Archivo de octubre, 2017

¿Por qué el término ‘dicha’ es sinónimo de felicidad y suerte?

¿Por qué el término ‘dicha’ es sinónimo de felicidad y suerte?

Decimos que alguien es ‘dichoso’ cuando es feliz o la fortuna le sonríe.

El término ‘dicha’ como sinónimo de felicidad o suerte tiene mucho que ver con el verbo ‘decir’, ya que en la antigüedad se tenía el convencimiento de que cada vez que venía al mundo un recién nacido las deidades paganas pronunciaban unas palabras por las que aventuraban cómo sería la futura vida de ese nuevo ser humano.

De hecho, el vocablo ‘dicha’ proviene etimológicamente del latín ‘dicta’ cuyo significado literal era ‘palabras pronunciadas’ (cosas dichas). Dependiendo de sí los dioses pronunciaban unas palabras al recién llegado éste sería feliz (dichoso) a lo largo de su vida y si no lo hacían sería infeliz (desdichado… no dicho).

 

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El extraño trastorno mental que hace creer a algunos hombres que su pene está encogiendo

El curiosos trastorno mental que hace creer a algunos hombres que su pene está encogiendoConocido como Síndrome de Koro, se trata de un extraño trastorno que afecta mayoritariamente a hombres orientales (o al menos solo se han detectado casos en el sudeste asiático) por el que quien lo padece cree que su pene va encogiéndose poco a poco y teme que llegue algún día en el que desaparezca por completo.

No se trata de ninguna enfermedad física que afecte al órgano sexual masculino sino que su origen es psicosomático (originado por la mente debido a algún tipo de complejo, trauma, estrés o creencia).

El nombre de este síndrome de retracción genital proviene del idioma indonesio, debido a que el término ‘koro’ significa literalmente cabeza de tortuga y se acuñó de ese modo debido a la analogía que se hacía sobre la supuesta contracción del pene y la cabeza del animal al esconderse hacia dentro del caparazón.

Algunos casos extremos de personas convencidas de padecer el Síndrome de Koro, y ante el temor de que su pene acabara desapareciendo por completo, ha llegado a provocar que intenten alargarse el miembro de cualquier modo (aparatos que los extienden, estirando brusca y manualmente…) lo que ha causado algunos graves –y dolorosos- desgarros y accidentes.

El tratamiento para este tipo de pacientes es a través de terapia psicológica y conductual, haciéndoles ver –mediante las sucesivas sesiones- que el miembro no varía en su tamaño absolutamente nada (evidentemente sin tener en cuenta los estados de flacidez o erección).

Al tratarse de una patología de origen psicosomático, varias han sido las ocasiones en las que ha habido un brote colectivo y donde un gran número de hombres aseguraban estar padeciéndolo (a finales de la década de 1960 en Singapur hubo un gran número de casos en los que acudían al médico indicando que se les encogía el pene por haber comido carne de cerdo en mal estado).

Cabe destacar que existen algunos casos aislados de mujeres que aseguran haber padecido el mismo síndrome pero, en este caso, ellas creían que eran sus pezones los que se iban retrayendo y/o desapareciendo (e incluso los labios de la vulva).

 

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Portada del libro "Ya está el listo que todo lo sabe de SEXO" de Alfred López

 

 

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El curioso origen etimológico del término ‘mueble’

El curioso origen etimológico del término ‘mueble’

Conocemos como ‘mueble’ aquellos enseres que forman parte de nuestra vivienda y que utilizamos para decorar y vivir más cómodamente (el armario, sillas, mesas…).

El origen etimológico del término proviene del latín ‘mobĭlis’ y cuyo significado literal era ‘movible/que se puede mover’, ya que esos enseres eran considerados como bienes que podían ser movidos (trasladados de un lugar a otro). Esa movilidad o el poderlo cambiar de lugar es lo que dio lugar a que se quedasen finalmente con el término ‘muebles’.

Pero no se le llamó así desde un principio, sino que llegó al castellano (desde el latín) a principios del siglo XI en la forma de ‘muebele’ modificándose el vocablo en el siglo XIII como ‘muebre’ y finalmente ser llamado ‘mueble’.

Como dato curioso cabe destacar que, al tener esos enseres un carácter de movilidad, de ahí surgió el término ‘inmueble’ para señalar aquellos bienes que no se podían mover de lugar: edificio, vivienda, casa…

 

 

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¿Cuál es el origen de la expresión ‘manejar el cotarro’?

