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¿De dónde proviene el término ‘seudónimo’?

Se conoce como ‘seudónimo’ (también en la forma ‘pseudónimo’, aunque la RAE aconseja que la usemos preferiblemente sin la letra p delante) al nombre inventado utilizado por alguna persona para ocultar su verdadera identidad.

¿De dónde proviene el término ‘seudónimo’?

Suele ser utilizado (ya desde la antigüedad) por escritores y artistas que desean mantener en secreto quiénes son. Es importante no debemos confundirlo con el apodo o nombre artístico, ya que son cosas diferentes.

Etimológicamente, el término proviene del griego ‘pseudṓnymos’, formado por ‘pseudo’ (falso, mentira) y ‘onoma’ (nombre) y su significado literal es ‘nombre falso’, ‘nombre inventado’.

En tiempos de la civilización grecolatina, así como en el Renacimiento y otras muchas culturas, podemos encontrar un gran número de famosos artistas (pintores, escultores…) y escritores que utilizaron un seudónimo para ocultar su identidad en algunas obras consideradas como menores. Incluso había quienes realizaban trabajos por encargo (con el fin de ganarse un sobresueldo) y preferían que no interfiriera en la reputación que ya tenían, por lo que preferían firmarlos con identidades falsas.

En la actualidad se puede considerar como seudónimos los alias o nicks utilizados por algunos usuarios en las redes sociales, quienes quieren mantener sus identidades en el anonimato.

Quizás te interese leer el post relacionado que escribí tiempo atrás: Algunos escritores y escritoras que quizás no sabías que han firmado sus libros bajo seudónimo

 

 

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El origen de algunos términos relacionados con los engaños (I)

El diccionario de la RAE define la palabra ‘engaño’, en una de sus acepciones, como ‘Falta de verdad en lo que se dice, hace, cree, piensa o discurre’. Diversos son los términos que podemos encontrar relacionados con el hecho de engañar.

El origen de algunos términos relacionados con los engaños (I)

Aquí os traigo una primera entrega con media decena de ellos:

Añagaza:
Señuelo utilizado por los cazadores para atraer una presa. Normalmente se realizaba con algún pájaro muerto o hecho de madera u otro material que llamaba la atención de otros animales. El término proviene del árabe andalusí naqqaza, ‘señuelo’, y este procedía del árabe clásico naqqaz, que significaba ‘pájaro saltarín’.

Ardid:
Vocablo que ha sufrido varios cambios en su descripción a lo largo de los siglos y que en el Diccionario de autoridades de 1726 aparecía como «trama y hecho ingenioso dispuesto con astucia y arte». Posteriormente también se le dio la acepción de «astucia o arte con que se pretende el logro de algún intento» y en la última edición del diccionario académico se le da el significado se define como «artificio, medio empleado hábil y mañosamente para el logro de algún intento». Proviene del término  ardido y este del latín artitus, cuyo significado era ‘instruido en varias artes’, y es que el engaño y la astucia estaban considerados como artes.

Argucia:
Del latín argutia, este término hace referencia al argumento falso presentado con agudeza y sutileza.

Artimaña:
Muy similar al término anterior, una artimaña es un engaño realizado con arte (talento) y  maña (destreza).

Asechanza:
Artificio con el que engañar a alguien para que se confíe, atraparlo y hacerle daño. Proviene del término asechar (intentar dar alcance a alguien), que procede del latín assectaāri, de exacto significado.

 

 

 

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El curioso origen del término ‘patraña’

Conocemos como ‘patraña’ a una mentira, bulo o historia inventada con el propósito y la mala intención de engañar.

El curioso origen del término ‘patraña’

Originalmente el término llevaba una ‘ese’ intercalada en la primera sílaba y se escribía y decía en la forma ‘pastraña’, dándole el significado literal de ‘noticia fabulosa’ (no en el carácter de hecho extraordinario, sino como algo irreal, imaginario o fantasioso). Existe constancia escrita de su uso en algunas obras del periodo bajomedieval (siglos XIV y XV). Fue hacia el siglo XVI cuando ya apareció en la forma que actualmente conocemos: ‘patraña’.

Etimológicamente proviene del término latino ‘pastoranea’, cuyo significado literal era ‘reunión o consejo de pastores’.

Y es que en su origen, el término ‘pastraña’ (y posteriormente ‘patraña’) provenía del mundo pastoril. Eso sí, los expertos apuntan a dos posibles causas que diesen lugar a la creación del vocablo para hacer referencia a algo imaginario o irreal.

Por un lado están quienes opinan que se originó en las reuniones de pastores trashumantes, cuando estos se ponían a comer o descansar de las largas jornadas y se explicaban historias fantasiosas para entretenerse y pasar el rato.

