Archivo de enero, 2019

¿Cuántas emociones podemos expresar con nuestro rostro?

Es una pregunta que siempre ha inquietado a los más ilustres pensadores. Haciendo un breve repaso histórico, ya Aristóteles en el siglo IV a.C se preocupó por estudiar las expresiones emocionales en el rostro y afirmó que existían 14: ira, calma, amistad, enemistad, miedo, confianza, vergüenza, desvergüenza, indignación, envidia, emulación, desprecio y tristeza.

Esta clasificación no convenció a Duchenne, que en el siglo XIX decidió experimentar (de un modo bastante cruento) el movimiento de los músculos faciales a través de corrientes eléctricas para detectar las diferentes posibilidades que dibujaban las acciones musculares del rostro. Documentó con fotografías un recopilatorio de gestos que ya entonces denominaba un lenguaje universal e inmutable.

Charles Darwin continuó con su legado, estudiando las expresiones faciales en los animales y en el hombre, comprobando su capacidad para comunicar emociones a través del lenguaje corporal como propiedad evolutiva y de supervivencia. Llegando ya a la época actual, Paul Ekman fue quién reafirmó, a través de un minucioso estudio, la teoría de la universalidad de las 6 emociones básicas que detectó Darwin: alegría, ira, miedo, tristeza, sorpresa y asco. De naturaleza genética y universal.

Recientemente, en el año 2014, investigadores de la Universidad de Ohio (EE.UU) han conseguido identificar hasta 21 expresiones faciales en el rostro humano (pincha aquí para acceder al estudio original). Los científicos han partido de las 6 expresiones básicas (antes mencionadas) para crear otras 15 expresiones compuestas como ‘felizmente sorprendido’ o ‘tristemente enfadado’.

Imágenes de muestra de las 22 categorías en la base de datos: ( A ) neutral, ( B ) feliz, ( C ) triste, ( D ) temerosa, ( E ) enojada, ( F ) sorprendida, ( G ) disgustada, ( H ) felizmente sorprendida , ( I ) felizmente disgustado, ( J ) tristemente temeroso, ( K ) tristemente enfadado, ( L ) tristemente sorprendido, ( M ) tristemente disgustado, ( N ) terriblemente enfadado, ( O ) terriblemente sorprendido, ( P ) temerosamente disgustado, Q ) enojado sorprendido, ( R) enojado, disgustado, ( S ) asqueado sorprendido, ( T ) horrorizado, ( U ) odio, y ( V ) atemorizado.

Imágenes de muestra de las 22 categorías en la base de datos: ( A ) neutral, ( B ) feliz, ( C ) triste, ( D ) temerosa, ( E ) enojada, ( F ) sorprendida, ( G ) disgustada, ( H ) felizmente sorprendida , ( I ) felizmente disgustado, ( J ) tristemente temeroso, ( K ) tristemente enfadado, ( L ) tristemente sorprendido, ( M ) tristemente disgustado, ( N ) terriblemente enfadado, ( O ) terriblemente sorprendido, ( P ) temerosamente disgustado, Q ) enojado sorprendido, ( R) enojado, disgustado, ( S ) asqueado sorprendido, ( T ) horrorizado, ( U ) odio, y ( V ) atemorizado.

Cada una de ellas, utiliza una combinación única de músculos, reflejando una gama de emociones mucho más amplia de lo que se pensaba. Para ello, utilizaron un modelo computacional de la percepción de la cara que identificó las seis expresiones básicas con el 96,9% de precisión y las 15 expresiones compuestas con 76,9% de exactitud.

 

* Referencia bibliográfica:

Shichuan Du, Yong Tao, and Aleix M. Martinez. “Compound facial expressions of emotion”. Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), 31 de marzo, 2014.