¿Cuál es el origen de la expresión ‘manejar el cotarro’?

Para encontrar el origen de la expresión ‘manejar el cotarro’ lo primero que debemos de saber qué era y en qué consistía un ‘cotarro’, el cual era el lugar destinado para albergar y dar cobijo a los vagabundos y pobres que no tenían donde vivir o dormir. Cotarro es una deformación despectiva de la palabra ‘coto’ (lugar o terreno protegido/vigilado)

La elevada afluencia de personas sin hogar hacía que habitualmente se montasen ciertos follones y alguna que otra trifulca entre los mendigos.

Por eso fue necesaria la presencia de alguien que pusiera orden, organizara y manejase aquellos cotarros, procurando que todos esperasen su turno para acceder con tranquilidad y sin montarse ninguna tangana.

Pero como en todas las cosas, algunos fueron los pillos que en el momento de manejar el cotarro cobraban algunas propinas para dar prioridad a unos frente a otros, de ahí que cuando se utiliza la expresión ‘el que maneja el cotarro’ algunas veces suela hacerse de forma negativa para referirse a quien hace chanchullos y trapicheos y está al frente del negocio.

Pero no podemos obviar que la expresión también se usa de modo positivo para señalar al que anima una fiesta u organiza a un grupo de personas. Muchas son las personas que lo utilizan como sinónimo de encargado, por ejemplo cuando preguntan por el que  maneja el cotarro.

 

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El enfado de los campesinos del siglo XIX que dio origen al término ‘cabrearse’

El enfado de los campesinos del siglo XIX que dio origen al término ‘cabrearse’

Conocemos como ‘cabreo’ o ‘cabrearse’ a un estado de mal humor o enfado cuando éste va en aumento y llega a ciertos límites de encolerizarse.

Tal acepción se le comenzó a dar a partir del primer cuarto del siglo XIX tras un descontento general por parte de los campesinos de la época debido al repentino cobro de los atrasos de los diezmos e impuestos por parte de los señores feudales propietarios de las tierras que trabajaban. Pero a pesar del entorno rural en el que se originó, cabe destacar que dichos vocablos no provienen del término ‘cabra’ con el que se conoce al animal.

Y es que los documentos (o libros) en los que se anotaban los pagos y datos referentes a las propiedades recibían el nombre de ‘cabrevaciones’ o ‘cabreos’ (vocablos que provenían del latín ‘capibrevium’ y utilizados en la Península Ibérica a partir del siglo XIV).

Pero para encontrar el origen de los términos cabreo y cabrearse (como sinónimos de enfado) debemos situarnos en el siglo XIX… Tras la llegada a España de José Bonaparte y la promulgación en 1812 de la Constitución de Cádiz (conocida como ‘la Pepa’) se pusieron en marcha una serie medidas liberales entre las que se encontraba el acabar con los abusivos pagos de impuestos y diezmos (entregar como tributo la décima parte de las cosechas y en algunos casos hasta el doble o triple) a los señores feudales propietarios de las tierras. Después llegó la ‘Restauración Absolutista’ (1814-1820), con el regreso del nefasto rey Fernando VII, le siguió el ‘Trienio Liberal’ (1820-1823) y nuevamente otro periodo funesto con una segunda etapa de absolutismo (1823-1833). Y fue precisamente durante esa década ominosa en la que los señores feudales comenzaron a reclamar a los campesinos todos los impuestos impagados desde 1812.

Hasta las propiedades se presentaban los recaudadores de tributos, acompañados en la mayoría de veces por miembros del ejército, y con el libro de ‘cabrevaciones’ (o ‘cabreos’) exigiendo el pago de lo adeudado en todos aquellos años.

Como podréis imaginar el enfado de los campesinos fue descomunal y de ahí que los términos ‘cabreo’ o ‘cabrearse’ comenzasen a utilizarse como sinónimos de enojarse y/o enfurecerse y que nada tiene que ver con las cabras (animal).

 

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¿Sabías que no solemos utilizar correctamente la expresión ‘Quid pro quo’?

¿Sabías que solemos utilizar incorrectamente la expresión ‘Quid pro quo’?

Muchas son las ocasiones en las que para indicar que algo es recíproco se utiliza la antiquísima locución latina ‘Quid pro quo’, la cual viene a significar que se sustituye una cosa por otra y surgió del hecho de usarse de forma común el pronombre ‘quid’ en lugar de ‘quo’ (poner quid en lugar de quo).

