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El curioso motivo por el que el ministro de finanzas británico es conocido popularmente como ‘Chancellor of the Exchequer’

El curioso motivo por el que el ministro de finanzas británico es conocido popularmente como ‘Chancellor of the Exchequer’

En la cultura anglosajona es muy común modificar ciertos nombres de cosas, celebraciones o cargos, en los que se les hace algún acrónimo o una abreviatura (como el caso de Halloween que es la contracción de ‘All Hallows’ Eve’ o Víspera de Todos los Santos) e incluso se cambia por completo dándole un nombre que conserva alguna connotación histórica.

Este es el caso del  ‘Chancellor of the Exchequer’, una forma ampliamente popularizada para referirse al responsable del Ministerio de Finanzas del Reino Unido.

Dicho título es de carácter oficial y su traducción literal vendría a ser ‘Canciller del tablero’.

El tablero al que hace referencia (Exchequer) era la mesa utilizada antiguamente (a partir del siglo XIII) por los recaudadores de impuestos y que estaba formada por unas flanjas verticales y horizontales blancas y verdes que dejaban dibujados unos recuadros en la misma, recordando a un tablero de ajedrez (tal y como aparece en la ilustración que encabeza este post).

El día que tocaba recaudar los tributos o repasar el saldo del Tesoro Real, los miembros de la Cámara de Cuentas se sentaban alrededor de la mencionada mesa y realizaban sus cuentas. El responsable de dicha cámara era el Chancellor (Canciller), que, con el paso de los siglos, se convirtió en el cargo de ministro de finanzas, conservando el antiguo modo de ser denominado.

 

 

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Fuente de la imagen: nationalarchives

El curioso e histórico origen de la etiqueta ‘Made in’

De sobras conocido es que la etiqueta ‘Made in’ que aparece en cualquier producto hace referencia al lugar de donde procede (sobre todo al país).

El curioso e histórico origen de la etiqueta ‘Made in’

Hoy en día el hecho de que aparezca en la práctica totalidad de aquellos artículos que compramos, tal y como está regulado por los diferentes organismos internacionales de consumo (entre ellas la Unión Europea) puede hacer que un producto, dependiendo de su país/región de origen y fabricación, pueda tener mayor o menor éxito de venta.

Pero aunque la regulación oficial, en cuanto a la utilización de dichas etiquetas, es relativamente moderna, debemos irnos 130 años atrás para encontrar el origen de las mismas y el motivo que ocasionó que empezase a atribuirse la procedencia a las mercancías con las que se comercializaba.

Fue concretamente en 1887 y se originó en Inglaterra, debido a que desde este país se quiso ‘castigar’ el proteccionismo arancelario que se estaba llevando a cabo en países como Alemania o Italia, donde la restricción a la entrada de productos extranjeros perjudicaba seriamente sus intereses comerciales y económicos.

Los ingleses no entendían (e incluso consideraban que era intolerante) que alemanes e italianos restringieran la entrada de productos a sus países pero sin embargo ellos se encargaran de exportar a mansalva. Por tal motivo los británicos lanzaron una campaña en la que marcaban todos aquellos productos que provenían de Italia y Alemania, a la vez que se intentaba desprestigiarlos, con el fin de que el consumo de éstos en el mercado inglés cayera y así provocar que ambos países levantaran las políticas arancelarias.

En el Reino Unido estaban convencidos que el hecho de marcar todos los productos alemanes e italianos con una referencia al lugar de fabricación ayudaría al consumidor a distinguirlos y no comprarlos.

Según los expertos, esa mención al origen patrio de los productos funcionó pero de forma inversa a lo pretendido por los gobernantes británicos ya que era máxima la fascinación de los consumidores ingleses por los productos químicos (medicinas) y mecánicos alemanes o el embutido y vino italiano, por lo que el saber de antemano (gracias a una etiqueta) dónde había sido producido cada artículo hizo que lo tuvieran más fácil para adquirirlo.

 

 

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Fuente de la imagen: twicepix (Flickr)

El curioso caso de ‘la niebla asesina de Londres’

El curioso caso de ‘la niebla asesina de Londres’

Son numerosísimas las películas, series o novelas en las que se describe a Londres como una ciudad en la que la niebla es espesa y constante. Cuando uno viaja a la capital del Reino Unido descubre que no es para tanto y que en realidad se ha exagerado un poco con todo ese asunto, que ha servido más bien como perfecta escenografía para historias de misterio o los estremecedores relatos de los asesinatos de Jack el Destripador.

