era un día especial.

Extraño, también, el joyero de mi abuela (seguro que recordáis bien el de las vuestras). Ese que de pequeña veía casi con devoción, como si guardara un tesoro en sus cajones. El mismo del que ahora, guardo solo algunas piezas que tanto me recuerdan a ella.

No dejo de pensar que, en un futuro, mis nietas no recibirán más que esas mismas piezas, porque mi bisutería de tiendas low cost (el sueldo de los millennials no da para más de momento) estará machacada, destrozada, o con el baño dorado desaparecido por el paso del tiempo.

Pero igual es que soy solo una melancólica de la vestimenta, y, (¿por qué no admitirlo de paso?) una que echa de menos a sus abuelos.

11 comentarios

  1. Dice ser Sociólogo Astral

    El mundo deberia dejar de evolucionar cuando ha alcanzado la perfección, en el vestir, en la música, en el cine, en la televisión, en las relaciones sociales, etc…de lo contrario la evolución humana degenera hacia peor.

    14 marzo 2018 | 10:34

  2. Dice ser Nana

    Sinceramente, que cada uno vaya como quiera (duchado y limpio por supuesto), pero si es sorprendente lo del calzado. Precisamente iba el otro dia en el metro y me estuve fijando y en todo el vagon solo llevavamos zapatos dos personas.

    14 marzo 2018 | 10:52

  3. Dice ser Carmen

    Pues lleva razon…yo he visto algunas madres en pijama
    zapatillas y bata a llevar al niño al cole enfrente de su casa…un minimo de decoro por favor…!!

    14 marzo 2018 | 11:14

  4. Dice ser esti

    Muy interesante y además recatadas que eran, nada de agacharse como un paleta y enseñar medio trasero porque los leggins son lo mejor que tienes pero los llevas a ras. En fin. Muchas nos hemos apuntado al armario cápsula y de ahí al minimalismo y de ahí a zero estrés ante el espejo por la mañana.

    14 marzo 2018 | 11:23

  5. Dice ser Fer

    Ay vuestro querido paquito franco qué añoranzas que le tenéis…

    14 marzo 2018 | 12:08

  6. Dice ser Atenta

    Gastamos 3.000 veces más en ropa y vamos peor vestidos. Qué tendrá que ver Paquito aquí, Fer?

    14 marzo 2018 | 13:16

  7. Dice ser CadaUnoQueVistaComoQuiera

    Si me caso… ire en calzoncillos
    ¿Algún problema?

    Pues eso.

    14 marzo 2018 | 14:04

  8. Dice ser Ana

    Una vez fuí en el metro con un «hombre» delante de mí con los pantalones por la mitad del culo, que, obviamente, quedaban a la altura de mi cara. Me tuve que salir a la siguiente estación (y eso que era hora punta) porque del asco que me estaba dando casi vomito…

    14 marzo 2018 | 14:07

  9. Dice ser Lyli

    La verdad es que estoy completamente de acuerdo con el artículo, a mi me encanta como vestían antes, la calidad de la ropa y por qué no, también la joyería.

    Ahora no sabemos que ponernos y tenemos los armarios llenos de ropa y aún así (hablo por experiencia propia) nos seguimos comprando más ropa, mientras que antes pasaba bastante tiempo hasta que se compraban algo y era porque ya no se podía remendar más.

    Por si cabe alguna duda, tengo 19 años.

    14 marzo 2018 | 14:41

  10. Dice ser Lola

    Es cierto que los tiempos han cambiado mucho, pero creo que se debería de mantener ciertas normas en el vestir, siempre y cuando la ocasión lo requiera. Yo soy de las que aún me arreglo un poco más si voy al cine o al teatro, que para las zapatillas de deporte siempre hay tiempo . Ahora bien, la calidad de la ropa va en picado año tras año, siempre he sido muy cuidadosa con mis cosas y he tenido ropa que me ha durado años, tratándolas bien por supuesto, hasta no hace mucho tenía un jersey de lana, comprado en Cortefiel hace más de 20 años, y hasta que el otro día me equivoqué y lo metí en la lavadora y encima en un programa equivocado, lo había estado utilizando, ahora se ha quedado un poco corto, pero lo aprovecharé para estar en casa. Sin embargo, ayer mismo estuve en esa misma tienda, y solo de tocar los tejidos me daba grima, poliéster la mayoría de las prendas de vestir y a precios que distan mucho de ser una bicoca.

    14 marzo 2018 | 16:23

  11. Dice ser Fer

    Atenta, en cuanto al despilfarro es lo único que estoy de acuerdo. Una frase en todo un compendio de añoranzas a clasicismos recatamientos y estereotipos caducos y patriarcales.

    14 marzo 2018 | 16:28

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