Archivo de octubre, 2017

¿De dónde surge llamar ‘gueto’ a un barrio marginal?

¿De dónde surge llamar ‘gueto’ a un barrio marginal?

Conocemos como ‘gueto’ a aquel lugar enclavado en una población (normalmente un barrio o suburbio a las afueras) en el que convive un amplio conjunto de personas, que suelen hacerlo de forma marginal y que, en la mayoría de ocasiones, pertenecen a un mismo grupo étnico, religioso o clase social (la más desfavorecida).

El término gueto (comúnmente escrito ‘ghetto’) se dio a conocer ampliamente a partir de la llegada al poder del Tercer Reich en Alemania (y posteriormente durante la Segunda Guerra Mundial y los países que iban invadiendo), donde inicialmente se separó a las personas que profesaban la religión judía del resto de la población, obligándoles a vivir en distritos controlados y en condiciones infrahumanas (después llevados la inmensa mayoría de ellos a los campos de concentración).

Pero este no fue el origen del vocablo sino que para encontrar de dónde surge hemos de trasladarnos quinientos años atrás, concretamente al primer cuarto del siglo XVI, en la ‘Serenísima República de Venecia’, una Ciudad-Estado que desde su fundación en el siglo IX se había convertido en una de las más prósperas potencias económicas de Europa (y gran parte del planeta) y hasta allí habían ido llegando a lo largo de los siglos diferentes flujos migratorios desde otros lugares, entre ellos numerosísimos judíos (muchos de ellos procedentes de la Península Ibérica tras ser expulsados por los Reyes Católicos).

En el año 1516 el gobierno de la república veneciana, que estaba en manos de la Iglesia Católica, ante el masivo aumento de población judía decidió regular la estancia de éstos en la Ciudad-Estado y como modo de mantenerlos controlados los obligó a trasladarse hasta el barrio del Cannaregio, donde se amuralló y tan solo se les permitía salir de allí a determinadas horas del día (entre las doce del mediodía y las seis de la tarde, a partir de esta hora se daba el toque de queda y no se podía salir del barrio hasta las doce de la mañana del día siguiente y quien lo hacía era apresado).

El barrio del Cannaregio era conocido comúnmente como ‘geti’ cuya traducción era fundición, debido a que en aquel lugar se encontraban las antiguas fundiciones de metales. Con el tiempo este término derivó en ‘ghetto’ (castellanizado en gueto) y fue el que le dio nombre al lugar donde convivía la población judía (un lugar que tenía una pequeña extensión de tan solo 105 por 93 metros y en los que vivían hacinados. Esto llevó a que con los años sea la zona de Venecia donde más bloques altos de viviendas hay, debido a que era la única forma de poder dar cabida a todos los judíos que allí residían.

Con el paso del tiempo el término gueto ha seguido utilizándose pero se le ha dado el sentido de suburbio marginal.

Cabe destacar que los expertos andan divididos sobre el origen etimológico del término gueto y aunque la mayoría defienden la procedencia anteriormente mencionada del vocablo geti (fundición), otros apuntan que antiguamente dicho vocablo se utilizaba para llamar así a la calle, pero hay quien apunta que proviene de ‘borghettho’ diminutivo de ‘borgo’ que en veneciano significaba pequeña ciudad.

 

 

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Fuentes de consulta: ushmm / Oxford University Press’s / elpais / comaconcomilla / RAE / e-venise / nytimes
Fuente de la imagen: Wikimedia commons

El día que Miguel de Unamuno pronunció la expresión ‘Venceréis pero no convenceréis’

El día que Miguel de Unamuno pronunció la expresión ‘Venceréis pero no convenceréis’

El 12 de octubre de 1936 se produjo en la Universidad de Salamanca el incidente que dio origen a la expresión «Venceréis pero no convenceréis». Ese día se celebraba lo que entonces se conocía como el ‘Día de la Raza’ (actual Día de la Hispanidad) y que ese año coincidía con la apertura del año académico. Para ello se celebró un acto en la universidad que contó con la presencia de ilustres personalidades, pero sobre todo de un nutrido grupo de representantes del fascismo español.

El rector de la universidad era Miguel de Unamuno y éste debía cerrar el acto tras las diferentes intervenciones. Esperaba paciente su turno de intervención, pero hubo una que le molestó de manera especial y ésta fue la realizada por José Millán-Astray, fundador de la Legión Española, que gritó consignas que irritaron al anciano catedrático.