 

El pesado poder del arrepentimiento

Vale más hacer y arrepentirse, que no hacer y arrepentirse
-Nicolás Maquiavelo
No hay palabras más tristes del habla o la pluma que “pudo haber sido”
-Greenleaf Whittier

Os confieso que he quedado fascinada al profundizar sobre esta emoción. El arrepentimiento. ¿Qué es? ¿Realmente es útil? ¿Es una emoción aprendida? ¿Está modulada por la educación? ¿Por la religión?

El arrepentimiento es un sentimiento que genera pesar por algo que se ha hecho, dicho o dejado de hacer. Se asocia a un cambio de opinión, a la elección de una decisión o a dejar de ser consecuente con un determinado compromiso, normalmente generado por la moralidad de cada uno.

Sí, está muy condicionada por la religión, solo tenéis que poner la palabra ‘arrepentimiento’ o ‘culpa’ en un buscador de internet para comprobarlo, además de la definición aparecen páginas como ‘apartarse del pecado – perdón de Dios’, versículos bíblicos sobre el arrepentimiento, etc. Ahí lo dejo.

Pero sí que tengo claro que no es una emoción del todo inútil, cuando está bien enfocada, pero en muchas ocasiones no nos aporta nada constructivo, como todo en la vida, depende. En un ejemplo muy básico, nos podemos plantear el objetivo de perder peso y cuidar nuestra dieta, en un momento dado, podemos ‘caer en la tentación’ y comernos un dulce super calórico que no deberíamos, en el momento nos aporta bienestar, después sentimos culpa y arrepentimiento, esta sensación de culpa puede reconducirnos de nuevo para fijar y remarcar nuestro objetivo principal y hacer que éste se cumpla. Bien, entonces el arrepentimiento ha sido útil.

Pero en ocasiones, el arrepentimiento puede convertirse en una auténtica carga emocional, tan pesada que puede interferir negativamente en nuestro bienestar personal, en las relaciones con nuestro entorno o en la propia evolución de nuetra vida/trabajo. Hay autores como Wayne Dyer que describen el arrepentimiento como una emoción inútil:  “la culpabilidad quiere decir que despilfarras tus momentos presentes al estar inmovilizado a causa de un comportamiento pasado”.

Totalmente de acuerdo, ¿por qué lamentar algo que no puedes cambiar? Pero es que además, no solo existe el arrepentimiento como una emoción retrospectiva; también se genera al mirar hacia adelante y puede ser una emoción terriblemente poderosa que afecta a nuestro comportamiento aquí y ahora. Esto se debe a que también tenemos el poder de anticipar el arrepentimiento en el futuro, a lo que naturalmente intentamos evitar. El remordimiento nos coarta la libertad en la planificación de nuestro futuro, porque ese pensamiento sigue actuando en función de nuestra experiencia pasada.

Lo realmente inquietante es que algunos psicólogos argumentan que el arrepentimiento anticipado puede ser aún más fuerte que el arrepentimiento real que sentiríamos si nuestras decisiones no funcionaran. El arrepentimiento anticipado es una emoción tan poderosa que puede hacer que evitemos riesgos, disminuyamos nuestras expectativas, nos guiemos hacia lo que tengamos ‘seguro’ y nos alejemos de experiencias nuevas e interesantes.

Anticipamos más arrepentimiento cuando vamos contra corriente, cuando tomamos decisiones nosotros mismos, en lugar de dejar que las fichas del juego caigan como deberían. ¿Y todo para qué? ¿Para que podamos evitar algo que no será tan malo de todos modos y que no suceda? Después de todo, el pasado se ha ido pero todavía tenemos la oportunidad de moldear el futuro.

Uno de los hallazgos más replicados en las investigaciones sobre el pensamiento contrafactual (construcción mental de alternativas a hechos pasados o futuros) es que la gente lamenta más los resultados negativos derivados de acciones realizadas que iguales resultados negativos debidos a no realizar ninguna acción. Sin embargo, cuando se investiga directamente el arrepentimiento y se pregunta a la gente de qué se arrepienten más en la vida, la tendencia unánime es la de lamentar las cosas que no hicieron. Aunque parece contradictorio, la realidad es que se pueden entender estos dos fenómenos si apreciamos que existe un patrón temporal en el arrepentimiento, de manera que a corto plazo lamentamos las acciones mientras que a largo plazo nos arrepentimos de las omisiones.

