Dos niños jugando felices en el campo. Foto: Pixabay
Vivir en las ciudades nos enferma. En el caso de los niños este problema es aún más grave; se pasan el día en espacios cerrados y muchas horas frente a pantallitas. Nuestra actual desconexión con la naturaleza está detrás de muchas de las enfermedades mentales que sufrimos, que van a más, y que se podrían reducir con algo tan sencillo (y placentero) como salir a pasear por el campo o por un parque.
El 25% de la infancia y la adolescencia apenas sale alguna vez al mes a jugar al aire libre y solo el 25% visita un parque urbano o espacio natural diariamente.
Para atajar esta auténtica epidemia silenciosa, pediatras, investigadores medioambientales y organizaciones civiles han constituido la Alianza Global para Renaturalizar la Salud de la Infancia y la Adolescencia (GRSIA), que impulsará la prescripción de naturaleza para el autocuidado en centros sanitarios y educativos.
Como lo oyes. Los pediatras españoles van a recetar naturaleza. Que niños y niñas salgan a jugar al campo, se manchen con el barro y corran entre los árboles.
Todos los menores deberían pasar al menos una hora al día en un entorno cercano verde o azul (playas, mares y océanos) para favorecer su desarrollo saludable. Según los expertos, los efectos beneficiosos del contacto con la naturaleza en la salud y el bienestar se notan desde pequeñas dosis de dos horas a la semana. Es la mejor medicina. Y la más barata.
Niños jugando en un parque. Foto: Pixabay
Déficit de naturaleza
Según datos recopilados por la Asociación Española de Pediatría (AEP), «el 75 % de los escolares españoles pasan menos de una hora al día en contacto con medios naturalizados», un dato que palidece al lado del tiempo que pasaron sus padres en entornos verdes cuando eran estudiantes, cuando ese porcentaje era sólo del 25 %.
Y más preocupante aún, la conexión natural «disminuye con la edad de forma constante entre los 7 y los 17», cuando lo natural sería lo contrario, que a medida que se acercasen a la adolescencia aumentase su actividad al aire libre.
Para invertir esta tendencia, la alianza GRSIA se ha constituido como «laboratorio de ideas» con el fin de fortalecer espacios de diálogo y debate científico para «enraizar la salud de los jóvenes con la salud del planeta». Pero también para desarrollar nuevos perfiles profesionales, como empleos verdes y unidades clínicas de salud medioambiental pediátrica en los centros de salud.
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Naturaleza, el mejor sanatorio posible
La naturaleza es nuestro mejor sanatorio. Según recientes estudios científicos, los trastornos del estado de ánimo, la ansiedad y las depresiones son un 56% más frecuentes en entornos urbanos que en los rurales. El paseo por el campo apacigua nuestra amígdala, esa parte del cerebro que controla nuestras emociones. Y nos hace más felices.
El bosque es en sí mismo medicina, un fabuloso chute de ansiolíticos. Porque como también se ha demostrado científicamente, caminando por el bosque respiramos sus fitoncidas, esos aceites naturales que los árboles segregan para protegerse de insectos, hongos y bacterias y que refuerzan nuestro sistema inmunitario.
Al igual que con las recetas basadas en medicamentos, los pediatras ambientales prescribirán “la frecuencia y duración de su tratamiento”. Además, “cada centro de salud tendrá identificados los espacios verdes más cercanos” que ayudarán a los pacientes a beneficiarse de los servicios ecosistémicos que brinda la naturaleza a la salud humana. Este medicamento no puede ser mejor, pues carece de efectos adversos.
Como reconoce, el doctor Juan Antonio Ortega, coordinador del citado comité de la AEP, “los médicos deberíamos recetar más naturaleza y preguntar más en las consultas sobre estos aspectos, el número, el tipo y la duración de la experiencia en la naturaleza, y fomentar los vínculos con el medio natural como vía para fortalecer la salud y contrarrestar o disminuir los efectos de las exposiciones a los contaminantes medioambientales”.
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Excelente receta por parte del equipo de pediatría, demasiadas pantallas y mucho sedentarismo. Hace no muchos años los niños estaban jugando en el parque y paseando, ahora si lo ves están con el móvil.
12 diciembre 2022 | 10:32