Cuando llegó el momento de la intervención de Unamuno sus palabras fueron las siguientes:

«¡Éste es el templo de la inteligencia y yo soy su sumo sacerdote! Vosotros estáis profanando su sagrado recinto. Yo siempre he sido, diga lo que diga el proverbio, un profeta en mi propio país. Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis, porque para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España. He dicho».

Como es de imaginar, los presentes en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, que en su mayoría eran falangistas uniformados, entraron en cólera, insultando a Unamuno e intentando agredirle.

El escritor y filósofo se salvó de ser linchado por aquella multitud descontrolada de irracionales falangistas gracias a la rápida y oportuna intervención de Carmen Polo, esposa del general Franco, quien se agarró del brazo de Unamuno y lo acompañó hasta la puerta de su casa. Ese mismo día llegó una orden de arresto domiciliario y pocos días después Miguel de Unamuno era cesado como rector de la Universidad de Salamanca por orden del propio Francisco Franco.

A partir del incidente universitario, la expresión ‘Venceréis pero no convenceréis’ se convirtió en todo un lema para el bando republicano. Unamuno falleció el 31 de diciembre de ese mismo año de forma súbita mientras seguía arrestado en su domicilio.

 

 

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Fuente de la imagen: Wikimedia commons (Nota: la fotografía es ilustrativa pero no corresponde al día de los sucesos que se relatan en este post, debido a que dichas imágenes no se encuentran libres de derechos CC)

¿De dónde surge y qué quiere decir las siglas ‘CC’ y ‘CCO’ para mandar un correo electrónico?

¿De dónde surge y qué quiere decir las siglas ‘CC’ y ‘CCO’ para mandar un correo electrónico?

Cuando vamos a envía un correo electrónico debemos rellenar varios campos, pero los principales (además del texto a mandar) son el asunto (título de lo que trata el mensaje) y el destinatario (persona, empresa o estamento que lo recibirá).

Junto al apartado ‘Para’ (destinatario) suele aparecer un par de siglas: ‘CC’ y ‘CCO’. Éstas sirven para poner también las direcciones email de otros destinatarios que deben recibir el correo electrónico.

La primera (CC) suele traducirse como ‘Con Copia’, pero en realidad dicha abreviatura se utilizaba hace ya muchísimo tiempo (varias décadas antes de la invención ya no solo de los correos electrónicos sino de la propia internet). El significado original de las siglas CC era ‘Copia de Carbón’ y es que se refería a los tiempos en los que la correspondencia se escribía a mano o máquina de escribir y para tener una de la misma de ponía dos hojas y entre medio un ‘papel de calco’ (también conocido como ‘papel carbón’). Dicha copia servía para archivar.

La otra casilla que aparece en los correos electrónicos es la del ‘CCO’ la cual se suele traducir como ‘Con copia Oculta’ y que sirve para enviar un mensaje a más de un destinatario y la dirección que se ponga en dicho apartado no será vista por otras personas que lean el mensaje. Estas siglas también significaban otra cosa tiempo atrás: ‘Copia de Carbón Oculta’ y se refería a una tercera hoja que se añadía a un escrito (con su correspondiente papel de calco) y que normalmente se utilizaba ya no solo para archivar en un lugar de acceso público, sino para guardar (ocultar).

Si estamos en el extranjero y utilizamos un programa de email en un idioma que no es el castellano podremos encontrarnos que el ‘CC’ en tanto en inglés, francés como italiano también aparece con dichas siglas: (Carbon Copy, Copie Carbone y Copia Conoscenza, respectivamente). En el caso del ‘CCO’ sí que cambia una de las siglas: en inglés ‘BCC’ (Blind Carbon Copy), francés ‘CCI’ (Copie Carbone Invisible) y en italiano ‘CCN’ (Copia Conoscenza Nascosta).

Con la llegada de la tecnología, cuando un informe o mensaje se realizaba a través de un ordenador (en los inicios se les llamaba ‘computadoras’) siguió la terminología que hasta entonces se había utilizado y, con los años, términos como CC o CCO han continuado usándose, modernizándose de ‘Copia de Carbón’ a ‘Con Copia’ (en el CC) y de ‘Copia de Carbón Oculta’ a ‘Con copia Oculta’ (en el caso del CCO).

