Entradas etiquetadas como ‘incongruencia emocional’

El insólito mensaje del marido de Romina Celeste tras su desaparición

No sé a vosotros, pero a mí me han parecido cuanto menos sorprendentes las declaraciones de Raúl Díaz, el marido de la desaparecida Romina Celeste Núñez. La llamada que realizó Raúl a un medio de comunicación, para aclarar ciertos puntos de la desaparición de la mujer,  fue antes de confesar que efectivamente sabía de su paradero, ya que, según su versión, se la encontró muerta en su domicilio y asustado la arrojó al mar. Aún sigue detenido y la Guardia Civil continúa con las labores de búsqueda por el litoral de la Isla de Lanzarote.

Aquí tenéis el audio con su intervención. No podemos analizar sus emociones en el rostro, pero sí ir más allá a través de su voz (prosodia emocional) y de las palabras que utiliza; lo que hay y lo que no hay, porque esto último, a veces, da incluso más información. Precisamente, lo primero que llama la atención es la ausencia de impacto y tensión emocional en su tonalidad, parece que retransmite la secuencia temporal de los hechos como si no tuviera implicación personal con Romina, casi se intuye una tonalidad asociada al conocido efecto de ‘sonrisa teléfonica’, en un intento por quitarle importancia al caso, indicador que se apoya con el contenido de su mensaje, «no era la primer vez que desaparecía 20 días por lo menos, o un mes, no le di importancia».

También es extraño que en ningún momento se dirija a Romina por su nombre o incluso por ‘mi mujer’, la refiere en todo momento con el «ella», una pauta que no suele ser habitual cuando hay algún tipo de nexo de unión entre dos personas. Además, no expresa de manera alguna su inquietud, preocupación o ansiedad ante el paradero desconocido de Romina, no hace alusión a su estado emocional, solo se limita a describir los efectos personales que echó de menos en la casa cuando regresó y no la encontró allí, no se proyecta en su voz ni ira, ni miedo, ni nerviosismo, en su relato, es totalmente plano, frío y neutral a nivel emocional.

Por último, encontramos un ejemplo del famoso: Excusatio non petita, accusatio manifesta. Se encarga de remarcar que él abandona el domicilio para «evitar una discusión» (lo repite hasta en tres ocasiones con un fuerte golpe de voz en esta frase) y no «tras una fuerte discusión», cuando supuestamente nadie le dice que haya habido una fuerte discusión, básicamente porque es una información que solo podrían conocer él y ella.

No sabemos aún realmente qué ha pasado en este horrible caso, pero es cuanto menos inquietante la incongruencia visible que transmite a través de su mensaje entre las emociones/comportamientos esperados y los presentados.

 

 

El lenguaje corporal también delata a Chris Watts

Chris Watts y su familia (Instagram)

Chris Watts y su familia (Instagram)

Nos encontramos ante otro caso criminológico espeluznante; hace escasos días, el norteamericano Chris Watts, de 33 años, aparecía en diferentes medios de comunicación denunciando la repentina desaparición de su mujer y sus dos hijas, miraba a cámara reclamando su vuelta, pedía ayuda para encontrarlas… hasta que confesó ser el responsable del asesinato de su familia.

No es extraño. (Recordemos el análisis del caso de Ana Julia Quezada y el niño Gabriel). Suele ser una conducta habitual, sobre todo, en personas con marcados rasgos psicopáticos cuya frialdad y ausencia emocional se creen capacitadas para ‘disimular’ su responsabilidad y manipular a la audiencia e investigadores para intentar salir airosos de su crimen. Chris se presenta entonces como una auténtica víctima, (dejé de contar las veces que dice «Yo») desplaza el foco de atención de los desaparecidos hacia sí mismo, y se atreve a decir frases como «la casa ya no es la misma sin ellas», «lo paso fatal estando solo aquí por las noches», «estoy destrozado»; bueno, es cuanto menos llamativo que exprese su estado de ánimo cuando su mujer e hijas pueden estar mucho peor y son realmente las máximas perjudicadas.

