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¿Será la nueva película de Star Wars apta para niños? ¿A partir de qué edad?

¿Dónde está el tío Luke?

¿Dónde está el tío Luke?

Al fin tenemos un nuevo tráiler de The Force Awakens, la nueva entrega de Star Wars. Os confieso que tengo unas ganas locas de ver la película. Como medio mundo por otra parte. También que si George Lucas firmase la nueva entrega probablemente no habría pisado una sala de cine para verla, pero confío en J. J. Abrams, me gusta ese retorno a los orígenes que se percibe al ver el casting, el póster o los vídeos y en que Disney habrá puesto todos los medios a su alcance, que son muchos.

De hecho, pese a que algún purista pueda querer arrancarme los pendientes de cuajo, llevo ya tiempo aplaudiendo que Disney obtuviera la franquicia. Tenía claro que George Lucas la había gestionado muy regular y en manos del gigante del entretenimiento se le iba a sacar mucho más partido. Es obvio simplemente viendo los productos que están sacando, tanto para ver, como para comprar como para visitar en los parques temáticos.

Pero este blog no es lugar para hablar de StarWars así en genérico, que para eso ya está el de mi compañero Carles Rull. Lo que yo os quería contar es que no tengo nada claro de si esta nueva aventura galáctica es apropiada para ir con niños de la edad de mi hija, que estará cerca de los siete años para cuando se estrene.

Por una parte dudo. Me gusta saber bien a qué tipo de películas expongo a Julia. Por otro lado, recuerdo la primera vez que vi las películas en casa, de niña; la fascinación pese a verlas en el sofá, en una tele de calidad y tamaño medianos tras alquilarlas en VHS. Ojalá hubiera tenido la experiencia de verlas por primera vez en pantalla grande. Por eso fui corriendo a verlas al cine cuando las reestrenaron remasterizadas en los noventa. Por eso pienso que sería un buen regalo para mi hija, que está demostrando desde hace tiempo los primeros brotes de la afición al cine.

Las tres películas originales de StarWars ya las disfrutó el año pasado. En casa nos gusta StarWars Rebels y, sobre todo, el episodio extendido de los geniales Phineas & Ferb inspirado en la saga. Con la nueva trilogía de Lucas ya fue otro cantar. La primera película la vio, no deja de haber un niño como protagonista y las carreras de vainas la gustaron. La segunda película no la soportó, no llevábamos ni la mitad cuando dijo que le quitara eso, que era aburrido. La verdad es la entendí perfectamente.

Imagino que ir o no a ver esta nueva entrega en gran medida dependerá de cada niño, los hay que son capaces de sentarse largo rato y concentrarse en la historia desde muy pequeños y los hay más movidos o con poco interés en ser espectadores.

¡Qué demonios! ¿Sabéis qué? Allí estaremos viéndola con ella. Seguro que Disney ha hecho una película de aventuras apta para toda la familia.

¿Quedarán entradas?

‘Inside Out’ (Del Revés), las emociones crecen y se hacen complejas con nosotros

Ayer tuve la oportunidad de ver la última película de Pixar en compañía de Julia, una película a la que tenía muchas ganas desde que vi el primer trailer y supe que tras ella estaba el artífice de UP, cuyo arranque es de una belleza emocionante.
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Cuando acudes al cine con muchas expectativas asumes el riesgo de estar poniéndoselo aún más difícil a la película que vas a ver. En este caso la apuesta ha salido bien. Inside Out es absolutamente preciosa en muchos sentidos.

Es un perfecto ejemplo de ese tipo de películas de animación que pueden gustar tanto a los adultos como a niños de diferentes edades. Como una cebolla cinematográfica, es igualmente disfrutable si le quitas cinco capas como si te quedas en la superficie. Bien es cierto que probablemente la aprecien más los niños a partir de unos nueve años, pero Julia a sus seis también la disfrutó mucho.

Es preciosa también por su originalidad. Se trata de una película que hace que nos miremos al interior, que comprendamos como las emociones crecen y se hacen complejas con nosotros, que necesitaremos cada vez más herramientas para valernos de ellas, que todos somos diferentes también por dentro, que hay ciertos andamiajes indispensables para tener un equilibrio emocional en el que los padres tenemos mucho que aportar, y, no menos importante, que todas las emociones tienen sentido. No todo puede ni debe ser pura alegría. No si queremos alcanzar cierta madurez.

Es cierto que podría haber más emociones, más personajes. Se barajaron hasta 27 y se quedaron fuera algunas como sorpresa, orgullo y confianza. Pero la Tristeza, Alegría, Miedo, Ira y Asco (traducción de Disgust que se me queda corta) de Riley, la protagonista de 11 años que se enfrenta a una mudanza, cumplen tan bien con su papel que no se las echa en falta.

