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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Un garbancillo sin garbanzos protege los volcanes murcianos

Garbancillo

Ésta es la increíble historia de un garbancillo sin garbanzos que no existía, de una planta extinguida y más tarde resucitada, de un campo de volcanes tan muertos como los cultivos de sus laderas, como sus famélicas cabras y la cultura tradicional de un pedazo del desconocido Oeste de Cartagena (Murcia). Pero ésta es también la historia de una resurrección. El milagro del Garbancillo de Tallante (Astragalus nitidiflorus).

Descubierto para la ciencia en 1910, fue visto y no visto. Durante casi un siglo nadie más volvió encontrarlo. En el año 2000 se le dio por extinguido. Hasta que cuatro años después un botánico lo redescubrió mientras paseaba en bici. Sólo quedaban 46 ejemplares, los últimos de su especie en el mundo. En estos momentos, y gracias a un modélico proyecto LIFE+ cofinanciado por la Unión Europea, hay ya unos 200. Pero como la planta vive un máximo de 5 años, igual que apareció puede volver a desaparecer. Definitivamente.

Esta semana lo vi en el campo, tratando de sobrevivir a una de las peores sequías de los últimos 50 años. Era fácil distinguirlo. La única planta verde en una desolada caldera volcánica de hace 2,6 millones de años. Parece una humilde legumbre de garbanzos, pero no tiene nada que ver con ellos. De hecho, toda ella es tan venenosa que no se la comen ni los conejos. Aunque está en peligro de extinción. Necesita tierras volcánicas marginales dedicadas a prácticas agrícolas y ganaderas tradicionales. Y esos cultivos de almendros y algarrobos también están amenazados, pero por el abandono.

Me acompañaron en la visita los profesores de la Universidad Politécnica de Cartagena Juan José Martínez y María José Vicente, que junto con el botánico del Servicio de Biodiversidad de la Región de Murcia Miguel Ángel Carrión son el alma entusiasta del proyecto. En el centro cultural de Tallante, como en el de Los Puertos, las paredes están forradas con información relativa a la planta, los dibujos de actividades escolares o las recetas del último concurso gastronómico. Incluso han puesto en marcha un programa de custodia del territorio, para que sean los propios agricultores quienes se comprometan a velar por el futuro del garbancillo. Son unos héroes. Mis héroes medioambientales.

Ha tenido suerte la olvidada planta. Los expertos han logrado lo más difícil, entusiasmar a la población local con una especie ni comestible, ni medicinal, ni hermosa, pero sí exclusiva, endémica, llamada a convertirse en revulsivo económico y cultural de la comarca. Gracias ellos, y al garbancillo, el Oeste cartagenero ya no es tan salvaje.

Foto: LIFE+ Garbancillo de Tallante.

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Los monumentos envidian a los toros

La declaración de las corridas de toros como Bien de Interés Cultural en las comunidades autónomas de Madrid, Valencia y Murcia es una clara politización más de la cultura de claros tintes antidemocráticos. El españolismo más rancio frente al ejemplar debate catalán. Resulta evidente la inmoralidad de relacionar en pleno siglo XXI el sufrimiento público de un animal con la historia y la cultura de un pueblo.

Pero aún más vergonzosa resulta la celeridad de estas administraciones regionales para aprobar tan polémica protección de un día para otro, mientras auténticos bienes de interés cultural se arruinan en la incuria o sus expedientes duermen olvidados desde hace décadas en el fondo de algún cajón. Y muchos de los que están protegidos se caen a pedazos.

¿Cuándo será BIC el parque natural Desert de les Palmes (Benicàssim, Castellón) poniendo fin a su deterioro e incluso a las maniobras militares que se siguen celebrando en él?

¿Cuándo protegerán las últimas alquerías y barracas de la huerta de Valencia aún en pie, los últimos azudes valencianos y murcianos?

O si los protegen, como el barrio del Cabanyal, luego los quieren derribar por espurios motivos urbanísticos.

