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¿Pueden los abrazos protegernos de los virus?

Mala época para nuestra salud. En las últimas semanas, no dejamos de escuchar que aumentan los casos de bronquiolitis en niños, gripes en adultos y demás virus respiratorios en la población general.

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Ya conocemos las medidas higiénicas para prevenir contraer estas enfermedades, pero también hay factores psicológicos que nos protegen o nos ayudan a recuperarnos más rápido

Según diversos estudios, los abrazos, el contacto físico o el apoyo social son protectores de la salud física y mental de los seres humanos; nos hacen menos propensos a ser infectados por el virus de la gripe, por ejemplo, o aceleran la recuperación en 2/3 de los casos de personas ya enfermas.

Gracias al contacto físico (por una persona de confianza), sentimos a nivel psicológico una gran sensación de intimidad y afecto por parte de la otra persona, lo cuál impacta de forma muy positiva sobre nuestro organismo:

«Hemos corroborado que la percepción del apoyo social es igualmente eficaz para la protección de las infecciones, debido a que nos protege de la susceptibilidad a la infección inducida por el estrés. De la misma forma, recibir abrazos podría, en parte, explicar esos sentimientos de apoyo y amparo, y de esta manera proteger a una persona contra una infección».

Ya se conocía que nuestro sistema inmune tiene mayores dificultades a la hora de combatir un virus cuando nos sentimos estresados (cuando el cortisol está presente). Además de que aquellos que cuentan con un mayor apoyo social están más protegidos contra los efectos nocivos del estrés, la depresión y la ansiedad, por tanto, los resultados tienen mucho sentido.

Además del lavado de manos, recuerda no abandonar tu vida social y darnos muchos mimos!

 

*Referencia:

Cohen S, Janicki-Deverts D, Turner RB, Doyle WJ. Does hugging provide stress-buffering social support? A study of susceptibility to upper respiratory infection and illness. Psychol Sci. 2015

Un largo abrazo también es infidelidad según la ciencia

En el amor todos tenemos nuestros límites para considerar o no que nuestra pareja nos ha traicionado. Sin embargo, de forma objetiva, nunca ha estado claro dónde comienza una infidelidad y cómo se describirían esos comportamientos.

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Un estudio de la Universidad Ludwig-Maximilian de Munich arroja resultados sorprendentes al eterno dilema de ‘infidelidad sí o no‘.

Con una muestra de más de 9.000 personas, se evaluaron 26.633 viñetas sobre conductas presuntamente infieles que incluían cuatro dimensiones: comportamientos explícitos, implicación emocional, la duración de esa actitud ‘infiel’ y el contacto erótico online.

«Si bien las relaciones sexuales se juzgan infieles independientemente del contexto, los comportamientos menos explícitos, como los besos o los abrazos, también se consideran infidelidad«, concluyen los autores del experimento.

En relación a estas conductas menos explícitas, fue el contexto el que contribuyó a proyectar una idea férrea sobre la infidelidad. Así, incluso en los casos sin contacto físico pero combinados con mensajes eróticos y compromiso emocional fueron evaluados como infidelidad.

Además, los juicios de las mujeres fueron más estrictos que los de los hombres, también lo fueron las evaluaciones de los más jóvenes en comparación con los de los más mayores, así, las personas de mayor edad serían más permisivas al cuestionar las infidelidades de una pareja romántica.

No es ninguna sorpresa que casi el 100% de los encuestados definiera como infidelidad la práctica de relaciones sexuales fuera de la pareja, al igual que los besos.

Sin embargo, un dato llamó poderosamente la atención: el 80% de la muestra consideró infidelidad un abrazo largo si estaba combinado con una implicación emocional, un comportamiento erótico online o una relación de larga duración.

¿Qué hay tras el apasionado saludo entre Macron y Sánchez?

Emmanuel Macron y Pedro Sánchez se han encontrado en la reunión de la UE celebrada en Versalles y las redes se han inundado de memes tras el saludo algo inusual entre ambos, literalmente se dan las manos, efusivos abrazos y besos en las mejillas.

Es cierto que ambos líderes políticos pueden ser considerados de base como personas de ‘alto contacto’, es decir, buscan establecer una buena conexión y vínculos con los demás a través de sus manos. Ya lo habíamos visto antes entre ambos también, aunque sin tanta trascendencia y lo veíamos frecuentemente entre Sánchez y Pablo Iglesias, por ejemplo.

Como en aquella ocasión, de estas imágenes se desprende que la relación entre ambos supera lo meramente profesional. Normalmente el contacto en el contexto laboral se centra en las zonas neutrales del cuerpo (hombro y codo), cuando se sobre pasa esta barrera entramos en terreno peligroso si no hay un nivel de confianza suficiente entre los dos partes, ya que puede provocar bastante rechazo.

En este caso, Macron y Sánchez están en sintonía, muy cómodos, con amplias sonrisas, miradas cómplices y hasta caricias en la espalda tras la típica palmada.

Por tanto, es normal que esta conducta ritual de saludo llame la atención, este tipo de saludos está reducido a familiares, amigos muy cercanos y a nuestra pareja.

Entiendo que ambos se marcan el objetivo de transmitir con la mayor de las intensidades su alegría por el reencuentro, pero ojo, que en no pocos líderes políticos este ‘marcaje’ manual también se exhibe como símbolo de dominancia.

Si reflexionamos, esos comportamientos están cargaditos de testosterona y son únicos entre hombres, es muy muy extraño encontrar a mujeres que se saluden dándose palmadas en la espalda (y además parece que cuánto más fuerte sean, mejor)

Al final, siguen siendo gestos de poder, de fuerza, de dominancia sobre el otro… Un marcaje del territorio y la superioridad. Recordemos también el caso de Monedero con Soraya Sáenz de Santamaría, la salvedad es que entre Macron y Sánchez la ‘lucha afable’ es correspondida.

Fotografía EFE