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La película de Pete Docter, inspirada en el crecimiento de su propia hija, es buen cine porque es emocionante, logra que los adultos recordemos cuando nosotros dejamos de ser niños, cuando dejamos de tener unas pocas emociones sencillas, puras y brillantes, de jugar con amigos imaginarios para tener novios imaginarios, de soñar con ser princesas o hacer payasadas. Logra también que anticipemos lo que les está sucediendo o les sucederá a nuestros niños. Y consigue que nuestros niños también lo vean.

Es verdad que depende del grado de sensibilidad y las circunstancias personales de cada espectador, pero no es raro que se escapen algunas lágrimas al verla. ¿Ya os había dicho que su autor es el responsable del arranque de UP?

Entiendo perfectamente que la estén usando para trabajar la comprensión de las emociones, la inteligencia emocional con personas con autismo.

Lo único que se me ocurre criticable es su empeño por traducir el título: Intensa-mente, Del revés… Son ganas de complicar la vida a los espectadores de esta aldea global de millones de habitantes (y a los que elaboran y venden el merchandising).

Acabará siendo Inside Out para todos. Y será de las que duren.

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Disneyland París saca la artillería de Frozen este verano

frozenTodos los años el parque francés procura ofrecer algo nuevo. El verano pasado la gran apuesta fue por Ratatouille, una atracción inspirada en la maravillosa película de Pixar (una de mis tres favoritas junto a Up y Wall-E) ubicada en el segundo parque de Disneyland París; hablé de ella en este blog el pasado mes de agosto. También hubo otras novedades más pequeñas, como tener a Rapunzel en un punto del parque principal y también un lugar en el que conocer a Spiderman. También os conté en su momento que nos encantó la visita al superhéroe, que no pudo ser más simpático y paciente con Jaime. Por lo visto está siendo todo un éxito y confío en que sea la antesala a la llegada de más superhéroes de Marvel y a una mayor presencia de StarWars.

Pero no estoy hoy por la labor de hablar del pasado o del futuro, sino de la principal novedad que habrá en Disneyland París este verano. Tenía que ser, por supuesto, algo de Frozen; la película de animación más taquillera de la historia y no me extrañaría descubrir que también la más rentable en cuestión de merchandising.

Muchos de los que me estáis leyendo seguro que conocéis de primera mano la locura que despierta la película de Elsa y Anna, de la que sabemos que habrá una segunda parte. Confío que no fastidien todo lo logrado en la primera.

A partir del 1 de junio y hasta el 13 de septiembre habrá en el parque un espectáculo inspirado en Frozen, por lo visto similar al que hay desde el año pasado en Orlando, en el que se representarán escenas de la película y con una nueva zona inspirada en el nórdico pueblo de Arendelle.
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‘La Cenicienta’ de Branagh, que ha tenido más suerte con el príncipe, «es muy triste»

El pasado fin de semana estuvimos viendo el último estreno infantil de Disney. Y los dos comentarios de Julia tras verla fueron: «Es muy triste» y «me ha gustado mucho, pero no muchísimo». Tiene seis años, así que tampoco puedo pedirle mucho más como crítica cinematográfica, pero creo que lo que ha dicho es bastante significativo. Además coincide con lo que otras niñas de su edad han contado después de verla.
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La película, en la que no hay canciones pero sí canturreos homenaje a la original de Disney, es muy triste en todo su largo arranque con la madre muerta, luego el padre muerto y después la madrasta y hermanastras puteando. Mientras tanto, Cenicienta aguantando estoicamente rebosante de bondad. Nada que no sepamos por el clásico de dibujos animados, pero es que en esta versión se recrean en ello. Sobre todo en la parte de acabar huérfana. Por otra parte, en la película de dibujos, la futura princesa tenía un puntito insolente y contestón que eché en falta en esta versión que ha elegido como mensaje demostrar el poder de la bondad (tú aguanta mecha y sigue siendo bueno, que al final tendrás tu recompensa. Ejem).

Es una película bonita en el sentido de bien rodada, con actores correctos y bien elegidos (los protagonistas proceden de dos populares series: Juego de tronos y Downtown Abbey), un vestido extremadamente azul y una puesta en escena muy cuidada. Se nota el oficio de Kenneth Branagh. Y fue un acierto poner a Helena Bonham-Carter como madrina y a Cate Blanchett de madrastra de Blanchett. Lo contrario hubiera sido demasiado fácil. Ojalá a Blanchett le hubieran dejado soltarse más la melena, te quedas con ganas de conocer mejor a la madrastra y sus motivaciones.

