Entradas etiquetadas como ‘grilletes’

¿De dónde proviene el ´termino ‘grilletes’?

El ‘grillete’ es una pieza de metal utilizada para inmovilizar o sujetar las extremidades de una persona, generalmente en contextos de cautiverio.

¿De dónde proviene el ´termino ‘grilletes’?

Este nombre surgió por la semejanza percibida entre el sonido de los grillos y el ruido que produce este objeto al cerrarse o al moverse.

Etimológicamente  el término ‘grilletes’ encuentra sus raíces en el diminutivo de la palabra grillo, originándose a partir de la onomatopeya que imita el sonido de los chirridos de estos insectos, evocando así la naturaleza característica de su emisión.

El término fue recogido por primera vez en el Diccionario de Autoridades de 1734 en la forma de ‘Gryllete’ y cuya acepción era: ‘Arco de hierro con un pasador por detrás, el cual se pone en la garganta del pie, en señal de prisión’.

 

 

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¿De dónde surge llamar ‘bondage’ a ciertas prácticas sadomasoquistas?

Se conoce como ‘bondage’ aquellas prácticas sexuales en las que quienes la realizan pueden ser atados o amordazados e infringir o recibir castigos físicos.

¿De dónde surge llamar ‘bondage’ a ciertas prácticas sadomasoquistas?

Se caracteriza por atar a uno de los participantes (quien es conocido como sumiso o siervo), además de taparle los ojos con una venda, colocarle grilletes, bozales y otros artilugios que lo hacen estar sujeto e inmóvil, mientras que la parte contraria (dominante) lo somete a castigos, con los que (ambas partes) experimentan placer.

El origen del término bondage proviene del inglés de la Edad Media cuyo significado se aplicaba a la esclavitud y servidumbre (hay escritos datados en el siglo XIV en los que ya se utilizaba el vocablo ‘bond’ para referirse a la condición de siervo).

 

 

Te puede interesar leer el post relacionado: ¿De dónde surge el término ‘sadomasoquismo’?

 

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Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban [6]

Sexta entrega de esta serie de post dedicados a traeros un buen puñado (de docena en docena) de cosas que quizás no sabíais cómo se llamaban en realidad o que conocías con otro nombre muy distinto.

Espero que la selección de palabras que he hecho en esta ocasión sea de vuestro agrado, al igual que ocurrió con las veces anteriores.

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Pedrada

 

Pedrada: Una pedrada no solo es la acción de arrojar con impulso una piedra, sino que también es el término con el que se conocía al típico lazo que se ponían algunas mujeres como adorno a un lado de la cabeza

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Mentira

Mentira: Al igual que el término anterior, esta también es una palabra polisémica (que tiene varios significados). En este caso el vocablo no se refiere a algo que no es verdad (aunque tiene cierta relación) sino que es el modo con el que se conoce a las típicas manchitas de color blanco que aparecen en la uña. Se llama de este modo ya que antiguamente se tenía la creencia de que salían cuando alguien decía algún embuste. Ojo, no confundir estas manchitas con las medias lunas que aparecen en las uñas, esas se llaman ‘lúnulas’.

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Filandón

 

 

Filandón: Se trata de la típica reunión en la que varias mujeres se sientan en corrillo o una junto a otra frente a la puerta de sus casas y van comentando asuntos vecinales mientras cosen.

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Cerúleo

Cerúleo: Es el modo con el que antiguamente se referían a alguna cosa que tenía el color del cielo, ya que de este término proviene su etimología. Aunque originalmente no se utilizaba para el color azul (ya que abarcaba todas las tonalidades de colores que podía observarse en el cielo) con el tiempo ha acabado usándose para referirse a una tonalidad concreta.

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Rebaba

 

Rebaba: La rebaba es aquella porción de elementos que sobresalen por los bordes: por ejemplo de un bocadillo o el cemento que queda saliente entre dos ladrillos.

