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La importancia de los gestos con nuestras manos

Tal y como apunta el experto Joe Navarro, nuestras manos humanas son únicas, las acciones que se pueden llevar a cabo con ellas son infinitas (pueden crear, pintar, escribir, tocar un instrumento, acariciar, golpear, sentir, sujetar…) todas son habilidades funcionales, vitales para nuestra vida diaria, pero nuestras manos también son extremadamente expresivas; pueden ‘hablar’ sin palabras para la gente con discapacidad auditiva, ayudar a contar una historia o revelar nuestros pensamientos más íntimos.

Tenemos fijación por las manos, en la comunicción, el contacto visual hacia las extremidades es mayor que hacia otras partes del cuerpo. A veces, incluso pueden convertirse en un símbolo, en una marca de identidad (evoquemos la imágen de Hitler, por ejemplo). Nuestros cerebros aún están programados para involucrar a las manos en la comunicación precisa de nuestras emociones, pensamientos y sentimientos. Por lo tanto, ya sea para las personas que hablen o no, los gestos con las manos merecen nuestra atención como una fuente rica de comportamiento no verbal para ayudarnos a comprender los pensamientos y sentimientos de los demás.

En el libro de Navarro: “Louder Than Words» se recogen algunos datos interesantes sobre qué pueden expresar nuestras manos y cómo podemos interpretarlo, os recomiendo su lectura, pero os adelanto aquí algunas de sus apreciaciones:

  • La forma en que tocamos a los demás está determinada por cómo nos sentimos con respecto a ellos. El contacto total con la palma de la mano es cálido y cariñoso, mientras que tocar con la punta de los dedos revela menos afecto.
  • Cuando estamos cómodos y contentos la sangre fluye hacia las manos, lo que las hace cálidas y flexibles. El estrés hace que nuestras manos se sientan más frías y rígidas.
  • Cuando te sientes fuerte y seguro, el espacio entre tus dedos crece haciendo que tus manos sean más territoriales y dominantes. Cuando te sientes inseguro, ese espacio desaparece, de hecho, es posible que te encuentres metiendo los pulgares debajo de los dedos cuando estás bajo mucho estrés.
  • El movimiento manual (gestos ilustradores) es importante para expresar su opinión y que está convencido de lo que está diciendo, es probablemente la muestra de confianza más poderosa que poseemos.
  • Cuando estés estresado habrá más frotamiento de las manos (auto masaje o “auto-pacificación”), lo que aumentará la frecuencia y la fuerza en proporción con el estrés.
  • La primera vez que tocamos a otros es generalmente a través de un apretón de manos. Puede parecer trivial, pero hazlo mal y dejarás una impresión negativa duradera. Hazlo bien y obtendrás puntos emocionales.
  • Debido a que cualquier contacto afecta nuestro centro emocional (ya sea de manera positiva o negativa), la forma en que tocamos o estrechamos las manos es muy importante.
  • Recuerde que en algunas culturas, un apretón de manos es un gesto de saludo secundario. Un abrazo o  incluso un beso puede ser lo correcto.

 

 

*Referencia: Psychology Today

¿Hasta qué punto puede controlar la gente su lenguaje corporal?

2613512932_8ec67ee12e_bLo cierto es que el grado en que puede ser controlada una acción no verbal depende del tipo de comportamiento del que se trate. En nuestras interacciones diarias es común que controlemos algunos de nuestros comportamientos, y otros los realicemos de forma más habitual, casi sin darnos cuenta. Con retroalimentación, en la cantidad apropiada y del tipo correcto, se podrían, probablemente, controlar de manera consciente estos comportamientos.

Los investigadores Ekman y Friesen  se ocuparon de cinco tipos de comportamiento no verbales y el grado en que nos damos cuenta de que los estamos llevando a cabo:

  1. Los emblemas son actos no verbales que tienen una traducción verbal directa. Estamos muy conscientes de que realizamos estos actos, y es muy probable que estén bajo nuestro control en la misma medida que lo está la selección de las palabras. (Ej: No pronunciar la palabra «sí» pero mover la cabeza de arriba a abajo de un modo afirmativo).
  2. Los ilustradores son gestos que acompañan e ilustran nuestra habla. Aunque parecemos estar conscientes y ser capaces de controlar estos movimientos, el nivel de conciencia y control es menor que el que tenemos con respecto de los emblemas.
  3. Las demostraciones de afecto son expresiones de emoción, normalmente expresadas por el rostro. Una vez que ha aparecido la expresión en el rostro, parecemos tener un alto grado de conciencia, aunque la expresión se puede dar sin ninguna conciencia o control. Ekman y Friensen creen que generalmente controlamos bastante bien nuestras expresiones faciales, por lo que consideran que es inapropiado buscar ‘aisladamente’ indicios en ellas sobre la veracidad de lo que nos dice una persona.
  4. Los reguladores son los comportamientos que nos sirven para mantener el flujo de ida y vuelta del habla y de escuchar en la conversación. En general no nos damos cuenta de estos comportamientos cuando son propios, pero estamos muy conscientes de su presencia en otras personas. Éstas son las señales que nos indican que nos apresuremos, dejemos de hablar, nos expliquemos, repitamos, etc.
  5. Los adaptadores son los comportamientos que nosotros llamamos con frecuencia tics nerviosos, como son morderse las uñas, enroscar el cabello con un dedo, rascarse, etc. Se cree que estos comportamientos se desarrollan junto con nuestras primeras experiencias al estar aprendiendo nuestros comportamientos sociales, emocionales e instrumentales. Normalmente, tendríamos poca conciencia de estos actos, aunque nos preocupamos por los posibles efectos que pueda tener nuestra apariencia, y hacemos ajustes para encajar en diversas situaciones sociales.

