¿Sabes esa sensación cuando un chico mono te sonríe y te quedas como embobada y se te empieza a caer la baba? Pues eso es lo que me pasa a mí cuando veo una tienda, sólo que multiplicado por cien.
Rebecca Bloomwood, la periodista adicta a las compras de Confesiones de una compradora compulsiva definía así su relación con las tiendas.
Creo que resulta imposible no sentirse identificada con ella en algún momento. No hablo ya de moda, sino de, por ejemplo, mi madre encontrando algún ejemplar del libro de una reconocida feminista, de mi hermano dando con un videojuego rebajado o de mi padre haciéndose con el cd de una ópera de hace cientos de años.
Todos experimentamos placer realizando ciertas compras, y es ese placer en el que se basa la adicción por ellas.
Según Jorge López Vallejo, psicólogo especialista en la Terapia Breve Estratégica que trata este tipo de dependencias, «toda adicción se basa en el placer que es donde encontramos el origen de las compras compulsivas. Se pierde el control de dicho placer porque se acaba convirtiendo en un castigo».
«No es en sí la compra sino la sensación de conseguir aquello que nosotros queremos. Inicialmente hay un placer pero desaparece porque cada vez quieren más» afirma el psicólogo.
Internet ha hecho que la adicción cambie y que afecte a un público al que antes no llegaba ya que «hace años teníamos muy identificados a quienes podían padecerlo, principalmente mujeres entre 30 y 60 años con alto poder adquisitivo, pero ahora con las nuevas posibilidades de compra online se está convirtiendo en algo muy grave y generalizado. Afecta a muchos adolescentes ya que quienes acceden de manera ágil y eficaz a Internet son los jóvenes.»
Sin embargo, como toda adicción, existen una serie de alarmas de las que podemos estar pendientes: «Hay varios indicadores que nos dicen que podemos tener un problema de compra compulsiva, uno de ellos es que la persona empieza a sentirse insatisfecha con todo lo que tiene. Si una persona después de comprar algo necesita inmediatamente un segundo artículo puede estar dentro de la espiral de adicción ya que se necesita un tiempo de disfrute de lo que hemos comprado«.
Cartel dela película Confesiones de una compradora compulsiva. YOUTUBE
«Cambios en el estado anímico y en la forma de relacionarse familia, se encuentran enfadados siempre, realizan conductas inapropiadas y dedican muchísimo tiempo a estar en Internet…» son algunos de los síntomas de los adolescentes con este problema.
¿Cómo es el tratamiento de esta adicción? «Normalmente si no son descubiertos son ellos mismos los que van a pedir ayuda y recurren a los familiares, que utilizan la prohibición: Esto no puede seguir así, debes dejar de comprar, restringen el dinero…»
«Lo primero es que la persona esté interesada en solucionar el problema y sino esperar a que esté interesada. Cuando el paciente está dispuesto a buscar una solución buscamos la colaboración de la familia, que se convierten en coterapeutas» afirma López Vallejo. «Primero deben interrumpir los sermones en relación al problema porque lo exacerban provocando el efecto contrario, lo que produce más compras compulsivas. Hemos comprobado que cuando los padres, maridos o mujeres dejan de dar sermones las compras se reducen«.
«Lo que nosotros hacemos es una restricción del control del dinero. Controlamos su dinero y lo dosificamos pero para las compras que nosotros indicamos, en las horas que indicamos y las cosas que indicamos. De esta manera, al ser otros los que planifican la compra, la acción pierde placer. La terapia no dura más de 10 minutos y en 4 o 5 meses se resuelve aunque luego tenemos que consolidar las recaídas que aparecen cuando hay una adicción. Con sesiones de mas duración y más distanciadas consolidamos que no haya recaída».
Más vale prevenir que curar, pero ¿es algo que podamos llevar a cabo con esta adicción? «Es muy difícil porque vivimos constantemente sometidos a tentaciones. Estás recibiendo spam de moda, de artículos… Estamos tan estudiados que los propios sistemas nos meten en las compras compulsivas, tienen el perfil exacto de lo que nos gusta. Si entras en Internet no tienes que buscar lo que deseas, te lo venden porque ya saben que lo quieres comprar«.