«Somos muy conscientes del impacto del cambio climático pues trabajamos en la montaña con productos para la montaña; lo vemos todos los días y estamos muy preocupados«. Quien así se expresa es Benoit Jeulin, director de desarrollo sostenible en deportes de montaña de la multinacional Decathlon.
Se lo confiesa a medio centenar de periodistas llegados de Europa y América (el periódico 20 Minutos entre ellos) a los que nos ha invitado para que conozcamos el centro de diseño y desarrollo de Decathlon para sus marcas montañeras Quechua, Wedze y Forclaz. Es un moderno edificio levantado cerca de la famosa estación invernal de Chamonix (Francia), a los pies de un no demasiado nevado pico Mont Blanc (4.800 metros). Porque también en los Alpes cada vez nieva menos.
Empujadas por la urgencia del actual desastre ambiental, las grandes multinacionales están reaccionando, empeñadas en reducir a mínimos su actuales huellas de carbono. Al tiempo intentan acallar dudas respecto a que este cambio de actitud sea poco más que marketing publicitario, puro greenwashing. También quieren adelantarse a las nuevas normas que prepara la Comisión Europea contra la moda rápida y el ecoblanqueo, a las que sin duda deberán adaptarse.
El momento es ahora
Decathlon presume de que su apuesta por la sostenibilidad es real, tiene efectos verificables beneficiosos para el medio ambiente y, lo más importante, es una decisión que no tiene marcha atrás e implica a toda la compañía, centros, trabajadores, suministradores y a todos sus miles de productos.
Como anunció en Chamonix el pasado 27 de marzo Raffaele Duby, director de Desarrollo Sostenible del grupo francés, se han marcado una fecha límite igualmente urgente: lograr para 2026 que el 100% de todos sus productos sean ecodiseñados. «¡Y es mañana!», se estremece el alto ejecutivo con solo recordarlo.
¿Pero qué es eso del ecodiseño? ¿De verdad puede salvarnos del desastre planetario?
Te lo explico con detalle en este artículo. Pero si tienes prisa, lo puedes ver resumido en este pequeño vídeo de mi canal en YouTube:
Diseños que reducen la huella de carbono
La multinacional francesa, propiedad de la familia Mulliez, está presente en 70 países y da trabajo a más de 100.000 personas. Sus responsables son conscientes de que para reducir su impacto ambiental lo primero es conocerlo con detalle. Desde 2012 Decathlon analiza la huella de carbono del conjunto de sus actividades y ha comprobado que el mayor impacto está relacionado con las materias primas que usa y la fabricación de los productos, por encima de su transporte, comercialización y uso. Materias primas y producción representan el 81 % de su impacto global en emisiones de CO².
El ecodiseño es un estándar de sostenibilidad que ha diseñado y se ha autoimpuesto la empresa, por lo que no existe un control de terceros. Está basado en utilizar el mayor porcentaje posible de materiales reciclados, usar tintes menos contaminantes, abandonar las energías procedentes del carbón y el petróleo, reducir los desechos, así como aumentar la durabilidad y reparabilidad de todos los productos.
Sus directivos no ocultan que aspiran a que otras empresas les copien y sigan este mismo camino. «Queremos ser el nuevo estándar del ecodiseño», anuncia Marc Peyregne, director de ecodiseño del grupo Decathlon. Peyregne coordina a más de 3.000 diseñadores empeñados en esta nueva obsesión por durar más y contaminar menos.
Es un trabajo que ha obligado a la revisión completa de todo lo que se hace. «Cada producto tiene calculado con exactitud su impacto ambiental y cuáles son los puntos débiles donde poder reducirlo», asegura Benoît Jeulin, el director de sostenibilidad para los deportes de montaña. «Estamos obsesionados por reducir nuestros impactos en el medio ambiente».
El ecodiseño es el nuevo mantra que les trae de cabeza, al mismo tiempo ilusionante pero también extremadamente complejo. «El deporte de montaña nos hace más felices y sanos, pero también nos hace más ecorresponsables, pues la naturaleza es nuestro terreno de juego y no queremos ponerlo en peligro», explica Raffaele Duby. Y concluye: «Debemos lograr que deporte y medio ambiente sean compatibles».
Más poliéster reciclado
Una de las exigencias de la calificación de ecodiseño de Decathlon es que el tejido principal de sus prendas y materiales técnicos tenga al menos un 70 % de poliéster reciclado. Parte de este material reutilizado procede de residuos de producción o de envases recogidos en los contenedores amarillos, lo que permite evitar el uso de nuevos recursos petrolíferos.
El primer producto ecodiseñado se comercializó hace once años. Fue un forro polar de poliéster reciclado, el primer producto de diseño ecológico de la marca. A finales de 2021 había llegado a un 40 %, así que para llegar al 100% en cinco años el reto es fenomenal. El compromiso de la empresa es que va a usar un 100 % de poliéster procedente de fuentes más sostenibles (reciclado o teñido en masa).