Además, con frecuencia estamos controlando el medio ambiente de una interacción cuando escogemos encontrarnos en un lugar y no en otro, cuando modificamos la iluminación y el mobiliario pensando en los fines de nuestra reunión, etc. De este modo, a veces tenemos un alto grado de control sobre nuestro comportamiento no verbal, como es el caso de los políticos, que planean con mucho cuidado su apariencia y movimientos cuando van a aparecer en público.

Pero en otras ocasiones parecemos tener muy poco control, como demostraron unos profesores en un estudio dirigido por Rosenthal y Jacobson. Se aplicaron pruebas de inteligencia a un grupo de estudiantes de nuevo ingreso a primaria, antes de que tomaran clases por primera vez. Elegidos al azar (no dependiendo de los resultados de las pruebas), estos alumnos fueron enviados a distintos maestros. A algunos maestros se les dijo que tenían alumnos que habían obtenido altas calificaciones en las pruebas de inteligencia, por lo que deberían mostrar gran desarrollo durante el año. Estos alumnos mostraron un adelanto considerable en las pruebas de inteligencia realizadas a fin de año.

Entre otras cosas, los investigadores creen que el comportamiento no verbal de los maestros contribuyó notablemente al aprendizaje de los alumnos al comunicar sus esperanzas de triunfo por medio del contacto físico, las expresiones faciales, el tono de voz y otros comportamientos no verbales, aunque el deseo de manipular estos comportamientos no fuese consciente.

A pesar del hecho de que, en apariencia, tenemos más control sobre algunas áreas del comportamiento no verbal que sobre otras, es una tendencia común a todos creer que las señales no verbales suelen no estar bajo nuestro control. Mientras más gente aprenda sobre el comportamiento no verbal, será más probable que los comportamientos que estaban más allá de nuestro control lleguen a estar bien asimilados por todos.

 

 

 

*Referencia: Knapp, Mark. El rol del comportamiento en la interacción humana. En ‘La ciencia de la Comunicación Humana’, McGraw Hill.

Gana la comunicación no verbal de Albert Rivera en el segundo debate de investidura

Albert Rivera durante su intervención en el debate de investidura del líder socialista. (EFE/Zipi)

Albert Rivera durante su intervención en el debate de investidura del líder socialista. (EFE/Zipi)

El claro protagonista en el segundo debate de investidura fue sin duda el comportamiento no verbal, nos encontramos con constantes gestos de asentimiento o desaprobación que da buena cuenta de los acuerdos o no que existen entre partidos. Y si hay que que señalar a un representante político concreto, gana el lenguaje no verbal de Albert Rivera, que con su intervención rebajó la tensión creada momentos antes en el hemiciclo.

Y es curioso, porque normalmente él es una persona muy nerviosa y muy inestable emocionalmente, lo vimos muy descontrolado en los debates durante la campaña electoral. Pero en estas jornadas de investidura está muy relajado, su tono es conciliador, el discurso pausado y tranquilo, utiliza las pausas y los silencios adecuadamente, su corporalidad es natural y espontánea, repleta de gestos ilustradores de su mensaje que hacen que se perciba como creíble, sus palabras se transmiten producto de la convicción y la sinceridad. No ha entrado al trapo del tono bronco que había adquirido el debate hasta el momento, no hay agresividad en su actitud. Y sobre todo, y lo más importante para resultar triunfante en su intervención, es que aún teniendo ésta una duración considerable, no lee, esto es uno de los aspectos fundamentales para conectar con el espectador, la percepción que despierta en el observador será de seguridad, honestidad  y la sensación de que no habla para sí mismo, para brillar soltando un mensaje rimbombante sin más, sino que demuestra su afán por abrirse a una comunicación efectiva, crear conexiones, se esfuerza por convencer.

Pedro Sánchez, en la primera sesión de investidura estaba muy nervioso, denota la importancia de ese momento para él, estaba tenso, se balanceaba. En esta segunda jornada estaba mucho más tranquilo y sereno, aunque como es habitual sus gestos y ritmo del discurso resultan demasiado artificiales, están encorsetados y ensayados y como casi siempre peca de falta de naturalidad.

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