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Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

El cambio climático obliga a los bosques a huir montaña arriba

El pinsapo es un abeto exclusivo de Andalucía, raro y muy amenazado.

Los pinsapares de la serranía de Ronda, uno de los ecosistemas más singulares del sur de Europa, están registrando un desplazamiento hacia zonas más elevadas de las montañas. Podríamos decir que esos bosques tan especiales huyen montaña arriba en busca de zonas más frías o, igualmente, para escapar de los calores extremos cada vez más frecuentes.

Es una huida desesperada para evitar no tan solo la muerte, sino la completa extinción de la especie. El problema es que su carrera no tiene futuro. Porque una vez lleguen a las cumbres no hay posibilidad de seguir más arriba. Es lo que los biólogos denominan una «trampa ecológica«.

Esta terrible constatación es la principal conclusión de un estudio realizado por las universidades de Córdoba y Granada. El trabajo ha permitido constatar cómo la especie ha iniciado un movimiento ascendente en altitud para evitar su extinción, en busca de condiciones ambientales más favorables en un contexto de cambio climático. En su análisis, el equipo de investigación ha analizado las diferencias en el comportamiento de los individuos adultos y juveniles de esta especie, pues lo hacen de manera diferente.

Vista aérea de un pinsapar.

Endemismo andaluz

El pinsapo (Abies pinsapo) es una especie exclusiva de las cordilleras andaluzas de Grazalema, Sierra de las Nieves y Sierra Bermeja. Vive bajo condiciones climáticas muy exigentes en precipitaciones, por lo que su área de distribución es muy reducida y fragmentada, y en la actualidad se encuentra amenazada.

“El estudio surge de preguntarse cómo la especie está respondiendo al cambio climático u otras situaciones, como el cambio del uso del suelo. Una de las respuestas principales es modificar su rango de distribución, es decir, el lugar donde están ubicadas”, explica el investigador principal de la Universidad de Córdoba Diego Nieto Lugilde.

“El problema es detectar esos movimientos, dado que son procesos muy lentos y difíciles de observar, por lo que hemos detectado dónde están los adultos y las plantas jóvenes ubicados en altitud”, añade. En base los datos recopilados sobre su distribución geográfica, el equipo de investigación ha elaborado una serie de modelos para situar a las distintas clases de edad de esa especie.

Los jóvenes huyen del calor

Los resultados han señalado que los individuos más jóvenes habitan las zonas un poco más frescas y lluviosas, situadas a mayor altitud, que las ocupadas por los adultos. Nieto Lugilde señala que muchos de los adultos persisten hoy en sitios que ya no son del todo aptos para la especie, pero aún en condiciones que pueden aguantar, y bajo las cuales las nuevas generaciones no son capaces de regenerar la población.

Las plantas más jóvenes están migrando hacia sitios un poco más altos en un desplazamiento que no es homogéneo. “Cuando nosotros estudiamos a los juveniles no se produce ese desplazamiento acoplado, sino que el desplazamiento es mayor en la zona baja que en la zona alta. Esto quiere decir que las poblaciones están perdiendo más zona de la que están ganando; y es lo que preocupa a largo plazo”, expone el investigador Nieto Lugilde. Asimismo, asegura que si continúa esa dinámica y el límite superior no sube a la misma velocidad que el inferior, cada vez más se irá reduciendo el tamaño de las poblaciones.

Ramas florecidas de un pinsapo.

Más plagas y sequías

El grupo de investigación apunta un problema más para los pinsapares en ese desplazamiento: la posible exposición en las zonas más bajas a la sensibilidad a las plagas, enfermedades o la intolerancia a climas más extremos, como las sequías de larga duración. “Al no estar en las condiciones óptimas, la especie puede estar sometida a estrés, lo que puede derivar en un agravamiento de su salud”, concluye Nieto Lugilde.

Otra de las cuestiones que podrían derivarse del estudio es que otras plantas o especies animales asociadas a los pinsapares pudieran verse afectadas negativamente. Una de las hipótesis que no han descartado es que otras especies de árboles que suelen vivir más bajas en altitud pueden estar empujando desde abajo. Esto implicaría un movimiento hacia arriba conforme el pinsapo va dejando hueco, produciendo un desplazamiento de un tipo de bosque por otro, lo que supondría una amenaza para el pinsapo.

Artículo citado: González-Hernández, A.; Nieto-Lugilde, D.; Peñas, J.; Alba-Sánchez, F. Lean Pattern in an Altitude Range Shift of a Tree Species: Abies pinsapo Boiss. Forests 2021, 12, 1451. https://doi.org/10.3390/f12111451

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1 comentario

  1. Donde haya peñascos, sierras y cesped que se quite la arena de la playa y el agua de los océanos.

    25 noviembre 2021 | 15:46

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