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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

Un arca de Noé en el Ártico para salvar nuestras variedades de la huerta más amenazadas

Imagen del Banco Mundial de Semillas de Svalbard rodeado de nieves árticas.

Un equipo de investigadores del Centro de Recursos Fitogenéticos del INIA-CSIC ha seleccionado más de mil variedades vegetales de la colección nacional que serán depositadas en el Banco Mundial de Semillas de Svalbard (Noruega), la remota infraestructura científica que atesora la mayor colección de seguridad de la biodiversidad agrícola global, salvaguarda de la alimentación mundial. Por primera vez esta instalación incorporará variedades hortofrutícolas y de cereales procedentes de España.

El Banco de Semillas de Svalbard, una especie de Arca de Noé vegetal, es una infraestructura científica mundial que se encuentra en un isla del archipiélago ártico de Svalbard. Guarda más de un millón de muestras de semillas de diferentes cultivos de casi todos los países del mundo en la que está considerada la mayor colección de biodiversidad agrícola.

Y las atesora en una auténtica caja acorazada gigante a prueba de catástrofes. Se conoce popularmente como la «cámara del fin del mundo» (en inglés Doomsday Vault) porque es capaz de resistir terremotos, el impacto de bombas y otros desastres que, vista la triste actualidad europea, es una posibilidad que ya no parece tan remota.

La Bóveda Global de Semillas, situada en el archipiélago noruego de Svalbard.

Variedades españolas a salvo

“Las primeras 1.080 variedades españolas ya están preparadas en congeladores del INIA-CSIC”, detalla Luis Guasch, investigador del INIA-CSIC y director del Centro de Recursos Fitogenéticos del instituto. “De ellas, 300 son cereales de invierno, 114 de las cuales corresponden a trigos; 510 son leguminosas, de las que 189 son judías; 200 son hortícolas, 81 de ellas tomates, y 108 son variedades de maíces”, añade. El período de duración del depósito suele ser de 10 años renovables.

Estas 1.080 variedades son una pequeña representación frente a las más de 30.000 muestras que se conservan en la colección base que el CRF tiene en su sede de Alcalá de Henares (Madrid).

Las semillas que viajarán a Svalbard permanecen congeladas a -20 grados, la misma temperatura que mantiene la instalación noruega y a la que se conservan las colecciones que hay en España.

El plan de depósito de las muestras de la colección base del CRF se inició hace más de 6 años, siguiendo unos protocolos de trabajo minuciosos. Para que las muestras sean recientes y se conserven viables durante el mayor tiempo posible, quizá cientos de años, se requiere su multiplicación en el campo en las condiciones adecuadas, sin cruces ni mezclas con otras variedades, manteniendo así la identidad de las variedades.

Ambición (y preocupación) internacional

El proyecto está auspiciado entre otras por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), que ha hecho de la instalación un compromiso con la conservación de los recursos fitogenéticos con vistas a poder hacer frente en caso de necesidad a los desafíos planteados por el cambio climático y otras posibles amenazas globales.

El Centro de Recursos Fitogenéticos  del INIA-CSIC está encargado de la conservación a largo plazo de las entradas o variedades en forma de semilla.  “Su objetivo es mantener las semillas vivas, por lo que se establecen ensayos periódicos que monitorizan su viabilidad, tanto en la colección de seguridad del CRF como en el resto de bancos españoles y, llegado el caso, se procede a su multiplicación o regeneración en el campo”, indica Guasch.

El envío de parte de la colección de semillas a la Cúpula de Svalbard no supone una sustitución de este sistema de seguridad, sino que constituye un mecanismo de protección adicional. “Sólo una vez ha hecho falta recurrir al banco de Svalvard para solicitar semillas, con ocasión de regenerar las muestras del banco que existía en Siria, el ICARDA, que fue destruido por la guerra”, recuerda Guasch.

Más de 89 depositarios ya han enviado sus muestras Svalbard, entre ellos se encuentran los centros internacionales de conservación vinculados a la FAO, los grandes países y la gran mayoría de estados europeos.

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