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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Conoce La Camarga en bici, el Doñana francés todavía no amenazado (de momento)

Paseando por La Camarga en bicicleta, una experiencia inolvidable.

Estos días he tenido la inmensa suerte de recorrer en bicicleta el parque natural regional de La Camarga (o La Camargue en francés) uno de los humedales más grandes e importantes de Europa, un Doñana galo de impresionante belleza y que, al contrario que su homónimo andaluz, de momento no está amenazado.

¿No has oído hablar de La Camarga? Pues toma nota, porque es uno de esos sitios que hay que conocer sí o sí.

Te resumo mi experiencia en este vídeo. Y te doy más datos a continuación.

La desembocadura del Ródano

La Camarga es un inmenso delta formado por la desembocadura en el mar Mediterráneo del Ródano, el río más grande de la Europa occidental. Es una inmensa extensión de lagunas, albufera, marismas, pantanos, playas de hasta un kilómetro de ancho, dunas, pastizales y arrozales que ocupan más de 150 000 hectáreas (frente a las 100 000 de Doñana) repartidas entre los municipios de Arles y Saintes Maries de la Mer.

Esta extraordinaria variedad de paisajes de una riqueza excepcional fascina a los apasionados de la naturaleza. Especialmente a los amigos de los flamencos, porque aquí se localiza la colonia más numerosa de todo el Mediterráneo: entre 15 000 y 20 000 parejas que tiñen de rosa las aguas de grandes albuferas como la de Vaccarès, 6000 hectáreas frente a las 2100 de la Albufera de Valencia.

El espacio protegido Parque Natural Regional de la Camarga fue creado en 1970 y cubre la mayor parte de la Gran Camarga. Además, 193 000  hectáreas están catalogadas como Reserva de la Biosfera por la Unesco. Son famosas sus hermosas yeguadas semisalvajes de blancos caballos y los recios toros, animales que unen con su cultura ganadera el otro gran delta europeo, el andaluz Doñana.

Caballos y flamencos en La Camarga. Foto: Pixabay

Bicicletas infinitas

Visitar la Camarga es una experiencia única para los amantes de la naturaleza y los espacios abiertos. Salvo que no la azote el famoso viento mistral que tantos quebraderos de cabeza dio al pobre Van Gogh cuando anduvo por estas tierras.

Hay muchas y muy bellas rutas para recorrer en bici por La Camarga. La que yo hice es muy sencilla. Es la pista que transcurre paralela al mar entre las Salinas de Giraud y Saintes Maries de la Mer, un reservorio de biodiversidad excepcional y único en Francia. Un territorio histórico de la explotación salinera en el Mediterráneo entre marismas y miles de flamencos.

Para llegar a esas marismas donde comienza nuestra ruta lo más recomendable es cargar las bicicletas en el coche y llegar en el ferry de Barcarin, una pequeña «embarcación puente» que conecta las dos orillas del Ródano entre Port Saint Louis du Rhône y Salin de Giraud.

Por supuesto, subiremos a un mirador excepcional, Le Point de vue du sel, desde donde se divisa un impresionante paisaje vestido de blanco, rosa y azul, el que conforman las montañas de sal, el rosa de las aguas remansadas y los miles flamencos, y el azul intenso del mar y sus cielos infinitos.

A partir de ahí, a pedalear con tranquilidad, sin prisa y con todas las pausas que quieras. Son 30 kilómetros de recorrido sencillo, plano, sin peligro.

No te olvides de llevar protección solar, sombrero y, por supuesto, prismáticos. Esta zona tiene una riqueza natural excepcional, así que hay que aprovecharlo.

A medio camino, las mesas del faro de La Gacholle son perfectas para hacer un alto y preparar un sabroso pícnic; así que no te olvides de meter en las alforjas de la bici ricos alimentos locales como los famosos embutidos de carne de toro, la salsa alioli (diferente a la española), la fougasse Aigues Mortes (un pan dulce muy especial) y por supuesto algún queso local.

Mapa de La Camarga. Fuente: Wikipedia Commons

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