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Luces y sombras en el lenguaje corporal de Santiago Abascal

A Santiago Abascal le aman o le odian, es de esos perfiles que generan pasiones, no deja indiferente a nadie y la comunicación no verbal, por supuesto, tiene mucho que decir de esto. El viernes acudió al plató de Espejo Público para encontrarse con las preguntas de Susanna Griso, un momento ideal para analizar, ya que este contexto supone un plus de estimulación en los discursos preparados, hay preguntas inesperadas, cuestionamientos, etc que desestabilizan el control en el comportamiento de cualquiera, y ahí es cuando la intensidad emocional aumenta y se filtra a través del lenguaje corporal.

La línea base de comunicación (es decir, cómo es su actitud normalmente) del líder de VOX, a nivel motor, es bastante plana, no destaca por ser excesivamente expresivo.; es pausado y controlado en los movimientos, no suele alterar su actividad corporal fácilmente

Comenzó la entrevista visiblemente muy tenso, realizando un gesto automanipulador asociado al estrés, brazos pegados al cuerpo y manos fuertemente entrelazadas entre sí. Aspecto que se refuerza por las numerosas ocasiones en las que ha tenido que recurrir al agua, su boca estaba muy seca, estaba nervioso. A lo largo de su intervención ha ido desprendiéndose de esta rigidez y, en general, se detecta bastante coherencia a nivel emocional. Esto significa que dice lo que piensa, sus expresiones faciales y gestuales acompañan a su discurso, está convencido y se implica en lo que dice (independientemente de que el contenido sea mejor o peor), no es una persona que finja sus ideas, que oculte sus intenciones, su cuerpo confirma sus pensamientos.

La microexpresión más visible que realiza es la de ‘asco’ cuando se refiere al acoso de los medios y del ‘resto de partidos políticos’, en este momento se detecta la mayor intensidad emocional, expresa su malestar y su rostro acompaña a esta sensación.

Sin embargo, termina la entrevista con una expresión de satisfacción, está contento con el resultado y aunque comenzó tenso finaliza sereno y orgulloso del encuentro con la periodista.

Por último, se observa a lo largo de su aparición que las sonrisas que produce no son espontáneas, fuerza las sonrisas para transmitir emociones positivas, ya que su semblante suele ser serio, le cuesta expresar emociones tanto en la parte no verbal como en sus palabras. Encontramos escasas referencias hacia sensaciones, sentimientos, experiencias subjetivas… por contra, su mensaje es refinado, repleto de cultismos, racional y estructurado, tiene un flujo de pensamiento muy esquematizado, no titubea, no duda, proyecta muchísima seguridad y conocimientos pero tiene carencias en la parte de conexión emocional con la audiencia.

 

*No os perdáis el análisis de mi colega José Luis Martín Ovejero, me alegro que coincidamos tanto compañero.

**En este artículo no se cuestiona la ideología del político/partido en cuestión, exclusivamente se analiza la conducta no verbal de la persona.

 

Claves para hablar en público: el sonido también importa

La mayoría de consultas privadas que me hacéis tienen que ver con cómo mejorar nuestra comunicación verbal y no verbal cuando hablamos en público. Nos inquieta porque no nos han entrenado para ello y cada vez más tenemos que utilizar este recurso en el trabajo a modo de formaciones, conferencias o reuniones con clientes. Anteriormente en este blog hemos dado ya algunos tips para que no cunda el pánico y desarrollar las habilidades necesarias para brillar en cualquier tipo de exposición (os dejo el recopilatorio al final de este artículo).