Además, presenta cosificación y distanciamiento de los lazos familiares con su lenguaje verbal, en todo momento, Chris Watts, refiere a «las niñas», nunca «mis niñas» o «mis hijas», esto es algo también muy común, tras el crimen rompen la unión psicológica con las personas dañadas. Pudimos observarlo también analizando el Caso Bretón. En otro momento de la entrevista, Chris comete un lapsus linguae típico en estos casos, y es el de hablar de las personas desaparecidas en tiempos verbales pasados. «Celeste tenía 3 años», es solo un ejemplo de que Chris ya conoce el final de su familia y su mente ya no se refiere a ellas en tiempo presente, su mente sabe que ya no están, ya no viven.

Desde los inicios, los investigadores tuvieron serias dudas sobre Watts, que mostraba respuestas vacías, vagas y vacilantes a las preguntas relativas para el esclarecimiento del caso, tal y como se puede apreciar en el vídeo publicado por los medios.

La falta de expresividad de esta persona en su entrevista es bastante significativa, sobre todo, ‘por lo que no se ve’, en ningún momento de la entrevista podremos detectar tristeza, ansiedad, desesperación, o súplica. No hay nada. Bueno, sí, curiosamente hay sonrisas. Se produce una incongruencia emocional brutal, en esta situación, la alegría no puede convertirse en una emoción esperada. Cuando dice «si ella se ha ido, quiero que regrese, quiero a esas niñas de regreso», se ríe, esta actitud demuestra una inadecuación del afecto, en un contexto así podría producirse una risa nerviosa, una risa tensa, pero van acompañadas de una expresión en el rostro de tristeza o miedo, no de una expresión propia de la alegría, como es el caso, a este fenómeno se le conoce como sonrisa psicopática.

Respecto a los gestos, hay dos que llaman poderosamente la atención, uno es el de humedecerse constantemente los labios, es un acto que indica sequedad en la boca, hecho que se produce cuando aumenta la hormona del estrés, el cortisol. Se incrementa con el nerviosismo y, en estos contextos o similares, se asocia con el hecho de mentir y con el miedo a ser ‘pillado’. Otro gesto significativo es el de los brazos, realmente no está simplemente cruzado de brazos, se autoabraza, se autoprotege, es un gesto manipulador para reforzarse a sí mismo y autoproporcionarse confianza y ánimo emocional.

Os dejo el vídeo en el que aparece Chris Watts reclamando ayuda para encontrar a su familia… Es estremecedor…

¿Veis algun detalle más que os llame la atención?

 

 

¿Por qué la opinión pública desconfía de los padres de Diana Quer?

Madre de Diana Quer mostrando la fotografía de su hija desaparecida. Fotografía EFE

Madre de Diana Quer mostrando la fotografía de su hija desaparecida. Fotografía EFE

Desde la misteriosa desaparición de la joven Diana Quer no he dejado de recibir mensajes de lectores del blog, conocidos, y colegas de profesión, que apuntan en una misma dirección: el recelo hacia los padres de Diana tras sus numerosas apariciones en los medios de comunicación. Al contrario de lo que me solicitan estas peticiones, yo no voy a dar mi opinión al respecto (no tengo ningún derecho) y tampoco voy a realizar un pormenorizado análisis de comunicación no verbal de los testimonios de ambos (tampoco tengo derecho a infundir opinión en los demás). Desde una perspectiva psicológica, sí que voy a destacar algunas pautas al respecto que pueden explicar esta desconfianza palpable en el sentir de la calle.

Una cuestión fundamental para definir esta razón es el concepto de: adecuación del afecto. Me explico, en toda situación hay una reacción emocional esperable. No es que ocurra un suceso y haya una sola emoción asociada, puede haber un abanico amplio de posibilidades, por ejemplo, ante la desaparición repentina de un ser querido nuestros cerebros ‘esperan’ ver en los afectados emociones relacionadas con la nostalgia, la desesperación o la tristeza ante la pérdida, pero incluso esta reacción puede ampliarse a otras emociones que pudieran parecer contrarias a simple vista, todo dependerá del momento en el que se expresen y al hecho al que se refieran.