La historia es la que ya conocemos con más desarrollo de alguna de las partes y unas cuantas pinceladas diferenciadas, pero no esperéis en esencia otra cosa que el cuento clásico. El mayor cambio viene de la figura del príncipe, un Rob Stark más limpito, con mallas blancas y los ojos tan azules como el vestido de ella. Esta Cenicienta ha tenido más suerte que su predecesora dibujada, cuyo príncipe siempre sospeché que no tenía ningún interés por las mujeres y estaba siendo el pobre obligado a pasar por el aro. Ojo a estos detalles de la primera película de Disney:
– Rey y chambelán, desesperados por casar a un príncipe que pasa del tema organizan un baile con todas las jóvenes casaderas.
– Príncipe bostezando con desinterés mientras todas esas jóvenes desfilan ante él. ¡Qué veinteañero heterosexual haría eso!
– Príncipe queda boquiabierto ante la joven del vestido fabuloso. ¿O es ante el vestido fabuloso?
– Joven huye perdiendo el zapato, príncipe no la alcanza. Ni siquiera lo intenta. Chambelán recoge zapato.
– Rey y chambelán de nuevo maquinando para encontrar a la única mujer que ha despertado un mínimo interés en él.
– Chambelán recorriendo casas con el zapato mientras el príncipe está tranquilo en palacio.

Blanco y en botella. Por eso al príncipe es a quién más ha metido mano Branagh en la cinta. Y para bien.

Resumiendo: una película mayoritariamente para niñas, pero que al menos con las más pequeñas puede hacerse larga, con un arranque muy extendido y dramático.

No creo que vaya a convertirse en un fenómeno como Frozen, que por cierto el corto del cumpleaños de Ana que proyectaron antes de La Cenicienta también me pareció flojito. A ver qué hacen con esa segunda parte de Frozen ya aprobada, espero que no echen por tierra lo conseguido en la primera parte.

Para contrarrestar esa noche le conté la historia de Joan Trumpauer, la joven heroina contra el racismo en Estados Unidos cuya historia recogieron mis compañeros del blog Trasdos coincidiendo con el estreno de la película de disney.

El último espectáculo de Disney On Ice viene a España sin ‘Frozen’

El año pasado fuimos por primera vez a un espectáculo infantil que lleva varios años recorriendo algunas grandes ciudades de España. Suele tener lugar en Madrid coincidiendo con el cumpleaños de Julia, así que nos pareció un buen presente intangible en medio de tantos paquetes que desenvolver.

Lo de regalar experiencias cada vez me parece mejor idea.

Como os contaba, en marzo de 2014 nos fuimos a ver el espectáculo acompañados de su prima y fue un acierto. Volvimos entusiasmados, tanto los adultos como los niños. la película de Enredados protagonizaba la función, los niños cantaban las canciones y miraban asombrados las acrobacias aéreas de Rapuncel y Flynn. Antes de eso hubo más películas y princesas que te hacían vivir la magia de Disney, esa de la que yo renegué y que reencontré gracias a mis hijos.

Una gozada.

¿Por qué os hablo del espectáculo del año pasado y no del que en estos momentos aún está en cartel en Madrid, ‘100 años de magia’, y seguirá recorriendo el país? Pues muy sencillo: porque nos gustó mucho más.

Este domingo estuvimos de nuevo con Julia y, aunque los trajes, la calidad de los patinadores y la magia inherente a Disney estaban también ahí, la función se quedó a mucha distancia.

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Arrancó con Nemo, algo que me pareció lógico teniendo en cuenta que hay una nueva película centrada de Dory en proceso, pero lo que siguió parecía un popurrí de viejos números y resultó algo decepcionante.

Lo mejor a mi parecer fue el homenaje a It’s a Small World. Hubo pocos números con princesas: uno en el que aparecían todas las princesas clásicas y tres con Bella, Mulán y Aladdin. Y, no nos engañemos, allí había una gran mayoría de niñas con disfraces de Rapuncel, Brave y Tiana (las dos últimas en menor medida) y sobre todo de Frozen que se encontraron con Pinocho, Nemo o Los Increíbles (el número que menos nos gustó) y que echaron en falta más princesas de su imaginario reciente.
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Sobre todo echaron en falta a Frozen. Y no solo las niñas, también los adultos. Una ausencia que no entiendo ya que la película hace más de un año que se estrenó y el espectáculo sobre hielo está creado hace tiempo, visible en Youtube y de gira en otros países como por ejemplo México.

Julia, que cumplía seis años, disfrutó pero sin entusiasmarse. En general los espectadores (niños y mayores) participaban menos con canciones y aplausos que en la función del año previo.

¿Repetiremos el año que viene? Muy probablemente. Pero lo haremos con la esperanza de encontrar un espectáculo similar al del año pasado, pero con Anna y Elsa. Y si resulta como el de 2015 no creo que volvamos a intentarlo.

