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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Ni más pinos ni más ganado. Esto es lo que piden los expertos para recuperar el bosque de Tenerife

El fuego ha devorado ya cerca de 15.000 hectáreas de pinar en Tenerife. Foto: BRIF/ Cabildo de Tenerife

El Gobierno de Canarias prevé dar por estabilizado el incendio forestal de Tenerife antes de que concluya esta semana, un siniestro que con casi 15.000 hectáreas quemadas y un perímetro de 90 kilómetros es ya el más grave sufrido por la isla en los últimos 40 años y el peor incendio en nuestro país en lo que va de año.

Frente a multitud de voces no cualificadas que estos días se atreven a dar diagnósticos sobre las causas que han podido provocar el fuego, su impacto en el medio natural y cómo afrontar su hipotética recuperación, la prestigiosa Asociación para la Recuperación de la Biodiversidad Canaria (ACBC), detrás de la que están importantes técnicos, científicos y gestores ambientales, acaba de difundir una nota de prensa absolutamente clarificadora.

En su opinión experta, el incendio de Tenerife «es una gran catástrofe ecológica que se repite» y cuya gestión sigue sin afrontarse de una manera científica y realista.

Muy resumido, éstas son las principales demandas de la ACBC:

  • Critican que se culpabilice al estado del monte de la virulencia del fuego, cuando «son los criminales que han provocado este incendio los únicos responsables».
  • Contradicen la idea generalizada de que la flora canaria está adaptada al fuego, remarcan que su impacto es tan negativo como en su mayor parte desconocido, y que el pinar canario es mucho más que pinos y codesos.
  • Es necesario dejar que la laurisilva recupere muchas zonas del norte donde se plantó equivocadamente pino canario.
  • Es fundamental recuperar la ganadería y la agricultura en las zonas rurales como parte de la solución, pero ambas actividades económicas no pueden ser consideradas por sí solas herramientas de gestión forestal.
  • Es importante controlar las poblaciones de herbívoros invasores que se alimentan de las especies autóctonas e impiden la recuperación del bosque.
  • Es urgente un plan de restauración posincendio integral, que sea lo suficientemente rápido como para desarrollar acciones fundamentales como la lucha frente a la erosión del suelo.

Un helicóptero descarga agua sobre el incendio forestal de Tenerife. Foto: EUROPA PRESS

El monte no tiene la culpa

El monte, en todas sus formas, estadios y niveles de conservación y gestión no es culpable del fuego, ni de su aparición, ni de su extensión tampoco. Son los criminales que han provocado este incendio los únicos responsables.

Así pues, reclamamos más inversión para poder contar con personal suficiente y bien formado que vigile, informe y haga cumplir la normativa en los espacios protegidos de una forma eficaz, lo que en las últimas décadas no se está haciendo.

Pero también, cuando se producen episodios de calor extremo como el actual, precisamos de una normativa aún más restrictiva acorde a la peligrosidad de las condiciones climáticas, de manera que podamos protegernos como sociedad de la estupidez humana, pues solo un necio ignorante prendería fuego a la naturaleza que nos mantiene en esta isla y de la que todos sin excepción dependemos.

La biodiversidad no es la responsable de este incendio. Al contrario, es su víctima.

El fuego ha calcinado un 7% de la superficie de Tenerife. Foto: Agencias

Las especies canarias no están adaptadas al fuego

Desde determinados medios se asegura que los incendios forestales son naturales en los ecosistemas canarios y que, por tanto, la vegetación está adaptada a los mismos; y así concluyen que su impacto es reducido, con lo cual dan a entender que este es el caso del incendio actual en Tenerife. Con tales aseveraciones, que corren el riesgo de convertirse en dogma de fe, se soslaya el hecho incontrovertible de que la casi totalidad de los incendios actuales son producidos por el ser humano, con una frecuencia e intensidad muchísimo mayor que ese hipotético régimen natural cuya repercusión real, además, desconocemos. Los grandes y devastadores incendios actuales se producen en situaciones atmosféricas que no son propicias para el inicio de fuegos naturales, motivo por el cual su impacto necesariamente ha de ser mucho mayor.

En Canarias no existen estudios que permitan afirmar que la flora canaria y los suelos que la sustentan están adaptados al fuego. Muy al contrario, estudios concluyentes demuestran un alto impacto negativo. Es necesario estudiar y profundizar en los efectos del fuego en este incendio y no hablar a la ligera restando importancia a sus consecuencias.

El fuego, tal como se está produciendo en nuestras islas, perjudica al suelo que sustenta la vida, la flora y la fauna, y a procesos ecológicos tan esenciales para nuestra sociedad como la producción de agua.

Incluso el pino canario, aun con su proverbial resistencia, no siempre rebrota; y de hecho los incendios de las últimas décadas están matando, en una proporción significativa, los pinos más antiguos y majestuosos, que son los que aportan mayor valor ecológico.