Fotografía de Wikipedia

Hoy os traigo una clave más de la mano de una magnífica psicóloga, experta en comunicación no verbal y logopedia, Carmen Acosta, fundadora de OHLAVOZ, nos recuerda que el sonido también es importante a la hora de proyectar y transmitir nuestro mensaje:

Una voz en mal estado, débil, apretada, estridente, sin la agilidad para modular de manera rica el habla, o unos órganos articulatorios que se mueven imprecisa o arrebatadamente, pueden mermar el valor de cualquier discurso. De la misma manera que un atuendo arrugado o lleno de manchas no es la opción más adecuada para presentarse en público, tampoco lo es, aunque sea menos evidente, hacerlo con una voz monótona, rota o con un habla imprecisa.

Cuando hablamos en público elegimos el vestuario y los complementos que consideramos producirán una imagen de nosotros acorde con nuestros deseos. Habitualmente también preparamos el contenido de nuestra intervención, es decir, vestimos a nuestras ideas con las palabras que consideramos las van a favorecer más. Sin embargo, con mucha frecuencia, el proceso de acicalado se queda ahí, descuidando un aspecto decisivo: el sonido con en el que vamos a decir esas palabras.

Si bien las palabras son las encargadas de transmitir las ideas, los conceptos, los argumentos… en el momento en que esas palabras escritas o pensadas cobran relieve sonoro, ya no solo van a denotar el contenido, sino que van a comenzar a delatar al emisor. Y es que, aún cuando no se realice un análisis consciente, la voz dispara automáticamente en el cerebro de nuestros interlocutores todo un conjunto de atribuciones sobre nuestros rasgos de personalidad, intenciones y emociones , que van a modular el sentido de las palabras que estamos diciendo, incluso a determinar si resultamos o no creíbles.

Mantener la voz y el habla en buenas condiciones es imprescindible para que ambas colaboren en la transmisión de nuestras ideas y no es más complicado que mantenerse en forma, de hecho la voz y la pronunciación son el resultado de una actividad muscular, igual que lo es andar o correr. Estas son 3 claves fundamentales:

  1. Hidrata: bebe 2 litros de agua al día y respira aire húmedo cada vez que puedas: vaporizadores, peceras, paseos a la orilla del mar…
  2. Logra que tu musculatura esté elástica y flexible: canta, baila, imita voces, cuenta cuentos…¡juega con la voz!
  3. Logra que tu musculatura se mantenga tonificada: habla al menos 4 horas diarias. Sí, así es, igual que tus piernas se fortalecen al caminar, también tu voz se fortalece al usarla.

De la misma manera que el entrenamiento físico no está reservado a los deportistas, tampoco el entrenamiento vocal está reservado a los cantantes o actores. Si mejoraras el atractivo de tu voz lograrás mejorar tu comunicación ¡vale la pena!

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La comunicación no verbal también golpea en la violencia de género

No solo los golpes duelen. A veces, las palabras o los gestos pueden provocar un daño profundo, irreparable. No es una agresión visible ni parece que esté tan condenada socialmente, es una conducta menos punitiva, pero sus consecuencias pueden ser nefastas. El lenguaje verbal y no verbal violento hiere y deteriora las relaciones, una vez que se pronuncian o se hacen, una relación ya no volverá a ser la misma. Cuando se traspasa la barrera del respeto ya podemos hablar de violencia.

Las víctimas, normalmente, sí que son conscientes de la agresión física, sin embargo, no lo son tanto de los tonos de voz, las expresiones y gestos de desdén y desprecio, la limitación del espacio, el control de su vida social, las miradas, la indiferencia, los silencios…

La expresión verbal del que agrede está hiperbolizada, es decir, comunican sus sentimientos de forma poco realista, teatralizada. No sienten la emoción primaria de ira, experimentan furia y rabia, llevan las emociones negativas a la máxima potencia, puro instinto animal, no hay racionalización de las emociones. No saben gestionarlas y al no tener esta capacidad también tienen problemas para entenderlas en los demás. Por eso, tienen tantas dificultades para empatizar. Si no son capaces de detectar las emociones en sí mismos, no llegarán a entender el impacto que tienen sobre los demás.