Evidentemente hay niebla en Londres (como en cualquier lugar en el que los índices de humedad sean altos o esté cerca de un río, lago…), aunque no de forma tan exagerada como la ha retratado la ficción, aunque debemos hacer una excepción, ya que hace exactamente 65 años (entre el 4 y el 9 de diciembre de 1952) la capital inglesa quedó totalmente cubierta por lo que se conoció como la niebla asesina, llamada así porque no era una niebla al uso sino que estaba compuesta por agentes tóxicos que provenían de las chimeneas de las fábricas y hogares (eran unos días de intenso frío).

El cielo londinense se llenó de hollín, dióxido de carbono y dióxido de azufre que al unirse hicieron una mezcla letal que acabó con la vida de 12.000 personas (sobre todo de quienes padecían de algún tipo de afección en las vías respiratorias, numerosos ancianos y niños). Pero no todos ellos fallecieron al mismo tiempo… durante esos cinco días lo hicieron cuatro mil y a lo largo de las siguientes semanas, a consecuencia de esa niebla asesina, otras ocho mil fueron enfermando y pereciendo.

 

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Cuando la Familia Real Británica decidió cambiar su apellido alemán por uno inglés

Cuando la Familia Real Británica decidió cambiar su apellido alemán por uno inglés

Desde que la reina Victoria I del Reino Unido contrajo matrimonio en 1840 con el germano Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha a todos sus descendientes y herederos al trono se les aplicó el título de Casa de Sajonia-Coburgo-Gotha, sustituyendo al de la Casa Real de Hannover que era el que se había portado hasta entonces desde el siglo XVII.

Pero el título tan solo permaneció en la familia dos generaciones más hasta que, el 17 de julio de 1917, el rey Jorge V, nieto de Victoria I, proclamaba por ley que a partir de aquel instante todos los miembros y descendientes de la Familia Real Británica dejarían de llevar el apellido Sajonia-Coburgo-Gotha y pasarían a pertenecer a la Casa de Windsor, recién creada por él a tal efecto. También sería de obligatorio uso el llevar el apellido Windsor tras el nombre.

El motivo para esa drástica decisión era la profunda enemistad que había con el Imperio Alemán a causa de la Primera Guerra Mundial. A pesar de que era primo del Kaiser Guillermo II (también nieto de la reina Victoria I) la confrontación entre ambas naciones era irremediable y, en vista de la contundente determinación de Jorge V, parecía irreconciliable.

El nombre de Windsor lo tomó de uno de los castillos que tenían como residencia oficial y que estaba situado en la pequeña población de mismo nombre, en el condado de Berkshire. Así pues, desde entonces todos los miembros de la Familia Real Británica portan como apellido Windsor.

 

 

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Un sorprendente viaje a través de mi ADN

Un sorprendente viaje a través de mi ADN

A raíz de ganar el Premio Bitácoras 2016 al Mejor Blog de Arte y Cultura, Momondo, una de las empresas patrocinadoras de la edición, me regaló (junto al resto de galardonados) un análisis de mi ADN totalmente gratuito con el propósito de descubrir cuáles son mis orígenes y de cuántas partes de otros lugares del planeta provengo ancestralmente.

Tras realizar la prueba, enviar el kit a la empresa LivingDNA y esperar las pertinentes semanas, me llegaron los resultados en los que, tal y como se puede ver en la imagen que adjunto bajo estas líneas, el 57,8% de mi ADN proviene de la Península Ibérica y el restante 42,2% tiene los siguientes orígenes: 14,2% de la Toscana, el 9,4% del Reino Unido e Irlanda, 4,8% del País Vasco*, el 4,4% del Noroeste de Europa, 1,8% Cerdeña y un 1,2% del Norte de China.

Un sorprendente viaje a través de mi ADN

Cabe destacar que a nivel de análisis de ADN, no se engloba dentro de la Península Ibérica a Euskadi debido a la compleja genética vasca que, incluso, durante mucho tiempo fue ampliamente discutido el hecho de que los vascos descendían de una ‘raza propia’.

Es curioso comprobar cómo cada uno de nosotros podemos contener en nuestro propio ADN rastros genéticos de lugares y personas que nada tienen que ver con nuestra forma de ser y pensar.

Fue precisamente a través de la campaña publicitaria, ‘El viaje del ADN’ (The DNA Journey), puesta en marcha por el buscador de viajes Momondo a nivel internacional, en el que encuestaron a un grupo de personas que decían qué nacionalidades les causaban más rechazo. Tras realizarse una prueba de ADN la mayoría descubrieron que tenía mucho en común con aquellos a quienes tanto detestaban, llegándose a la conclusión de que si viajáramos más seriamos muchísimo menos intolerantes.

