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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Entradas etiquetadas como ‘cafe’

¿Por qué no reciclamos las cápsulas de café?

Cápsulas de café encontradas en la basura doméstica.

Cápsulas de café encontradas en la basura doméstica.

Prácticamente ya no hay una casa en España que no tenga un máquina de café por cápsulas de un solo uso. Sus precios han bajado muchísimo y hay además muchas marcas blancas ofreciendo productos económicos en cualquier supermercado.

El café sale muy bueno y rápido, pero no tiene nada de limpio. Porque además de ser muchísimo más caro que el café de cafetera tradicional (haz cuentas y verás), el sistema de cápsulas supone una pérdida de valiosos recursos naturales, su reciclaje es costoso y no hay un sistema de reciclado cómodo que funcione correctamente. En otras palabras, las compañías fabricantes te dejan la responsabilidad del reciclado a ti, el consumidor. Ellas se lavan las manos. Lee el resto de la entrada »

El único cafetal de Europa es canario… y relaja

Café canario tostándose bajo el sol tranquilo del Valle de Agaete.

Café canario tostándose bajo el sol tranquilo del Valle de Agaete.

No todos los cafés nos aceleran, activan, ponen nerviosos. Hay algunos que respiran tranquilidad y transmiten sosiego, buen rollito. Son los que busco. Los que he venido a descubrir al Valle de Agaete, en el noroeste de la isla de Gran Canaria. Los únicos cafetales de Europa, de la Unión Europea para ser geográficamente exactos. Aunque paseando por la plaza del barrio de San Pedro, dominado por las fortalezas pétreas del macizo de Tamadaba, en un paisaje tropical donde abundan papayas, mangas, naranjas, aguacates y tabaco, más parece que estemos en Costa Rica, Jamaica o Colombia que en medio del Atlántico y a tan sólo 200 kilómetros del desierto del Sáhara.

El café encierra en este valle un sabor antiguo. Se trata de una tradición surgida en el siglo XIX y por suerte a resguardo gracias a los más de 40 agricultores empeñados hoy en día en el cuidado artesanal de sus cafetos, como aquí llaman a las plantas del café.

Pero que nadie se espere grandes explotaciones. Todo lo contrario. La producción apenas supera los 10.000 kilos, por lo que prácticamente no llega a las tiendas. Hacerse con un paquete es un lujo. Lee el resto de la entrada »

Únete al desafío del café reposado y socialmente justo

 

Café

Bajo el lema “Soy Comercio Justo”, miles de personas de un centenar localidades españolas se unirán a los más de 50 países que celebran el próximo 14 de mayo el Día Mundial del Comercio Justo. La jornada apelará a la ciudadanía a participar en este movimiento internacional de lucha contra la desigualdad y por la justicia global, que nació en los años 50 y hoy es una red consolidada en todo el mundo. Y a beber mucho café. Lee el resto de la entrada »

Comercio Justo: 30 años comprando con cabeza y corazón

Cacao

En 2016 se cumplen 30 años de la apertura de las dos primeras tiendas de Comercio Justo en España, en San Sebastián y Córdoba. Poco a poco, la etiqueta del fairtrade se ha ido haciendo un hueco entre los consumidores concienciados con el inmenso poder que tenemos, no ya en nuestras manos sino en el monedero. Lee el resto de la entrada »

Consigue que el café no te quite el sueño

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© Wikimedia Commons

Dicen que la cafeína te desvela por la noche. Que la teína tampoco te deja dormir. Que el chocolate contiene un estimulante, la teobromina, responsable de algún que otro insomnio. Pero a mí, lo que de verdad me quita el sueño es el terrible impacto social y ambiental de estas tres bebidas de compulsivo consumo mundial, tropicales las tres y en su gran mayoría procedentes de territorios económicamente poco desarrollados, pero con grandes reservas naturales donde se refugia la mayor parte de la biodiversidad planetaria.

El café, por ejemplo, es el producto primario más comercializado en el mundo después del petróleo. 25 millones de personas, países tropicales enteros, dependen de su cultivo en cerca de 12 millones de hectáreas, una superficie más grande que Portugal, en su mayoría terrenos ocupados por ricos bosques de niebla.

Algo parecido ocurre con el , cuya recolección es un duro trabajo manual en los cerca de 2,4 millones de hectáreas dedicadas a este cultivo en todo el mundo.

Y el cacao, el divino chocolate, nos llega gracias al terrible esfuerzo de cinco millones de pequeños productores, la mayoría en Costa de Marfil. Su trabajo nutre un consumo en imparable ascenso donde, como siempre, el coste de su producción es una ínfima parte de lo que al final pagamos los consumidores.

Pero hay una solución para dormir a pierna suelta. Comprar productos de Consumo Justo o de la Rainforest Alliance. Etiquetas que certifican el pago de sueldos dignos a los agricultores y sus comunidades, rechazando mano de obra infantil. Que preservan la tierra y los acuíferos en plantaciones bajo árboles nativos, reduciendo el uso de productos químicos, manteniendo corredores de vida silvestre, conservando los recursos naturales.

Certificados de conciencia tranquila y dulces sueños.


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Impuestos para combatir la obesidad

Andan los ánimos encendidos en México, pero sobre todo en Estados Unidos, respecto a la posibilidad de cobrar un impuesto que grave el consumo de refrescos, zumos y bebidas energéticas. ¿La razón? Que engordan. Según los expertos, por cada lata o vaso extra de bebida azucarada consumida al día por un niño, sus posibilidades de volverse obeso aumentan un 60%. Y la mejor manera de reducir este consumo es encareciéndolo, como ya se hace con el tabaco y el alcohol. Paralelamente, las arcas estatales incrementarían sus recursos para hacer frente al creciente gasto médico provocado por esa nueva epidemia de los países ricos llamada obesidad. También (y especialmente) para reducir sus déficits. Ya puestos, los analistas más osados acarician la idea de imponer un impuesto a las grasas y hasta al chocolate.

Ciudades como Nueva York o Filadelfia podrían ser las primeras en aprobar tan polémico canon, encareciendo así la popular lata roja en casi un 15%.

Soy el primero en aborrecer este tipo de bebidas artificiales. Nada como el agua natural, como un buen zumo, para quitar la sed. Pero estoy decididamente a favor de la educación, de la concienciación de la población sobre los indiscutibles beneficios de una alimentación sana y equilibrada. Criminalizar el consumo a golpe de multa o impuesto me parece intolerable. Perjudicará como siempre a los más pobres. Y nos arrojará a los brazos de las bebidas edulcoradas con productos tan perjudiciales para la salud como el aspartamo.

Como diría mi padre, están empeñados en que nos muramos todos bien sanos. Y bien pobres, empecinados en freírnos a toda clase de impuestos y multas, siempre por nuestro propio bien. Con tanta vida sana, tantas tablas calóricas, tanto control de la sal y el azúcar, del café y el tabaco, de los helados y las chuches, nos acabará pasando como al del chiste. No viviremos más años pero, sin todos esos pequeños placeres de la carne, la vida se nos hará eterna.

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