 

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Fuente de la imagen: Alfred López

Curiosidades de la ‘no muerte’: Tapefobia, Catalepsia y el Delirio Nihilista

Curiosidades de la ‘no muerte’: Tapefobia, Catalepsia y el Delirio Nihilista

Uno de los mayores temores del ser humano es que le den por muerto y ser enterrado vivo.

Este miedo es conocido como ‘tapefobia’  y fue precisamente ese temor a ser enterrados vivos lo que propició que en la antigüedad comenzara una tradición que actualmente todavía seguimos realizando, a pesar de que hoy en día no cumple el objetivo original: el velatorio.

Curiosidades de la ‘no muerte’: Tapefobia, Catalepsia y el Delirio Nihilista

El hecho de velar un cadáver durante un buen puñado de horas (normalmente toda una noche) no comenzó a realizarse para llorar al difunto o acompañar a sus familiares sino que el objetivo principal era comprobar que el finado había realmente fallecido. La etimología de velatorio o velorio proviene de velar y este del latín ‘vigilare’,  cuyo significado literal es ‘vigilar’, que era lo que realmente se realizaba.

En la historia muchos han sido los casos en los que al abrir una tumba (tiempo después de haber enterrado a alguien, ya fuera porque tenían que cambiarla de ubicación o enterrar un nuevo cadáver) se dieron cuenta de que la persona enterrada tiempo atrás tenía un gesto de haber querido salir y arañazos en el interior de la tapa del ataúd.

Y es que existe un curioso trastorno llamado catalepsia que consiste en perder la conciencia durante un periodo de tiempo (que puede ser unos escasos minutos o incluso alargarse varias horas). Junto a esa pérdida de consciencia viene un descenso del ritmo cardiaco y la respiración. Son tan leves que casi no se aprecian y se puede dar como fallecido al cataléptico.

El hecho de no apreciar los signos vitales de una persona en estado de catalepsia ha producido un buen número de entierros a personas vivas durante la Historia.

Muchas son las novelas y relatos que se han escrito al respecto, siendo uno de los autores más famosos Edgar Allan Poe con su cuento de terror ‘El entierro prematuro’.

Pero la tapefobia  era un miedo muy común de todos aquellos que padecían de catalepsia y aunque los velatorios ha evitado muchos entierros antes de hora, también dio paso a que durante la historia se hayan ideado los más originales ataúdes, tumbas y o nichos al realizarlos con algún sistema de seguridad con el que se pudiera avisar, una vez enterrado, que quien se encontraba dentro estaba realmente vivo.

Curiosidades de la ‘no muerte’: Tapefobia, Catalepsia y el Delirio Nihilista

Tumbas con dispositivos que dejaban entrar el oxígeno e incluso con mecanismos para poder accionarlo y hacer sonar una campana que estaría colocada fuera y así advertir que no estaba muerto.

Erróneamente muchas son las personas que explican que este hecho fue el que dio origen a la expresión ‘salvado por la campana’, pero no es así. Esta locución proviene del mundo del boxeo y se refiere al instante en el que se agota el tiempo y suena la campana de aviso. Muchas son las ocasiones en las que uno de los púgiles está siendo fuertemente golpeado y el sonar la campana y acabarse el round se salvan de continuar recibiendo dicha somanta de palos.

Esto se puso sobre todo de moda durante la segunda mitad del siglo XIX, sobre todo a partir de la publicación del mencionado relato de Edgar Allan Poe.

Entre los muchos casos de catalepsia que se han dado hay uno especialmente curioso: Washington Irving Bishop fue un famoso mentalista estadounidense que padecía de catalepsia. Varias eran las veces que en sus 33 años de vida le había dado algún que otro desvanecimiento. Por tal motivo siempre llevaba consigo una nota en el bolsillo de su chaqueta que advertía de su condición de cataléptico y que bajo ninguna condición fuese enterrado hasta transcurridas 48 horas desde el ataque.

Curiosidades de la ‘no muerte’: Tapefobia, Catalepsia y el Delirio Nihilista

Pero la noche del 12 de mayo de 1889 le sobrevino uno de esos ataques mientras realizaba su show de ilusionismo y mentalismo en un club de Nueva York. A nadie de los presentes se le ocurrió buscar entre sus pertenencias y tras ser examinado por un médico éste diagnosticó que había fallecido. Washington Irving Bishop fue llevado a la morgue y allí le practicaron de inmediato la autopsia. Cuando su esposa y madre llegaron ya estaba abierto en canal y su cerebro había desaparecido.