Este es el vídeo de la mencionada campaña (hay subtítulos en castellano):

Y Momondo no solo nos regaló a los ganadores del Premio Bitácoras 2016 la posibilidad de conocer nuestro rastro genético, sino que nos brinda la oportunidad de ganar a uno de nosotros un premio de 2.000 euros para poder confeccionar un viaje a aquellos países que forman parte de nuestro análisis de ADN. Tan solo había dos condiciones para poder optar a este fantástico premio: realizarse la prueba y publicar un post.

Así que deseadme suerte para que pueda ganar y poder planificar mis próximas vacaciones visitando el mayor número de lugares que aparecen en los resultados de mi análisis genético.

Si soy el afortunado que se lleva el premio tengo pensado hacer un viaje que me lleve a esos lugares y en los que aprender una nueva curiosidad o anécdota relacionada con su cultura, historia o personajes célebres, para así poder también conformar un viaje no solo a través de mi ADN sino por sus curiosidades.

Debo reconocer que soy un tardío pero apasionado viajero. No comencé a trotar por el mundo hasta hace poco más de una década, pero de momento ya he visitado los Estados Unidos, Italia, Francia, Grecia, Portugal, Reino Unido, México, Japón, Dubái, Isla Mauricio y un buen puñado de lugares de España.

Mi sueño es poder algún día dar la vuelta al mundo durante un año e ir escribiendo cada día un post en cada uno de los lugares que me encuentre, explicando alguna curiosidad relacionada con aquel lugar. Espero encontrar algún patrocinador que me ayude a financiar el proyecto y poder cumplirlo pronto 🙂

Fotos viajes Alfred López

Sí tengo suerte y Momondo cree que soy el merecedor del premio de 2.000 euros, mis siguientes vacaciones será a alguno de los lugares que forman parte de mi ADN genético ¿quizás por el Norte de China o el centro de Europa? 🙂

 

¿Cuál fue el primer trasatlántico hecho de hierro?

¿Cuál fue el primer trasatlántico hecho de hierro?

El SS Great Britain consta como el primer trasatlántico que tenía el casco de hierro y cuya botadura tuvo lugar en el puerto de Bristol (suroeste de Inglaterra) el 19 de julio de 1843. Hasta entonces los barcos se construían principalmente con madera, pero tras la finalización de la Revolución Industrial se había modernizado la producción y forma de trabajar en el Reino Unido y gran parte de Europa.

Además de poseer el honroso mérito de ser el primer trasatlántico con el casco totalmente de hierro, también era el primer barco de pasajeros a vapor que era propulsado por una hélice. Además otro récord se sumaba a este gran buque, ya que en aquellos momentos se convertía en el barco más grande del mundo y que mayor número de pasajeros podía transportar.

Su viaje inaugural no se realizó hasta dos años después, saliendo el 26 de julio de 1845 desde Liverpool en dirección a Nueva York, en una travesía que duró dos semanas exactas.

Pero en la historia del SS Great Britain no todo fueron hechos positivos debido a que también tuvo sus problemas. Entre ellos el quedarse encallado nueve largos meses (entre noviembre de 1846 y agosto de 1847) en las arenas de la bahía de Dundrum (Irlanda). Algunas fuentes apuntan que muchos de esos problemas que surgieron fueron a causa de tener el casco de hierro, algo que provocaba con frecuencia que la brújula del capitán fallase.

Durante la Primera Guerra Mundial fue utilizado como barco carbonero para abastecer a los barcos de la Marina Británica, pero sus años de gloria ya habían pasado, quedando este barco en el semiolvido durante las siguientes décadas hasta ser dado de baja en 1937. Parte de su hierro todavía fue de utilidad durante la Segunda Guerra Mundial cuando se empleó en la reparación de otros barcos.

 

 

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Cuando el rey de Inglaterra ordenó pagar un impuesto por cada ventana que tuvieran las casas

Cuando el rey de Inglaterra ordenó pagar un impuesto por cada ventana que tuvieran las casas

El rey Guillermo III de Inglaterra se distinguió desde que fue coronado por su habilidad en meterse en todos y cada uno de los conflictos bélicos que hubo en su época, pasando la mayor parte de su reinado fuera del país (era su esposa María de Inglaterra la que durante un lustro se dedicó a reinar por él durante su ausencia).

Los continuos viajes y participaciones en las diferentes batallas provocaron que las arcas del Estado quedasen bajo mínimos y con múltiples deudas a prestamistas que habían puesto el dinero para financiar las campañas bélicas del rey. En 1696 se decidió que había que buscar alguna forma de gravar con un nuevo impuesto a los ciudadanos y volver a llenar el erario.