Y si miramos a Castilla y León, también gobernada por el PP como las anteriores y con supuesta semejante sensibilidad por la cultura, los expedientes BIC olvidados son tan numerosos como ruinoso está su patrimonio.

Sólo en Soria 41 monumentos y zonas arqueológicas esperan desde hace décadas su declaración, entre ellos algunos tan emblemáticos como la machadiana ermita de San Saturio. 10 más languidecen en Valladolid y 23 yacimientos arqueológicos de la región siguen desprotegidos.

Por no hablar de mi provincia, Burgos, donde monasterios tan bellos como el histórico de Rioseco (en la foto) se arruinan devorados por la maleza y el olvido.

Pero no. La auténtica cultura es la de los toros, que recibe 564 millones de euros al año en subvenciones públicas para que pueda seguir con sus torturas artísticas, y para la que los políticos se sacan de la manga leyes protectoras en apenas unas horas sin el más mínimo rubor.

Si pudiera hablar, todo este patrimonio querría ser toro, aunque le tiraran piedras en público.

En serio. ¿No te parece una indecencia? Seguro que conoces un montón de monumentos abandonados. ¿Cuántos verdaderos BIC protegerías en España antes que los toros?

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Más nutrias en Murcia: Chiqui tiene mellizos

Empieza la semana con una buena noticia. En Murcia han logrado la cría en cautividad de la nutria, la segunda vez que se consigue algo parecido en España.

Según informaron fuentes de la Administración regional, el nacimiento se produjo el pasado lunes a las 9 horas, cuando la nutria Chiqui, que vive en el zoológico de la Fundación Terra Natura en Murcia, parió dos crías.

En Inglaterra y Alemania se había logrado hace tiempo, pero en el sur de Europa tan sólo se había conseguido en 2002 en el Centro de Pont de Suert (Lérida), donde sin embargo las crías murieron poco tiempo después de nacer.

Con el nacimiento de estas dos crías de nutria se afianza el programa de conservación para la especie en la Comunidad Autónoma de Murcia que incluye, entre otros objetivos, su reproducción, su estudio genético y la viabilidad de su población salvaje.

La nutria (Lutra lutra) no es en estos momentos una especie amenazada en España. Lo estuvo, y mucho, a mediados del siglo pasado, cuando la persecución motivada por su valor peletero y la contaminación de los ríos provocó su extinción en gran parte de la Península, especialmente en su mitad oriental y en las zonas más habitadas; se estima que entre 1966-68 y 1985 desapareció el 60% de la población nacional.

Hacia 1987 se produjo un cambio radical en la tendencia, iniciándose un proceso de recuperación de la nutria que se mantiene en la actualidad, en parte al mejorar su protección, pero también debido a la expansión del cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii) y el cangrejo señal (Pacifastacus leniusculus).

Por suerte para todos, cada vez es más fácil ver a una nutria en el río, alguna vez tan descaradas que no se inmutan de nuestra presencia y siguen jugando en el agua o zampándose un pez como si nada. ¿Las has visto tú alguna vez? Cuéntamelo, seguro que fue una experiencia sensacional.

El logro murciano, junto con translocaciones como las realizadas en Cataluña con ejemplares asturianos, extremeños y portugueses, no son la panacea. Son unos instrumentos más en la conservación de la especie, pero los mayores esfuerzos, no debemos olvidarlo, deben encaminarse a la protección de su delicado hábitat fluvial y a la reducción de la mortandad de las poblaciones salvajes, especialmente los atropellos en las carreteras.

Algo que a Chiqui, de momento, no le preocupa. Para ella lo más importante ahora mismo es criar sanas a sus dos crías. Y a buen seguro que lo logra.

En la imagen superior, la nutria Chiqui amamanta a una de sus dos crías que nacieron el pasado lunes en cautividad en el parque Terra Natura de Murcia. Sobre estas líneas, una nutria adulta comiéndose una trucha.