La crónica verde La crónica verde

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Entradas etiquetadas como ‘berrea’

Cerdeña salvaje, el refugio de los últimos ciervos sardos

Macho de ciervo sardo en el bosque. Foto: One deer two islands

Después de vivir más de 20 años en Canarias casi había olvidado lo que era el otoño. Pero aquí en Cerdeña la nueva estación ha llegado puntual. Con lluvias y fresquito.

Así que estoy más feliz que una perdiz.  Porque me estoy dando unos baños de otoño increíblemente hermosos.

Que por cierto, son un buen remedio contra el maldito coronavirus. Ningún espacio hay más ventilado que el campo, los parques y los jardines. Ninguno es más relajado. Y por si fuera poco, el aire y el sol refuerzan nuestro sistema inmunológico, haciéndonos más fuertes contra el bicho.

Te cuento a continuación mi último gran paseo sardo que también incluye una nueva entrada del #VídeoBlog. ¿Ya te has suscrito?

Lee el resto de la entrada »

Dedica un finde a berrear bajo las estrellas

Macho de ciervo en celo. Foto: Wikipedia Commmons

¿Para qué quejarte si nadie te escucha? Mejor lleva tu mosqueo/enfado/estrés al campo y libéralo a la luz de las estrellas mientras escuchas uno de los espectáculos sonoros más impresionantes de la naturaleza: la berrea de los ciervos.

Aquí los que gritan son ellos. Y nosotros los escuchamos boquiabiertos.

La mejor manera de liberar tensiones no es liándonos a gritar o dar golpes. Todo lo contrario. Baja el ritmo y despliega pausadamente los cinco sentidos; disfruta: eso sí que es lucha contra el estrés.

Por ejemplo, en la fabulosa Sierra de Albarracín (Teruel) este otoño. Por segundo año consecutivo, la Asociación de Empresarios Turísticos organiza «Berrea bajo las estrellas«. Las actividades se desarrollarán los días 27 y 28 de septiembre en las localidades de Noguera de Albarracín, Bronchales y Tramacastilla. Si te interesa date prisa. Para poder contemplar a los ciervos sin generar impacto las plazas son limitadas y se adjudicarán por orden de inscripción en su página webLee el resto de la entrada »

Comienza el mejor concierto de la naturaleza: la berrea

Ni Madonna ni Tom Waits. Me quedo con la berrea de los venados, que al módico precio de un paseo campestre podremos disfrutar desde este mismo fin de semana y a lo largo de todo el otoño.

Ancestral ritual de procreación, a los espeluznantes bramidos del ciervo (Cervus elaphus), el mayor de los cérvidos españoles (casi 150 kilos), le sigue y acompaña el sonido de los testarazos de los inflamados machos saturados de testosterona.

Se acercan, se miran, se miden, chocan las cornamentas, se enredan en un bosque de puntiagudas cuernas y lo hacen todo ante la aparente indiferencia de las hembras. Falsa apreciación. Éstas en realidad no pierden detalle de la pelea, concentradas en elegir al venado más poderoso, al futuro padre de unos cervatos que, por ese instinto tan natural conocido como “el gen egoísta”, deberá ser el mejor de la manada.

Superado el desmogue, la caída primaveral de las cornamentas, liberadas las nuevas armas de su funda de terciopelo, el bramido característico de los machos, grave y profundo, semejante al de un toro, puede oírse a kilómetros de distancia. No es una llamada romántica, es un grito salvaje, puro sexo.

Los ciervos, como buenos rumiantes, se agrupan en rebaños. Los hay de tres tipos, los de machos, los de hembras y crías, y los mixtos. Estos últimos son de escasa duración, pues tan sólo se forman ahora, durante la berrea.

Pasado el calentón reproductor, donde los ciervos han intentado copular con el mayor número posible de ciervas, perderán el interés territorial por sus picaderos y se separan de ellas. Prefieren juntarse con otros de su mismo sexo, con esos con los que tanto habían peleado, y vagar sin rumbo en busca de pastos nutritivos, ajenos por tanto a todo lo que tenga que ver con ayudar a sacar adelante a la prole. Unos zánganos, vamos.

La unidad familiar queda por lo tanto limitada a la hembra adulta, la cría del año, la cría del año anterior y la de dos años antes si fue una hembra. Muchas veces, a esta unidad social básica se le añaden algunas familias amigas que aumentan así el tamaño de la manada, favoreciendo la vigilancia colectiva frente al ataque de los depredadores, pero siempre sin la presencia de machos adultos.

En las manadas de hembras, los más jóvenes ocupan el centro, al calor protector de las más expertas. En las de machos ocurre exactamente al contrario. Los más fuertes dominan a los más jóvenes o débiles, ocupando las posiciones más seguras, pero ninguno se arriesgará nunca por los demás. Ante la presencia del depredador, el único pensamiento positivo es el de “sálvese el que pueda”.

Aunque no se engañen, tampoco la vida del venado es un camino de rosas. El celo los desgasta mucho, apenas comen, y por ello no suelen disfrutar de más de dos o tres años reproductivamente buenos, y eso después de haber tardado cinco años en lograr hacerse con su primer harén.

Al amanecer o al atardecer, en claveros del bosque, praderas o dehesas, podremos contemplar fácilmente el espectáculo. Aunque a juzgar por el terrible machismo de estos animales, no se les ocurra nunca copiar su comportamiento.

———-

Los principales datos biológicos aquí aportados se han obtenido de la excelente Guía de campo de los mamíferos de España (Juan Carlos Blanco, GeoPlaneta, 1998).