En un principio se pensó que la forma de obtener mayores ingresos era haciendo un impuesto gradual, con el que según era la prosperidad e ingresos de una persona mayor sería la cantidad a tributar.

Pero rápidamente los miembros del Consejo de la Corte se encontraron con un contratiempo presentado por los juristas: estaba prohibida por ley la intrusión gubernamental en los asuntos privados de los ciudadanos (las rentas que ganaban incluidas) y representaba una amenaza a la libertad personal ese nuevo impuesto.

De este modo dicho consejo se tuvo que poner a pensar de qué modo podían imponer un tributo mayor a los que más tenían y no se tardó en llegar a la solución: el ‘window tax’ o, lo que es lo mismo, el impuesto de las ventanas.

Sabían que cuanto mayor era el poder adquisitivo de una persona más grande era la casa en la que vivía y cuanto más grande era la casa más ventanas habría. Este era el razonamiento simple y lógico al que habían llegado los miembros del Consejo de la Corte.

Pero como suele ocurrir en multitud de ocasiones… ‘hecha la ley, hecha la trampa’.

Tras el anuncio de este nuevo impuesto, de la noche a la mañana, en la inmensa mayoría de las casas de toda Inglaterra y Gales los propietarios comenzaron a tapiar casi todas sus ventanas, de ese modo pagarían muchos menos tributos.

Incluso las casas de nueva construcción se hacían, a petición del comprador, con apenas ventanas y en muchas ocasiones se llegaba incluso a pintar alguna en la fachada a modo de adorno.

A pesar de ser un impuesto impopular el window tax continuó en vigor durante un siglo y medio más y no fue hasta 1851 (bajo el reinado de Victoria del Reino Unido) que no se derogaría.

Cabe destacar que dicho impuesto fue copiado por otros países, entre ellos Francia y México (en este último también se llegó a pagar por tener una puerta).

 

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Fuente de la imagen: geograph.org.uk

El azúcar de remolacha y su popularización gracias a las Guerras Napoleónicas

El azúcar de remolacha y su popularización gracias a las Guerras Napoleónicas

A principios del siglo XIX las naciones de media Europa se encontraban inmersas en las Guerras Napoleónicas contra la otra mitad y esto provocó que Imperio Británico levantase un embargo hacia muchos productos que eran producidos y distribuidos por ellos para que no llegasen hasta el continente.

Uno de ellos fue el azúcar de caña, debido a que por aquella época el Reino Unido controlaba su producción y vetó la exportación hacia los países afines a Napoleón.

Esto llevó a buscar otras fórmulas para conseguir la producción de otro tipo de edulcorantes, fijándose en el descubrimiento que medio siglo antes había hecho el químico alemán Andreas Sigismund Marggraf, quien descubrió que se podía extraer azúcar de la remolacha. Pero, tras el fallecimiento de Marggraf en 1782, había sido uno de sus alumnos (Franz Karl Achard) quien había seguido con el desarrollo e investigación y logró crear un efectivo método para realizar la extracción de una manera sencilla y económica en una pequeña refinería de remolacha azucarera abierta en Silesia (Prusia).

El rey prusiano Federico Guillermo III, ante el veto británico a exportar azúcar de caña al continente decidió apoyar y financiar una serie de refinerías por el país, algo que fue copiado también por Napoleón, quien mandó plantar miles de hectáreas de remolacha y construir un gran número de refinerías.

Esto provocó que el azúcar, que hasta entonces había sido considerado como un artículo de lujo (el de caña), pasase a convertirse en un producto de primera necesidad y además a unos precios muy económicos (gracias al azúcar de remolacha).

Actualmente se calcula que el consumo mundial de azúcar de caña es de un 70% aproximado y el de remolacha el restante 30%, siendo el producido en Europa el 10% de todo el planeta (Brasil e India controlan el mercado con el 60% de la producción mundial)

 

 

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Fuente de la imagen: pixabay

Cuando Jimmy Carter besó en los morros a la Reina Madre [Anécdota]

Cuando Jimmy Carter besó en los morros a la Reina Madre [Anécdota]

Jimmy Carter, trigésimo noveno presidente de los Estados Unidos, era conocido por ser un hombre cercano y, sobre todo, campechano, que se tomaba ciertas confianzas con aquellos con los que debía tratar, incluso con los que acabada de conocer o saltándose los más estrictos protocolos.

Muchos fueron los que achacaron el carácter afable e informal de Carter a su procedencia, ya que a pesar de haber heredado la importante empresa agrícola de su padre (cultivaban cacahuetes y algodón en el Estado sureño de Georgia, siendo conocido popularmente como el ‘Rey de los cacahuetes’) pasó gran parte de su niñez y juventud en un entorno totalmente rural.

