El discurso de Pablo Casado era uno de los más esperados en la moción de censura iniciada por Vox. Después de sus palabras ya no cabe duda sobre su posición, lo que no sé si se esperaban en las quinielas eran las palabras tan brutales que le ha dirigido directamente a Santiago Abascal, y éstas han estado acompañadas por un lenguaje corporal igual de recio e intenso.
A los pocos minutos de iniciar su turno en el atril ya ha dibujado en su rostro dos emociones muy significativas y elocuentes hacia el líder de Vox: asco y desprecio. Descritas con el pliegue nasolabial mientras se dirigía a él y por la elevación unilateral de las comisuras labiales.
Dos gestos que significan un profundo rechazo y superioridad moral e intelectual hacia a quien va destinado. No solo ha expresado estas emociones en este momento, a continuación las repitió una decena de veces, siempre enfocadas en Abascal.
Su tono ha sido bronco y vehemente, utilizando silencios para enfatizar sus duras palabras, las pronunciaba con convicción, sintiendo cada una de ellas y se hacía palpable que se regodeaba en su crítica, paladeaba cada reproche.
El momento no verbal más intenso ha sido cuando planteaba si Abascal estaría capacitado para gobernar, autoresponde de forma muy dura y tajante: «La respuesta es NO».
Ese NO retumbó pausado pero con voz muy alta en la cámara, con mirada directa al líder de Vox y acompañado de un silencio antes y después de ese «NO». Sin duda la palabra protagonista de toda su intervención.
Otro momento interesante se produce cuando Casado le reprocha que esta moción de censura solo reforzará a Sánchez, en ese mismo instante la cámara se centra en Pedro Sánchez, a quien se le puede intuir una sonrisa bajo la mascarilla que intenta ocultar cabizbajo pero que a su vez no puede evitar, parece que reconociendo y disfrutando la negación de Casado.