Pero esta locución que literalmente quiere decir que sustituimos una cosa por otra, es frecuentemente utilizada por algunas personas cuando quieren referirse que hay una reciprocidad con otra (un intercambio de favores). Por ejemplo, yo te ayudo a ti pintando tu casa y tú me ayudarás a mí cocinándome.

Por tal motivo no es del todo correcto utilizar la expresión ‘Quid pro quo’ y en ese caso lo acertado sería la locución ‘Do ut des’ cuyo significado literal es ‘Doy para que des’ (o ‘Te doy para que me des’).

Cabe destacar que la forma ‘Quid pro quo’ se emplea especialmente en países de habla anglosajona, mientras que aquellos cuyas lenguas provienen del latín es más correcto utilizar el modo ‘Do ut des’. Pero la popularización de la primera locución está tan extendida que la propia RAE acabó admitiéndola en 2005 (como ha hecho con infinidad de vocablos de uso común que aunque no son correctos son utilizados por infinidad de personas, como puede ser los ejemplos: ‘haiga’, ‘pelandrusca’‘Conchinchina’)

 

ACTUALIZACIÓN: Varios son los lectores que, tanto a través de las redes sociales como comentarios en este post, me indican que daban por hecho que el uso de la expresión era correcta debido a que en la famosísima película de 1991 ‘El silencio de los corderos‘ el personaje de Hannibal Lecter (Anthony Hopkins) se lo dice a Clarice Starling (Jodie Foster), tal y como podréis comprobarlo en la escena del vídeo bajo estas líneas.

 

 

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Fuentes de consulta y más info: confilegalabsolutaignoracia / wikipediadelcastellanolarazon
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Es nuestro cerebro quien nos convierte en esnobs: el vino no sabe mejor solo porque sea más caro

Es nuestro cerebro quien nos convierte en esnobs: el vino no sabe mejor solo porque sea más caro

Muchos han sido los estudios que se han realizado en los que se ponía a prueba la capacidad de varios voluntarios para apreciar un buen vino o distinguir a éste entre otros de menor calidad. Una de las muchas pruebas consistía en hacerles probar varias copas conteniendo el mismo tipo de vino en todas pero indicándoles que se trataba de diferentes caldos y con calidades y precios distintos.

Evidentemente, la inmensa mayoría de voluntarios marcaba como el mejor de todos aquel al que se le había asignado un precio más elevado e incluso, para rizar más el rizo, a algunos participantes se les comentó que procedían de diferentes años de cosecha. Aquellos voluntarios que tenían algún pequeño conocimiento sobre el tema y sabían que una añada había sido mejor que otra rápidamente indicaban que ese era el mejor vino de todos.

Y es que se ha demostrado que es realmente nuestro cerebro quien nos hace convertirnos (inconscientemente) en esnobs, activándose en la corteza orbitofrontal el mecanismo de procesamiento del placer y la recompensa en el momento en el que creemos que estamos disfrutando de algo exclusivo, como por ejemplo beber un vino caro –aunque en realidad se trate de uno barato- o cuando nos damos un capricho caro (ir a degustar un menú con estrella Michelin, acudir a un evento exclusivo o que nos dejen entrar a un reservado o zona vip).

Esto también ocurre con frecuencia al adquirir y vestir ropa de marca. Si le quitásemos a una prenda exclusiva la etiqueta por la que se distingue, el hecho de vestirla no nos produciría esa placentera sensación de elitismo sobre los demás.

 

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¿De dónde surge decir ‘ha pasado la criba’ para referirnos a quien supera una prueba de selección?

¿De dónde surge decir ‘ha pasado la criba’ para referirnos a quien supera una prueba rigurosa?Solemos utilizar la expresión ‘pasar la criba’ para referirnos al hecho de superar una selección o prueba rigurosa.

El origen de este modismo lo encontramos en el acto de cribar, que es la acción de limpiar y separar el trigo y otras semillas o cereales del polvo, la paja, tierra e impurezas, el cual se realiza desde hace centenares de años con un utensilio llamado ‘criba’.

Esa selección rigurosa para que quede lo que es realmente válido y desechar aquello inservible es lo que dio origen a la expresión y el sentido que hoy en día le aplicamos para el que supera una prueba.

 

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¿De dónde surge la expresión ‘Venía el villano vestido de verde’?

