Para comenzar a escribir este post me estoy imaginando sentada frente a Julia y Jaime en plan Ted Mosby. Ellos serán mayores, aunque no tanto como los hijos de Ted. No creo que haya que esperar a su adolescencia para que les apetezca escuchar la historia. Y espero que la capacidad de comprensión de Jaime haya mejorado mucho para que pueda comprenderla. Obviamente, no tengo problemas en usar pictogramas para dejárselo claro si es preciso.
Eso sí, les prometo desde aquí que seré rápida, en unos minutillos estará todo contado. Papá Mosby es un pesado. Una cosa es contar cómo conocí a mamá o a papá y otra es torturar a tus hijos (y de paso a los seguidores de la serie) durante años.
Imagino que les gustará oírlo. A Julia ya le gusta mucho que veamos fotos de mucho antes de que ella naciera y que le cuente cómo eran las cosas cuando ella no estaba o era recién nacida. Y a mí me encantaba que mis padres me contasen anécdotas de su juventud, mi mala suerte es que nunca han sido muy dados a ello.
Les contaré que tenía dieciocho años. Era mayo, había terminado COU y estaba preparándome para Selectividad y disfrutando de la breve primavera madrileña. Quedé una tarde con una vieja amiga del colegio y la acompañé mientras iba al encuentro de su recién estrenado novio, al que yo aún no conocía. Su novio llegó, pero ni me fijé. Venía acompañado del que sería mi santo. Ambos venían de entrenar, jugaban juntos al baloncesto. Y yo, que no creía en los flechazos y jamás me había encaprichado de un chico solo con ponerle los ojos encima, me vi arrollada por un tren en el que sigue subida a día de hoy. Podré decirles que he tenido mucha suerte. Esta primavera hará veinte años que nos conocimos.
No sé si os apetece contarme vuestra historia, sí sé que a mí me encantaría leerla.
Por cierto, mi post de hoy viene a consecuencia de una iniciativa de Gonzoo. Aquí os dejo con más información por si os apetece participar.
Eran jóvenes, eran diferentes, se conocieron y todo cambió. Luego llegaste tú. Pero esa es otra historia, aquí lo que nos interesa es saber cómo se enamoraron tus padres. Cuéntanoslo y su historia podrá quedar inmortalizada en un relato escrito por la poeta Luna Miguel.
Participar es muy sencillo, solo tienes que mandar un email a tuvoz@gonzoo.com con CSCMP (Cómo se conocieron mis padres) en el asunto. Eres libre de contar todo lo que quieras y de la forma que quieras.
Entre todas las historias recibidas, Luna Miguel seleccionará la más emocionante, la más original, la más divertida o extravagante, y de su puño y letra recompondrá la historia en una pieza única que inmortalizará la historia de amor de tus padres para siempre.
Puedes participar desde este instante hasta el próximo viernes 20 de diciembre de 2013 a las 23:59. El relato ganador se publicará en Gonzoo el próximo 6 de enero.