Entre las muchas anécdotas (y metidas de pata) que protagonizó está que la tuvo lugar en su primer desplazamiento como presidente cuando viajó al Reino Unido entre el 5 y el 10 de mayo de 1977 para asistir a una cumbre de jefes de Estado del G-7 y a una importante reunión de la OTAN.

Aprovechando el viaje fue invitado por la Casa Real Británica a una recepción que se celebró en el Palacio de Buckingham y en la que también se encontraban otros mandatarios. Cuando el presidente estadounidense llegó al palacio fue conducido hasta la sala donde estaba la familia real (la Reina Madre, Felipe de Edimburgo y la reina Isabel II) recibiendo a los invitados y, tal y como los vio, Carter se abalanzó hacia la Reina Madre y la besó en los labios. Ésta, guardando el estricto protocolo y la compostura, tan solo dio un paso hacia atrás, aunque no fue lo suficientemente rápida para evitar que los labios entraran en contacto. Quedó petrificada por el gesto de confianza que se había tomado el invitado, quien se había comportado como si en su sureña tierra se encontrase.

A pesar de ello la recepción tuvo que continuar como si nada hubiese pasado pero, aunque no se sabe si fue por esta razón, Jimmy Carter mientras fue presidente de los EEUU no volvió a ser invitado nunca más a viajar al Reino Unido.

Tiempo después la Reina Madre escribiría sobre este desagradable suceso y explicaría que aquella fue la primera vez que alguien le había besado en los labios desde que enviudo en 1952 de su esposo, el rey Jorge VI.

También cabe destacar que la Reina Madre no fue la única de las ‘victimas’ de ese modo tan peculiar que tenía  Carter de saludar, haciendo lo mismo también a Jacqueline Kennedy Onassis o Bette Davis.

 

 

Lee y disfruta de más anécdotas e historias curiosas como esta en el apartado Anecdotario de este blog

 

 

Fuentes de consulta: dailymail / lisawallerrogers / carlanthonyonline / jimmycarterlibrary
Fuente de la imagen: captura Youtube

Cuando Jorge V tuvo que mandar hacer una corona nueva para poder ser coronado [Anécdota]

Cuando Jorge V tuvo que mandar hacer una corona nueva para poder ser coronado [Anécdota]

El conjunto de tesoros más preciados y valiosos del Reino Unido son las joyas de la Corona británica, una serie de piezas (algunas antiquísimas) de un gran valor que se encuentran custodiadas (y algunas expuestas) en la Torre de Londres.

Varias son las coronas que hay pero llama la atención la llamada ‘Corona Imperial de la India’ que fue mandada hacer por el rey Jorge V en 1911, con motivo de su viaje a Delhi para ser coronado como ‘Emperador de la India’, un título que había recibido un año antes tras ser coronado como ‘Rey del Reino Unido y de sus Dominios de Ultramar’.

Cuando Jorge V tuvo que mandar hacer una corona nueva para poder ser coronado [Anécdota]Desde que el título de Emperador de la India pertenecía a la familia real británica (en 1877 con su abuela Victoria II), Jorge V era el primero que viajaba hasta la India con motivo de su coronación, pero en el momento de organizar el viaje y actos de coronación (conocidos como ‘Delhi Durbar’) se dieron cuenta que había un pequeño problema: para ser coronado emperador se necesitaba una corona pero una antiquísima ley británica dictaba que estaba terminantemente prohibido que cualquier pieza perteneciente a la colección de las joyas de la Corona pudiese abandonar suelo británico.

Por tal motivo se tuvo que encargar a los joyeros Garrard & Co que realizasen una nueva corona para tal celebración.

La Corona Imperial de la India tuvo un coste de 60.000 libras esterlinas (al cambio actual alcanzaría los seis millones), tenía un peso de 965 gramos y estaba realizada con oro, esmeraldas, zafiros, rubíes y seis mil cien diamantes.

Para la reina consorte, María de Teck, también se realizó una tiara (Tiara del Durbar de Delhi) de oro, platino y diamantes.

Los actos de celebración del Delhi Durbar, al que acudieron más de medio millón de personas, tuvieron lugar entre el 7 y el 16 de diciembre de 1911, realizándose el acto solemne de coronación el 12 de diciembre.

Bajo estas líneas podéis visionar un fragmento de la película ‘With Our King and Queen Through India’ durante el evento.

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Fuentes de las imágenes: Pietro & Silvia (Flikr) / Wikimedia commons