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Trechear

 

 

Trechear: Se trata de la acción de trasportar/llevar algo normalmente pesado (una caja, las bolsas de la compra…) e ir parando cada pocos metros para descansar (hacerlo de trecho en trecho).

 

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Bigornia

 

 

Bigornia: Es el típico yunque con una punta en cada lado y sobre la que trabaja un herrero.

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Garabato

 

Garabato: De nuevo otra palabra polisémica. Conocemos como garabato a ese dibujo o escrito hecho rápidamente o de cualquier manera. Pero el garabato al que me refiero en este post es al gancho (comúnmente con forma de ese) que se utiliza para colgar algo (por ejemplo las piezas de carne).

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Pihuela

 

 

Pihuela: Conjunto de cadenas o grilletes con los que se sujeta a un prisionero. También es el nombre de la correan con la que se sujeta las patas de algunas aves en la cetrería (por ejemplo un halcón).

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Cascarria

 

Cascarria: También escrito ‘cazcarria’, se trata del barro seco que queda en los bajos de los pantalones tras pisar un charco de fango.

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Trasijado

 

 

Trasijado: Persona que está excesivamente flaca. Que está en los huesos.

 

 

 

Una docena de cosas que quizás no sabías cómo se llamaban - Zarcillo

 

Zarcillo: Un zarcillo, además de ser un pendiente de los que se ponen en las orejas, también es el tallo que sale de ciertas plantas y que le sirve para sujetar y trepar por alguna superficie

 

 

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Un buen puñado de términos y expresiones que utilizamos diariamente y provienen del latín

Del “Carpe Diem” al salario, pasando por el “ciao”. Más de dos mil años de latinajos

Es obvio que nuestro idioma proviene del latín  y que la influencia de éste en nuestra forma de hablar es poderosa (evidentemente, sin olvidarnos de la gran presencia y riqueza aportada por otras lenguas, pueblos y culturas anteriores y posteriores a la llegada de los romanos a la Península Ibérica en el siglo III a.C.).

Pero este post, lejos de ser un estudio sociológico sobre la lengua, su uso y desusos, está escrito con la intención de repasar un puñado de términos y expresiones que hemos heredado directamente del latín y cómo las hemos adaptado a nuestro lenguaje coloquial. Aprovecharé para hablar sobre su origen etimológico, quizás para muchas personas desconocido, y de unas cuantas curiosidades sobre las mismas.

La famosísima expresión ‘Carpe Diem’, tan utilizada de forma optimista para sacar el mejor provecho del día, es un claro ejemplo de la popularización y uso de frases directamente en latín. Su origen la encontramos en una de las Odas (I, 11) escritas por el poeta romano Horacio en el siglo I a.C. ‘Carpe diem, quam minimum credula postero’ y con ella nos anima a aprovechar el momento, agarrar el día y sacar el mejor provecho de él, sin tener que esperar al día de mañana, que muy posiblemente no nos traiga lo mismo.

Del “Carpe Diem” al salario, pasando por el “ciao”. Más de dos mil años de latinajosOtra de esas expresiones recibidas directamente de los antiguos romanos es el conocido ‘Veni, vidi, vici’ (Llegué, vi, vencí), pronunciada por Julio Cesar tras la batalla de Zela o el ‘Alea jacta est’ (La suerte está echada), también de César, tal y como dejó escrito el historiador Suetonio.

Pero estos tres claros ejemplos de expresiones también pueden aplicarse a términos que utilizamos de forma cotidiana y que hemos adaptado a nuestro propio lenguaje, como puede ser la palabra ‘ciao’que utilizan comúnmente los italianos para saludar y que muchos de nosotros hemos adoptado en la forma de ‘chao’.

