Lo estudiamos en Secundaria pero se nos ha olvidado. Las playas no son montones de arena junto al mar donde extender toallas para tomar el sol. Son ecosistemas naturales tremendamente frágiles donde viven plantas y animales únicos; y por ello, tan importantes para la vida como las selvas amazónicas. Pero los estamos arrasando.
No contentos con urbanizar todas las playas para su explotación turística, a consecuencia de esta pandemia las autoridades locales españolas se han lanzado a un estúpido ejercicio: barrer la arena. Se supone que así las dejan bien limpitas para disfrute de los turistas, pero una playa con algas o plantas no está sucia, está sana.
Destrozo en un espacio protegido
Es el caso del Ayuntamiento de La Oliva, en Fuerteventura, donde tal despropósito se ha perpetrado en las hermosas playas del Parque Natural de las Dunas de Corralejo. ¿Espacio natural protegido? Esa acción supone, directamente, derrochar dinero en salarios, alquiler de máquinas y combustible para hacer algo tan estúpido como dañino.
En otros sitios, como en Zahara de los Atunes (Cádiz), incluso han tenido la disparatada idea de rociar la arena con lejía para, supuestamente, desinfectarla. Algo que además de inútil es ilegal.
Volviendo a Fuerteventura, en su capital Puerto del Rosario se ha anunciado una extraña y no explicada actuación que consiste en mover con excavadoras y camiones toda la arena de Playa Chica. Se pretende trasvasarla de la zona superior a la orilla y viceversa, en total más de 20.000 metros cuadrados de superficie. Lo denominan «saneamiento integral«.
Las playas no son las aceras de un paseo
En este mundo donde el espíritu crítico ha quedado tan arrasado como las playas, las noticias de todas estas tropelías municipales son amplificadas por la mayoría de los medios de comunicación como buenas noticias.
¿Saben los concejales y técnicos municipales que ahí donde meten las máquinas puede haber en estos momentos nidos de especies protegidas como el amenazado chorlitejo patinegro?
¿Conocen la riqueza de los ecosistemas halófilos costeros? Insectos, crustáceos, moluscos, gusanos a los que con estos inútiles trabajos eliminan, y con ello a las especies de vertebrados como aves que se alimentan de ellos.
Hay que desinfectar las tumbonas
Un estudio del CSIC recuerda que la principal vía de trasmisión de la covid-19 sigue siendo el contacto persona a persona y las gotículas expulsadas por la tos o estornudos de un infectado.
En las playas, «la acción conjunta de la sal del agua de mar, la radiación ultravioleta solar (UVB) y la alta temperatura que puede alcanzar la arena son favorables para la desactivación de los agentes patógenos».
Así que si algo hay que temer es a tocar tumbonas sombrillas y papeleras. La arena no es el problema.
¿Cómo explicar a nuestros incultos gobernantes que la limpieza de nuestras playas está en el mantenimiento de mares limpios y en la educación de las personas, no en un tractor removiendo arena?
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Hace no mucho escribí un articulo relacionado, sobre las pulgas de playa:
https://therattlesnakenest.wordpress.com/2020/05/10/pulgas-de-playa-talitrus-saltator/
10 junio 2020 | 07:22