Para ilustrarlo, pudiera ser esperable también por ejemplo la emoción de ira, asco o desprecio al hablar de los posibles culpables o la injusticia acometida, sin embargo no sería lo que esperaríamos observar al hablar sobre la víctima (un caso muy elocuente de ello lo vimos en el análisis no verbal de los padres de Madeleine McCann). Incluso podríamos llegar a detectar visos de culpa por no haber podido hacer más para evitar la pérdida, o sonrisas al recordar la infancia o la historia personal del desaparecido pero no sería congruente esta emoción de alegría en cualquier otro momento, aquí me viene a la cabeza el caso Asunta y las carcajadas de Rosario Porto que captaron las cámaras indiscretas durante el registro de su casa, importante, tras encontrar a su hija asesinada en el bosque.

Por tanto, vemos cómo, tenemos por un lado una emoción esperada y por otro lado una emoción presentada, a veces éstas no son congruentes entre sí y crean una disonancia en nuestra forma de interpretar los acontecimientos, confusa, sin sentido, nos queda la sensación de que algo no cuadra. Efectivamente, en el caso que nos ocupa hay ciertos patrones de conducta que pueden provocar en nosotros esta percepción de incongruencia emocional, pero esta falta de adecuación del afecto o incluso la ausencia emocional no convierte a nadie en responsable de una desaparición.

Existen multitud de factores que intervienen en el proceso de exteriorización de los sentimientos, por ejemplo, la relación previa con la persona desaparecida: ésta pudiera ser tortuosa y lo vivido en el pasado puede interferir en la filtración de expresiones de índole negativo en el momento presente; el contexto de la desaparición: una separación de los padres de por medio, la retirada de la custodia de la hija menor a la madre, la intervención de la prensa, la opinión pública, datos erróneos, o no, filtrados a los medios, la exposición de la intimidad de la familia, y un largo etcétera, pueden ir minando el ánimo de los padres y transformando su conducta hasta parecer extraña; variables de personalidad: personas más introvertidas o con rasgos de psicoticismo elevados demuestran una mayor dificultad para expresar sus emociones, esto no quiere decir que no lo sientan intensamente o que lo exterioricen pero solo en la intimidad; incluso puede intervenir la fisionomía de un rostro.

En este punto, recuerdo también el caso de Rocío Wanninkhof, y de la primera imputada como culpable del delito, Dolores Vázquez, que llegó a ser juzgada y encarcelada para más tarde demostrarse su inocencia tras la confesión del verdadero asesino. En aquellos años en los que el asunto estuvo muy candente en los medios de comunicación llegué a escuchar a algún ‘experto’ psicólogo/criminólogo decir que Dolores Vázquez debía ser la culpable porque no presentaba emociones congruentes, tenía rasgos psicopáticos muy marcados y «además es que tiene cara de mala». Ciertamente, fue condenada socialmente por su apariencia fría y actitud enrarecida en sus apariciones públicas.

Pero sí, señores, una persona que conozca a la víctima puede haber tenido una mala relación con ella, un móvil factible para querer que desaparezca del mapa, puede ser psicópata, fría, calculadora, sin emociones, e incluso tener una apariencia desagradable, y con todo ello no ser la culpable de absolutamente nada. La comunicación no verbal puede causar alarmas, puede ser un indicio más para la investigación, puede guiar un interrogatorio, puede esclarecer ciertas incógnitas, pero no puede condenar directamente a nadie de la autoría de un delito. 

Para entender todo esto es muy recomendable la película ‘Perdida’… ¡ya me contaréis qué tal!

 

 

 

 

 

Caso Madeleine McCann: 9 años y aun no sabías todo

Kate y Guerry McCann, en la presentación en Madrid del libro 'Madeleine'. (Foto: Jorge París)

Kate y Guerry McCann, en la presentación en Madrid del libro ‘Madeleine’. (Foto: Jorge París)

Todos recordarán el caso de la niña británica de tan sólo tres años, Madeleine McCann, que desapareció al sur de Portugal en extrañas circunstancias. Este caso, aún sin resolver, conmovió al mundo entero. Hoy se cumplen 9 años del suceso, por ello, he querido contar con un experto en comunicación no verbal, Robert Lavergne, el cuál ha estudiado con especial ahínco los entresijos psicológicos de la desaparición y posteriores acontecimientos. Y es que ‘por suerte’, los padres de la niña dieron numerosas ruedas de prensa y entrevistas a los medios de comunicación exponiéndose así a un análisis pormenorizado de su conducta.

