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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

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Matarán un centenar de ciervas en León para dar de comer a los lobos

El plan de gestión del lobo en Castilla y León es, cuanto menos, curioso. Por un lado permite cazar 143 lobos anuales hasta 2019 (aunque el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León lo ha anulado por falta de informes científicos independientes) y por otro les da de comer para favorecer el aumento de su número.

Esto último no ha gustado nada en Riaño (León). Según informa el Diario de León, el nuevo plan de la Reserva Regional de Caza de Riaño contempla que un total de 98 ciervas serán cazadas por la guardería para cebar a los lobos.

La indignación leonesa no es por salvar a los ciervos o por que quieran hacer pasar hambre a los lobos. Los responsables de las juntas vecinales, propietarios de esos terrenos, critican el dinero que no ganarán por estas piezas que, de otra manera, podrían ser subastadas. Lee el resto de la entrada »

Comienza el mejor concierto de la naturaleza: la berrea

Ni Madonna ni Tom Waits. Me quedo con la berrea de los venados, que al módico precio de un paseo campestre podremos disfrutar desde este mismo fin de semana y a lo largo de todo el otoño.

Ancestral ritual de procreación, a los espeluznantes bramidos del ciervo (Cervus elaphus), el mayor de los cérvidos españoles (casi 150 kilos), le sigue y acompaña el sonido de los testarazos de los inflamados machos saturados de testosterona.

Se acercan, se miran, se miden, chocan las cornamentas, se enredan en un bosque de puntiagudas cuernas y lo hacen todo ante la aparente indiferencia de las hembras. Falsa apreciación. Éstas en realidad no pierden detalle de la pelea, concentradas en elegir al venado más poderoso, al futuro padre de unos cervatos que, por ese instinto tan natural conocido como “el gen egoísta”, deberá ser el mejor de la manada.

Superado el desmogue, la caída primaveral de las cornamentas, liberadas las nuevas armas de su funda de terciopelo, el bramido característico de los machos, grave y profundo, semejante al de un toro, puede oírse a kilómetros de distancia. No es una llamada romántica, es un grito salvaje, puro sexo.

Los ciervos, como buenos rumiantes, se agrupan en rebaños. Los hay de tres tipos, los de machos, los de hembras y crías, y los mixtos. Estos últimos son de escasa duración, pues tan sólo se forman ahora, durante la berrea.

Pasado el calentón reproductor, donde los ciervos han intentado copular con el mayor número posible de ciervas, perderán el interés territorial por sus picaderos y se separan de ellas. Prefieren juntarse con otros de su mismo sexo, con esos con los que tanto habían peleado, y vagar sin rumbo en busca de pastos nutritivos, ajenos por tanto a todo lo que tenga que ver con ayudar a sacar adelante a la prole. Unos zánganos, vamos.

La unidad familiar queda por lo tanto limitada a la hembra adulta, la cría del año, la cría del año anterior y la de dos años antes si fue una hembra. Muchas veces, a esta unidad social básica se le añaden algunas familias amigas que aumentan así el tamaño de la manada, favoreciendo la vigilancia colectiva frente al ataque de los depredadores, pero siempre sin la presencia de machos adultos.

En las manadas de hembras, los más jóvenes ocupan el centro, al calor protector de las más expertas. En las de machos ocurre exactamente al contrario. Los más fuertes dominan a los más jóvenes o débiles, ocupando las posiciones más seguras, pero ninguno se arriesgará nunca por los demás. Ante la presencia del depredador, el único pensamiento positivo es el de “sálvese el que pueda”.

Aunque no se engañen, tampoco la vida del venado es un camino de rosas. El celo los desgasta mucho, apenas comen, y por ello no suelen disfrutar de más de dos o tres años reproductivamente buenos, y eso después de haber tardado cinco años en lograr hacerse con su primer harén.

Al amanecer o al atardecer, en claveros del bosque, praderas o dehesas, podremos contemplar fácilmente el espectáculo. Aunque a juzgar por el terrible machismo de estos animales, no se les ocurra nunca copiar su comportamiento.

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Los principales datos biológicos aquí aportados se han obtenido de la excelente Guía de campo de los mamíferos de España (Juan Carlos Blanco, GeoPlaneta, 1998).