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¿Cuál es el origen del término ‘enfurruñado’?

A través de mi perfil @curiosisimo (en la red social TikTok), me preguntan cuál es el origen del término ‘enfurruñado’.

¿Cuál es el origen del término ‘enfurruñado’?

Utilizamos el término ‘enfurruñado’ para indicar el estado de enfado y malhumor que presenta una persona (quejándose a regañadientes o protestando continuamente).

El diccionario de RAE no envía directamente al verbo ‘enfurruñarse’, dando como acepción un escueto ‘enfadarse’, además de una segunda opción (que nada tiene que ver con la definición anterior) que dice ‘Dicho del cielo: enfoscarse (encapotarse)’.

Siglo atrás se tenía el convencimiento que, etimológicamente, provenía del latín ‘exasperari’ (y así se indicaba en las edición de 1732 del Diccionario de Autoridades, donde a ‘enfurruñarse’ se le daba el significado de ‘Ponerse colérico y enojado, enfadándose y gruñendo contra otro, y hablando como irritado contra él’.

Posteriormente, la mayoría de etimólogos descartaron la hipótesis de la procedencia latina  (exasperari) y determinaron que, muy probablemente provenga de la voz francesa ‘enfrogner’ y que esta fuese una alteración del francés antiguo ‘froigne’, cuyo significado era ‘cara de mal humor’.

 

 

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El enfado de los campesinos del siglo XIX que dio origen al término ‘cabrearse’

El enfado de los campesinos del siglo XIX que dio origen al término ‘cabrearse’

Conocemos como ‘cabreo’ o ‘cabrearse’ a un estado de mal humor o enfado cuando éste va en aumento y llega a ciertos límites de encolerizarse.

Tal acepción se le comenzó a dar a partir del primer cuarto del siglo XIX tras un descontento general por parte de los campesinos de la época debido al repentino cobro de los atrasos de los diezmos e impuestos por parte de los señores feudales propietarios de las tierras que trabajaban. Pero a pesar del entorno rural en el que se originó, cabe destacar que dichos vocablos no provienen del término ‘cabra’ con el que se conoce al animal.

Y es que los documentos (o libros) en los que se anotaban los pagos y datos referentes a las propiedades recibían el nombre de ‘cabrevaciones’ o ‘cabreos’ (vocablos que provenían del latín ‘capibrevium’ y utilizados en la Península Ibérica a partir del siglo XIV).

Pero para encontrar el origen de los términos cabreo y cabrearse (como sinónimos de enfado) debemos situarnos en el siglo XIX… Tras la llegada a España de José Bonaparte y la promulgación en 1812 de la Constitución de Cádiz (conocida como ‘la Pepa’) se pusieron en marcha una serie medidas liberales entre las que se encontraba el acabar con los abusivos pagos de impuestos y diezmos (entregar como tributo la décima parte de las cosechas y en algunos casos hasta el doble o triple) a los señores feudales propietarios de las tierras. Después llegó la ‘Restauración Absolutista’ (1814-1820), con el regreso del nefasto rey Fernando VII, le siguió el ‘Trienio Liberal’ (1820-1823) y nuevamente otro periodo funesto con una segunda etapa de absolutismo (1823-1833). Y fue precisamente durante esa década ominosa en la que los señores feudales comenzaron a reclamar a los campesinos todos los impuestos impagados desde 1812.

Hasta las propiedades se presentaban los recaudadores de tributos, acompañados en la mayoría de veces por miembros del ejército, y con el libro de ‘cabrevaciones’ (o ‘cabreos’) exigiendo el pago de lo adeudado en todos aquellos años.

Como podréis imaginar el enfado de los campesinos fue descomunal y de ahí que los términos ‘cabreo’ o ‘cabrearse’ comenzasen a utilizarse como sinónimos de enojarse y/o enfurecerse y que nada tiene que ver con las cabras (animal).

 

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Fuentes de consulta: RAE / ireneu / etimologias.dechile
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