Sobre este caso podríamos hablar de aspectos inquietantes como el que se encontraran sangre y fluidos en el apartamento de los McCann y que la madre de la pequeña se negó a declarar sobre ello, o que los McCann utilizaran el dinero del fondo destinado a encontrar a Madeleine para pagar la hipoteca de su casa, u otra cuestión muy llamativa, que los padres de Madeleine no participaron físicamente en la búsqueda de su hija, pero vamos a afrontar este caso desde el análisis de comportamiento no verbal.

Mi objetivo en este estudio era corroborar si los McCann mostraban una conducta no verbal típica de alguien que ha sufrido el secuestro inesperado de un ser querido. Para empezar a analizar el caso hay que definir la emoción esperada’ (sentimiento característico que debería suscitar una situación determinada). Es decir, (y siendo algo reduccionista, sin entrar en explicaciones teóricas) si se nos muere un familiar, se espera una reacción de tristeza, al igual que si nuestra hija pequeña desaparece mientras estamos de vacaciones. Además de la emoción esperada, está la emoción presentada, que puede coincidir o no con la emoción esperada. A continuación vamos a ver imágenes de padres que han pasado una situación similar a la familia McCann.

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Las tres reglas imprescindibles para interpretar gestos

gestosExisten varios canales de comunicación no verbal a través de los cuáles somos capaces de transmitir mensajes sin palabras, y es que filtramos nuestras emociones y sentimientos a través de nuestra cara, del contacto, de la mirada, de nuestra voz y cómo no, de nuestros gestos. Los gestos juegan un papel crucial en la comunicación de los seres humanos y animales, sirven para apoyar la organización de los pensamientos, enfatizar nuestras palabras, ilustrarlas, regular el flujo de la conversación e incluso sustituir al mensaje oral cuando sea posible (gesto de ‘ok’, ‘adiós’, o levantar el dedo corazón para hacer un ‘corte de manga’), depende de la cultura en la que lo hagamos nos entenderán perfectamente sin pronunciar palabra.

Ahora bien, un gesto no tiene un único significado a nivel universal y para poder interpretarlo con cierto nivel de rigor hay que tener en cuenta los tres siguientes aspectos: Lee el resto de la entrada »

Algunas contradicciones en el lenguaje corporal de Rita Maestre en su comparecencia ante el Juez

(Foto de Javier Lizón/EFE)

(Foto de Javier Lizón/EFE)

La concejal y portavoz del Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre declaró ayer ante el juez por un supuesto delito contra los sentimientos religiosos en el llamado ‘asalto a la capilla de la Complutense’. Su testimonio es sensible de análisis puesto que en éste se aluden a estructuras del comportamiento muy emocionales como, por ejemplo, el ‘arrepentimiento’ y por tanto deberá de establecerse una conexión directa (congruente o no) entre lo que declara y su lenguaje corporal.

Tan relevante es lo que se ve en su expresión emocional como lo que no se ve. La ausencia de ciertas emociones también son muy reveladoras en en este tipo de comparecencias. Además tenemos la ‘suerte’ de que este personaje público es realmente expresivo y estudiando apariciones anteriores corroboramos cómo su lenguaje corporal es bastante activo y delator de sus sentimientos reales.

Comienza admitiendo que recuerda este acontecimiento ‘levemente’ teniendo en cuenta que ocurrió «en cinco minutos, hace cinco años», su expresión facial aquí es irónica y socarrona, denota lo absurdo de la situación para ella. Continúa afirmando que no acudió a una convocatoria concreta como tal, sino que se encontró a un grupo de gente y se unió a ellos, hasta en tres ocasiones en esta frase encoge los hombros, gesto emblemático de la duda y la falta de convencimiento (visto también en la declaración de Esperanza Aguirre).

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