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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Peligro en el monte: más de un millón de fincas están abandonadas y no tienen dueño conocido

Incendio forestal en Zamora este verano. Foto: Agencias

Uno de los grandes problemas del monte español es que no sabemos de quién es el monte. Y sin propietarios conocidos, resulta imposible hacer una mínima gestión del territorio, promover repoblaciones o gestionar los bosques.

Algunos lo pueden ver como algo positivo, que la naturaleza vuelva a recuperar lo que era suyo. Pero los expertos niegan que algo así sea una ventaja. Todo lo contrario. En tiempos de cambio climático y abandono rural, un monte descuidado, asalvajado, se convierte en un polvorín, en la tormenta perfecta de los incendios forestales de sexta generación, esos fuegos gigantescos que no se pueden apagar y causan tanto dolor y destrucción.

El minifundismo gallego y el abandono de fincas es la base de los incendios forestales

Una bomba de relojería

El prestigioso periodista Manuel Campo Vidal, sociólogo, presidente de Next Educación, presidente emérito de la Academia de Televisión de España y fundador de la Red de Periodistas Rurales, considera en un artículo difundido  por esa Red que «el abandono de fincas es una herida medioambiental en el planeta«. Y aporta un dato espeluznante, casi un millón de fincas en España no tienen dueño conocido. En su opinión, «las fincas abandonadas forman parte del paisaje y alimentan una bomba de relojería en una España tan castigada por los incendios».

Campo Vidal se basa en datos aportados por Jacobo Rey, director general en la Xunta de Galicia, en un reciente Foro Next Educación, donde el político aseguró que solo en esa región «hay más de trescientas mil fincas sin que sepamos de quién son”. La estimación la eleva a medio millón Inés Santé, directora de la Axencia Galega de Desenvolvemento Rural.

Con estos datos, el periodista señala que «ahí reside un peligro evidente de incendios porque nadie las limpia; ni siquiera los rebaños que ahora escasean y que antes cumplían, al menos parcialmente, con esa labor».

Preocupación en Castilla y León

El mismo problema existe en la región vecina. José Ángel Arranz, director general de Patrimonio Natural y Política Forestal de la Junta de Castilla y León también considera el abandono de huertas y fincas como uno de los principales problemas a la hora de combatir los incendios forestales. “El peligro ahora no es solo que se nos quemen los bosques, sino que ardan los pueblos”, confiesa preocupado. Lo ideal sería recuperar esas tierras, pero, reconoce, en muchas ocasiones ya nadie sabe quiénes son los propietarios.

Marino Saiz, guarda mayor de Burgos, confiesa lo casi imposible de localizar a los dueños de esas fincas para poder limpiarlas o abrir un cortafuegos. “Sabes que esa huerta abandonada es de alguien, pero a lo mejor tiene más de 50 herederos repartidos por medio mundo”.

Su compañera Raquel Serna, jefa de los agentes de Medio Ambiente en la comarca de Sedano, confirma esta visión. “Los que llegan en verano a los pueblos no limpian los entornos, lo ven natural, todo lleno de árboles y arbustos hasta la puerta de sus casas. Es muy bonito, pero en cuanto a incendios resulta muy peligroso”.  Y como hay más gente en verano, el peligro de tener víctimas en un incendio forestal es aún mayor.

Primeras iniciativas

En Galicia se ha puesto en marcha la Ley de Recuperación de Tierras Agrarias que pretende identificar a los propietarios, exigir el cuidado de esas parcelas, o llevarlas a un banco de tierras para cedérselas a personas sin recursos si se comprometen a cuidarlas y explotarlas. Es una iniciativa excelente, reconoce Manuel Campo Vidal, aunque en su opinión va con demasiado retraso.

En otro frente está el Colegio de Registradores de España. Los registradores son conscientes de los riesgos de tener fincas sin la debida regularización en cuanto a complicaciones para sus propietarios, para la comunidad y para el medio ambiente. Según Campo Vidal, «un esfuerzo de normalización legal para esas fincas se hace imprescindible para evitar problemas». Pero advierte de la urgencia: «Urge la tarea porque vamos contrarreloj, precisamente por la previsible desaparición en los próximos años de personas que aún conservan en su memoria datos fundamentales para esa regularización».

Y en el otro frente estarían los grupos ecologistas, las asociaciones y fundaciones relacionadas con el medio rural, que urgen a incluir este problema del abandono rural en los pilares de la transición ecológica por ser fundamental para combatir el cambio climático.

Os dejo a continuación una mesa redonda en la que participó Manuel Campo Vidal y donde hablamos de muchas de estas cosas.

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1 comentario

  1. yo tengo 8 que ni siquiera se donde estan.

    31 octubre 2022 | 18:10

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