¿De dónde surge la expresión ‘Venía el villano vestido de verde’?

A través de la página en Facebook de este blog, Paquita Molina me pregunta sobre el origen de la expresión ‘Venía el villano vestido de verde’.

Esta expresión en la actualidad está prácticamente en desuso y se utilizaba para señalar alguna intención o amenaza oculta. Los historiadores  se atribuyen su origen nada menos que a la reina Isabel de Castilla y, por tanto, tiene más de 500 años de antigüedad.

Sitúan la acción del momento de pronunciarla en el mes de febrero del año 1500 en Segovia, durante una visita de los Reyes Católicos a una de sus diferentes residencias.

Conocida era la aversión que sentía la reina hacia el ajo, teniendo prohibida a los cocineros utilizarlo en los platos que ella debía degustar. Pero esa prohibición fue saltada en esa ocasión por orden de Leonor de Maldonado, dama de compañía de la reina Isabel desde que esta era una niña.

El motivo por el que Doña Leonor ordenase a cocina que introdujera un poco de ajo en un guiso a base de hígado de cabrito era para que éste ayudase a recuperar el color de la tez de la reina, quien en los últimos meses andaba mal de salud.

Para que Isabel no notase el sabor a ajo la cocinera lo disfrazó con una gran cantidad de hojas de perejil, pero mientras estaba degustando el plato de cabrito la reina notó en su boca el sabor a ajo que tanto odiaba y acto seguido fue cuando pronunció la famosa frase: ¡Venía el villano vestido de verde! Y acto seguido indicó a Doña Leonor que reprendiera a cocina.

Desde entonces la frase ‘Venía el villano vestido de verde’ (a veces en la forma ‘Disimulando viene el villano vestido de verde’) se utilizó para hacer referencia a cualquier amenaza oculta.

 

 

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¿Cuál es la verdadera capital de Israel: Jerusalén o Tel Aviv?

¿Cuál es la verdadera capital de Israel: Jerusalén o Tel Aviv?

Días atrás, con motivo de la disputa del encuentro de fútbol entre las selecciones nacionales de España e Israel, @ruben_rubn me animó a través de twitter a escribir un post en el que explicara cuál es la verdadera capital de Israel (Jerusalén o Tel Aviv) debido a que continuamente son muchas las personas (e incluso informaciones en algunos medios de comunicación) que suelen confundirlo o atribuir una capitalidad distinta por motivos políticos.

El 14 de mayo de 1948 fue proclamado el Estado de Israel por David Ben-Gurión, quien al mismo tiempo era nombrado Primer Ministro de la nueva nación hebrea, designando a la ciudad de Tel Aviv como capital provisional.

En los planes de Ben-Gurión desde un inicio estaba el declarar capital nacional a Jerusalén, algo que tardó en hacer un año y medio, no transfiriéndose dicha capitalidad hasta el 5 de diciembre de 1949.

Desde entonces y a los largo de estas casi siete décadas la capital de Israel ha sido (y sigue siendo a día de hoy) Jerusalén. El problema radica en que cuando se realizó el traspaso de capitalidad la recién creada nación hebrea se encontraba en disputas bélicas con Jordania, país que se anexionó la parte oriental de la ciudad de Jerusalén; situación que no se solucionó hasta junio de 1967, año en el que Israel lo recuperó tras ganar en la conocida como ‘guerra de los Seis Días’. Desde entonces, la Autoridad Nacional Palestina reclama Jerusalén Este.

Este conflicto es lo que originó que, aquellas naciones que reconocieron al nuevo Estado de Israel como nación (tras ser admitida por la ONU), abrieran su sede diplomática o embajadas en Tel Aviv y, por tanto, fuese considerada ésta como la verdadera capital administrativa por encima de Jerusalén la cual no reconocen como tal.

Esto mismo ocurre con numerosos medios de comunicación internacionales que tienen recogido en sus manuales de estilo que cuando se informe de Tel Aviv se refieran a esta como capital de Israel pero no cuando se trate de Jerusalén.

Por tanto, para el Estado y Gobierno de Israel su capital es (y seguirá siendo) Jerusalén, mientras que para la mayoría de la prensa internacional y en el ámbito político y diplomático se referirán a Tel Aviv como capital de la nación hebrea.

 

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Fuentes de consulta y más info: unitedwithisrael / elpais / libertaddigital / time / huffingtonpost / aljazeera
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