La crónica verde La crónica verde

Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera. (Pablo Neruda)

El síndrome de Noé existe y provoca muy mala vida a los animales

Seguramente has oído hablar del síndrome de Diógenes, ese trastorno del comportamiento que lleva a sus afectados a acumular en sus viviendas grandes cantidades de trastos y basura. Pero muy probablemente no sepas que existe el síndrome de Noé, un desorden psiquiátrico que consiste en la acumulación compulsiva de animales, sobre todo perros y gatos. Tantos que al final las principales víctimas de tal patología son esos pobres seres que malviven y peor comen en espacios mínimos, muy alejados de un bienestar mínimo, además de conllevar serios problemas de salubridad para el afectado.

En psiquiatría se denomina Trastorno de Acumulación de Animales. Lo padecen especialmente personas mayores que viven solas. Más mujeres que hombres. Más gatos y perros que otras especies.

Aunque no hay datos concluyentes, todo apunta a que es un problema de salud mental en aumento, relacionado con la igualmente creciente soledad de muchas personas.

Más de medio centenar de animales en Murcia

El caso más espectacular (y complicado) se ha producido en la ciudad murciana de Lorca. Allí, un particular con síndrome de Noé alojaba ilegalmente hasta 572 animales en su domicilio. Tanto animales domésticos y de granja como animales exóticos y especies protegidas.

El Ayuntamiento reubicó alrededor de unos 200 animales domésticos y exóticos con la ayuda tanto de la empresa que tienen contratada para la recogida de animales domésticos como del Colectivo de Protección Animal de Lorca. Estos últimos no solo colaboraron en la gestión de algunos animales, sino que además se preocuparon de ayudar al propietario llevándole comida para los que todavía quedaban por reubicar.

Amenaza de sacrificio

Los animales intervenidos quedaron bajo el control de la Consejería de Agua, Agricultura, Ganadería, Pesca y Medio Ambiente, a excepción de algunos ejemplares de especies protegidas, que fueron entregadas al centro de recuperación de fauna silvestre El Valle, en Murcia.

Quedaron en el domicilio los animales de granja y los considerados invasores, para los que había una orden de sacrificio por parte de la administración. Según explican desde FAADA, Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales, esto se debe a que los animales de granja e invasores no son tan fáciles de reubicar como los domésticos y, sobre todo, porque supondrían un gasto económico que la administración no está dispuesta a pagar.

Para poderlos trasladar, estos animales deberían ser saneados, es decir que como mínimo se les debería sacar sangre para hacer un análisis y comprobar su estado de salud.

En el caso de las especies invasoras el tema se complica más, pues para poderlas seguir manteniendo en cautividad y que no comporten un riesgo para el ecosistema se las debería esterilizar e identificar (preferiblemente con chip), entre otras cosas. Era el problema de las cotorras y la mapache que finalmente se han podido llevar a los centros de APAEC y al Refugi El Cau del Bosc, autorizados para especies invasoras.

Con la ayuda de todos y todas

Tras muchos meses de trabajo, FAADA logró finalmente no solo evitar el sacrificio de los animales, sino que pudo reubicarlos a todos, ofreciéndoles de esta manera una segunda oportunidad.

Algo que no hubiera sido posible sin la ayuda de Lorca Animal, la asociación local que informó del caso, ayudó en la reubicación de gran parte de los animales domésticos y ha pagado la alimentación de esos animales.

También ha sido fundamental la ayuda de los diferentes santuarios y centros que los acogieron y, por supuesto, de todas las personas que participaron en el crowfunding organizado por la misma entidad para ayudar a costear parte de los gastos veterinarios y de transporte.

Finalmente, un total de ocho cabras, dos ovejas, seis cerdos vietnamitas y unas cincuenta aves (principalmente gallinas) fueron reubicados este pasado mes a diferentes santuarios, refugios y granjas-escuela, dando así por finalizado y cerrado el caso.

Desgraciadamente, es un problema cada vez más frecuente. Por ejemplo, este verano en Barcelona se han retirado a un particular los 37 gatos, de los que cinco eran cachorros, y un conejo, que tenía hacinados en muy malas condiciones en un piso del Raval.

Si te ha gustado esta entrada quizá te interesen estas otras:

Los comentarios están cerrados.