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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Así se dan de bruces las aves contra las farolas de nuestras ciudades

Pollo de pardela deslumbrado en una calle de Tenerife. Foto: Beneharo Rodríguez

Las pardelas son nuestros albatros del hemisferio norte, capaces de recorrer los siete mares sin posarse en tierra durante meses, comiendo, bebiendo y durmiendo sobre el océano. Pero tienen un punto débil que es su mayor problema: crían en tierra, y allí son terriblemente vulnerables. Para reducir los peligros han ideado un curioso sistema de protección.

A pesar de ser aves diurnas, no se acercan a sus nidos hasta que no se hace de noche. Y no se van de ellos hasta que no llega la oscuridad.

Evolutivamente les ha ido muy bien con este comportamiento, hasta que llegó nuestra iluminación nocturna de farolas. Para ellas este cambio ha sido un desastre. Porque nos hemos cargado la noche. Y por culpa de la contaminación lumínica, los pollos se deslumbran en sus primeros vuelos, caen al suelo y mueren por miles.

Todo esto se sabía, pero había que estudiarlo científicamente para tratar de ponerlo remedio. Y se acaba de hacer.

Contaminación lumínica en el sur de Tenerife. Foto: SEO/BirdLife

Estudio pionero

Como parte de una iniciativa de cooperación territorial enfocada en la conservación de la biodiversidad en los archipiélagos de la Macaronesia (el proyecto Interreg MAC Luminaves), un trabajo de acceso abierto publicado en la revista Frontiers in Ecology and Evolution ha conseguido monitorizar, por segunda vez en Canarias y en el mundo, los vuelos de la pardela cenicienta, un ave marina muy afectada por la contaminación lumínica.

El estudio, realizado por investigadores del Departamento de Ecología de la Universidad Autónoma de Madird (UAM), el Grupo de Ornitología e Historia Natural de las Islas Canarias (GOHNIC), SEO/BirdLife y la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) proporciona datos y conocimiento basado en evidencias científicas para gestionar la mortalidad de aves marinas inducida por luces artificiales, un fenómeno grave que afecta cada año a miles de aves marinas.

Pollo de pardela con dispositivo GPS adosado a su espalda. Foto: SEO/BirdLife

Utilidad de los GPS

Para monitorizar los vuelos nocturnos de pardela cenicienta, desde sus nidos hasta el mar o hasta los lugares de aterrizaje accidental contaminados lumínicamente en el sur de la isla de Tenerife (Canarias), los investigadores utilizaron dispositivos GPS con descarga remota adheridos a las plumas del dorso de las aves. Además, utilizaron imágenes satelitales para valorar los niveles de contaminación lumínica de esta zona tan turística y urbanizada.

“Los dispositivos GPS se programaron para registrar una posición cada 30 segundos, de forma que pudiéramos conocer con precisión por dónde volaban las aves”, explican los autores.

Los GPS con descarga remota proporcionaron información sobre las aves que llegaban al océano, lo que constituye una mejora sustancial con respecto a estudios anteriores que requerían la recaptura de los individuos para recuperar los datos del dispositivo de seguimiento.

Recorridos de las pardelas seguidas por GPS

Un 13% cae donde no debe por culpa de la luz

Gracias a este estudio se ha podido comprobar cómo algunas aves pasan por encima de los lugares contaminados y acaban en el mar (que es donde deben), pero un 13% acaba cayendo en lugares inhóspitos con pocas opciones de sobrevivir, a menos que alguien las rescate y avise a los servicios de fauna del Cabildo tinerfeño.

El restante 86% de las aves alcanzó exitosamente el océano, pero sobrevolaron zonas urbanas costeras tan contaminadas por la luz artificial como los lugares donde el restante 14% aterrizó accidentalmente, lo cual nos dice que también sufrieron un alto riesgo de afectación, detallan los investigadores.

Algunas aves son rescatadas hasta 5 días después de haber caído. Con ello aumenta la probabilidad de muerte por alguna amenaza humana tan habitual como atropellos, depredación por mascotas o simplemente, porque no encuentran el mar y mueren por inanición o deshidratación.

Como señala en su Twitter Airam Rodríguez, uno de los autores, estas aves deslumbradas pierden además unas reservas energéticas «que son muy importantes para su futura supervivencia en el mar, un medio nuevo para ellas, donde tienen que aprender a pescar por sí mismas, ya que no hay cuidado parental».

Fenómeno poco conocido

La contaminación lumínica —alteración de los niveles naturales de luz por introducción de luz artificial— es una fuente de polución que se incrementa anualmente. Este tipo de contaminación tiene importantes impactos en la biodiversidad, pues la mayoría de seres vivos ha evolucionado bajo un régimen predecible de ciclos de luz y oscuridad (día y noche).

Desde un punto de vista conservacionista, una de las consecuencias más severas de la contaminación lumínica es la atracción de aves marinas hacia zonas iluminadas, lo que causa alta mortalidad entre estas aves. Se trata de un fenómeno que afecta principalmente a los jóvenes volantones durante sus primeros vuelos desde su nido hacia el mar, que se realizan siempre de noche.

Para reducir esta mortalidad, todos los años se organizan campañas de rescate en las que se solicita la colaboración ciudadana para rescatar las aves que no alcanzan el mar y caen a tierra. Gracias a estas campañas, alrededor del 90% son liberadas a la mar, dándoles una segunda oportunidad.

A pesar de afectar a más de 70 especies de aves marinas (algunas muy amenazadas), su desorientación por la luz artificial es un fenómeno poco conocido, en gran parte debido a la dificultad de rastrear el vuelo nocturno de estos animales. Dado que estos vuelos se realizan en la oscuridad de la noche, seguir a las aves visualmente es imposible. Pero, como demuestra el presente trabajo, las nuevas tecnologías permiten ahora investigar este fenómeno.

Referencia bibliográfica: Rodríguez, A., Rodríguez, B., Acosta, Y., Negro, J. J. 2022. Tracking flights to investigate seabird mortality induced by artificial lights. Frontiers in Ecology and Evolution. DOI: 10.3389/FEVO.2021.786557

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