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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

No quieras saber de dónde viene ese pescado barato

El Bob Barker, barco justiciero de la organización ecologista Sea Shepherd.

La Semana Santa es tiempo tradicional para incorporar el pescado a los menús. Pero influidos por la guerra de precios de la industria alimentaria, alentados por el estúpido lema de «yo no soy tonto», buscamos en las pescaderías los mismos precios baratos que encontramos en esas carnuzas indecentes de las macrogranjas.

Queriendo o sin querer damos alas a uno de los negocios más dañinos, vergonzantes, ilegales de nuestra historia, la economía criminal en alta mar.

Apunta este título: Océanos sin ley, de Ian Urbina (Capitán Swing, 2020).

Un libro que no me cansaré de recomendar pues es puro periodismo de investigación, del bueno, merecedor de todos los premios pero especialmente el reconocimiento de sus lectores, ávidos por descubrir un mundo tan fascinante como desconocido y aterrador: el universo de traficantes, furtivos, gánsteres y sinvergüenzas, asesinos, corruptos, torturadores, contaminadores y esquilmadores (pero también valientes ecojusticieros) que se esconden detrás de ese plato de pescado barato llegado de la otra punta del planeta.

Tienes que leerlo. No volverás a ver una merluza con los mismos ojos ni una puesta de sol con el mismo sentimiento.

El periodista Ian Urbina, sentado frente a un barco pirata apresado en Kenia. Foto: The Outlaw Ocean Project

Apestados en un mar corrupto

Delincuentes marinos, nuevos piratas, redes ilegales denominadas «cortinas de la muerte«, armadores sin escrúpulos, esclavos del siglo XXI, explotación de personas y animales, extinción de especies, dolor, muerte y mucha pasta. En un mundo global donde todo parece estar bajo control, todavía queda una última frontera salvaje sin fronteras ni leyes, el océano.

De la mano poderosa, dotada de una trepidante capacidad narrativa, del periodista norteamericano Ian Urbina, viajamos en este libro a los últimos confines de destrucción masiva de la naturaleza. >>> No te pierdas tampoco su página web The Outlaw Ocean

Allí campan a sus anchas una criminalidad y explotación desenfrenadas. Barcos miserables con miserables trabajadores esclavizados viviendo durante meses en condiciones miserables por sueldos miserables para pescar animales sin tregua ni ley que luego se venderán por todo el mundo para mayor gloria económica de los intermediarios, indecentes traficantes de peces de sangre.

También habla este libro, mucho y bien, de ecoactivistas que luchan cual policías sin bandera contra estos delincuentes del mar. Bandoleros buenos en desigual pelea frente a los piratas malos. Valientes como la joven tripulación del Bob Barker, de la organización ecologista Sea Shepherd, un barco justiciero que persigue bandidos por las aguas más peligrosas del planeta.

Periodismo peligroso

Escribir este libro no ha sido fácil. Ha costado mucho trabajo y sufrimiento. Ian Urbina ha invertido en él cinco peligrosos e intrépidos años de investigación periodística, tras sortear toda clase de peligros y tormentas navegando miles de millas náuticas por cinco océanos y siete mares, un vasto territorio que ocupa las dos terceras partes del planeta. A través de sus brutales historias desentraña una oscura red mundial de crimen y explotación que emana de las industrias pesquera, petrolera y naviera de la que dependen las economías del mundo.

Lo dicen sus editores y tienen toda la razón. Este libro es tan apasionante como una novela de aventuras. Al tiempo, con una sorprendente claridad, saca por vez primera a la luz «la inquietante realidad de un mundo flotante que nos conecta a todos, un lugar donde cualquiera puede hacer de todo porque nadie lo ve».

Selección de pescado en Tailandia. Foto: The Outlaw Ocean Project

Siete consejos para luchar contra los piratas

¿Cómo evitar tanta desvergüenza? Las estadísticas son escalofriantes. Uno de cada cinco pescados que se sirven en una mesa proceden de capturas ilegales.

Saber qué pescado no está manchado de sangre y corrupción es relativamente sencillo si sigues estas ocho normas:

  1. Mira las etiquetas. Cuanto más lejana y exótica sea la procedencia de ese pescado, menos seguridad tendrás de su legalidad. Las etiquetas europeas son complejas y solo señalan regiones marítimas de difícil entendimiento, pero pregunta en la pescadería, que ellos sí saben de dónde viene todo lo que venden.
  2. Busca el sello azul. El sello del MSC (Marine Stewardship Council) certifica de manera robusta la sostenibilidad de los pescados que lo llevan. La pesca sostenible implica dejar suficientes peces en el mar, respetar los hábitats y garantizar que las personas que dependen de la pesca puedan mantener su medio de vida.
  3. Elige pescado de temporada. Como con las verduras, en la pescadería no puede haber durante todo el año los mismos pescados salvajes. Cada especie tiene su época de pesca. Aprende a conocerlas.
  4. Elige pescado artesanal. Apoya a los pescadores que se juegan la vida todos los días para salir a la mar con pequeñas flotas para capturar en pequeñas cantidades ese pescado de calidad que les permite mantener a sus familias sin poner en peligro los caladeros.
  5. Mucho cuidado con el sushi. Esta nueva tendencia gastronómica japonesa ha disparado en todo el mundo el consumo de pescado crudo, pero ¿qué pescado te ponen, de dónde viene, quién y cómo se ha pescado?
  6. Ojo con el pescado de piscicultura. Quien piense que consumiendo pescado criado en cautividad evita los desmanes del mar está equivocado. Para alimentar a salmones, doradas, lubinas y truchas hay que usar harinas de pescado que proceden de pescar de manera industrial, y muchas veces ilegal, millones de toneladas de pequeños peces como sardinas y anchoas. Al final, las granjas de acuicultura consumen más pescado del que crían.
  7. Consume menos pescado. Ya lo dice mi padre, el problema es que somos muchos. Para evitar esquilmar los mares habrá que reducir el consumo de pescado mundial. Echa una mano y empieza contigo.
  8. Atención señores banqueros. También, por supuesto, deberíamos lograr que los gobiernos y los grandes bancos dejen de apoyar económicamente a esas macroempresas pesqueras que todos los meses siguen poniendo en el mar más y más grandes barcos industriales en lugar de apoyar a las pequeñas flotas artesanas.

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1 comentario

  1. Dice ser el bolígrafo justiciero

    Toda esta perorata para vendernos que el veganismo es la panacea… pues que sepas que los vegetales; seres vivos como la carne y el pescado, están sobre explotados como los otros.

    03 abril 2021 | 16:47

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