Tuve algunas conversaciones por twitter con gente que ya lo había visto el año anterior y compartíamos sensaciones parecidas:

‘Big Hero 6’: robots, niños prodigios, cerebritos que molan y amor por la ciencia

Este fin de semana nos hemos escapado al cine para ver una película a la que teníamos muchas ganas: Big Hero 6. Y las expectativas se han cumplido. Un Disney extraño, el primero inspirado en Marvel y con una estética manga, no es una película de diez pero desde luego es una de las mejores que hemos visto en familia para difrutar con los niños en el cine.

Transmitiendo amor por la ciencia, reivindica a los geeks como nunca lo había hecho el gigante de la animación. El robot es sencillamente inolvidable y el personaje protagonista es muy atractivo: inteligente y con su gama de grises y una bestia interior que controlar. Tampoco hay momentos ñoños ni romances innecesarios metidos con calzador por creer que es obligado para atraer al público femenino, aunque sea infantil. Ya podía haber aprendido Peter Jackson con el pastiche en el que ha convertido el Hobbit, con lo bien que hubiera estado una única película dirigida al público infantil que respetase así el espíritu de un libro que es realmente un cuento para dormir niños.
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Tal vez un punto más previsible de lo que hubiera sido deseable, requiere además que compres desde el primer minuto esa realidad que nos vende en la que un huérfanos criado por una camarera es capaz de crear robot y equipar superhéroes como si fuera el tataranieto millonario de Q.

En Estados Unidos está siendo un lógico taquillazo, también en Japón. Es la película de animación de las navidades (mira que me gustan los pingüinos de Madagascar, pero ya son varios los que me han dicho que la película no hay por dónde cogerla). En cambio en España parece que el arranque ha sido tibio, y no lo merece.  Imagino que el boca-oreja la pondrá en el lugar que merece. Las vacaciones escolares son largas (tanto como para obligarnos a los padres a organizar una intendencia digna de un ejército napoleónico) y sabemos que la tendremos mucho tiempo en taquilla.

Creedme, es una buena película.

Por cierto, que no entiendo qué necesidad hay de versionar en castellano las canciones originales y potentes de las películas Disney como este Inmortals de Fall Out Boys. Os dejo la versión original y la de Sweet California. Se parecen como un huevo de avestruz y una castaña vacía y pintada de rosa.

«Inmortaaaablees, inmortaaaableees», la canta Julia.

El cuento de la ‘La cenicienta’ va a tener que cambiar mucho

Cenicienta no está del todo mal, tiene un puntito respondón y rebelde soterrado que la hace la más interesante de las tres princesas clásicas de Disney. Blancanieves y Aurora son las otras dos. Y es lista, o al menos demuestra serlo más que las otras. Probablemente porque la han puteado bastante y es una curranta en toda regla. Por eso siempre he creído que se iba a llevar un buen chasco una vez saliera de la carroza nupcial y se encontrara frente a frente con el príncipe que le tocó en suerte.

Un príncipe y una princesa extraídos de 'Juego de tronos' y 'Downton Abbey'

Un príncipe y una princesa extraídos de ‘Juego de tornos’ y ‘Downton Abbey

Analicemos un poco a ese príncipe: se niega a casarse y perpetuar la dinastía hasta tal punto que su padre convoca a todas las jóvenes casaderas y le obliga a elegir esposa a la fuerza. En una recepción en la que no paran de desfilar jovencitas ante él, se dedica a bostezar y mirar al tendido. Sólo parece interesado por una que llega con un vestido fabuloso de confección mágica, pero no le interesa lo suficiente para molestarse en preguntarle su nombre pese a bailar con ella toda la noche. Cuando la moza que lleva el vestido sale corriendo, primero sobre dos zapatos de cristal y tacón y luego sobre uno, ni siquiera la alcanza. Esos zapatitos debían tener el hechizo de las Adidas de Chemita Martínez o él muchas ganas d que saliera volando. El que recoge el zapato es el chambelán, quién pide que se localice a la doncella anónima es el rey padre y de nuevo es el chambelán el encargado de buscar zapato en mano a la chica. El príncipe está desaparecido hasta que le vemos casándose, probablemente amenazado con el destierro si no lo hace.

Pobre Cenicienta. Pobre príncipe…

Parece claro que Aurora se llevó el premio gordo en ese sentido, de hecho su príncipe es el verdadero protagonista de la película La bella durmiente. Felipe tiene incluso sentido del humor. Respecto al de Blancanieves mejor no hablar… No me fiaría yo mucho de un desconocido que se lleva sin dar explicaciones a su castillo a una niña de quince años (a la que le faltan tres veranos) y a la que simplemente ha visto cantar junto a un pozo y ha besado postmorten.

Y parece claro también que los guionistas de la nueva versión de Cenicienta de Disney que se estrenará en marzo con actores de carne y hueso (el casting es interesante: Cate Blanchett de madrastra, Helena Bonham-Carter de hada madrina y Robb Stark de príncipe) han cambiado mucho la historia clásica. No tanto como en esas gamberradas que eran la Blancanieves de Kirsten Stewart y Julia Roberts o como en Maléfica, pero sí notablemente. Basta con ver el tráiler para comprobarlo.

