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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

¿Qué animales ríen y para qué les sirve la risa?

Chimpancé riéndose

Hablamos mucho de lo saludables que son los paseos y las charlas, pero nos olvidamos de algo muy importante: la risa. Pocas cosas existen más sanadoras que la risa. E incluso que la sonrisa, la forma más suave y silenciosa de reír.

Pero en contra de lo que pensaban muchos en la Edad Media, la risa no nos hace humanos. Son muchas las especies de animales que ríen y disfrutan de tan alegre sensación.

Al menos 65 especies animales lo hacen, según un estudio publicado en la revista Bioacoustics por dos investigadores de la Universidad de California. O más exactamente, en ellas han sido identificados signos, señales o respuestas comparables con la risa humana.

Esa lista incluye una gran variedad de primates, perros, zorros, focas, mangostas, los delfines, ¡incluso las ratas de laboratorio! También ríen tres especies de aves: nuestros populares periquitos, el loro kea y las inteligentes urracas australianas.

Perro sonriendo. Foto: Pixabay

¿Para qué sirve la risa?

En la naturaleza nada es caprichoso y reír tiene una gran importancia evolutiva. Qué bien nos sentimos después de una carcajada ¿verdad? Es un pelotazo de endorfinas. Todos nuestros juegos, fiestas y momentos más felices están llenos de risas desde que somos bebés.

Pero ha quedado claro que la risa no es un comportamiento exclusivamente humano. ¿Para qué sirve en realidad la risa? ¿Para qué hemos invertido millones de años de evolución en desarrollarla tantos animales? Me alegro que me hagan esta pregunta.

Todas las risas de todos los animales, incluidas las nuestras, tienen en común un lenguaje corporal evidente que se relaciona con el juego. Nada hay menos amenazador que un animal que se ríe, ¿verdad? Te encuentras en la playa con una foca gigantesca que al verte se echa a reír y automáticamente te relajas ¿no es cierto?

El secreto de la risa está en el juego, en nuestras ganas de socializar pacíficamente, sin agresiones.

Por eso la risa es típica de animales muy sociales. Al jugar podría parecer que peleamos, pero la risa es la señal auditiva y gestual de que estamos divirtiéndonos, que estamos de cachondeo y no hay peligro de agresión.

Por eso ríen muchas de las especies de animales que juegan, incluida la nuestra.

Niño riéndose. Foto: Pixabay

La risa nació del ahogo

Según los autores del trabajo de la Universidad de California publicado en Bioacoustics, Sasha L. Winkler, del Departamento de Antropología, y Gregory A. Bryant, del Departamento de Comunicación, «la risa espontánea en los humanos comparte características acústicas y funcionales con las vocalizaciones del juego en muchas especies, pero más notablemente con otros grandes simios».

Las vocalizaciones de juego en primates y otros mamíferos, destacan estos investigadores, a menudo incluyen sonidos de jadeo. Esta característica apoya la teoría de que la risa humana se desarrolló a partir de una señal auditiva de dificultad para respirar durante el juego.

La complejidad social humana permitió que la risa evolucionara de una vocalización específica del juego a una señal sofisticada que interactúa con muchas otras conductas sociales.

Miedo medieval a reír

La risa es precisamente la trama principal de El Nombre de la Rosa, esa novela tan burgalesa de Umberto Eco.

Digo burgalesa porque a pesar de desarrollarse en un monasterio del norte de Italia, el malo malote es un burgalés, Jorge de Burgos. Y espero no destripar la trama a nadie al recordar que el libro prohibido de Aristóteles procede del monasterio de Santo Domingo de Silos.

¿Y qué era para esos monjes medievales la risa? Recordemos el diálogo de la famosa escena de la biblioteca:

  • Jorge de Burgos: «La risa mata el miedo, y sin el miedo no puede haber fe, porque sin el miedo al diablo ya no hay necesidad de Dios». «La risa es un viento diabólico, que deforma las facciones y hace que los hombres parezcan monos«.
  • Guillermo de Baskerville: «Los monos no ríen, la risa es propia del hombre, es signo de su racionalidad«.

Pero como hemos visto, se equivoca el listo de Guillermo. Monos, chimpancés, bonobos y muchos de nuestros primos primates ríen a mandíbula batiente, igualito que nosotros.

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