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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Asturias condena a muerte a 240 cormoranes por comer pescado

Cormorán grande. ©Coordinadora Ecoloxista d’Asturies

El gobierno de Asturias, un año más, acaba de autorizar la matanza a tiros de al menos 240 cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo) hasta el 10 de abril.

La lista, por lo aleatoria, injustificada y precisa, es de una crueldad terrible: 90 ejemplares morirán en la cuenca del Nalón, 40 en la cuenca Caudal-Aller, 50 en la del Narcea, 30 en la del Sella, 20 en la Cuenca del Deva/Cares y la del Bedón, 5 en la del Esva y 5 en la del Navia.

¿La razón? Que comen peces.

Los pescadores humanos, que también comen peces, no quieren más competencia que la de ellos mismos. Y los han condenado a muerte.

La Administración regional, que tan solo vela por sus intereses políticos, ha aplaudido, aprobado y promovido la medida propuesta por sus votantes pescadores.

Los cormoranes, como las garzas, las nutrias, los martines pescadores o las gaviotas, no votan y, por lo tanto, no cuentan.

Tampoco cuentan los científicos que aseguran que tal medida es, además de una salvajada, una matanza inútil, pues no soluciona el problema más grave, el empobrecimiento de la vida en los ríos por culpa de la sobrepesca (deportiva, que no de cormoranes), la contaminación, las especies invasoras, el cambio climático y un largo etcétera de impactos crecientes.

O vegetariano o muerte

Cuando eres una especie piscívora no te queda más remedio que comer pescado. Después de varios millones de años de compleja evolución natural, de unir los dedos de tus patas con una membrana para nadar y bucear mejor, impregnar tus plumas con grasa para no mojarte aunque te pases el día en el mar o en el río, convertir tu pico en un certero arpón con dientes hacia dentro que garantizan la captura, transformar tus ojos para lograr una asombrosa precisión visual igual dentro que fuera del agua, es muy complicado hacerte vegetariano.

En Asturias tratan de convencer a tiro limpio a los cormoranes de que cambien de dieta o de región de invernada. Desde hace más de 13 años, la administración del Principado de Asturias realiza lo que eufemísticamente denominan «controles poblacionales«.

De momento llevan matados más de 3.000 individuos «oficialmente». A estos habría que sumar los ejemplares que no se recogen ni se contabilizan, que acaban malheridos, que podrían superar ampliamente ese número.

¿Y todo para qué? ¿Ha merecido la pena esta matanza?

No ha servido para nada. A pesar de tanta muerte, no se ha frenado el declive de las poblaciones de salmónidos, objetivo que se perseguía con estos descastes.

Colectivos ecologistas y conservacionistas de Asturias (*) han calificado tal masacre anual como una «cortina de humo«. En su opinión, se ha tomado al cormorán grande como cabeza de turco para no afrontar los verdaderos problemas causantes de este declive: contaminación, furtivismo, encauzamientos y dragados de ríos, destrucción del bosque de ribera y de los frezaderos, presencia de presas, embalses y otros obstáculos que impiden el libre movimiento de los peces a lo largo de los ríos y el acceso a las zonas de freza en las cabeceras, repoblaciones que erosionan genéticamente las poblaciones, introducción de especies alóctonas, sobrepesca, etc.

A través de un comunicado de prensa, estos grupos exigen a la administración regional que acometa las actuaciones necesarias para asegurar la conservación de las especies autóctonas de salmónidos (trucha común y salmón atlántico), «que deberían incluir necesariamente la recuperación de los cauces fluviales, la eliminación de obstáculos, la persecución efectiva del furtivismo, la lucha contra la contaminación, el abandono de las repoblaciones o la reducción de los cupos de captura para la trucha, solo la pesca suelta y captura para el salmón».

Para certificar lo inútil, arbitrario y cruel de tales matanzas, destacan varios puntos que técnicos, políticos y pescadores deberían tener en cuenta antes de seguir matando a los pobres pájaros:

  1. El cormorán grande es una especie migratoria, invernante en los ríos y las costas asturianas. No es una especie alóctona, y mucho menos invasora.
  2. El papel fundamental de los depredadores fluviales, como los cormoranes grandes, las nutrias, las garzas o los martines pescadores es mantener el equilibrio en el ecosistema. Varios trabajos han confirmado que el efecto de la depredación de los cormoranes grandes sobre las poblaciones salvajes de peces no es significativo y su impacto es despreciable. (ej. Nagasawa, 1998; Suter, 1995).
  3. Los controles letales de depredadores, y en concreto de cormoranes grandes, no alcanzan los objetivos de reducción poblacional que buscan los pescadores y el Principado, tal como confirman los numerosos estudios y proyectos científicos realizados tanto en España como en otros países del mundo con presencia de esta especie. Según un trabajo publicado en 2010, independientemente del número de cormoranes eliminados, la población local permanece constante mientras los recursos sigan disponibles (Chamberlain et al., 2013). Según este trabajo, al eliminar los cormoranes de una determinada zona, si la fuente de alimento sigue presente, otras aves ocuparán rápidamente su lugar, ya que existe una población flotante que no es eliminada.
  4. La población invernante de cormorán grande se mantiene debido al alimento abundante y fácil de conseguir, lo que ha repercutido positivamente en la supervivencia y en el éxito reproductor, y por la suelta masiva de peces, sobre todo de especies alóctonas en embalses, con destino a la pesca deportiva. Se debe reducir el acceso a estas fuentes de alimento fácil en las poblaciones de origen y no incrementar los descastes en las zonas de invernada, tal como recomienda el proyecto REDCAFE (“Reducing the Conflicts between Cormoránts and Fisheries on a pan-Europeanscale”) (Carss, 2000).
  5. No hay una sola prueba de que las matanzas de los cormoranes en los ríos asturianos hayan mejorado las poblaciones de salmones y truchas, el Principado nunca ha presentado un trabajo científico que las avale, ni que demuestre cualitativa y cuantitativamente los supuestos daños causados por estas aves.
  6. La administración no debería improvisar su gestión como respuesta a presiones de ciertos grupos, sino que debería desarrollar los planes de conservación de especies atendiendo a criterios legales, científicos y éticos, tal como le exige la actual normativa y la Comisión Europea.
(*) Suscriben este comunicado los siguientes grupos:
Coordinadora Ecoloxista d’Asturies
Colectivo Ecologista de Avilés
Asociación ambiental Molin de Adela
Plataforma por la Defensa de la Coordillera Cantábrica
Asociación de Animales con Derecho y Libertad (ANADEL)
Grupu de Ornitoloxía Mavea
Asociación Asturiana de Amigos de la Naturaleza (ANA)
SOS Cuideiru
Coordinadora Ornitoloxica d’Asturies (COA)
Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife)
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1 comentario

  1. Dice ser ricardo

    Todas esas asociaciones se mantienen con subvenciones del gobierno del Principado de Asturias. que es lo mismo que decir que las mantenemos con nuestros impuestos y no son precisamente las que sueltan los peces en los ríos. El caso es llamar la atención para seguir viviendo del cuento

    23 noviembre 2019 | 16:52

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