Hansel y Gretel, Caperucita, Jack y las habichuelas mágicas, La bella y la bestia… Adaptar en película convencional los cuentos infantiles es una moda que lleva ya unos cuantos años y que no parece que vaya a parar por el momento.

Tengo claro que no me van a hacer caso. Pero propongo una versión de La cenicienta con una triunfal salida del armario de ese príncipe.

Por cierto, que La Cenicienta de carne y hueso llegará a las salas de cine acompañada de un corto llamado Frozen Fever , así que toda esa legión de fans de Anna, Kristoff, Olaf y (sobre todo) Elsa podrán disfrutar con unos minutos nuevos en los que verán la celebración del cumpleaños de Anna con una canción nueva. Algo semejante a lo que hicieron con la boda de Rapunzel. Así mataran el gusanillo a la espera de ver si definitivamente habrá una segunda parte de Frozen o no.

A mí no me extrañaría que la hubiera, igual que de Enredados, y que salieran directamente en DVD teniendo en cuenta la trayectoria pasada de Disney con otros de sus éxitos. Pero si me preguntarán a mí, cosa que obviamente no van a hacer, lo dejaría estar.

En cualquier caso hay otras tres películas de Disney en perspectiva que a priori me interesan más: la inminente Big Hero 6, Into the woods e Inside out, de la que no hace mucho salió un nuevo trailer.

¿Cuál de esas cuatro películas que Disney nos tiene preparadas os llama más la atención?

Con una princesa Disney un poco gordita me conformaba de momento

Esta semana ha sido noticia que una madre de Estados Unidos cuya hija tiene síndrome de Down ha lanzado una campaña a través de Internet para que Disney incluya a personajes con este trastorno y otras discapacidades en sus películas infantiles.

A día de hoy se han superado las 70.000 firmas y Keston, la mamá que ha arrancado esto, tiene una respuesta de Disney muy diplomática y poco concreta:

Great news! Disney has responded to the petition, saying the studio is «committed to continuing to create characters that are accessible and relatable to all children.» But we hope to keep pressure.

Pues sí que estaría bien alguna princesa con algún tipo de discapacidad, pero ya os digo que no lo vamos a ver ni a corto ni a medio plazo. Veremos con suerte algún personaje secundario, pero mira que lo dudo…

El primer río de la normalización que han cruzado en Disney con sus princesas es el racial con Aladdin, cuyo último exponente es Tiana y el sapo (que a Jaime le encanta por su música, por cierto).

Me la juego augurando que la siguiente frontera va a ser la de mostrar una princesa gordita. Ni siquiera gordita, simplemente una princesa con una talla normal me conformaba, que todas andan entre la 34/36 y las modelos de Victoria’s Secret.

Hicieron un tímido intento de salirse de las princesas en la línea de Barbie con Brave, ahí Pixar intentó mostarnos una princesa diferente, la primera sin intereses románticos, con un cuerpo real que reventaba vestidos y que no estaba interesada en aparecer grácil, delicada y hermosa. Pero se quedaron a medio camino en la película y nos la jugaron con casi todo el merchandising posterior.

Es cierto que hay otras películas de Disney que sí recogen la diversidad en sus distintas facetas y sirven para trabajar la discapacidad o el ser diferente con los niños. A mí Dumbo me parece deliciosa en ese sentido. Pero es cierto que las niñas se vuelven locas con las princesas, y para muchos son sus primeros modelos mal (o no) que nos pese. Mirad los recientes éxitos de Frozen o Enredados, en Disneyland las princesas son las grandes estrellas. Están en cromos, camisetas, muñecas… pervirtiendo con formas imposible la percepción de nuestros cuerpos, reales y no dibujados y fabricados.

Me estoy pensando en emular a esa madre yanqui y crear una petición semejante pidiendo una princesa entradita en carnes.

Por último un regalo de cara al fin de semana: si os interesa el tema de la autoaceptación y la lucha por tener referentes realistas, os recomiendo la web de Weloversize, bucead por sus contenidos que encontraréis mucho sentido del humor y mucho sentido común. Una combinación fantástica.  Si os interesa el tema princesas Disney gorditas, tenéis este post suyo: ¿Como serían las princesas Disney en versión gordita? 

 

Con 'Brave' se quedaron a medio camino en la película y nos la jugaron con casi todo el merchandising posterior.

Con ‘Brave’ se quedaron a medio camino en la película y nos la jugaron con casi todo el merchandising posterior. Como un huevo  a un tallo de apio.

Algunas preguntas frecuentes sobre Disneyland París

Son las once de la noche, el espectáculo nocturno está a punto de comenzar.