Es curioso ver como este ‘ciao/chao’ se utiliza para decir un ‘hola’ o ‘adiós’ (en España sobre todo para despedirse), cuando en realidad su origen etimológico es muy diferente.  Tal y como lo conocemos actualmente proviene del latín medieval (en su uso como lengua litúrgica o de enseñanza), que la recibió del dialecto véneto y este a su vez del latín vulgar, como la gran parte de las lenguas romances. Originalmente se escribía ‘s’ciavo’ y su significado era directamente ‘esclavo’, siendo utilizado por éstos a modo de saludo ante su señor para indicarle ‘servidor de usted’ o ‘a su servicio’.

Los nombres y/o apellidos de personajes ilustres también han dado paso a términos de uso cotidiano, como es el caso de Cayo Cilnio Mecenas, consejero político de César Augusto, un noble romano poseedor de una gran riqueza conocido por ser un ferviente impulsor de jóvenes talentos dedicados a escribir poesía. Acogió en su villa de Tívoli, entre otros, a poetas tan insignes como Horacio y Virgilio, proporcionándoles todo aquello que necesitaron para prosperar en sus respectivas carreras como poetas. A partir de entonces, a aquellas personas que patrocinan desinteresadamente a quienes se dedican a alguna disciplina artística se les llama ‘mecenas’.

En el mundo de la pareja también podemos encontrarnos con unas cuantas curiosas etimologías, como la que se le da a la palabra esposo/a y que proviene del latín ‘sponsus’, utilizado para referirse a aquellos que asumían un compromiso. Cabe destacar que sponsus, a su vez, provenía del griego ‘spendo’, cuyo significado era ‘hacer un acuerdo’ o ‘firmar un contrato’, que era lo que hacían el marido y la mujer cuando se casaban. Lee el resto de la entrada »

¿Cuál es el origen de la expresión ‘dormir a pierna suelta’?

¿Cuál es el origen de la expresión ‘dormir a pierna suelta’?

Solemos utilizar la expresión ‘dormir a pierna suelta’ para referirnos a aquellas ocasiones en el que hemos logrado dormir de un tirón, el descanso de la noche ha sido reparador y/o no hemos tenido ningún problema para conciliar el sueño.

¿Cuál es el origen de la expresión ‘dormir a pierna suelta’?

El origen de la expresión la encontramos en la época en la que a los presos se les colocaba unos grilletes en los tobillos para que no pudieran escaparse, habiendo algunos casos excepcionales en los que, por la buena conducta de un reo, éste recibía como premio el poder pasar la noche sin estar sujeto a ninguna cadena u otro preso, por lo que ‘dormía a pierna suelta’ (sin sujeción alguna), lo que conllevaba un buen descanso y estar en mejores condiciones por la mañana (hay que tener en cuenta que por aquel entonces la mayoría de los presos cumplían la condena realizando trabajos forzados).

 

Lee y descubre el curioso origen de otras conocidas palabras y expresiones

 

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¿Por qué a las manillas que usa la policía se les llama ‘esposas’?

En la antigua Grecia  cuando un comerciante firmaba un acuerdo sellaba el contrato vertiendo unas gotas de vino en el altar de alguno de sus dioses. La palabra griega para ese gesto era spendo  que quiere decir ‘derramar una bebida’. Con el tiempo este acto empezó a ser llamado ‘hacer un acuerdo’ o ‘firmar un contrato’.

La palabra griega spendo derivó al vocablo del latín sponsus, usándose para referirse a aquel que asumía un compromiso.

Aquellos que asumían un compromiso contrayendo matrimonio eran llamados ‘sponsus’ (el hombre) y ‘sponsa’ (la mujer). De ahí pasó al conocido como ‘esposo’ o ‘esposa’.

En la Edad Media fue cuando empezó a utilizarse el nombre de esposas para referirse a las manillas (o grilletes) que servían para aprisionar las muñecas de un reo. El motivo de llamarlas así era porque se tenía la idea de que las manillas eran como una esposa, que ataba al marido y lo aprisionaba sin dejarle libertad.

 

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