Thomas Gilovich, de la Universidad de Cornell es uno de los autores que más ha estudiado el arrepentimiento, tras sus investigaciones afirmaba que un 75% de la gente se arrepentía de no haber hecho algo y un 25% de haberlo hecho. Las tres cosas que más lamentaba la gente eran no haber estudiado lo suficiente, no haber aprovechado una oportunidad importante, y no haber pasado el tiempo suficiente con los amigos y la familia. Por el contrario, los que se arrepentían de hacer mencionaban cosas como elegir mal la carrera, casarse con alguien a quien no amaba o tener un hijo en el momento menos oportuno de su vida.

Conclusión, todas las emociones, buenas y malas, son útiles en cierta medida, nos ayudan a integrarnos en el grupo y adaptarnos a un mundo inevitablemente social. Un individuo que no muestre arrepentimiento después de una acción que ha perjudicado a otros miembros del grupo sufrirá rechazo. Por contra, el que repare las consecuencias de su acción, movido por el arrepentimiento, volverá a ser tenido en cuenta como compañero o colaborador, y será integrado. El arrepentimiento también puede dar lugar al agradecimiento, otra emoción que favorece la integración grupal.

Pero no te bloquees, ten en cuenta los resultados de la investigación, es mucho mejor arrepentirse de las acciones que de las omisiones, al menos al final de tu vida así lo verás; ten en cuenta las palabras del escritor Max Lucado: “Haz el esfuerzo. Invierte el tiempo. Escribe la carta. Discúlpate. Haz el viaje. Compra el regalo. Hazlo. Aprovechar la oportunidad te hará más feliz. Perderla hará que te arrepientas

 

 

*Fuente: Pablo Malo – Psicología del Arrepentimiento

8 motivos por los que cruzamos los brazos

Los gestos y posturas corporales nos transmiten mucha información, pero también es verdad que hay mucho mito alrededor de su significado, y es que la interpretación de los gestos depende de muchos factores contextuales, culturales, personales, mensajes verbales asociados, etc, no son como las emociones básicas en el rostro, que son universales y genéticas; con los gestos hay que ser más cautos a la hora de ‘traducir’ el mensaje del cuerpo.

  1. Podemos cruzarnos de brazos para aliviar el estrés. Realmente el cruzarse de brazos es un gesto automanipulativo que ayuda a ‘consolarnos’ y a soltar la ansiedad. Tiene el mismo efecto que cuando nos retorcemos las manos o los dedos, nos tocamos el pelo, la cara, etc. No es un comportamiento de bloqueo pero sí filtra que realmente estamos sintiendo inquietud o nerviosismo.
  2. Un autoabrazo. A veces nos reconforta cruzarnos de brazos. Lo hacemos mientras esperamos o escuchamos a alguien, es solo un modo de sentirnos cómodos, no estamos rechazando o bloqueando a nadie.
  3. Inseguridad. Está claro que a veces demuestra incomodidad, cuando nos sentimos intimidados por otra persona, expuestos o no percibimos seguridad. En su famoso debate presidencial de 1960, Richard Nixon se cruzó de brazos cuando habló con John F. Kennedy porque, como confirmó su biógrafo, Nixon siempre se sintió intimidado por los tipos físicamente atractivos, a pesar de que en ese momento era vicepresidente y tenía una buena reputación internacional.
  4. También nos cruzamos de brazos por contagio. Las neuronas espejo actuan para elaborar un buen rapport (conexión) con la persona que tenemos enfrente. ‘Imitamos’ inconscientemente las posturas del otro cuando estamos en sintonía, cómodos y hemos empatizado.
  5. Cruzamos nuestros brazos presas de la ira. Cuando nos enfadamos, ya desde niños, expresamos nuestro malestar de esta forma, es una forma de autocontrol y autoprotección.
  6. Pose de poder. Ya hemos hablado del empoderamiento del lenguaje corporal. Éste es uno de los gestos que pueden conseguir que aumente nuestra testosterona, nos vemos más grandes, más dominantes y fuertes. Lo utilizan mucho, por ejemplo, hombres y mujeres de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, a nivel público y privado para expresar poder y seguridad.
  7. A veces, efectivamente sí que puede expresar rechazo ante alguien o alguna situación. Se cruzan los brazos a modo de barrera física y psicológica, nos aislamos y expresamos que la persona que tenemos delante ‘no es bienvenida’.
  8. Por último, la más obvia. Puede que tenga frío.