Eligen el modo más extremo de manifestar lo que sienten, pero su objetivo no es transmitir sus emociones, sino violentar al otro. Sin embargo, nunca consiguen el efecto deseado, ya que estas hipérboles generan lo opuesto a lo que buscan y en lugar de llamar la atención o impresionar (al principio sí que lo consiguen), los demás, al final, terminan por insesibilizarse, lo que genera aún más frustración en ellos y van aumentado su escala de violencia.

Los agresores utilizan además un discurso reiterativo, repiten hasta la saciedad las mismas frases para estigmatizar al otro y marcar ‘su realidad’ («es que ya no me quieres como antes y por eso no haces lo que te pido», «si me dejas no quiero vivir», «lo hago porque te quiero»). Es una forma de manipulación que traspasa la responsabilidad y la culpa al otro, este intento se realiza por la vía más primaria: inocular las palabras en la conciencia del otro; y por eso precisamente anula al interelocutor.

Suelen ser personas con muy baja autoestima e intentan por todos los medios disminuir la de su pareja, de aislarla, para retenerla. A través de su forma de hablar, suelen hacer uso de la ironía para dar pie a la ambigüedad a lo que hacen o dicen. Con su lenguaje corporal intimidan a la víctima a través de los gestos y apoyándose en amenazas verbales acompañadas por gritos que responden al perfil del estilo comunicativo de una persona agresiva. Pero tan pronto abofetean e insultan como abrazan, lloran e imploran perdón. Y eso es lo peor, el refuerzo intermitente, ya que combinan estás agresiones con gestos de amor, regalos, caricias, piropos… mantienendo así la relación en el tiempo.

Por último, quería destacar una forma de manipulación muy típica y silenciosa de este tipo de agresores, y es la de ‘hacer luz de gas‘. Esta estrategia consisiste en provocar que alguien dude de sus propios sentidos, de su razón, e incluso de la realidad. El agresor hace que su víctima dude de sí misma, a través de la asunción de información falsa como verdadera, de la negación de la realidad «yo nunca te empujé, solo te estaba sujetando para que te calmaras», «jamás he dicho eso», «¿de verdad no recuerdas que todo esto lo empezaste tú?».

En mi opinión, es una de las formas más peligrosas y sibilinas de anulación, la víctima realmente siente que está perdiendo la cordura y es capaz de cuestionar su culpabilidad y responsabilidad en las agresiones que recibe. Quien hace luz de gas es capaz de afirmar que ocurrieron cosas o no con una seguridad y una firmeza tal que resultan creíbles y la víctima comienza a pensar que «igual soy yo que exagero», «puede que no tenga razón», «quizá no recuerdo bien lo que pasó». El agresor quiere inocular en el otro la sensación de histerismo, puede conseguir anular la voluntad del otro y distorsionar la realidad sin que su víctima se de cuenta.

Es muy difícil ser consciente de que podemos ser víctimas de esta manipulación tan sutil. En la terapia con las víctimas se les sugiere anotar todos los detalles de lo que ocurrió, palabras, expresiones, gestos, acciones, sentimientos, etc, antes y después de la agresión, elaborar una especie de diario que les haga registrar la secuencia conflictiva de un modo fiel a la realidad y tendrá argumentos para defenderse con firmeza de que los hechos ocurrieron de una determinada manera aunque la otra persona insista.

El amor no duele, no te humilla, no provoca ansiedad, histeria, no hace que pierdas la cordura. El amor debe ser calma, libertad, equilibrio, un refugio seguro…

 

 

 

El lenguaje crea realidad

A veces no somos conscientes de que nuestras palabras son un arma, que tienen el poder de destruir y destruirnos o de sanar, potenciar y construir. Ya hemos hablado anteriormente de que el lenguaje corporal no solo informa a los demás sino que además influye en nosotros mismos, nos transforma.