Son las once de la noche, el espectáculo nocturno está a punto de comenzar.

Cuatro veces hemos estado en Disneyland París. Cuatro veces en cuatro años, en diferentes meses, con distinta compañía y en cuatro hoteles diferentes del parque.

Cuatro veces en las que hemos disfrutado mucho. De no haber sido así no hubiéramos vuelto, es obvio. Aunque lo más probable es que no haya una quinta. Al menos en algún tiempo. Aunque nos queda la curiosidad de verlo en Navidad, ya empiezo a ver las zonas peor conservadas de It’s a Small World (y mira que es difícil encontrar alguna), y eso es un claro síntoma de la magia se está diluyendo. Tal vez, si nada se tuerce, en dos o tres años intentaremos conocer Orlando, pero esa es otra historia.

Un número razonable de personas me ha preguntado al saber de nuestro gusto por frecuentar el universo de Mickey Mouse y las princesas sobre distintos aspectos de los parques. He decidido hacer aquí un pequeño recopilatorio esperando que a alguien le pueda resultar de alguna utilidad y que es complementario al que ya escribí hace año y medio, porque algunas cosas se me quedaron en el tintero, otras han cambiado y nosotros tenemos un poquito más de experiencia.

Lo que voy a contar es simple y llanamente mi opinión, no tiene que ser compartida por otros. Esto es un blog personal, es mi punto de vista y el de los que me rodean, que confío en que pueda entretener o interesar a unos cuantos. Al fin y al cabo Disneyland París está llena de españoles, sobre todo en estas fechas.

El castillo de Aurora desde el la atracción de Buzz Lightyear.

El castillo de Aurora desde la atracción de Buzz Lightyear.

¿Merece la pena ir? Está claro que mi opinión es que sí, sobre todo si se tienen niños pequeños, niños para los que la magia aún está por todas partes, que se emocionan ante princesas y otros personajes de la factoría de Walt. Como a cualquier otro destino hay que ir con la actitud adecuada para disfrutarlo, si se acude repudiando ya de entrada aquello a lo que da sombra el castillo de Aurora o viendo el parque solo como una fábrica de hacer dinero (que también lo es obviamente), probablemente no lo merezca.

¿Cuántos días conviene pasar en los parques? Creo sinceramente que el mínimo es tres días completos, dedicando dos de ellos al principal y uno a Disney Studios. Con tres días puede dar tiempo a mucho si se organiza uno bien, sobre todo si ya ha ido con anterioridad y conoce los parques. Cuatro días es aún mejor, para que sea poco lo que se escape y poder irse con buen sabor de boca. Cinco es lo ideal si se quiere paladear sin prisas, sin estrés, no dejar nada sin ver y no morir de agotamiento. Disneyland puede ser un auténtico matapadres. Se anda una maratón diaria empujando carros  y esperando colas durante largas jornadas: abren a las 8 para los huéspedes de los hoteles, a las 10 para el resto, y el espectáculo nocturno en verano es a las once de la noche.

Por cierto, si podéis llevar carro de casa, no lo dudéis, incluso los niños mayores que lo tienen olvidado lo agradecen y el alquiler de carro allí no es barato. Si se va a necesitar más de dos días compensa acercarse al centro comercial que hay a una parada de metro y comprar una sillita de paseo al precio de dos días de alquiler.

Uno o dos días me parecen insuficientes. Conozco varios casos para los que la visita a los parques ha sido un horror y suele coincidir con gente que ha ido a París y Disney ha sido una escapada de uno o dos días. Para mucho de ellos es una experiencia muy cara, estresante por el agobio de colas, gente y el agotamiento. Con más días y alojándose en los hoteles del parque probablemente la experiencia hubiera sido distinta. Y eso me lleva a:

¿Merece la pena alojarse en uno de sus hoteles? Soy firme defensora de que sí. Por precio, teniendo en cuenta que con la noche de hotel entran las entradas, compensa con creces. La entrada en taquilla a los parques cuesta más o menos lo mismo que el hotel con las entradas incluidas, eso sin contar que las colas para adquirirlas o canjearlas pueden ser enormes. Además, hospedarte en los hoteles te permite entrar dos horas antes al parque principal a disfrutar de algunas atracciones con menos colas, te ahorras la cola de acceso en la que examinan mochilas a los que llegan desde el tren y tienes más fácil regresar a la habitación a reponer fuerzas o organizarte para quedarte hasta el espectáculo final, que merece la pena pero es cuando ya es bien de noche, ahora en agosto a las once. Una sola noche hemos pasado en un apartahotel cercano y no creo que merezca la pena.

El lago en torno al que están la mayoría de hoteles, al fondo se ven New York y Sequoya.

El lago en torno al que están la mayoría de hoteles, al fondo se ven New York y Sequoya.