Entonces, ¿cruzar los brazos da una mala impresiónDepende. Los estudios muestran que las personas se sienten un poco más distantes cuando se cruzan de brazos, pero es más probable que esto se produzca ante los extraños. Si uno está con amigos, no se registra como un comportamiento de bloqueo; de hecho, muchas personas informan que muestran interés y que están seriamente involucrados en un tema con esta postura corporal.

Esto puede explicar por qué vemos este comportamiento tan a menudo entre quienes trabajan regularmente juntos pero tienen asuntos serios que discutir. Ciertamente, se aprecia entre políticos, así como en los hospitales entre los médicos que se consultan en el pasillo. Hay que reconocer que hay otros comportamientos que son más acogedores que cruzarse de brazos, pero también debemos asumir que no siempre es un comportamiento de bloqueo.

 

*Fuente: Joe Navarro – Psychology Today

 

Tacto, olfato, visión, oído, gusto… ¿Qué tienen atrofiado los psicópatas?

La psicopatía es un desorden de la personalidad severo que se caracteriza por la frialdad emocional, falta de empatía, encanto superficial, comportamientos antisociales, impulsividad, crueldad e insensibilidad. En este blog hemos profundizado bastante en este tipo de perfiles, os dejo al final del artículo un recopilatorio de todas las entradas sobre este tema. Hoy quiero compartir con vosotros los resultados de una investigación que se publicó en 2013 por la Universidad de Australia.

Fotografía CC Public Domain. Pxhere

Los investigadores querían comprobar si los psicópatas tenías mermado algunos de los cinco sentidos. Efectivamente así fue, demostraron que las personas que puntuaban alto en las escalas de psicopatía tenían una capacidad olfativa significativamente menor que el resto de la población. Ambos fenómenos están relacionados por una disfunción en una parte frontal del cerebro llamada corteza orbitofrontal (COF), responsable de controlar los impulsos, de planear y de dirigir el comportamiento de acuerdo con las normas sociales.

«Las mediciones olfativas representan un indicador potencialmente interesante de los rasgos psicopáticos, porque el desempeño esperado en las pruebas olfativas no les provoca tanto recelo y, por lo tanto, éstas son menos susceptibles a que el sujeto intente fingir una respuesta ‘buena’ o ‘mala'», aseguran los autores del estudio. Pero aclaran que no debe ser un indicador único de diagnóstico, puesto que estas carencias olfativas también puede darse en la esquizofrenia, el parkinson o el alzheimer.

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La sorprendente actitud de Cristiano Ronaldo y Georgina en su llegada al Juzgado

Los fotogramas captados de Cristiano Ronaldo y su novia Georgina, en su visita de hoy a la Audiencia Provincial, me han parecido más propias de la llegada a un evento, a una entrega de premios, fiesta… No sé qué pensáis vosotros pero la actitud de ambos es bastante insólita.