Menos plástico y más reciclado
El ecodiseño también implica reducir el uso de plásticos y utilizar la menor cantidad posible manteniendo la resistencia y calidad del producto. Esta recuperación de los residuos plásticos de producción o de los productos que se van a tirar supone igualmente un importante ahorro de recursos petrolíferos. Para que obtenga la calificación de ecodiseño debe tener al menos un 40 % de plástico (polietileno o polipropileno) reciclado.
Más algodón reciclado y ecológico
Cada vez se usa más el algodón reciclado, lo que permite reducir las extensiones de cultivo y sus impactos en el campo, pero de momento solo se puede emplear mezclado con algodón virgen procedente de fuentes sostenibles. La fibra reciclada no puede suponer más del 40% del total, ya que son más cortas y por encima de ese porcentaje los tejidos se rompen. En el estándar del ecodiseño, el tejido principal debe estar compuesto por al menos un 28 % de algodón reciclado, pero la empresa aspira a poder llegar al 50% en un futuro próximo.
Y es que lo reciclado se ha convertido en tendencia. Lo confirma Enmanuelle François, jefe de producto de a marca Quechua: «Hace 15 años lo reciclado se ercibía como algo de segunda mano, de mala calidad, pero ahora es todo lo contrario, nos parece coherente y además nos gusta su tacto más natural».
También se está apostando cada vez más por algodón ecológico. Procede de cultivos donde no se usan fertilizantes químicos, pesticidas ni transgénicos, reduciendo así el riesgo de contaminación de los suelos y de las aguas subterráneas. Esta modalidad de producción permite gestionar mejor el cultivo de algodón gracias a prácticas medioambientales más sostenibles.
Mejores sistemas de teñido
Resulta sorprendente, pero el teñido de las telas es una de las actividades más contaminantes del proceso de fabricación de prendas deportivas. Esto se explica por el gran consumo que hace de energía, junto al uso de enormes cantidades de agua y de productos químicos durante las inmersiones en baños de tinte.
Cuatro son los nuevos métodos de tinte por los que apuesta el ecodiseño:
- Teñir el hilo, en lugar de hacerlo con las telas terminadas. Así se ahorra energía y agua.
- Teñir un hilo de cada dos. No se nota en la tela y supone un ahorro descomunal de recursos.
- Tintado sin tinte. Es el color del textil en su forma bruta, sin ningún tinte. Se conoce como «greige». Al escoger este color, se apuesta por el que menos contamina.
- Teñido en seco. Funciona con CO² en un circuito cerrado, que se puede volver a utilizar hasta en un 95 %. Cuando se lleva a una determinada presión y temperatura, el CO² adquiere propiedades que le permiten dar color a los textiles sin tener que recurrir al agua.
Ecodiseño también es poder reparar
Es importante que los productos sean más duraderos, que no se rompan a la primera de cambio y acaben en la basura por falta de repuestos o porque estos son demasiado caros, difíciles de cambiar o imposibles de encontrar. La reparabilidad es la capacidad de poder proponer una solución en caso de rotura o deterioro de un producto. Para el estándar del ecodiseño, es necesario que se puedan reparar el 80 % de las roturas o deterioros más frecuentes del producto. Solo así se pueda alargar al máximo la vida útil de las prendas.
Por ejemplo, se ha modificado el ensamblaje de las zapatillas de futbol para duplicar su vida útil al mismo tiempo que incorpora materiales reciclados, tal como ha asegurado con orgullo Marc Peyregne, director de ecodiseño del grupo Decathlon. «Si es ecodiseño debe durar mucho tiempo», afirma sin ambages.
No lo dice por decir. Peyregne coordina a más de 3.000 diseñadores empeñados en esta nueva obsesión por durar más y contaminar menos. Su preocupación se basa en datos concretos. «El ecodiseño nos ha cambiado la vida, ahora conocemos el efecto de todo lo que hacemos».
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Es evidente que el futuro está en una regulación estricta, si queremos salvarnos de un desastre medioambiental a nivel mundial que ya asoma la cabeza. Me da la sensación que todos quieren «presumir de ser sostenibles» y eco etiquetas por todas partes, pero las grandes empresas siguen fabricando sus productos en la otra punta del charco, amparados por administraciones y normativas más que oscuras… ¿no es una contradicción? Si se atreven, que empiezan a fabricar en Europa. Creo que muchas etiquetas eco acuñadas a grandes empresas ¡desaparecerían! Un saludo
18 abril 2023 | 22:02
Todo lo que sea ayudar al medio ambiente a que la mano del hombre se note menos y contsminemos menos es beneficioso, las empresas no son ONGS asi que una via mas de negocio.
23 abril 2023 | 07:37
La idea de que consigamos cuidar más el planeta es genial y todo lo que implique un mundo mejor me gusta, pero no me fío mucho de las iniciativas de las grandes empresas… de momento me parece una buena iniciativa, a ver cómo evoluciona (ojalá que favorablemente para el medioambiente esta vez)
23 abril 2023 | 21:18