También nuestro lenguaje verbal crea nuestras realidades porque construye emociones, éstas no están basadas en los datos objetivos sino que interpretamos lo que sucede a nuestro alrededor y reaccionamos a esto útlimo. La Psicología Cognitiva ya descubrió hace mucho que la percepción, la gestión y la valoración de nuestro mundo (con emociones de por medio) van a determinar la felicidad, el éxito o el fracaso, porque el acto de escoger y decidir es lo que permite no agredirnos.

Creative Commons CC0

Creative Commons CC0

El lenguaje no solo nos proporciona la función de comunicarnos y contar cosas, el lenguaje hace que sucedan cosas. Tenemos que manejar nuestra forma de hablar con plena conciencia, la falta de precisión da alas a las sombras y nuestro cerebro tiene a rellenar esos ‘huecos’ para que nuestro pensamiento (ilógico) tenga sentido. Por ejemplo, con la frase: «Nadie me entiende». Es una sentencia incompleta y genérica, realmente ¿quiénes no te entienden? ¿sobre qué no entienden? ¿cómo te manifiestan que no te entienden? Estas respuestas nos hacen analizar la situación con información más realista.

Todo lo que oímos y decimos nos afecta, si utilizamos frases como la anterior o: «ya no puedo más», «soy un fracasado», «conseguirlo es imposible», nuestra neurofisiología se adapta rápidamente a estos mensajes y sentimos una bajada neuroquímica y de autocapacidad percibida. La solución está en utilizar la técnica del ‘reencuadre’, ver la realidad desde otro punto de vista más constructivo y convertir estas frases en otras más positivas como: «esto es un reto y una oportunidad», «¿cómo podría resolver esta situación?»

De este modo somos más flexibles con nosotros mismos, relativizamos y desechamos la culpa. Os invito a observar vuestro diálogo interno, ¿cómo os habláis a vosotros mismos? Ahí reside toda la información sobre quiénes creéis que sois y cómo os proyectáis. Estar atentos a esas palabras que utilizamos para describirnos puede convertirse en una toma de conciencia muy poderosa…

[Mi amiga Patricia Noble y colega de profesión, al leer el artículo, me ha enviado una apreciación que me ha encantado y comparto con vosotros: Su profesor de Psicopatología en la carrera les decía: «Cuidado con lo que te dices a ti mismo ya que tu subconsciente lo procesa todo y lo peor es que viniendo de ti mismo ni siquiera lo cuestiona». ¡Brutal!]

 

 

La importancia de los gestos con nuestras manos

Tal y como apunta el experto Joe Navarro, nuestras manos humanas son únicas, las acciones que se pueden llevar a cabo con ellas son infinitas (pueden crear, pintar, escribir, tocar un instrumento, acariciar, golpear, sentir, sujetar…) todas son habilidades funcionales, vitales para nuestra vida diaria, pero nuestras manos también son extremadamente expresivas; pueden ‘hablar’ sin palabras para la gente con discapacidad auditiva, ayudar a contar una historia o revelar nuestros pensamientos más íntimos.

Tenemos fijación por las manos, en la comunicción, el contacto visual hacia las extremidades es mayor que hacia otras partes del cuerpo. A veces, incluso pueden convertirse en un símbolo, en una marca de identidad (evoquemos la imágen de Hitler, por ejemplo). Nuestros cerebros aún están programados para involucrar a las manos en la comunicación precisa de nuestras emociones, pensamientos y sentimientos. Por lo tanto, ya sea para las personas que hablen o no, los gestos con las manos merecen nuestra atención como una fuente rica de comportamiento no verbal para ayudarnos a comprender los pensamientos y sentimientos de los demás.