Fotografia Gtres

El comportamiento gestual de la pareja, en este caso, es altivo, con posturas muy erguidas, cabezas altas, rostros sonrientes y gestos de orgullo, se pueden apreciar incluso más en ella que en él, vemos cómo ella está ligeramente adelantada al paso (le lleva), le agarra de la mano con fuerza, le transmite energía y lleva ‘la voz cantante’.

Cristiano, fiel a su línea base de conducta, muestra expresiones faciales y gestos infantiles, chulescos. Ambos están encantados de presentarse ante las camáras aunque sea para una situación judicialmente delicada. Nada que ver con Xabi Alonso, misma situación, pero actitud totalmente opuesta a la anterior. Asciende por la escalinata serio, casi sin contacto visual con los periodistas y curiosos que asisten al momento, manos en los bolsillos y paso rápido, no se regodea en el momento, está incómodo.

Mismo contexto, forma de afrontamiento de unos y otros totalmente contraria.

Fotografia Gtres

 

El insólito mensaje del marido de Romina Celeste tras su desaparición

No sé a vosotros, pero a mí me han parecido cuanto menos sorprendentes las declaraciones de Raúl Díaz, el marido de la desaparecida Romina Celeste Núñez. La llamada que realizó Raúl a un medio de comunicación, para aclarar ciertos puntos de la desaparición de la mujer,  fue antes de confesar que efectivamente sabía de su paradero, ya que, según su versión, se la encontró muerta en su domicilio y asustado la arrojó al mar. Aún sigue detenido y la Guardia Civil continúa con las labores de búsqueda por el litoral de la Isla de Lanzarote.

Aquí tenéis el audio con su intervención. No podemos analizar sus emociones en el rostro, pero sí ir más allá a través de su voz (prosodia emocional) y de las palabras que utiliza; lo que hay y lo que no hay, porque esto último, a veces, da incluso más información. Precisamente, lo primero que llama la atención es la ausencia de impacto y tensión emocional en su tonalidad, parece que retransmite la secuencia temporal de los hechos como si no tuviera implicación personal con Romina, casi se intuye una tonalidad asociada al conocido efecto de ‘sonrisa teléfonica’, en un intento por quitarle importancia al caso, indicador que se apoya con el contenido de su mensaje, «no era la primer vez que desaparecía 20 días por lo menos, o un mes, no le di importancia».

También es extraño que en ningún momento se dirija a Romina por su nombre o incluso por ‘mi mujer’, la refiere en todo momento con el «ella», una pauta que no suele ser habitual cuando hay algún tipo de nexo de unión entre dos personas. Además, no expresa de manera alguna su inquietud, preocupación o ansiedad ante el paradero desconocido de Romina, no hace alusión a su estado emocional, solo se limita a describir los efectos personales que echó de menos en la casa cuando regresó y no la encontró allí, no se proyecta en su voz ni ira, ni miedo, ni nerviosismo, en su relato, es totalmente plano, frío y neutral a nivel emocional.

Por último, encontramos un ejemplo del famoso: Excusatio non petita, accusatio manifesta. Se encarga de remarcar que él abandona el domicilio para «evitar una discusión» (lo repite hasta en tres ocasiones con un fuerte golpe de voz en esta frase) y no «tras una fuerte discusión», cuando supuestamente nadie le dice que haya habido una fuerte discusión, básicamente porque es una información que solo podrían conocer él y ella.

No sabemos aún realmente qué ha pasado en este horrible caso, pero es cuanto menos inquietante la incongruencia visible que transmite a través de su mensaje entre las emociones/comportamientos esperados y los presentados.

 

 

Tu perro sabe reconocer tu estado de ánimo con solo mirarte

Hace ya 150 años, Charles Darwin propuso que las similitudes en forma y función de las expresiones emocionales humanas y animales no humanos sugieren que comparten raíces evolutivas. Recientes hallazgos proporcionan ahora un apoyo científico al viejo argumento de Darwin.

