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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Confirmado: las vacas son románticas y disfrutan con las puestas de sol

Vaca palentina, disfrutando de la contemplación de una hermosa puesta de sol otoñal.

Pocas veces, paseando por el campo, te encuentras con una realidad que supera todas las ficciones y, aún más raro, convierte en real una ficción. Me pasó el otro día en Cervera de Pisuerga (Palencia). Bajaba de la montaña después de una tarde disfrutando de la berrea de los ciervos y allí estaban ellas: vacas. Era casi de noche. Apenas unas sombras recortadas en el horizonte.

Me quedé estupefacto. Todos esos animales estaban en el prado mirando en la misma dirección, y no era hacia el camino por donde yo descendía. Miraban hacia la puesta de sol. Todas ellas.

Como lo oyes. Cerca de 20 vacas románticas contemplando el fulgor final del horizonte, ajenas a los peligros de la noche que podían llegar por sus espaldas (es zona de osos y lobos, no menos de tres manadas), pues su único interés parecía ser el disfrute estético a la vez que rumiaban con pausada monotonía la hierba triscada unas horas antes.

Dirás que es una casualidad. Que a algún lado tienen que mirar. Pero date cuenta de un detalle importante: si miras hacia la puesta de sol te quedas deslumbrado, encandilado con esas intensas luces del final del día.

En el caso de que algún peligro les llegue por la espalda, cuando se giren hacia él lo verán todo negro, negrísimo. Quedarán cegadas, incapacitadas para huir.

Entonces, ¿por qué lo hacían? Solo tengo una explicación: les gustan las puestas de sol. Disfrutan de esos colores cambiantes del fin del día. Son unas estetas. Aman la belleza igual que cualquiera de nosotros.

Animales con sentimientos

La historia me recordó enseguida a la famosa novela de ciencia ficción ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? Seguro que te suena e incluso es muy posible que la hayas leído. Escrita por Philip K. Dick, fue adaptada por Ridley Scott en la película Blade Runner.

Recrea una supuesta época del futuro (el año 1992, para nosotros ya pasado) cuando después de una guerra nuclear que terminó matando a la mayoría de los animales, la gente con dinero se hará la interesante teniendo bichos eléctricos; y no solo perros o gatos, sino ovejas, cabras o gallinas. Seres perfectos a pesar de ser máquinas, con sentimientos a flor de piel como cualquiera de nosotros. E incluso más. Incluso es posible que también sueñen.

Lo de mis vacas románticas no es nuevo. Seres sociales, cualquier ganadero identifica dentro del rebaño las preferencias de grupo, ejemplares que se llevan bien con unos y mal con otros.

También saben que producen más leche si se las trata con cuidado y no se les grita o empuja. Que sufren si ven sufrir a su cría. Que se alegran y entusiasman si resuelven un problema.

Y ahora lo he descubierto yo, que disfrutan de una puesta de sol hermosa.

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