¿En qué hotel del parque es mejor alojarse? Sólo puedo hablar de los que conozco. Nosotros hemos probado cuatro hoteles: el primer año fuimos al New York, ambientado en la ciudad de los rascacielos; el segundo al Sequoya, que evoca a un bosque; el tercero al Cheyenne, del oeste, y el cuarto al marítimo NewPort Bay Todos ellos son hoteles enormes, agradablemente decorados, con personajes clásicos tipo Mickey, Daisy o Pluto ataviados acorde con la temática del hotel por las mañanas disponibles para hacerse fotos y pedirles autógrafos, hoteles en los que el trato es muy amable pero despersonalizado. Normal teniendo en cuenta el volumen de huéspedes y la duración de la estancia.

El Nueva York es el más cercano a los parques y el que mejores servicios tiene: wifien las habitaciones, piscina climatizada, un buffet de desayuno bastante variado, la mejor zona infantil… También es el más caro de los cuatro en los que estuvimos. El más barato fue el Cheyenne, con un desayuno bastante más limitado, sin wifi, ni piscina y el más alejado. En verano tienen ponys dando paseos a los niños previo pago. Nosotros estuvimos en él divinamente. Los otros dos están en un rango intermedio entre uno y otro.

Por cierto, nada impide estar alejado en uno de los hoteles en torno al lago y asomarse a los otros a cotillear o buscar fotos y autógrafos.

El mejor hotel es Disneyland Hotel, el rosa que está ya justo en el parque, tanto por cercanía como por ambientación, comida y servicios, pero el precio siempre nos ha parecido muy elevado respecto a cualquiera de los otros. No nos importa andar un poco más. Existe la posibilidad de ir a un brunch temático en él (64 euros los adultos y 32 los niños, ojo) en el que los personajes clásicos de Disney pasean por las mesas. Y sí os interesa el brunch, la comida con las princesas (merece la pena si estamos con una pequeña fan de las corizadas familia real de Disney) o cualquier gastroevento similar os conviene reservar cuanto antes).

Santa Fe, también del oeste, está más lejos, aunque también accesible andando. Y luego está el David Crocket Ranch, bastante más alejado y para el que conviene tener coche. No los hemos visitado.

¿Alojamiento y desayuno o algo más? Nosotros tuvimos las cenas el primer año. No nos pareció que nos compensara. No obstante, habrá quién desee coger algo más que alojamiento y desayuno. Es cuestión de gustos y necesidades de cada familia y de hacer bien las cuentas teniendo presente que coger la opción de las comidas también te da vales para comer (o hacerlo más barato) en restaurantes del Village y de los parques.  En nuestro caso no es la opción ideal porque el restaurante era bullicioso y la calidad no sobresalía; teniendo en cuenta que Jaime prefiere más tranquilidad, que somos dados a la improvisación y los cambios de planes y que el dinero no crece en los árboles preferimos organizarnos con bocadillos y comiendo lo que nos ofrecían los parques y, sobre todo, la zona de tiendas y restaurantes del Village que es obligado cruzar entre parques y hoteles y el centro comercial que os comentaba que está a una parada de tren. El primer año vendían cubos de pasta y pretzels en puestos dentro del parque, pero ahora sólo hay manzanas de caramelo, algodón de azúcar, gofres y similares. Nunca hemos tenido problemas introduciendo comida en la mochila.

¿En qué época del año es mejor? El clima en París es un horror. Ese tiempo frío, imprevisible y repleto de lluvia es lo peor de Disneyland París. Tal cual. Hemos estado en marzo con un frío helador, en abril con un sol abrasador para el que no íbamos preparados (raro, raro, no es lo normal), en mayo lloviendo como si no hubiera un mañana y en un agosto que parecía un noviembre madrileño, nublado y con tormentas esporádicas. Entiendo que escogieran París para ubicar el Disneyland europeo por los millones potenciales de visitantes locales, por lo bien comunicado que está con varios países al encontrarse en el corazón de Europa y por el amor que tienen los yanquis a Francia, entre otros motivos más prosaicos, pero os juro que he sentido a veces el impulso de crear una página en Facebook llamada «Para que trasladen Disneyland de París a Almeria». No por nada en Estados Unidos está en el cálido Orlando.

Por mi experiencia, dado que agosto no asegura el buen tiempo pero sí más afluencia de gente y colas y en marzo te quedabas congelado agarrado a las barras del tiovivo y anochecía tan pronto que te veías metido en el hotel a la hora de las gallinas, yo descartaría los meses de invierno posteriores a la Navidad y los de pleno verano y me quedaría con los primaverales abril, mayo o junio, pero cruzando los dedos (o llevando huevos a las clarisas) para esquivar la lluvia.