Fotografía Pixabay License

Nuestros amigos más fieles no dejan de observarnos y de valorar las emociones en los rostros familiares que les rodean, priorizando sobre todo el contacto visual para establecer relaciones y conocer el estado de ánimo del humano de turno. No lo digo yo, lo afirma la ciencia. Un estudio de la Universidad de Helsinki publicado en el año 2016 llego a estas conclusiones tras sus experimentos, además, descubrieron que la expresión facial altera su comportamiento de visión, especialmente ante caras que presentaban una amenaza.

De hecho, el estudio utilizó el seguimiento de la mirada para demostrar cómo los perros ven las expresiones emocionales en rostros caninos y también humanos. Los perros observaban primero la zona de los ojos y, por lo general, se detenían en esta zona de la cara durante más tiempo que en la nariz o la boca. Atrajeron su atención, características específicas de las especies sobre ciertas expresiones, por ejemplo las bocas de perros amenazantes. Sin embargo, los perros parecen basar su percepción en las expresiones faciales de toda la cara.

Cuando los perros estaban ante rostros amenazantes, que expresaban visiblemente ira, se producía una alteración notable en su atención, basado en una adaptación evolutiva, es decir, por una sensibilidad para detectar y evitar amenazas, lo que representa una ventaja de supervivencia. Curiosamente, el comportamiento de la visión de los perros dependía de la especie, los rostros de sus congéneres amenazantes provocaban una mirada más prolongada que en el caso de las caras humanas amenazantes, con las que mostraban mayor evitación.

«La estrategia de comportamiento tolerante de los perros hacia los seres humanos puede explicar en parte los resultados. La domesticación puede haber equipado a los perros con una sensibilidad para detectar las señales de amenaza de los humanos y responder con señales de apaciguamiento«, afirma el investigador Sanni Somppi de la Universidad de Helsinki. Esto es, han llegado a ser más tolerantes, benevolentes y comprensivos con los humanos que con otros de su propia raza.

Aquí el estudio completo: Somppi S, Törnqvist H, Kujala MV, Hänninen L, Krause CM, Vainio O (2016) Los perros evalúan las expresiones faciales amenazadoras por su validez biológica – Evidencia de los patrones de observación. PLoS ONE 11 (1): e0143047. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0143047

Luces y sombras en el lenguaje corporal de Santiago Abascal

A Santiago Abascal le aman o le odian, es de esos perfiles que generan pasiones, no deja indiferente a nadie y la comunicación no verbal, por supuesto, tiene mucho que decir de esto. El viernes acudió al plató de Espejo Público para encontrarse con las preguntas de Susanna Griso, un momento ideal para analizar, ya que este contexto supone un plus de estimulación en los discursos preparados, hay preguntas inesperadas, cuestionamientos, etc que desestabilizan el control en el comportamiento de cualquiera, y ahí es cuando la intensidad emocional aumenta y se filtra a través del lenguaje corporal.

La línea base de comunicación (es decir, cómo es su actitud normalmente) del líder de VOX, a nivel motor, es bastante plana, no destaca por ser excesivamente expresivo.; es pausado y controlado en los movimientos, no suele alterar su actividad corporal fácilmente

Comenzó la entrevista visiblemente muy tenso, realizando un gesto automanipulador asociado al estrés, brazos pegados al cuerpo y manos fuertemente entrelazadas entre sí. Aspecto que se refuerza por las numerosas ocasiones en las que ha tenido que recurrir al agua, su boca estaba muy seca, estaba nervioso. A lo largo de su intervención ha ido desprendiéndose de esta rigidez y, en general, se detecta bastante coherencia a nivel emocional. Esto significa que dice lo que piensa, sus expresiones faciales y gestuales acompañan a su discurso, está convencido y se implica en lo que dice (independientemente de que el contenido sea mejor o peor), no es una persona que finja sus ideas, que oculte sus intenciones, su cuerpo confirma sus pensamientos.