En el libro de Navarro: “Louder Than Words» se recogen algunos datos interesantes sobre qué pueden expresar nuestras manos y cómo podemos interpretarlo, os recomiendo su lectura, pero os adelanto aquí algunas de sus apreciaciones:

  • La forma en que tocamos a los demás está determinada por cómo nos sentimos con respecto a ellos. El contacto total con la palma de la mano es cálido y cariñoso, mientras que tocar con la punta de los dedos revela menos afecto.
  • Cuando estamos cómodos y contentos la sangre fluye hacia las manos, lo que las hace cálidas y flexibles. El estrés hace que nuestras manos se sientan más frías y rígidas.
  • Cuando te sientes fuerte y seguro, el espacio entre tus dedos crece haciendo que tus manos sean más territoriales y dominantes. Cuando te sientes inseguro, ese espacio desaparece, de hecho, es posible que te encuentres metiendo los pulgares debajo de los dedos cuando estás bajo mucho estrés.
  • El movimiento manual (gestos ilustradores) es importante para expresar su opinión y que está convencido de lo que está diciendo, es probablemente la muestra de confianza más poderosa que poseemos.
  • Cuando estés estresado habrá más frotamiento de las manos (auto masaje o “auto-pacificación”), lo que aumentará la frecuencia y la fuerza en proporción con el estrés.
  • La primera vez que tocamos a otros es generalmente a través de un apretón de manos. Puede parecer trivial, pero hazlo mal y dejarás una impresión negativa duradera. Hazlo bien y obtendrás puntos emocionales.
  • Debido a que cualquier contacto afecta nuestro centro emocional (ya sea de manera positiva o negativa), la forma en que tocamos o estrechamos las manos es muy importante.
  • Recuerde que en algunas culturas, un apretón de manos es un gesto de saludo secundario. Un abrazo o  incluso un beso puede ser lo correcto.

 

 

*Referencia: Psychology Today

¿Qué nos dicen las manos de Pedro Sánchez? #LenguajeCorporal

Un tuit de Moncloa sobre las manos de Sánchez causa revuelo en las redes. Sí, la comunicación no verbal trasciende cada vez más, y os confieso que me encanta. La psicología emocional y del comportamiento está adquiriendo una relevancia insospechada, ya la merecía. Nos damos cuenta, cada vez más, de que nuestros movimientos y sentimientos expresados influyen y mucho; y esto hay que mimarlo, sobre todo, en el mundo de la política, dónde la imagen de un líder gana o pierde votos para el partido. Ahora bien, es necesario canalizar adecuadamente esta energía para que funcione.

En mi opinión, está genial que los líderes políticos se sometan a sesiones de coaching y entrenen sus habilidades de comunicación, pero bien enfocado. Hay dos formas de entrenar el lenguaje corporal: una es forzando gestos que signifiquen ‘x’, por ejemplo: hay que mostrar las palmas de las manos para proyectar credibilidad y falta de intenciones ocultas; En definitiva, hacerlo a propósito y controlar la gestualidad para aparentar lo que queremos que los ciudadanos piensen de nosotros. Otra forma, la ideal, es convencer y comprometer al político con sus ideas, que crea en sus propuestas, que defienda realmente sus posturas, que sienta lo que dice, de ese modo no hay que posar, los gestos emocionales positivos nacerán de un modo espontáneo y ahí es cuando la proyección será exitosa.

Esas manos, por sí solas, no quieren decir nada, no muestran determinación, son solo gestos sin palabras asociadas, no hay gestos buenos o malos por sí solos. Yo puedo poner la postura manual de cualquiera de esas fotografías diciendo que voy a aniquilar al planeta tierra. Siempre es necesario el contexto y comprobar si los gestos con las manos son coherentes con la expresión emocional del rostro, por ejemplo, y con el mensaje verbal. Entonces, es cuando se puede valorar un significado.

Ese tuit me resulta excéntrico y superfical, creo que no es necesario destacar los buenos gestos que hace una persona, si los hace, no hay duda de que esto se transmitirá al resto de observadores de forma natural. Desde luego la comunicación y apariencia de Pedro Sánchez han dado un giro brutal, a lo Obama, y está muy bien, va por buen camino, Obama es todo un referente en comunicación, pero hay que dejar que el lenguaje corporal fluya y contagie de emociones a los demás sin traspasar la barrera de lo robótico.