Por otro lado encontramos quien señala como origen algunas piezas teatrales de la cultura grecorromana en la que era común que las tramas versaran alrededor de historias de amor pastoriles, siendo estas a menudo fantasiosas y difíciles de creer.

Sea cual fuere el origen, lo que sí se sabe es que el término ‘patraña’ (y su antecesora ‘pastraña’, que todavía aparece recogida en el diccionario de la RAE) provienen del mundo de los pastores y el vocablo que hace referencia a estos.

 

 

 

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¿Sabes qué es un ‘embeleco’?

¿Sabes qué es un ‘embeleco’?

Se conoce como ‘embeleco’ a un ‘engaño o embuste’. Fue recogido por primera vez en el diccionario de Autoridades de 1732 con la acepción de ‘Embuste, fingimiento, engañoso, mentira disfrazada con razones aparentes’.

Cabe destacar que, antiguamente, al que engañaba con dedicación profesional se le conocía como ’embelecador’, término proveniente del árabe andalusí ‘bala’, cuyo significado era ‘mal de amores’; y es que el embelecador solía seducir con sus palabras a sus víctimas.

También debo añadir que a pesar de su parecido con el vocablo ‘embelesar’, (del que hablé en un anterior post) nada tiene que ver con este ni con su raíz etimológica.

 

 

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‘Paparrucha’ el término utilizado antiguamente para referirse a un bulo o fake news

Amplia es la terminología existente para hacer referencia a uno de los fenómenos que más daño está haciendo a través de las redes sociales  y que se trata de los continuos engaños y mentiras que circulan y son compartidas, siendo las más comunes: bulo, fake, noticia falsa o fake news (esta última la más usada en los últimos años).

‘Paparrucha’ el término utilizado antiguamente para referirse a un bulo o fake news

Pero no siempre se utilizado esos términos para hacer referencia a una noticia falsa que se difunde, encontrándonos que varios siglos atrás ya existía otro vocablo que, a mi parecer, es muchísimo más atractivo y deberíamos recuperar su uso: ‘paparrucha’.

El término paparrucha proviene de ‘páparo’, palabra que ya aparece recogida en el Diccionario de Autoridades de 1737 y que era utilizado para designar de ese modo a los aldeanos y hombres de campo simples e ignorantes que quedaban pasmados y admirados ante cualquier cosa que les explicaban, creyéndosela a pies juntillas (por muy inverosímil que esta fuera).

Por tal motivo y de manera coloquial se formó el vocablo paparrucha con el que se describía a la ‘noticia falsa y desatinada de un suceso, esparcida entre el vulgo’, tal y como se recogió en su primera aparición en el diccionario de la RAE de 1884. Posteriormente, en la edición de 1925, se le añadía una segunda acepción al término: ‘Especie, obra literaria, etc., insubstancial y desatinada’ y actualmente aparece ese segundo significado como ‘tontería, estupidez, cosa insustancial y desatinada’.

La forma ‘paparruchada’ también está admitida y recogida por la RAE, desde su edición de 1992, aunque el diccionario lo reenvía hacia la entrada ‘paparrucha’.

Cae destacar que tanto ‘paparrucha’ y ‘paparruchada’ son usados actualmente (poco) para referirse casi exclusivamente a una tontería o estupidez, en lugar de utilizarse para su fin original que era señalar aquellas noticias falsas que se compartían.

 

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Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [6]

Sexta entrega de esta serie de post dedicados a traeros un buen puñado (de docena en docena) de cosas que quizás no sabíais cómo se llamaban en realidad o que conocías con otro nombre muy distinto.

Espero que la selección de palabras que he hecho en esta ocasión sea de vuestro agrado, al igual que ocurrió con las veces anteriores.

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Pedrada

 

Pedrada: Una pedrada no solo es la acción de arrojar con impulso una piedra, sino que también es el término con el que se conocía al típico lazo que se ponían algunas mujeres como adorno a un lado de la cabeza

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Mentira

Mentira: Al igual que el término anterior, esta también es una palabra polisémica (que tiene varios significados). En este caso el vocablo no se refiere a algo que no es verdad (aunque tiene cierta relación) sino que es el modo con el que se conoce a las típicas manchitas de color blanco que aparecen en la uña. Se llama de este modo ya que antiguamente se tenía la creencia de que salían cuando alguien decía algún embuste. Ojo, no confundir estas manchitas con las medias lunas que aparecen en las uñas, esas se llaman ‘lúnulas’.