La microexpresión más visible que realiza es la de ‘asco’ cuando se refiere al acoso de los medios y del ‘resto de partidos políticos’, en este momento se detecta la mayor intensidad emocional, expresa su malestar y su rostro acompaña a esta sensación.

Sin embargo, termina la entrevista con una expresión de satisfacción, está contento con el resultado y aunque comenzó tenso finaliza sereno y orgulloso del encuentro con la periodista.

Por último, se observa a lo largo de su aparición que las sonrisas que produce no son espontáneas, fuerza las sonrisas para transmitir emociones positivas, ya que su semblante suele ser serio, le cuesta expresar emociones tanto en la parte no verbal como en sus palabras. Encontramos escasas referencias hacia sensaciones, sentimientos, experiencias subjetivas… por contra, su mensaje es refinado, repleto de cultismos, racional y estructurado, tiene un flujo de pensamiento muy esquematizado, no titubea, no duda, proyecta muchísima seguridad y conocimientos pero tiene carencias en la parte de conexión emocional con la audiencia.

 

*No os perdáis el análisis de mi colega José Luis Martín Ovejero, me alegro que coincidamos tanto compañero.

**En este artículo no se cuestiona la ideología del político/partido en cuestión, exclusivamente se analiza la conducta no verbal de la persona.

 

Qué puede decirte un beso

Tal y como dice un antiguo escrito védico de hace 3500 años escrito en sánscrito: «Besar es el acto de inhalarse el uno al otro el alma«.

El Beso de Gustav Klimt

El Beso de Gustav Klimt

Un beso comunica, forma parte de un lenguaje no verbal poderoso y ancestral. No solo es un gesto sexual, un beso nos transmite sabores, olores y texturas que generan sensaciones muy intensas en nuestro interior. Incluso podemos perfilar a través de este contacto ciertos rasgos de la personalidad, como la sensibilidad, la impulsividad, percibir si una persona es más agresiva, pasional, delicada, segura, expresiva…

Un beso tiene tanto poder que puede marcar una potencial relación de pareja, inconscientemente o no, puede provocarnos un rechazo inmenso hacia a alguien que en principio sí que nos gustaba, o todo lo contrario, pueden hacernos caer en una espiral de atracción y deseo irrefrenable por el otro. En este útlimo caso, tu cuerpo se altera, se acelera el ritmo cardiaco y se liberan hormonas como la oxitocina, asociada al amor y al apego entre las personas.

Es complicado comprobar si el acto de besarse es del todo universal, los primeros estudios antropológicos concluían que el 90% de las culturas utilizaban el beso, el beso en general, de padres a hijos o entre amigos. Si solo nos referimos al beso como acto íntimo, con connotaciones sexuales, el porcentaje se reduce a un 46% según un estudio de 2015 del antropólogo William Jankowiak, quién asegura que «en algunas sociedades ni siquiera lo desean y algunas tribus lo consideran repugnante, como es el caso de los Menihaku de Brasil».

El reino animal también es un buen indicador para verificar la universalidad de cualquier comportamiento humano, en este sentido, los besos tal y como los conocemos nosotros son poco frecuentes entre animales, sí que demuestran que necesitan del contacto, por ejemplo, los elefantes entrelazando sus trompas. Sin embargo, los simios, bonobos y chimpacés, sí que se dan besos realmente pasionales entre ellos, muy similares a los humanos.

Probablemente, el sentido está en que los animales no necesitan acercarse tanto para obtener información, junto al hecho de que no han desarrollado un lenguaje afectivo tan complejo como los grandes simios. El sentido del olfato de la mayoría de los primates es pobre comparado al que poseen otros mamíferos, lo que nos obliga a acercarnos más. Al final, es una conducta más que nuestro cerebro nos impulsa a realizar con el objetivo de comunicarnos, de conectar, de sentir, de adivinar al otro… puro lenguaje no verbal.

*Referencia:
La inteligencia emocional de los animales – Pablo Herreros Ubalde