Pero ésta es solo mi opinión… ¿qué pensáis vosotros? 🙂

El secreto de llamar a las personas por su nombre

Simple y sencillo, el pequeño detalle de llamar a las personas por su nombre produce un efecto psicológico muy positivo en las relaciones personales. Nos hace sentir escuchados, valorados e importantes; establece un puente de confianza y vuelve a las personas más receptivas. Conlleva un elevado impacto emocional.

Y es que realmente el nombre propio es nuestra seña de identidad. El hecho de que nos recuerden por nuestro nombre es algo que agradecemos con calidez, ya que despierta nuestra empatía de forma inmediata.

Cale Carnegie, exitoso empresario estadounidense y un apasionado del concepto de liderazgo, hablaba de este gesto tan simple: “Llame a los demás por su nombre, recuerde que para toda persona, su nombre es el sonido más dulce e importante en cualquier idioma”.

Exponía ejemplos muy interesantes: Theodore Roosevelt recordaba los nombres de cada uno de los empleados de la Casa Blanca, sus vidas, historias, familias y sus dolencias personales. No sólo eso, también lo hacía con cientos de electores, referentes políticos, nacionales e internacionales. Un hombre con gran liderazgo.

Según una revolucionaria investigación de la Universidad de Nueva Jersey (EE.UU.), cuando escuchamos nuestro propio nombre, el hemisferio izquierdo de nuestro cerebro se activa con más esfuerzo que cuando oímos el nombre de otras personas. Concretamente, la actividad es mayor en las neuronas de la corteza frontal media y la corteza temporal.

Estos experimentos demuestran que reconocer que alguien nos nombra, pone en marcha zonas cerebrales específicas que permanecen en silencio el resto del tiempo”, concluían los autores en un artículo de la revista Brain Research.

No es difícil, habrá que ponerlo en práctica!

*Fuente de consulta: http://www.aden.org/business-magazine/

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La simbología en los carteles electorales de Cataluña #Elecciones21-D

Escasos segundos pueden ser suficientes para vender un proyecto electoral, para transmitir una ideología política, en definitiva, para convencer a votantes indecisos con una sola imagen. Un cartel electoral puede conseguir un voto y esto bien merece un cuidado especial, nada se deja la improvisación, cada detalle está pensado y se ejecuta con un objetivo. Pura comunicación no verbal.

En primer lugar, la CUP ha divulgado varios carteles para el 21, todos con una clara alusión a la intervención del Gobierno Central a Cataluña y al ya histórico 1-O. Es la imagen más rompedora, incita a la rebelión. El amarillo es el color de la locura, la diversión, que combinado con el negro y el rojo evocan, según la psicología del color, el odio mezclado con el hartazgo. Curioso. Coincide bastante con la idea que quieren proyectar. Además el estilo del cartel está despersonalizado y parece una pintada callejera, se refuerza con ello la rebeldía y el descaro.

Cartel electoral de la CUP.

Cartel electoral de Ciudadanos.

En el polo totalmente opuesto al anterior, nos encontramos el cartel electoral de Ciudadanos. Despliega un impacto visual potente. La figura de Inés Arrimadas en un intenso fondo naranja son los protagonistas. El partido apoya todo el peso de la campaña en la candidata y en la unión (en forma de corazón) de Cataluña, España y Europa. La proyección resulta dulce compensada con un toque de fuerza y energía que aporta el color del Partido. La sonrisa de Arrimadas es amplia y sincera y es de las pocas que posa con un contacto visual directo, implica compromiso, seguridad y emociones positivas.

Cartel electoral de Junts Per Catalunya.