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Filandón

 

 

Filandón: Se trata de la típica reunión en la que varias mujeres se sientan en corrillo o una junto a otra frente a la puerta de sus casas y van comentando asuntos vecinales mientras cosen.

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Cerúleo

Cerúleo: Es el modo con el que antiguamente se referían a alguna cosa que tenía el color del cielo, ya que de este término proviene su etimología. Aunque originalmente no se utilizaba para el color azul (ya que abarcaba todas las tonalidades de colores que podía observarse en el cielo) con el tiempo ha acabado usándose para referirse a una tonalidad concreta.

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Rebaba

 

Rebaba: La rebaba es aquella porción de elementos que sobresalen por los bordes: por ejemplo de un bocadillo o el cemento que queda saliente entre dos ladrillos.

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Trechear

 

 

Trechear: Se trata de la acción de trasportar/llevar algo normalmente pesado (una caja, las bolsas de la compra…) e ir parando cada pocos metros para descansar (hacerlo de trecho en trecho).

 

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Bigornia

 

 

Bigornia: Es el típico yunque con una punta en cada lado y sobre la que trabaja un herrero.

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Garabato

 

Garabato: De nuevo otra palabra polisémica. Conocemos como garabato a ese dibujo o escrito hecho rápidamente o de cualquier manera. Pero el garabato al que me refiero en este post es al gancho (comúnmente con forma de ese) que se utiliza para colgar algo (por ejemplo las piezas de carne).

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Pihuela

 

 

Pihuela: Conjunto de cadenas o grilletes con los que se sujeta a un prisionero. También es el nombre de la correan con la que se sujeta las patas de algunas aves en la cetrería (por ejemplo un halcón).

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Cascarria

 

Cascarria: También escrito ‘cazcarria’, se trata del barro seco que queda en los bajos de los pantalones tras pisar un charco de fango.

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Trasijado

 

 

Trasijado: Persona que está excesivamente flaca. Que está en los huesos.

 

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Zarcillo

 

Zarcillo: Un zarcillo, además de ser un pendiente de los que se ponen en las orejas, también es el tallo que sale de ciertas plantas y que le sirve para sujetar y trepar por alguna superficie

 

 

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¿De dónde proviene la expresión ‘Calumnia, que algo queda’?

¿De dónde proviene la expresión ‘Calumnia, que algo queda’?

Hoy en día es sumamente fácil calumniar a alguien a través de la prensa amarilla o las redes sociales y crear toda una controversia alrededor de esa persona llegando a millones de internautas en un santiamén. El problema está cuando, tras haber hecho todas esas acusaciones falsas, al realizar una rectificación ésta ya no llega a toda esa gente a la que llegó la difamación, por lo que un rastro de duda sobre la honorabilidad del afectado queda pululando en el aire. Lamentablemente, la mayoría de ocasiones esos infundios se realizan de manera premeditada y con la intención de dañar la imagen de alguien.

A esta práctica se la conoce comúnmente como ‘Calumnia, que algo queda’. Como expresión llegó hasta nosotros a través del filósofo y escritor inglés Francis Bacon en su obra, de 1625, ‘De la dignidad y el crecimiento de la ciencia’ (De Dignitate et Argumentis Scientiarum) en la que aparece en la manera: ‘Calumniad con audacia; siempre quedará algo’.

Aunque en realidad, la expresión recogida por Bacon no era más que un antiquísimo dicho popular en latín: ‘Calumniare fortiter aliquid adhaerebit’ (La calumnia se adhieren fuertemente algo) que él había adaptado en su mencionado libro.

Posteriormente, en la obra de teatro ‘El barbero de Sevilla’ (también titulada ‘La precaución inútil’) que Pierre-Augustin de Beaumarchais escribió en 1775 aparecía en la forma ‘Calomniez, calomniez, il en reste toujours quelque chose’ (Calumnia, calumnia, siempre queda alguna cosa) y posteriormente, en 1810, la frase alcanzó el cenit de popularización tras ser incluida por el célebre compositor italiano Gioachino Rossini en su ópera ‘El barbero de Sevilla’ (basada en un libreto de Cesare Sterbini que a sus vez se basó en la obra de Beaumarchais) en la que la aria de la calumnia dice así:

La calunnia è un venticello,
un’auretta assai gentile
che insensibile, sottile,
leggermente, dolcemente
incomincia a sussurrar.

 

 

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Fuentes de consulta: Refranero Latino de Jesús Cantera Ortiz de Urbina / Diccionario de anécdotas, dichos, ilustraciones, locuciones y refranes de Rubén Gil / Del hecho al dicho de Gregorio Doval
Fuente de la imagen: densetsu-no-akira (deviantart)