Los patriarcas del pinar de Arico muertos en pie tras el incendio del año 2021. Foto: Juana María González Mancebo

Es una catástrofe ambiental

Desde determinados medios se asegura que los incendios forestales son naturales en los ecosistemas canarios y que, por tanto, la vegetación está adaptada a los mismos; y así concluyen que su impacto es reducido, con lo cual dan a entender que este es el caso del incendio actual en Tenerife. Con tales aseveraciones, que corren el riesgo de convertirse en dogma de fe, se soslaya el hecho incontrovertible de que la casi totalidad de los incendios actuales son producidos por el ser humano, con una frecuencia e intensidad muchísimo mayor que ese hipotético régimen natural cuya repercusión real, además, desconocemos. Los grandes y devastadores incendios actuales se producen en situaciones atmosféricas que no son propicias para el inicio de fuegos naturales, motivo por el cual su impacto necesariamente ha de ser mucho mayor.

En Canarias no existen estudios que permitan afirmar que la flora canaria y los suelos que la sustentan están adaptados al fuego. Muy al contrario, estudios concluyentes demuestran un alto impacto negativo. Es necesario estudiar y profundizar en los efectos del fuego en este incendio y no hablar a la ligera restando importancia a sus consecuencias.

El fuego, tal como se está produciendo en nuestras islas, perjudica al suelo que sustenta la vida, la flora y la fauna, y a procesos ecológicos tan esenciales para nuestra sociedad como la producción de agua. Incluso el pino canario, aun con su proverbial resistencia, no siempre rebrota; y de hecho los incendios de las últimas décadas están matando, en una proporción significativa, los pinos más antiguos y majestuosos, que son los que aportan mayor valor ecológico.

Hay que gestionar los herbívoros asilvestrados

El pinar está quemado no solo por el fuego, sino también por varios siglos de intervención humana, como la presencia de herbívoros invasores que han relegado a muchas de sus especies a escarpes inaccesibles para el conejo o incluso para el ganado o el muflón. Todas ellas son especies animales invasoras que no han estado presentes en la evolución de nuestros ecosistemas durante millones de años, ya que apenas llevan con nosotros un par de miles de años alterando profundamente las comunidades vegetales originales.

Esto explica también la pobreza del pinar y consecuentemente el abundante número de especies amenazadas para las que el fuego es como un juego de la ruleta rusa en el que nuestra depauperada flora tiene una alta probabilidad de desaparecer.

Solicitamos por esto que la gestión de los pinares no se centre solo en la prevención y defensa contra los incendios. Hay que gestionarlos también para que recuperen la biodiversidad perdida por siglos de sobreexplotación. A tal fin, además de una gestión de defensa contra el fuego, que debe ser compatible con la conservación de la biodiversidad, se deben desarrollar programas de gestión de la biodiversidad que tiendan a recuperar los ecosistemas de manera integral, llevando las poblaciones de la flora endémica a sus máximas posibilidades, para que se reduzcan los riesgos de extinción y se facilite la recuperación espontánea posterior.

Hay que recuperar la laurisilva perdida

Es importante también recuperar la superficie de laurisilva de la vertiente norte de la isla de Tenerife, intensificando la transformación de masas de pinos exóticos y de pino canario plantado fuera de su área potencial, así como de otras especies arbóreas exóticas. Esto permitirá, con el tiempo, no solo la recuperación de las escasas y degradadas manifestaciones de laurisilva en esta vertiente, sino crear una barrera natural de defensa contra el fuego en la interfaz urbano-rural-forestal, a medida que se gestionen estos nuevos bosques para acelerar su madurez.

Un hidroavión arroja agua sobre el fuego. Foto: BRIF/ Cabildo de Tenerife

La agricultura y la ganadería no son la solución

Frente a las propuestas que ahora se escuchan de volver a explotar nuestros espacios protegidos con las mismas fórmulas del pasado que han producido su retroceso y degradación, se debe potenciar, en cambio, una gestión conservacionista activa.

Es en las zonas rurales donde hay que promover la agricultura y la ganadería, necesarias para el autoabastecimiento y el mantenimiento de los paisajes rurales tradicionales, de manera que defiendan las poblaciones humanas y los ecosistemas naturales frente al fuego.

La conservación de la biodiversidad autóctona de Canarias no va en contra del medio rural. Muy al contrario, son dos aspectos del paisaje insular que se complementan y benefician mutuamente.

Plan urgente de restauración

Solicitamos la aprobación de un plan urgente de restauración posincendio integral. Y que sea lo suficientemente rápido como para desarrollar acciones urgentes, como es la lucha frente a la erosión del suelo, que podría ser catastrófica ante un eventual otoño de lluvias intensas que podría agravar de forma considerable el impacto ya producido por el fuego.