Uno de los más esperados ha sido el de Puigdemont. La formación política de Junts per Catalunya ha elegido una imagen elegante, moderna y sofisticada para su cartel (¿no os recuerda a la portada de un disco?). No mueve emociones intensas como en el primer caso, sino que transmite tranquilidad. Esta tonalidad naranja es activa pero sosegada. El eslogan en diagonal proyecta optimismo y recuerda quién es ‘el verdadero presidente’. Su expresión facial es sonriente, calmada, incluso despreocupada, aunque evita mirar directamente a los ciudadanos. Y aquí viene lo más curioso, el atuendo de Puigdemont, su apariencia es formal porque se intuye el traje y la corbata pero entremedias con el abrigo aparece un jersey invernal, transmite frío. Al parecer, la fotografía no está tomada adrede para la campaña, tuvieron que cogerla de la rueda de prensa que dio en Bruselas, de este modo se asocia al exilio.

Cartel electoral de En Comú Podem.

De un carácter muy similar es el cartel de Xavier Domenech, que incluso llegó a declarar que le habían copiado el cartel. Cierto es que cuenta con elementos muy similares, la diagonalidad del eslogan, el tono anaranjado, aunque más difuminado y la imagen de su representante como figura protagonista. En mi opinión, pierde algo de fuerza, aunque se compensa por el contacto visual directo. Igual que el anterior podría ser la portada de un disco, éste podría aparecer en la cartelera de un teatro, tiene un aire más erudito.

Cartel electoral de Esquerra Republicana.

Continuamos con Oriol Junqueras, candidato de Esquerra Republicana. Es el cartel que más se distingue del resto por la representación de la cara del candidato en un primerísimo plano, pero no está de frente, por tanto la luz crea un efecto de sombras y claroscuro que no favorecen la claridad y la limpieza de la imagen. El gesto de Junqueras es de orgullo, sonríe con el mentón y la mirada hacia arriba. Pareciera la imagen de un superhéroe, aparece enaltecido.

El de los socialistas es el cartel electoral más tradicional. En mi opinión, no les beneficia volver a una imagen retrógrada del partido, pecando de seriedad y sobriedad. Pareciera que el mensaje sólo va dirigido a los votantes de más edad, olvidando a los jóvenes, a las nuevas tecnologías y a los guiños posibles que pueden derivarse. No hay emoción. Es insípido y anodino. Nada que ver con los carteles elaborados de Pedro Sánchez para las elecciones generales. Creo que ha sido un desacierto total y junto con el de la CUP marginan a muchos sectores sociales, lo cuál refleja desinterés en llegar a toda la ciudadanía. Miquel Iceta es un hombre emocional y divertido, una personalidad que es del todo incongruente con esta imagen.

Cartel electoral del PSOE.

Cartel electoral del Partido Popular.

Terminamos con el cartel del Partido Popular, sorprendentemente muy contrario al recién descrito del PSOE, no es nada clásico, no vende corporativismo. Xavier García Albiol es el más sonriente de todos, su felicidad se esboza muy espontánea y real, es un acierto que no le hayan disimulado las ‘patas de gallo‘ porque son la clave para transmitir una verdadera imagen de alegría. La tonalidad del color azulada hace referencia al color que identifica al Partido y a la vez transmite confianza, seguridad y armonía. Tras la figura del representante, aparece una masa de gente que parece que le sigue, convirtiéndole en ‘líder‘ y banderas de España que no olvidan acompañar de la senyera en la parte inferior.

A mi parecer, los más sobresalientes son los de Puigdemont y García Albiol, les siguen los de Arrimadas, Domenech y Junqueras, y suspenden los carteles de la CUP y del PSOE. ¿Qué opináis vosotros?

 

 

«Prefiero a Irene Montero que a Pablo Iglesias». Moción de censura y gazapos no verbales

De verdad que no me gusta ser tan crítica con algo tan personal como es la comunicación no verbal. Pero es que nuestros políticos suspenden en oratoria y lenguaje corporal. Prácticamente no se salva ninguno de caer en la verborrea y artificialidad al expresar sus ideas o rebatir la posición contraria.