Resulta que hubo tanta prisa en hacer todo esto porque uno de los médicos que intervino en la autopsia llevaba años intentando averiguar cómo podía el mentalista adivinar y tener poderes sobrenaturales. Como podréis imaginar este tipo fue quien se encargó de abrir la cabeza, sustraer el cerebro y hacerlo desaparecer. Nunca más se supo.

El término catalepsia proviene del griego ‘katálēpsis’ cuyo significado literal es ‘sorpresa’… y sí, más de una sorpresa se darían cuando vieron resucitar a un cadáver de alguien que realmente no estaba muerto.

Curiosidades de la ‘no muerte’: Tapefobia, Catalepsia y el Delirio NihilistaY relacionado con la ‘no muerte’ nos encontramos con otra curiosísima patología conocida como ‘Delirio Nihilista’ o ‘Síndrome de Cotard’ la cual es una enfermedad mental relacionada con la hipocondría y que consiste en tener la sensación de creer haber fallecido, sentir los síntomas de la putrefacción de los órganos o simplemente estar convencido de no existir de que estás muerto.

A lo largo de la historia poquísimos son los casos que se han dado de una persona de la noche a la mañana asegure sentir que se está muriendo por dentro y que nota cómo se le pudren los órganos. Evidentemente todo está en su cerebro, pero les afecta tanto que son capaces de oler el hedor a descomposición.

El primer científico en dar a conocer este trastorno fue el neurólogo francés Jules Cotard quien a finales de 1870 atendió a una paciente de mediana edad que decía sentir todos los síntomas que os acabo de describir.

Cotard se refirió a ello como un ‘delirio hipocondriaco’ provocado por una grave ansiedad melancólica y años después lo rebautizó como ‘Delirio nihilista’, en clara referencia al nihilismo, corriente filosófica y artística que consistía en la negación de todo principio religioso, político y social y que fue promovida en la Antigua Grecia.

 

El pasado sábado 30 de septiembre participé en el evento de divulgación científica BCNspiracy que se celebró en el CosmoCaixa de Barcelona donde ofrecí una charla de diez minutos titulada ‘No estaba muerto (ni tampoco de parranda)’ y en la que expliqué estas curiosidades. Te invito a visionarla en el siguiente vídeo:

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¿De dónde surge la expresión ’poner en la picota’?

¿De dónde surge la expresión ’poner en la picota’?

Se utiliza la expresión ‘poner en la picota‘ como clara referencia al hecho de poner públicamente a alguien en evidencia y hacerle pasar vergüenza frente a otros al ser recriminados o amonestados por algún asunto.

El origen de la expresión lo encontramos en un hecho muy extendido y común que se realizaba desde hace muchísimos siglos (sobre todo en la Edad Media): exponer en público la cabeza de los ajusticiados de una ejecución o a aquellas personas que habían sido detenidas por cometer algún acto delictivo.

Para ello eran colocados en una picota, que es el nombre que recibía la columna de piedra que se encontraba en la entrada de muchas poblaciones.

El poner en la picota era una manera de escarnio público y un modo de aviso al resto de ciudadanos de lo que les podría ocurrir en caso de cometer algún delito.

 

 

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El curioso e histórico motivo de llamar ‘púgil’ a un boxeador

El curioso e histórico motivo de llamar ‘púgil’ a un boxeador

El boxeo es un deporte que consiste en la pelea entre dos contrincantes quienes utilizan únicamente sus puños para golpear.

Esta disciplina deportiva, tal y como la conocemos hoy en día, se comenzó a popularizar en Inglaterra hacia finales del siglo XVII, donde los miembros de las clases altas iban a contemplar cómo se peleaban a puñetazo limpio dos contendientes (que solían ser de las clases más bajas de la sociedad y era un modo de ganar unas monedas). Se puso tan de moda que incluso muchos de esos refinados caballeros ingleses se aficionaron a combatir ellos también.

El nombre de esta disciplina deportiva (boxeo) es la españolización del término inglés boxing, formado por box (caja) y el sufijo –ing con el cual se indica que el mismo se desarrolla dentro de un cuadrado –con forma de caja- y que en castellano llamamos comúnmente como ‘cuadrilátero’.

Pero al boxeo, en castellano, también se le conoce como ‘pugilismo’, aunque ambas están admitidas por igual por el Diccionario de la RAE.

Pero el hecho de llamar ‘púgil’ (e incluso ‘pugilista‘) a un boxeador es muchísimo más antigua que el vocablo inglés.