Amigos y familiares que han estado en Halloween y en Navidad me han asegurado que el parque está precioso en esas festividades y que merece la pena acudir, aunque haya que hacer acopio de ropa interior térmica.

¿En coche o en avión? Los tres primeros años fuimos en avión, en éste ha sido en coche. Para los españoles la opción mayoritaria es la primera por razones obvias, París no está precisamente a una escapada en coche, pero si existe la opción de ir en coche, tal vez como parte de un viaje más largo en el que ver más cosas, realmente tiene sus ventajas. Todos los hoteles tienen parkings vigilados y tener coche te permite mayor movilidad: ese centro comercial queda apenas a cinco minutos conduciendo.

¿Qué facilidades hay para personas con discapacidad? Muchas. Me lo han preguntado con cierta frecuencia y aquí hay un post sólo con ello.

Y si queréis indagar más, hay algún que otro foro muy recomendable con mucha más información.

También hay que perseguir la inclusión en los lugares de ocio

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Jaime tiene autismo, bien sabéis las personas que me leéis. Antes que una persona con autismo, Jaime es un niño atlético y feliz de ocho años recién cumplidos, con sus gustos y sus disgustos como cualquier niño de su edad. Pero es cierto que el autismo supone ciertos impedimentos para él, muchos muy importantes. Aún no es capaz de decirnos si le duele algo y donde por ejemplo, así que mi santo y yo hemos desarrollado dotes de observación y deducción dignas de Sherlock Holmes.

Otra característica asociada al autismo es que los tiempos de espera no son lo suyo. Si hay que hacer una cola, sencillamente no podemos contar con él. Apenas habla, no tiene casi juego, no se le puede pedir avanzar de pie poco a poco. Y aunque es muy flexible en ese sentido, hacerlo en sitios en los que la cantidad de gente es agobiante y que están decorados de manera extraña, puede que casi en la oscuridad, es inviable.

Podéis imaginar que estando así las cosas ir con él a un parque temático como Disneyland sería imposible si no dieran bastantes facilidades. Por mucho que le gusten las atracciones (y algunas le gustan realmente mucho como Autopia, It’s a Small World, Orbitron, el tren de Dumbo o los coches de Cars), no podría subir a ninguna.

En muchos parques temáticos, no en todos aún, suelen tenerlo en cuenta y te dan algún tipo de acreditación que te permite acceder por la salida de las atracciones sin espera o con muy poca. Pero muchos se limitan a cuidar en mayor medida los accesos en silla de ruedas. De todos los que he estado el que mejor organizado lo tiene es Disneyland París, y en gran parte por eso hemos ido varias veces.

Nada más entrar al parque nuestra primera visita es al City Hall de Disneyland Park, nada más entrar a la izquierda (en Walt Disney Studios es un sitio más pequeño a la derecha). Mostrando allí el carné de discapacidad de Jaime o la tarjeta de movilidad el coche acompañada de su DNI te dan una tarjeta verde que te permite acceder a las atracciones, ver las paradas o espectáculos en sitios especialmente designados y conocer a los personajes que hay por el parque sin esperas. Y es válida en casi todos los casos para los cuatro miembros de la familia, para no tener que dividirnos. Algo que se agradece mucho y que otros parques no tienen en cuenta, permitiendo sólo un acompañante. ¿Imagináis a Julia con sus cinco años viendo subir a su hermano conmigo en las atracciones mientras ella hace cola con su padre? Acabaríamos recorriendo el parque completamente divididos.

image Lo acompañan además de una guía extensa muy completa en la que te indican todas esas facilidades con mapa incluido teniendo en cuenta los diferentes tipos de discapacidad, porque hay muchos tipos con diferente singularidades. No tiene nada que ver el autismo de mi hijo con, por poner un ejemplo, las discapacidades de los autores de De retrones y hombres. Tal vez a mí no me importe saber si para subir a determinada atracción hay que salir obligatoriamente de la silla de ruedas, pero habrá muchos a los que sí.

Es un parque muy bien pensado para personas con todo tipo de discapacidad. Lleno de accesos acondicionados, ascensores y atracciones diseñadas desde el primer momento para ellos. Un ejemplo es la novísima Ratatouille, que tiene al fondo una autorata especial, con un recorrido diferente y completamente accesible.

Y de verdad que se agradece. Si no fuera así, sería territorio vedado para muchos de nosotros.

Así pasa, que se ven muchísimas personas con discapacidad disfrutando del parque con sus familias. En ningún otro lugar he visto tantas. Inclusión de verdad, que supone esfuerzo y dinero, pero que es a lo que hay que tender en todas partes. En colegios, en hospitales,en puestos de trabajo y, por supuesto, también en los lugares a los que vamos a pasarlo bien.

Os recuerdo el post que escribí hace tiempo como invitada para De retrones y hombres sobre mi charla allí con otra madre de una niña con otro tipo de discapacidad.