Pablo Iglesias ha perdido mucha fuerza, mide y racionaliza demasiado, perdiendo esa esencia espontánea y vehemente de hace años. ¿Las manos en los bolsillos? Sí, Iglesias ha intervenido en el hemiciclo, en su momento más álgido, con una mano en el bolsillo. Esta acción se asocia al pasotismo, la indiferencia, e incluso a cierta chulería, desde luego, no es la postura más idónea para dirigirse a una audiencia. Igualmente este recurso ha sido utilizado por Rafael Hernando, del Partido Popular, muy socarrón y con desprecio en sus palabras y actitud.

Mariano Rajoy, a pesar de sus ya virales lapsus linguae, se ha manifestado bastante natural para lo que nos tiene acostumbrados. En palabras del experto J.L Martín Ovejero:

«He analizado muchísimas veces tanto a Iglesias como a Rajoy, pues en esta ocasión, a nivel no verbal ha comunicado mejor Rajoy, excepcional en esta contienda cara a cara. Tampoco es que haya sido un modelo comunicativo, pero ha sido menos esclavo del papel, sus manos han estado mas libres, ha sido menos plano en su paralenguaje. Iglesias casi no levanta la mirada de los folios y su postura es muy estática, le veo el más nervioso, con el recurso al vaso de agua en cada parada, como un gesto apaciguador más que para hidratarse la garganta.»

Sin embargo, me ha sorprendido gratamente Irene Montero, ha sido sin duda la intervención más emocional, vehemente y con ira, emoción negativa, pero emoción al fin y al cabo; ha expresado la fuerza de sus convicciones, al menos su lenguaje corporal es totalmente congruente con su discurso verbal. Recordemos que en la transmisión del mensaje no es sólo importante lo que se está diciendo, sino como la voz del orador te guía y te dice como deberías sentirte.

Las palabras no son tan relevantes, puede que no recuerdes el mensaje cuando deje de hablar, pero sí que sientes algo muy potente dentro de ti asociado a una idea. Hay que evitar ciertas expresiones negativas y potenciar las positivas para completar el discurso y, en general, nos encontramos con excesivas expresiones faciales de ira y desprecio, dedos acusadores, esclavos de la lectura del papel y del bolígrafo en la mano, principales enemigos de un buen orador, de un líder.

¿Serán conscientes del poder que tiene su comunicación no verbal? Desde luego hay mucho que mejorar y un largo camino por delante…

La cordialidad no verbal impera en los últimos encuentros políticos: Felipe VI y Puigdemont y la reunión de la izquierda

Carles Puigdemont saluda al rey Felipe VI a su llegada a la cena de bienvenida a los asistentes al Mobile World Congress/EFE

Carles Puigdemont saluda al rey Felipe VI a su llegada a la cena de bienvenida a los asistentes al Mobile World Congress/EFE

No todo iba a ser malo. Después del tenso ambiente político que protagonizó el desdén de Mariano Rajoy con el ‘no saludo’ hacia Pedro Sánchez, encontramos otros ejemplos actuales para ilustrar la armonía y afabilidad en ciertos sectores político-monárquicos.

El primer ejemplo se produjo el pasado domingo en el primer encuentro entre Felipe VI y Carles Puigdemont, después de la investidura de este último en la Generalitat de Cataluña. Observamos como Carles se aleja de las puertas del Liceo y va al encuentro con el Rey que llega en su coche, ambos se topan con una amplia sonrisa del otro, establecen un contacto visual directo que se interpreta como apertura y buena disposición a la comunicación y el apretón de manos es formalmente perfecto, con la duración adecuada y total verticalidad, hay neutralidad y por tanto hay empatía, así mismo, todo esto es congruente con su expresión facial, no se desprende dominancia ni agresividad por parte de ninguno de los dos, se muestran receptivos el uno con el otro.

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