También recomendamos que se utilicen las semillas de flora endémica rara o amenazada propias de las zonas afectadas, que se encuentren almacenadas en los bancos de semillas disponibles, para potenciar su recuperación.

ACTUALIZACIÓN: Importancia de la ganadería y agricultura en la lucha contra el fuego

Una vez difundida la nota de prensa en la que se basa este artículo, la Asociación para la Recuperación de la Biodiversidad Canaria (ACBC) ha querido aclarar y completar la información relacionada respecto al uso del ganado y la agricultura en la prevención de los incendios forestales de Canarias.

Consideramos que la agricultura y la ganadería sí son parte de la solución. La mayor parte de los conatos que dan lugar a los incendios forestales se dan donde vive la gente, en la interfaz urbano-rural-forestal. Con el abandono generalizado de la agricultura y la ganadería en estos ámbitos se está produciendo su ocupación descontrolada por vegetación altamente inflamable que se va acumulando con el paso de los años, agravándose cada vez más el riesgo de incendios.

De esta manera se produce un continuo de paisajes inseguros que unen las poblaciones con el monte. Se pasa de un paisaje cultivado y mimado, lleno de valores culturales y productor de alimentos locales, a un paisaje abandonado a su suerte, expuesto al fuego y a su propagación, tanto a las casas como a los montes.

Esta situación obliga a que, cuando ocurre una emergencia por incendios forestales, casi todos los medios se destinan a la defensa de las casas, situación que se denomina como «secuestro de medios» lo que va en detrimento de la defensa del medio natural. Por tanto, dentro de la caja de herramientas que debemos emplear contra los incendios, una de las claves está en la recuperación de una agricultura de cercanía que nos alimente.

Lo que si está claro es que en Canarias no es la solución para actuar dentro de los últimos reductos naturales porque acabaría socavando sus valores. Tampoco es defendible que empecemos a fragmentar nuestras últimas joyas naturales. Pero debemos estar abiertos a fórmulas de defensa contraincendios de bajo impacto.

El ganado no como fórmula de explotación, sino de reducción de carga de combustibles en sitios estratégicos y limitados, puede ser una posibilidad en algunas situaciones. En otras puede ser la aplicación de selvicultura preventiva. En otras puede ser la retirada de pinocha o la quema prescrita sobre superficies limitadas y estratégicas.

Un inmovilismo total conduce a la falta de credibilidad social, a la indefensión y a que la espiral del fuego sea imparable.

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3 comentarios

  1. Dice ser ¿Es ya oficial?

    ¿Ya se sabe que ha sido provocado?

    24 agosto 2023 | 15:09

  2. Dice ser Montañés

    Resulta curioso que un medio de comunicación afirme: «Frente a multitud de voces no cualificadas que estos días se atreven a dar diagnósticos sobre las causas que han podido provocar el fuego, su impacto en el medio natural y cómo afrontar su hipotética recuperación, la prestigiosa Asociación para la Recuperación de la Biodiversidad Canaria (ACBC)»

    Miren, he seguido con interés el incendio y he escuchado a voces expertas en incendios forestales. Esta organización, de ámbito universitario en su mayoría, ¿Qué sabe de incendios forestales? ¿De sus causas? ¿De la propagación? Porque lo que está claro es que desde la «no responsabilidad» es muy fácil acusar a otras personas de ser voces «no cualficadas».

    No he escuchado a nadie «culpar al monte». Pero sí explicar con lógica y razón que el estado del monte condiciona cómo se propaga un incendio. Hasta yo, que no tengo un marco de conocimiento específico de incendios entiendo lo que explican y cómo lo explican.

    24 agosto 2023 | 23:00

  3. Dice ser Eduardo Tolosana

    Hace décadas que llevan intentando restaurar el monteverde sobre las plantaciones de radiata de la corona del Teide, pero con tales limitaciones al aprovechamiento que los avances han sido moderados. Mientras con una gestión más moderna se habría podido convertir buena parte de las plantaciones, la única serrería de cierta consideración de Tenerife, Canarias Forestal, con una producción modesta, se veía obligada a importar madera en rollo de la Península y de Brasil para producir, no eran suficientes las escasas y caras cortas de radiata. Creo que finalmente el aserradero cerró. Esa es la verdad acerca de la sobreexplotación del pinar tinerfeño. Muchas hectáreas de pinar que podían haberse gestionado con un objetivo relacionado con la conservación de la biodiversidad han sido gestionadas por el fuego para nada, mientras Tenerife tiene que importar casi toda la madera aserrada que consume. Y en cuanto al pino canario, su adaptación al fuego de origen volcánico o por rayos está científicamente estudiada (ver publicaciones y tesis doctorales del equipo del Profesor Luis Gil). Por añadir algunos elementos de la realidad al debate

    28 agosto 2023 | 00:49

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