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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

No es cambio climático: la floración de las mimosas es un problema de especies invasoras

Mimosa en flor. Foto: Wikimedia Commons

La floración temprana de las mimosas es en el sur de Francia un extraordinario acontecimiento turístico que todos los años convoca a cientos de miles de personas entre los meses de enero y febrero. En su honor se organizan fiestas, ferias, carreras y excursiones. Se venden grandes ramos, mieles, perfumes, siropes, tisanas y hasta dulces y pasteles hechos con sus tempranas flores. Todo el mundo celebra que el bosque se llena de amarillos intensos en lo que interpretan como un anuncio precoz de la primavera.

Es una gran fiesta a pesar de basarse en un gigantesco error: la mimosa está considerada una peligrosa especie invasora de brutal impacto ambiental.

En España no llega a tales niveles de popularidad, pero esta floración tan temprana convoca a caminantes y llena redes sociales, muchas veces mostrando una extrañeza por la época y que erróneamente se relaciona con el cambio climático.

Lo que la gente ve como algo hermoso, esos bosques floridos, en realidad supone un gran desastre ambiental que debería avergonzarnos, pues lo hemos provocado nosotros. ¿Te parece increíble?

Te lo resumo en este pequeño vídeo subido a mi canal de YouTube.

Y te doy todos los detalles a continuación.

Vainas con los frutos de la mimosa, los típicos de una leguminosa. Foto: Wikimedia Commons

¿Qué tipo de árbol es la mimosa?

La mimosa es una acacia. Su nombre científico es Acacia dealbata. Pertenece a la familia botánica de las leguminosas, por lo que sus frutos también aparecen en vainas, al estilo de nuestras alubias y guisantes.

¿De dónde es originaria la mimosa?

Es un pequeño árbol o arbusto originario del sur de Australia y Tasmania. Como lo oyes, no es ni siquiera una especie europea. Sus únicos bosques naturales se encuentran en las Antípodas.

¿Por qué la llamamos mimosa?

Porque sus hojas tienen la capacidad de replegarse en sí mismas cuando cae la noche o hace frío. Esto es posible gracias a que las hojas tienen unas axilas «articuladas» que provocan lo que los botánicos conocen como «movimientos de turgencia termonástica«. No es verdad que se plieguen al tocarlas, como si sintieran vergüenza ante nuestro contacto.

¿Por qué florece en invierno?

Porque recuerda su fecha natural de floración en Australia, cuando en el hemisferio sur es primavera. De hecho, en el gran país continente se celebra cada primero de septiembre el «Wattle Day«, el día de la mimosa.

¿Cuándo llegó a Europa?

Se introdujo en Europa tras el primer viaje del capitán James Cook (agosto de 1768–julio de 1771). Los dos botánicos que iban a bordo, Joseph Banks y Daniel Solander, trajeron algunas ramas en flor de regreso a Inglaterra desde Australia. Pero fue el navegante francés Nicolás Baudin quien envió los primeros pies vivos a Europa, entre 1800 y 1804. Enseguida se popularizo su cultivo en la Costa Azul como barata planta productora de flores cortadas. Y también como árbol para adornar los jardines de las villas.

¿Dónde crece en España?

Según el Ministerio de Medio Ambiente, la mimosa se encuentra ampliamente naturalizada en Galicia, invadiendo las partes bajas y medias de la región hasta una altitud de 600 metros. A pesar de su origen australiano se ha convertido en un elemento característico del paisaje gallego, al igual que el eucalipto, otro árbol igualmente australiano.

Se encuentra naturalizada también en puntos diversos del norte cantábrico, Cataluña, oeste de Castilla y León, Extremadura, Andalucía occidental, Valencia y las Canarias orientales.

¿Por qué es una especie invasora y dañina?

Porque además de producir una gran cantidad de semillas que germinan fácilmente, tiene una asombrosa capacidad de producir abundantes retoños a partir de sus raíces. Dotada de un extraordinario vigor regenerativo, se extiende por el bosque a toda velocidad, desplazando a las especies autóctonas, a las que quita suelo, agua, luz y nutrientes hasta matarlas.

También impide la regeneración de la vegetación natural alterada por un fuego. Esto es posible debido a su facilidad para germinar y rebrotar después de incendios y a su rápido crecimiento. A cambio, genera comunidades florísticamente muy pobres.

¿Qué podemos hacer?

Lo primero que debemos hacer es no utilizar esta especie en jardinería. Aunque te parezca imposible, un solo árbol plantado puede ser el foco de expansión de nuevos ejemplares que «se escapan» de los jardines e invaden los bosques.

Por otra parte, al estar incluida en el catálogo de especies invasoras, está terminantemente prohibida su comercialización.

Si detectas una nueva zona de expansión, avisa a los servicios de medio ambiente regionales para que traten de controlarlo cuando todavía es posible. Porque más tarde su erradicación resulta tan difícil y costosa como inútil.

Mimosa florida en Lugo. Foto: Wikimedia Commons

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