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Atapuerca vuelve a sorprender al mundo con una pequeña piedra entre elefantes

«Los resultados de la campaña de excavación en Sima del Elefante son extraordinarios«, afirman sin tapujos los responsables de las excavaciones de Atapuerca.

A pesar de estar acostumbrados a los grandes descubrimientos, cada nueva campaña provoca un nuevo asombro científico. Y este verano no ha sido una excepción, aunque la sorpresa sea una piedrecita minúscula, una diminuta lasca de cuarzo localizada por ojos sabios entre toneladas de piedras semejantes.

Avala que la ocupación humana de la sierra burgalesa es al menos 100.000 años anterior a lo que se creía, casi un millón y medio de años.

Mandíbula de la Sima del Elefante, de hace 1,3 millones de años. Foto: CENIEH

Un viejo primo oriental

En el año 2007, en ese mismo nivel se localizó un trozo de mandíbula humana de hace 1,3 millones de años que podría pertenecer a una especie desconocida, a medio camino entre el Homo Antecessor y el Homo Georgicus de Dmanisi. Un descubrimiento que dio un golpe al tapete de la evolución, pues señala un camino asiático en lugar de africano para nuestros ancestros.

Este verano, esa pequeña piedra descubierta confirma que ese Homo sp. de especie oriental indeterminada estuvo tallando utensilios líticos en la sierra burgalesa 100.000 años antes del propietario de la mandíbula.

Nuevo golpe al puzzle evolutivo en el que cada vez aparecen más piezas nuevas y más raras.

¿Y qué pasa con los elefantes?

Según explica el codirector de las excavaciones Eudald Carbonell en su blog Sapiens, «el nombre de la Sima del Elefante se remonta a la época en que estuvo prospectando el profesor Trino Torres, pues en aquellos momentos ya se denominaba así por haberse encontrado, según se dijo en su momento, un molar de  paquidermo. Más tarde, se confirmo la existencia de este género en el lugar, al aparecer un postcraneal, con lo que se pudo reafirmar el porqué de su denominación».

Aunque lo de la sima tampoco es lo que parece. Es una cueva colmatada, señala Carbonell: «Por eso la denominamos cueva de la Sima del Elefante. Lo mismo ocurrió con Gran Dolina, que en realidad también se trata de la entrada de una cavidad colmatada».

Juan Luis Arsuaga, presentando el sedimento del yacimiento de Galería de las Estatuas Interior. Foto: Susana Santamaría / Fundación Atapuerca

Cuando Burgos era el trópico

Los trabajos se han centrado este verano en el nivel TE7 del yacimiento, el más antiguo de toda la sierra de Atapuerca con una cronología de ente 1,3-1,4 millones de años. Allí se han recuperado huesos de diferentes especies ya extinguidas entre los que predominan restos de suidos (antepasados de los cerdos) y tortugas.

La presencia de estos animales en el yacimiento, explican los expertos, confirma que las condiciones ambientales en la sierra de Atapuerca, hace más de un millón de años, eran más templadas y húmedas que en la actualidad.

Hermoso tobillo

Como viene ocurriendo de manera ininterrumpida desde 1983, en la Sima de los Huesos, en el interior de Cueva Mayor, se han vuelto a recuperar fósiles humanos de hace unos 430.000 años de antigüedad.

El fósil más destacado de esta campaña es un astrágalo izquierdo completo (uno de los huesos del tobillo). Es especialmente interesante, explican los directores de la excavación, pues «permite estimar el peso corporal del individuo al que perteneció y también aproximar el diagnóstico sexual, lo que resulta de gran interés para completar el conocimiento sobre la población de la Sima de los Huesos».

El arca de Noé antes del diluvio

La campaña de excavaciones ha puesto de manifiesto otros hallazgos de interés para el equipo de investigación, como más de 1.500 restos de fauna y de industria lítica recuperados del yacimiento de Galería.

En el de Gran Dolina, por su parte, se han encontrado nuevas herramientas que confirman la presencia humana de entre los 500.000 y los 700.000 años, así como abundantes restos de fauna.

También se han localizado restos fósiles de animales que habitaron Europa hace 900.000 años, cuando los primeros humanos se adentraban en el continente. Destaca el hallazgo de los ejemplares más completos y mejor preservados de algunas de estas especies.

Como la mandíbula casi completa de un rinoceronte (Stephanorhinus etruscus) en extraordinario estado de conservación. Esta mandíbula encaja con el cráneo expuesto actualmente en el Museo de la Evolución Humana, encontrado en 1991.

Y en la Sala de los Cíclopes, una amplia caverna colindante a la Sima de los Huesos, se ha hallado el cráneo, casi completo, de un oso de la especie Ursus deningeri. Se trata de una especie de oso que convivió con los humanos de la Sima de los Huesos (hace algo más de 400.000 años) y representa un hallazgo de gran importancia, pues se conocen pocos cráneos de dicha especie tan completos.

La recuperación durante esta campaña, de una herramienta de sílex en TD4, entre los numerosos fósiles de osos, grandes bóvidos, caballos, rinocerontes y cérvidos de cornamentas gigantes, ratifican que nuestros antepasados, hace 900.000 años, estaban acostumbrados a vivir entre los grandes.

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