De hecho, púgil proviene del término en latín ‘pugilĭlis’ y cuyo significado literal es ‘el que utiliza los puños’ (pugil significa puño).

Y es que ya en la Antigua Roma (e Incluso en los JJOO de la Antigua Grecia) podemos encontrar a gladiadores que combatían únicamente con los puños (muy alejados a la imagen del luchador que participaba en los juegos en el coliseo o circo y lo hacía provisto de armas, redes y escudos).

Y es que a pesar de que el boxeo (o pugilismo) lo conozcamos en su fase moderna de hace poco más de trescientos años, debemos tener en cuenta que hay antiquísimos grabados de hace alrededor del año 5.000 a.C. en los que se muestran a luchadores peleando con sus puños.

El término púgil comenzó a ser utilizado en la Antigua Roma para referirse a los mencionados gladiadores que luchaban a puñetazo limpio y aunque en nuestro idioma ya se utilizaba mucho antes de la aparición del vocablo inglés bóxer (boxeador) fue este neologismo el que acabó imponiéndose en el lenguaje coloquial.

 

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Fuente de la imagen: pixabay

El origen de la deliciosa Tarta Sacher

El origen de la deliciosa Tarta Sacher

La Tarta Sacher está considerada como uno de los dulces más deliciosos de la repostería y parte del éxito de este exquisito pastel consiste en la sencillez de su elaboración: dos capas de bizcocho de chocolate con mermelada en medio (la original es de albaricoque, aunque según en qué lugar la comas puede ser de fresas o frambuesas), cubierto por una capa de chocolate glaseado y acompañado de crema chantilly (un tipo de nata fina y sabrosa).

Es originaria de Viena y se la debemos a un jovencísimo aprendiz de pastelero llamado Franz Sacher que, en 1832, cuando contaba con 16 años de edad recibió el encargo por parte del Canciller del Imperio Austriaco, Klemens von Metternich, para que realizara algún tipo de postre con el que agasajar a sus invitados.

De hecho, el encargo no lo recibió el joven Franz sino el pastelero titular de la Casa Real Austriaca, quien estando indispuesto tuvo que dejar la responsabilidad de tan delicado trabajo en manos de su aprendiz. Éste haciendo caso a lo aprendido del maestro repostero buscó realizar algo con sencillez y sin demasiadas florituras, con el fin de satisfacer la petición del príncipe von Metternich.

Han pasado casi dos siglos y este delicioso dulce se ha convertido en uno de los símbolos universales de Viena y obligada es la visita al Café Sacher (situado en los bajos del hotel de mismo nombre y abierto varias décadas después por Eduard Sacher, hijo del creador de la popular tarta).

Este pasado verano he tenido la oportunidad de viajar por el viejo Imperio Austrohúngaro y en mi visita a la capital vienesa no pude resistirme a entrar al mencionado café y tomar una ración de la rica Tarta Sacher, momento que aproveché para grabar un vídeo para mi canal de curiosidades de YouTube y que puedes visionar bajo estas líneas.

 

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Fuente de la imagen: Alfred López

¿Cuál es el origen etimológico del término ‘referéndum’?

¿Cuál es el origen etimológico del término ‘referéndum’?Se conoce como referéndum el procedimiento por el cual se somete al voto popular la toma de decisiones políticas que afectan al conjunto de la población.

Este tipo de consultas de carácter decisorio o, simplemente, consultivo viene celebrándose desde la antigüedad, siendo considerado como uno de los ejercicios de democracia más importantes que existen (evidentemente, siempre y cuando estos se realizan con garantías de legalidad y consensuado en base a la leyes vigentes en relación a la convocatoria de referendos).

Muchos son los países, regiones o instituciones que dejan en manos de los ciudadanos que los integran el derecho a decidir y opinar respecto a un asunto que interesa al conjunto de éstos.

El origen etimológico del término ‘referéndum’ lo encontramos en la palabra homónima (que se escribe y llama del mismo modo) en latín ‘referendum’ siendo éste el gerundio del verbo ‘referre’, cuyo significado es ‘consultar’ y, por tanto, referéndum significa literalmente: ‘lo que debe ser consultado’.

Cabe destacar que a pesar de que la lengua castellana tiene su propio término para referirse a este tipo de consultas, ‘referendo’,  es totalmente correcto el uso del latinismo referéndum.

 

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